martes, 28 de julio de 2015

Nadie quiere aprender

Pero eso ya lo sabía...


Tu click en la publicidad que aparece bajo esta entrada me alimenta. Gracias.

lunes, 27 de julio de 2015

Los pasos

Los pasos

El círculo dorado se cierra como un puente levadizo. Ya ha surcado la pequeña nave el estero. Era necesario cederle el paso. Ahora ya despejamos de zarzas nuestro puente y el camino de nuestros pasos.



Tu click en la publicidad que aparece bajo esta entrada me alimenta. Gracias.

viernes, 17 de julio de 2015

Y de nuevo de antes llega

Todo me lleva a él, el trampantojo de la luz y el agua y la sombra de la encina, las sillas blancas (aunque sean otras, ya sabes) el blanco y negro que me ha salido, todo vuelve a ese libro, a esos poemas. Los releo y me entran ganas irreprimibles de reescribirlos (anda que no les sobran palabras, je). Quizás deba hacerlo. Al fin y al cabo creo que es él que gobierna, el otro Él. Su timón siempre inclinado marca rumbo al cierre del Círculo, el eterno retorno, la espiral de Fibonacci, también del nautilus, ¡cómo no!, por el mismo lugar siempre sino que un paso más alto... Cualquiera sabe...
El caso es que aquí está.
Mi echarte de menos, como el de La presencia por la ausencia.


domingo, 12 de julio de 2015

Un sueño


Un sueño

No es que no crea en el azar, pero tanto como puedo creer en el orden, en el patrón, eso a lo que nos amarramos para no sentirnos desprotegidos, simples categorías en las visiones humanas, por muy ciertas a simple vista (¿de quién, de qué?) que resulten las repeticiones naturales que interpretamos como síntomas de orden.

Creo que solo las matemáticas tienen la solución para el conflicto entre el azar y el orden, el caos y la repetición, y yo no soy experta en ellas.

Dos simples lecturas de este verano me ofrecen certera solución. En ambos observo las mismas reflexiones aunque reflejen pensamientos con siglos e distancia: la dificultad del ser humano para establecer el nexo entre el azar y lo ordenado, lo previsto.

Al final va a resultar que todas las religiones, todas las corrientes filosóficas, todas las epistemologías solo han intentado, casi sin pretenderlo, intentar abarcar, comprender, asumir, analizar la relación entre una prelación y otra.

Reconozco que cuando oigo a Demócrito cierta paz se apodera de mí. Siempre he caminado entre él y la entidad inamovible de Parménides (mi primer amor). Yo también siempre he buscado la solución al conflicto. Y desde luego no la he hallado.

Lo que sí he hallado es una explicación para mi aversión hacia las expresiones "buena o mala suerte", entendiendo suerte como sinónimo de azar. Atribuir adjetivo cualitativo, no ya digamos moral, a algo sobre lo que no sabemos ni existe me parece ya de arrogancia humana de juzgado de guardia.
Y lo peor es que aún la mayoría de humanos se rigen por ellos, sobre todo los ateos. Esos que se dicen ateos.

Creen en un dios que ni siquiera se manifiesta medio consecuentemente.

Yo creo en la lógica, en la analítica, en la capacidad humana racional y reflexiva y creo en su capacidad emocional e intuitiva, pero sobre todo creo en nuestras limitaciones. No somos dioses. Aunque nada nos está vedado.

Al final, llego al principio de lo que motivó este blog: la voluntad humana como ente sintetizador de todas sus capacidades, incluida su limitación.

El sueño convence y vence. Este sí lo asumo como el regalo de los dioses. Sepamos administrarlo.
No somos inhumanos.

miércoles, 1 de julio de 2015

Asfixia


Asfixia

Desear morir para no vivir
el dolor tiene nombre
de instinto de supervivencia.


Cada despertar anuda
la luz de la mañana a mis ojos
el tirabuzón amargo de la tristeza:
no verte, no oírte, no saberte.
Cada despertar embuda
el canto de los pájaros
en la amargura que me queda,
el fracaso de la dulzura
ante la realidad penitente:
ver, oír, saber
del presente y del futuro
tan desesperanzados.
Un sin ti, un con todo
el dolor de la injusticia
como único aire respirable.

miércoles, 17 de junio de 2015

Pesadilla eterna

La atraigo o formo parte de ella? De qué sirve el arte si solo anuncia males y, encima, no sabemos leer sus vaticinios. Por qué hacerlo? Por qué emana. El arte y la poética como lo màs inhumano y frío con lo que el artista puede toparse. Su creación solo es él mismo cuando ya no tiene remedio.
Otros leeràn. Otros bien situados en la costra dura de la nomenclatura seràn los beneficiarios del acto de amor que implica poner las cartas encima de la mesa. Cada obra de arte comporta un suicidio. Cada acto de amor siempre inentendibles para la mayoría de los mortales.
Y así seguimos. Y así le va a la humanidad. Y así deseo bajarme de la existencia. Por amor.

viernes, 12 de junio de 2015

La ola

Al hacer esta fotografía recordé un fragmento de verso de Los parasoles de Afrodita: "sanguíneo mar de poniente".
Todo se me enreda. La serie fotogràfica " los mares del Sur" busca el finis terrae. Yo anido en tierra y sueño con un sol rojo como las candelas derritiéndose en el horizonte marino. Los suburbios campestres me regalan cadàveres, flores y cachorros. Las rocas se tornan mares. Los guijarros fórmulas matemàticas. El nido abandonado ha vuelto a ser puesto en su sitio. Quizâs sea reutilizado el año q viene. Con sus dos huevos secos me hago un collar del color de turquesas. Mi mano vuelta del revés me recuerda la flexibilidad de mi esqueleto. Soy como un zarcillo de parra. O como la gata, a la q solo le falta una cola prensil para ir de rama en rama. Me asusta poder escribir en el móvil. Me asombra, mejor dicho. Creo que las calendas o llamadas empezaron hace semanas, sino q aún sin nombre. Las horas puntuales han terminado por abrumarme.
Brumas anhelo yo. Brumas q ver, no que vivir. Brumas purpúreas del sanguíneo mar de poniente.

martes, 7 de abril de 2015

La Esperada

Campo. 2002

La Esperada

Se emborrachan las ubres
Ebrias de contenido vital
Y calamitoso estrépito
Que los otros pechos proclaman:
Manan leche jerigonza.

Metralla cubierta
De sierpe sabia,
La culebra honda,
La de la cabeza grande
Anida bajo los romeros en flor,
Entre las piedras y el polvo,
Pero su piel no cambia,
Su líquido ubrerino advierte:
Si me pisas, me defiendo
Como el sol que se oculta
Con las manos, su resplandor
Llagará mis palmas
Abiertas
A La esperada.

Mientras, he construido
Pozos artesianos.

(De La exploradora)

domingo, 5 de abril de 2015

De la tribu de los Pies pequeños (el shock)

Mantengo la tesis de que la mayor parte de las lecturas que hacemos sobre cualquier tipo de texto van impregnadas del estado de ánimo o actitud vital que invada nuestros espíritus en ese momento.  Por más que leo este poema no consigo percibirlo como pesimista. Sin embargo tengo constancia de que a algún lector particular sí le parece así. Y me alegro, porque esto, esta divergencia de pareceres sobre la obra de arte, solo demuestra también esa teoría que sostengo en un mantenella y no emendalla según la cual la obra de arte necesita de sus dos externos vértices en perfecto funcionamiento (espectador y creador) para que pueda desarrollarse como tal, es decir, como algo vivo.
Si no, solo podría llamarse artesanía a lo que hacemos (cualquier humano), sin que esto signifique minusvaloración de esa actividad. Simple y llanamente son conceptos completamente distintos que, lamentablemente, aún no consiguen del todo ser aplicados a lo que conocemos como las grandes Artes, entre ellas, a la Literatura, y particularmente a la Poesía. 

La fotografía es del año 2002. Durante esta semana he estado revisando y recopilando los mil millones de archivos fotográficos que tengo  desde el 2007 para atrás, una tarea de monos, eso,
lo que somos ;)


De la tribu de los Pies pequeños (el shock)

Llegado el freno y cierta estación
Estancada entre las arenas blandas,
Tan difícil se hace salir del mar
De la ausencia, de la cinta transportadora
Que me llevaba solitaria y púdica
Ahora ya sin huerto
Y sin pienso luego veo sin
Porvenir ajustado a-las
Suelas de los zapatos sin a-las,
Clávame, húndeme, sepúltame,
Encrucijada sin rosa ni espin-
Illas que romperme
Contra el bordillo de las aceras.
Las aves migran
Plumas a otros suelos,
Otros cuentos de suelos.
El mío encharca el horizonte:
Perfil huele el aire
Buscando la terquedad
Del misterio, encendidas
Mis mandíbulas se aprietan
Contra sí hasta
Que mi oído revienta.

Continúa el tren rodando.
Mis pies calzan ataúdes
blancos.

(De La exploradora)




lunes, 30 de marzo de 2015

Un país llamado Arcad(i)a

Un país llamado Arcad(i)a

Ácida arcada
los ácidos corroen las columnas
de cualquier patio de luces

A-mí-no-
Ácida
Me haréis.
Ya tengo bastante
Con los jugos
De mi estómago
Vomitad sobre vuestro suelo
Vuestros juegos infantiles
Como cuando los crueles
Niños arrancan las patas
A los insectos—en ellos está el futuro
Y hasta el pasado—
A mí dadme un pico y una pala
Y mi cansancio de oír
Arcadas que se tienden
Entre columnas
Que nada sostienen.

Dulce arcad(i)a

Sobre el estado general
De las cosas debo añadir
Pan y azúcar que ya no como.
Los mendrugos alisaron mi vientre,
La amargura me sacó de las casillas,
La tabla flota camino de las antillas
Occidentales a la península,
Tal como la salvación
De todos nuestros males:

Seamos sensatos
Por las luces y las cuerdas,
Por no perder la arcadia,
Para poder volvernos locos
Como dulces cabras
Tiernas y felices,
Con barbas y a lo loco
Trotemos vertiente abajo
La miseria de afluente
Que brota de las rocas
Que vamos golpeando
Meninge sobre meninge
Como si no fuéramos en el fondo,
Del valle de la arcadia,
No más que algunos bueyes
Con un lamento ojeroso,
Con un lamento ojeroso de buey
Que salta asustado
De su torcido peso
Sobre las pezuñas y la bilis,
La vejiga y el evacuatorio
De la montaña algo verde
Con acebuches y reclinatorios
Y estandartes rosas y rocosos
Donde nos abrimos de patas
Y los tobillos se nos quiebran.
Tan torpes somos, ¡ay!, tan limitados
En importancia nos bebemos
Nuestro propio cerebro
Pensando que de nuestro
Lamento ojeroso depende
El destino del mundo,
Y por qué no ya también
El del mismísimo universo.

Las estrellas poblando esta noche
Nos contemplan en nuestra
Terminal palabra: arañitas,
Nada más que arañitas
Tejiendo con nuestras bocas
El silencio del abandono
De lo que somos: bueyes en el establo
De la vida, soberbios bueyes tuteando
El fragor de la noche blanca, bueyes
Con mitras de reyes como los cretenses
Ya muertos seamos indulgentes
Con nosotros, convirtámonos
En cabras, cabras con luces y ligero
Peso sobre la arcadia,
Nuestro país, nuestro territorio.

Arcadas para tipis

Acababa de parir la india en la pradera cuando el gran manitú se le apareció para decirle:
olvídate de la depre post-parto y corre a tu nación, sí, esa entre los que naciste,
hazles ver su locura, se creen búfalos o bueyes.


—¿Alguien recuerda
Cómo se orina
Con cuatro patas?
¿Cómo piensa una
Frente con cuernos?
¿Cómo espantar una mosca con el rabo
O se mastican las aulagas, las retamas,
El lentisco o el romero?
Piedras sólo conocemos
Por nuestro riñones, he aquí
El claro ejemplo de nuestra
Desmedida inteligencia:
Miramos con los órganos excretores,
Tejemos con las patas traseras,
Bebemos whisky y cerveza
En vez de agua del corriente río.
La pradera nos mira
Con vergüenza ajena, le pesa
Nuestra locura como patria.

Las flechas se frotan
Entre sí ronroneando
De placer porque se cierra
El círculo de nuestros tipis,
Nuestro yugo, nuestra yunta,
Nuestra arcada. Ellas
Se las prometen lanzadas
Y felices en nuestro país,
Nuestro territorio de toro
Y pezuñas izadas
Contra
Nuestra
Propia
Frente.

La india miró sus pies,
Pidió perdón a manitú,
Viró sobre sí
Y volvió a su depresión
Post
Parto.

domingo, 29 de marzo de 2015

yesterday (de ramos a resurrección)

Reconozco que me encanta disponer de un poemilla para un Domingo de Ramos. La gente en Sevilla se viste con sus mejores galas para ver los pasos en las iglesias y terminar al mediodía en todos los bares de la ciudad, que a esa hora se llenan hasta reventar. Hace un día resplandeciente, yo aún estoy en pijama y no tengo previsto salir ni para que me dé el sol. Mis circunstancias vitales externas son distintas a las de la mayoría. Mis internas creo que también... Aunque, ¿se pueden derivar circunstancias de lo meramente interno?, ¿o mejor tan solo esencialidades?
En cualquier caso me encanta poder celebrar un domingo de ramos bello "a mi manera" ;)

Disparo original de Margarita Serra Giráldez,
enviado el viernes por wasap. Las rosas para mi madre.




yesterday (de ramos a resurrección)

Las pilas del teclado
se están agotando un domingo
de ramos bellos ya cualquiera
sabe la vida si remolona
obtuvo beneficio, pan y vino,
palmerales y juncales al dorso
de la divina mano.
se nos olvidó escribir el mundo
del revés, los caballos
con sus patas sobre la grupa,
la serpiente lanzando
verticales piruetas a las nubes
del papel cielo con el que envolví
este ramo que te ofrezco,
un presente lleno de dudas
de un futuro tan perfecto
y blanco de un pasado
que muere justo,
muere lleno, muere rojo
y verde naciendo solo
y él sólo hace
cuanto suele morir
cualquier ayer.


(De Suroeste. Ediciones en Huida, 2015)

Se puede adquirir AQUÍ o en cualquier librería

sábado, 28 de marzo de 2015

Los parasoles de Afrodita

No se sabe cómo, todos los poemas encuentran su tiempo y lugar, también toda fotografía, simple y llanamente todo lo que ser humano hace desde ese lugar que debería ser sagrado tan solo y simplemente porque es donde todo lo que nos une confluye.
Días extraños vivos, me pregunto quién vive días corrientes, días tedio, días medios, días sin ton ni son... No me explico la vida sino como la mayor felicidad que el ser humano puede vivir. Con todas sus inconveniencias, con todos sus dolores, con todas sus fealdades.

Adquirir AQUÍ o en cualquier librería


AQUÍ (y abajo) se puede oír recitado

Los parasoles de Afrodita

Ya llegaste, te has sentado ya.
Tengo tus ojos delante:
De su dorado vientre, el de Afrodita,
nacieron celestes parasoles,
sombrillas chinas que la diosa abrió
para cultivar mi piel con la nácar
y el humus de marino hechizo
arrojado sobre la ola que,
de vuelta y viene, conforma la marea
del sanguíneo mar de poniente:
¡Mar mío, mar lleno, mar
tan grande como yo misma!,
exclama la diosa rediviva
ignorante de su testicular
progenie, urania utopía
transformada por mor del viento
en conflagración de carne
sobre agua-sal y carne.

Gemiste en mis ojos: ¡Dame aire!
Gemiste en mi boca: agua blande
y piel para el cuántico cuerpo,
envoltura de este juguete polivalente
en el que me sumerges hasta contentar objeto
de los ritmos internos que manifiestan la eufonía,
venéreas transacciones, de las celestes esferas.

Amor, cueva clara a la sombra
de los chinos parasoles visitas.
No tu música, no tus brazos,
no tu centro; ni siquiera tus alas,
en el reitero de esta penumbra
de piel interna, hallarán ajado,
que ella misma regenera
a medida de las Eras.
Que sí, vuelan ya.

Urano,
hoy ya caes,
hoy ya retornas
por tus genitales.
Qué castrado te dejamos, ¡ay!
Ay, castrado, sí. Mas —te hablo al oído—,
recuerda,
sólo a sangre
tu carne engendró
lo más sagrado.
Ahora ya cayendo,
piensa,
podrás hacer
de la descendiente de tus gónadas
real
cayado.

Los parasoles de Afrodita, Baile del sol 2012



viernes, 27 de marzo de 2015

Verde y blanca

Verde y blanca

(A mi madre, que se llamaba Dolores)

mi madre era blanca,
una variedad de trigo
que no se disculpa.
blancas sus manos, sus uñas
su pecho, sus hombros,
blancas sus cejas
sus piernas verdes
ya sé que sus ojos
pero su voz verde
que confunden, ellos,
con la mía blanca
y despojo de yerba
verde su tez inmaculada,
su albatros de amuras
cobijaban mi
corazón
verde tan verde
corazón
la semántica piel
vestido
mi duelo de esperanza.
mi duelo.

No lloro por mi madre.
Verdeo por mí teniéndola
cerca dolores, Dolores, dolores
de desconsuelo blanco
y verde.

martes, 24 de marzo de 2015

Noche en blanco

Noche en blanco

cuando obtuve sueño, me arrepentí
del dolor: no quise jamás llorar.
me tatuó un sol calamar
en la nuca sus ojos
siguen fijos en mí.
No sé si eres dios.
la esperanza me deja
despierta. Sin ella
lograría dormir.

me haces levantar el pecho,
los hombros no se caen,
el bosque de las ausencias
y sus ministriles avituallan el porvenir.
No tendré más que tiritar ajena a mi piel.
Sé y ven a un cuerpo inusual.

Toda la poesía honesta de estos siglos
y los siglos llenos de esperanza
de los hombres en los que el trigo crezca
grande el grano grueso y verde,
eleva abisal el pan
y su digestión en los oídos
de la noche blanca.

lunes, 23 de marzo de 2015

Poema para una política, para Pilar González Modino

Qué bien estuviste anoche, Pilar, desplegaste inteligencia, agudeza e independencia política por los cuatro costados, con esa elegancia que la naturaleza, y no dudo que también tu carrera como política a lo largo de como mínimo treinta años, te han otorgado. Lástima que tan solo como analista política te podamos disfrutar. Sigo sin entender que ningún partido afín a tus ideas haya sabido recoger el riquísimo bagaje socio-político que tu persona representa. Ellos se lo pierden, pero nosotros los electores, por desgracia, también.

Pilar González Modino intervino en la presentación de Suroeste allá por el mes de febrero. Estuvo realmente magnífica. El mismo Manolo Moya, compañero suyo en la presentación, así me lo transmitió por teléfono al día siguiente. Todos disfrutamos con su don de palabra y sensibilidad en esa voz tan exquisita y perfectamente modulada. Hay personas que elevan el rango, sea este el que sea, de lo que una escribe.

Querida Pilar, aunque en el libro no aparece, me gustaría que desde ahora pudieras contemplar este poema como tuyo, expresamente tuyo. Tal como lo recitaste, con tu voz y tu presencia, ES.



el sur

A Pilar González Modino

a ciento diez años luz
o tal vez menos es más
en términos geocéntricos
hoy os diré del amor hoy
mis ojos han sanado.

mi boca está limpia,
mi frente también.
la rosa soleada
abrió simple y llana,
como una meseta llena
de tiempo.

Vengaremos el ocaso
y los bueyes podrán
seguir arando allá
a nuestro paso el horizonte
de nuestro norte.

no me equivoqué de lugar,
el estuario se abre a costa
de paz a paz de pino
y arena, peces y olor
a ti.


AQUÍ (o pidiéndolo en cualquier librería) se puede adquirir,
 aprovecho para informar de que está rebajado.


domingo, 22 de marzo de 2015

Reflexión postelectoral de una andaluza

La verdad es que pienso que deberían y deberíamos estar contentos todos, los que menos, que se fastidien, consecuencias del uso y el ab-uso del poder. Yo, como elemento de este paisanaje, andaluz y español, soy la primera que  jamás me he implicado en la militancia de ningún partido y, mucho menos, en pelear como política por las ideas en las que creo.
Recuerdo perfectamente cómo hace algún que otro año este blog se llenó de piedras lanzadas por entes (no los puedo ni quiero nombrar de otra forma) ajenos cuando defendía al ser Político, para mí una de las profesiones más altruistas que puede desempeñar ser humano alguno: dedicar su esfuerzo para que todos los habitantes de la "polis" puedan convivir lo mejor posible y en paz, según las ideas de cada uno, evidentemente. Una visión idealista, no. Una visión realista de lo que significa ser político. Que otros, los sinvergüenzas, hayan secuestrado el vocablo no es culpa de los que seguimos aferrándonos a su real significado.
Mientras podamos seguir eligiéndolos, a los políticos, significará que existe democracia. Mientras podamos continuar votando a x o y resultará que x o y se han comprometido en una labor en la que otros millones no nos comprometemos.
A ver si no lo olvidamos nunca.
Que viva la democracia, y la Política, esta última, una de las Artes que el hombre ha logrado construir para intentar no terminar matándonos unos a otros, que es a lo que suele tender el ser humano como buen animal que es (somos).

viernes, 20 de marzo de 2015

Aman(i)ta caesarea

Aman(i)ta caesarea

(Al tránsito de Venus ante el Sol la madrugada del 6 del 6 de 2012)

muerto el hombre se domestica
la raíz el agua-fuerte
levanta la tierra
aflora la adormidera huevina,
tanta yema tan naranja
como el bokeh de Venus
cuando esta noche ha pasado
por delante del sol.
Como Afrodita, aunque sin quemarse.

Las tanas me recuerdan de dudas
la siembra de mis añadas mozas,
cuando aprendí a deletrear
m-a-d-r-e-s-e-l-v-a
tras haberme perfumado
en los maitines de mi madre
cuando ella llegaba del trabajo
con su uniforme de enfermera
para echarlo a la lavadora
según yo dudaba y sembraba
pequeñas setas en el aire
de mi habitación a oscuras
hasta hoy.

Si la yema, si la flor sobre la tierra:
un hongo puede ocupar kilómetros
bajo el suelo pero yo no me mido,
encuentro sol y me desnuco.

Así que no soy Venus.

Miro siempre de frente,
¿no veis mi tez morena?


(este poema se haya publicado en "Signos cantores. Selección de poemas 2009-2012", aunque lo he modificado ahora ligeramente. Pertenece a "La exploradora" (Ciclo Suroeste)

miércoles, 18 de marzo de 2015

A mi pueblo, a mi desconcierto

A mi pueblo, a mi desconcierto

En este muerto contenido
al que abrazas y consuelas
por deseo de su propia muerte,
en este bello ejemplar de ciervo
ligero y pesado de tantas muelas
y dientes rumiantes,
de tan onerosas alforjas
que no tienen fondo,
que huecas deslizan
el aire que por la boca
les entra y por el culo les sale,
en este muerto y denso
aire de oftalmologías
imposibles pues ni ojos
ni pestañas siquiera te caben
en ese rostro pernero,
en ese rostro carnero,
en ese rostro pétreo
de meseta inasumible,
centinela vestido de colores brillantes,
en esta muerte tuya,
yo te abandono:
Eres un pueblo muerto
sin fantasmas,
un pueblo herido
de su misma muerte,
un cuerpo inerte
exhalando un aroma vivo
de fragancias que nunca
se hunden y siempre preguntas,
siempre preguntas
el porqué y el desconsuelo
de este olor a rosas que entierras
mano sobre mano bajo
tu zócalo de piedra
tumban

la luna, el sol, la paz
de algún refresco asociado
al martilleante fuego arenoso
concupiscente o semioculto
bajo las flores de lavanda
visitadas por la mariposa
de la col, blanca como las paredes
de mi alquería… Ah, qué solaz
que no perdí, soldadito boliviano,
por mucho que dispararas
a sienes, por mucho
que trucaras valles y cordilleras
en busca del corazón palpitante
de la luna grande cuando
se asoma por los andes
de mis luces. Soldado enorme
corazón y las venerables
soledades, los cierzos
en pleno mes de julio y el viento
de suroeste aterrizando
sus mejillas de océano
sobre el páramo agreste
y mesetario:

el desconcierto, la lección
de amor dada, la grata
complacencia de una voz lejana,
las orillas y los pasos serenos
sobre la arena, el agua del mar
dentro de mi frente,
y un “no sé” hasta que la salud
tenga nombre de nuevo
y pierda la enfermedad
el suyo de muerte,
o España.

martes, 17 de marzo de 2015

Salvífica



Salvífica

sobre la habilidad pasmosa
de la lluvia al caer
vertical y paralela
a las rejas a la vez
que limpia la calle
avecina los colores
y abre tus manos
a su suicidio.

Y así, la salvas
de servir al cielo.


lunes, 16 de marzo de 2015

Al sur del Alentejo, a Portugal

Al sur del Alentejo, a Portugal

Un rosal en la frontera me avisa:
para valorar la diferencia
sólo hay que darle la vuelta.

(leer en clave de soul)

Al sur más allá del Tajo
no llegó el oro de Europa
con sus fondos feder-
er suh… al soul
de más allá del Tajo,
las encinas son ufanas
naderías oficiadas
ya no sé si por las cabras
o una motosierra gigante
que alenteja por abajo
y por arriba sus copas
negras sobre el amarillo
suelo y la tierra del escarbo
gris, tal vez la ausencia
que diera lugar al milagro
de servicio a la puerta,
resto que me extraiga
de esta vil onomatopeya
entre la legumbre y la ley seca
de un norte que sólo existió
unos miles (da igual cientos) de años
después de que inventáramos
los turdetanos el garum.

A otro tal felipe
y a un poeta encam(o)ado
debemos esta grieta
que separa, que ataja
un grupo o un pueblo
que llamaron hispano.
Portugal reúne mar
y aroma de marca
con la que me friso,
—también Saramago lo hizo
para surtirme de una metáfora
en la presencia—.
Que dios mismo bajara,
de norte a sur,
y dijera si es natural o designio
divino, él sabría sobre
sus mismas tropelías, quizás
una fruto de sus tantos poemas,
que por cuatro reyes (tal vez menos) y un poeta,
tanto nombre diferente,
tanto artificio de grieta,
tanta frontera y distancia
entre los feder encauzados
entre huertos y castañales
y esos que nunca llegaron
a mis pobres encinas
con forma de lenteja.




viernes, 13 de marzo de 2015

Son del Sitio

En ocasiones, los poemas que escribo están íntimamente ligados con piezas musicales (y estas con fotografías) que se me quedan grabadas en todas las fibras de mi ser, forman parte de ellas y hasta casi las conforman. 

Encina y cobre (El Cabrero. Bulerías)






Son del Sitio

Son del Sitio la encina
y la voz
del eco
al sur
oigo la sierra de Aznalcóllar
con su boca y con su pecho
—es el mío de mi frente, y lo era—
de mi norte que imanta
mi cabeza buscando
la enana blanca del día
recién levantada
la mañana de su son
de la noche y yo
una sombra de nostalgia
y un aullido de mi centro
que cabalga solo
sobre mis piernas
y el olor que no se pierde
en las fosas sino-ideas
de la lumbre en la candela
y el humo y la llama
y el olor a tierra
y a rostro del mundo
poniendo su culo
por montera delante
de mi cara. La cabra
reseca y borracha
de nostalgia de nada,
nada más que adelfas
y yerba dura y recia
de falta de agua,
y el aroma verde
de verdad de amor
de un mundo y de yo,
y yo, y yo y la tierra
sin nombre, y yo sin nada
salvo él,
su eco.

(De Solenostemon)



jueves, 12 de marzo de 2015

Al héroe

Al héroe

No quiero saber
mucho de ti
hasta que te asombres
o me difumine
donde la nostalgia,
húmeda y cálida nostalgia
de acá, tu cerebro… Espuma,
rosa tan sabrosa
y tierna tu cerebro.

Algún día me haré caníbal
como el tal Lecter, sin Aníbal.

Ensanchar el camino de salida
hasta que no quede
en la tierra nadie
salvo tú a salvo
de tantos idólatras… Espuma,
pompas negras tan anales
sus cerebros planos
en tus cando-rosas manos.

lunes, 9 de marzo de 2015

El hábitat de la palabra. Calle Regina. Suroeste


"El hábitat de la palabra, es una propuesta definida por los contextos literarios en primera persona. Los creadores dialogan con los lectores en la sinergia creativa: interpelar para reflexionar, reflexionar para escribir, escribir para crear, crear para buscar. Es un proyecto nómada que transita y vivaquea literaria y líricamente hasta encontrar el lar encendido que lo albergue. No hay ámbitos de acción predeterminada. Coordina Ediciones En Huida."

Rescato estas palabras encontradas aquí para invitaros a todos al encuentro que mañana, día 10 de Marzo se desarrollará en la librería sevillana "Un gato en bicicleta" (calle Regina nº 8). En él participaremos el poeta Narciso Raffo y servidora con nuestros respectivos poemarios publicados por Ediciones en Huida, para lo que gustéis demandar, requerir, preguntar o, simple y llanamente, escuchar.
Os espero a todos.



Hábitat: Conjunto de factores físicos y geográficos que inciden en el desarrollo de un individuo, una población, una especie o grupo de especies determinados.
Calle Regina: una vía por la que se han deslizado mis pasos a lo largo de toda mi vida, desde los primeros dados de la mano de mis padres (no nombro el cochecito de bebé por circunscribirme algo más concretamente) hasta los penúltimos camino de la farmacia "del Coliseo" en busca de las medicinas de mi madre cuando aún vivía, desde los sucesivos trayectos realizados por esa esquina dirigiéndome hacia el antiguo (y provisional) mercado de la Encarnación, "la plaza", hasta la última y cercana ocasión en la que anduve por allí y pude[...] en la librería "Un gato en bicicleta", justo situada a un metro de la esquina que da paso la zona ancha de la misma calle (más una plaza que calle), hacia donde se asoma uno de los extremos de ese ahora para mí mamotreto de  "Las setas" de la Encarnación, el mismo local donde toda la vida, toda la vida se dedicaba a vender algún comerciante colchones de gomaespuma y similares, colchas, sábanas, almohadas, ¿dispone el poeta de almohada, colchón, manta que lo abrigue cuando intenta expresar mediante la palabra las sinuosidades, sí, tal como esa esquina de la calle Regina, de una mente presta a completar, a intentar explicarse ante sí misma la experiencia externa e interna de la vida?
No.
Quizás tan solo el encuentro con el posible lector apaga la ruina que provoca la sensación de ya no disponer ni de la palabra para lograr una mínima inteligibilidad sobre lo que nos concierne a todos.




viernes, 6 de marzo de 2015

Dar la luz

Dar la luz

Solo me quedan mis piedras
y las lagunas de la memoria.
Solo el olvido de la tierra
firmemente figurada
y el presente de tu salto
de orilla a orilla de ese agua
remanente de la lluvia de mayo,
la soledad rosada de la aurora
y la compañía de mis ojos mirando
agradecidos tu reto al sol,
a las nubes, a la yerba yo
agradecida a tus pisadas,
a mi luz en el gozo
de habértela dado.


jueves, 5 de marzo de 2015

El sí

El sí

Cómo nublar el sentido
del cielo raso y sin nombre,
cómo ocultar la luz
sino es con mis puños
cómo poder no poder
defender lo que es cierto
y me atora la garganta
si el aire y mis pulmones
son lo mismo cuando lloro
como el cielo llueve cuando se nubla
el sentido de las cosas y se ve
holgazanear al tiempo
que no me ayuda pasando
deprisa como las nubes huyen
ante la presencia de los rayos
del sol y tu luz cómo nublarla
sino es con mis manos
y con mi lluvia.
Cómo no llorar con ellas
y ser agua que recorre las calles
hasta tu avenida hacia
mí.
Cómo no llegar a dormir
mientras la ciudad despierta
y así no llorar ni llover,
ni huir de mí misma.

Cómo negarme.
Cómo negarte.
Cómo negarlo.

Cómo no decir
sí.

miércoles, 4 de marzo de 2015

El muro florido

Ver en grande AQUÍ


El muro florido

Y es que el muro se socava
tan lentamente pero se socava
como un jardín descubierto
por el índice que con su yema
blanda acaricia cada guijarro
de la argamasa tierna
que une a las piedras
que levantan la muralla.

Y a dónde irán tantas piedras
cuando nada las una salvo
el viento azul y salobre
de este descampado.

Soy un tú que se arrecia
combatiendo cada semilla
que siembro, no me quedan
dedos para escribir
en tu barbecho, retiro
cada piedra con la boca,
de tanto esfuerzo, mis dientes
se han destrozado, solo
me quedan labios, ya endurecidos
por el sabor del frío
de una primavera tan fría
como el silencio de norte
derrumbado, algo así
como el muro que se puebla
de verdina, hojas y flores,
como construido con palabras
a falta de manos
y de tierra y de luz,
o de suelo o de cielo
sin consuelo posible.

sábado, 28 de febrero de 2015

Bicordial (Día de Andalucía)

(Por homenajear, en lo posible,  la tierra donde una ha nacido, en su día, de ella, recupero este poema de "Nueva Biología".)

Bicordial


Corazón, quedo y mudo
en tu silencio. Corazón,
aprieto con tus manos
este gemido. Corazón,
no te hago caso omiso:
al alba te alivié.

Corazón, tu tierra, mi
tierra, tiene plumas:
sobre ella despedazaron a las aves blancas,
frenaron el sereno de su sal con las fauces.
Pero tu mi tierra tu tierra canta
sobre fósiles y fantasmas
que logramos resucitar henchidos
de agua, sustancia y carne.
Tu tierra y mi tierra funden luces
sobre la faz tornasolada
de la colina tan reseca,
la casa azul sobre la espalda
—al peso de los riñones—,
el toro en bisiesto año,
la amargura del oro líquido,
la lluvia sobre la carretera…
Tu stop, corazón.

Tu tierra mi tierra
clama tiempo, clama día,
clama por tus hondas huellas
al son del canto que moldea
el barro en dos, ojos
los verdes, corazón:
Las palomas que de la nada nacen,
el santo y seña, suertes que nos hacen:
No somos aves, no somos duendes.
Al despojarnos del miedo
—¿qué es la muerte sino un desnudo?—,
sólo nos queda el nombre.

Corazón, desde esta garganta
y la tuya te expandes
abriendo estas proclamas
al orbe dicho, quieto y al unísono
se cantan mutuamente, juntos
no somos uno, sino dos,
que es un mayor número.

jueves, 26 de febrero de 2015

Working

Working

Si no quiero ya descubrir
donde te escondes.

Estaba allí,
En el entresuelo entre
La cerca y el cielo de goma
Hablando con su rabo
Nocturno y balbuceante
Entre los cajones y los paños
Y las pipas de girasol
Y mis ojazos,
Mi hermana, la sibila
De los adioses, la vespertina
Visitante, la suministradora,
La compañera,
La leal habitante:
La rata
Y su cola y su madriguera
De vetustas y pavesas cáscaras,
La habladora,
La angio
Esperma
Retirada
Del mundanal oficio
Del ser, la ontológica
Corporación. Junio y rosas.
Las adelfas no duermen
Nunca en los laureles.

miércoles, 25 de febrero de 2015

Letanía afrodisíaca

Apareció este poema publicado en la contratapa de Los parasoles de Afrodita (Baile del sol, 2013). Lo consideré un buen remate  externo al mismo poemario pero  a la vez relacionado con lo que lo concibe, de alguna forma lo sintetizaba, aunque el acto en sí significara que rompiera con lo habitual en las publicaciones de esta editorial, que normalmente sitúan en ese lugar un poema del mismo libro del tal volumen, a modo de muestra.
Sin embargo forma parte sustancial de este en el que continúo trabajando que llegó creo que casi dos poemarios después La exploradora, como todos sabéis perteneciente al Ciclo Suroeste, un ciclo posterior. Se ve que la misma necesitó encomendarse a una de sus deidades para que la protegiese, o le diese fuerzas o quién sabe qué en sus recorridos exploratorios por esos caminos algo procelosos en ocasiones.
Dedico esta entrada a mi querida amiga Pilar Fuertes Aguilar.


Letanía afrodisíaca


Afrodita–mente I

Afrodita, la de huesos perennes
y salud de hierro y elástica sangre.
Afrodita, la hacedora de sienes.

Afrodita–mente II

Afrodita, de cuerpo como estrella.
Afrodita, la de los ojos grandes.
Afrodita, la desmembrada y ojerosa.

Afrodita-mente III

Afrodita, la del negado a-dios
o manto memoroso.
Afrodita y el agua de perfil.
Afrodita, la seductora
de raíces. La de profundas huellas,
y potentes piernas. Afrodita
arbórea y terrena

se mudó más allá del sol
y el humo, como los barcos
que se sucedían
—como en cascada caían,
como en cascada—
imitando el canto de las piedras,
extendiendo los arrozales,
cavilando duermes
como ventisquera muda
hacia el soplo se huye,
hacia el sur y el oeste.

Afrodita, la de manglares brazos.
Afrodita, la de terrizas manos
y acuosas sienes. Afrodita,
la que permanece y la que llega.
Afrodita continental
y continente. Afrodita,
la sureña con norte
de orbe. Afrodita,
la deicida.

martes, 24 de febrero de 2015

A un pájaro muerto

A un pájaro muerto

Muerte…funesta (Empédocles)

se me murió el pájaro
y yo me quedo quieta
y sorda quiero muda
sea su salto y suelta
vengo quizás
me lloro
sólo a cantarme dijo
su juventud extrema.

Tanta benevolencia extremo
en el pasillo de tus pisadas
de sol de noche y estío blanco
y el amarillo de los cantores
que no mueren.

 Ver AQUÍ sin marco y en grande

lunes, 23 de febrero de 2015

yo viva y viva tú (epílogo a Suroeste)

(más que un epílogo a "Suroeste",  se trata, evidentemente, de un epílogo a su publicación. A una semana larga de su presentación puedo conseguir medio hablar. Cada vez que he publicado un libro, he obtenido una pérdida en mi vida, así, la pérdida como ganancia. Esta vez he obtenido la ganancia de un virus, ya pasado. Esta vez, pierdo el miedo a dejar la huella.)

yo viva y viva tú (epílogo a Suroeste)

que toda esta sea siempre
la pérdida
de unas defensas: coger
una gripe joder
en mis corpóreas células
a un virus calentar
con la respuesta salutífera
de mi cuerpo al ajeno
le doy mi fiebre
de amor de hecho
entre (...) y yo, innombrable:
para
no matar(...) nunca
porque
sin (...)
se me jode
la vida y la pierdo
para siempre.





viernes, 20 de febrero de 2015

Perdido

Perdido

llegarás tan denso y sintiendo
como sostenido te abarcas
desabrazándote llegarás
hasta este suelo de presente
lleno tan inmenso
que ni el sostén de todas las tierras
del mundo, ni las de marte, ni las esferas
gaseosas de los otros astros
consigan endurecerte
convertirte en magma, piedra, suelo, nada
eres cuando ames,
eres cuando tiempo,
eres cuando muerte,
eres cuando no siendo solo seas
tumba, predio, sitio, lugar
de otro mismo terreno hundido
bajo la era de lo que tumba
como muele el viento las hojas,
como muele el cielo el suelo,
como muele el alma el amor
sentido de un solo camino
posible: de dentro a dentro
perdido ya de ti mismo.

jueves, 19 de febrero de 2015

Vidas paralelas

Vidas paralelas

A través del aire
ya se acerca
la estación primera,
ésa en la que te sientas
de nuevo a mi lado.
Con el polen de las candilejas
el amarillo nos teñirá de origen,
de nacimiento del tiempo bien nombrado.
Como el big bang floreciente
tus pecas tornaran valientes
a su sitio en el mundo.
Un par de pequeñas manos
las dibujan siempre nuevas.

No necesitamos retorno. Las aves
vuelan al unísono posando
sus alegres plegarias de alas
en cada árbol que sembraste,
que sembré sin saber tú
y tus manos sin mirar
que hacíamos lo mismo.
Un mundo paralelo al otro
mundo puebla cada margen
del arroyo. Los mimbreros
no necesitan espejo cristalino.
Ya las adelfas siembran
las aguas con sus flores rosas.

Como el ciervo la olfatea,
así llega la flama, la herida,
la luz, el encuentro
tras la búsqueda.
Sobre las espaldas
posábase el destino.

Labra la vida
como aramos el huerto
en un sentido y en el otro
construyendo paralelos
redentores
de la helada negra.

miércoles, 18 de febrero de 2015

El ruido y un silencio

El ruido y un silencio
(Lucy-on-the-earth-without-diamonds)

Alimentamos sabañones
que nos dejarán la piel
reventada en tiras de aluminio
que se enrollan añarándonos
la entrepierna y hasta las corvas.
Juntos cederemos al buen paso
de la bestia, tanta raedera
salvaje, mullida de dientes
en escala perfecta con boca
de titanes y jorobas
de escleróticos esqueletos.
¿Cómo se entrelazan
los tirabuzones de su afecto?

Hasta las calaveras se aman
con su boca a boca tecleante,
diente a diente,
hueso a hueso.

si no se dice nada
es audible nadie
sabe nada
de esta terrena
entraña.

martes, 17 de febrero de 2015

Posada de noche (I, II, III, IV)

Posada de noche (I, II, III, IV)

En Meridiana Claridad


Variación I

Terminar una noche
con dolor de espalda
anclado al dominio
de una sentencia con agria
disconformidad. Escepticismo.
los pájaros duermen. Ellos saben
de horas. Menos el ruiseñor.
Aún resuena en el pensamiento
su dolor dulce de canto
en mi compañía. las encinas
y la noche azul. mi sentido
del olfato se enreda
en las madrugadas en rima
En Meridiana Claridad
con el cielo y la tierra.
Una sola mujer sola
y toda la noche serrana
tan sólo extendida para ella.

Me pregunto si me recordará.
Y si sabrá volver a crearla.

Variación II

La habitación húmeda
sabía a polvo de huerto,
la casa cerrada se había hundido
en la tierra removida, sonaban
leves clarines con voces
astutas y alegres del zorro.
La yerba y la luna.
En Meridiana Claridad
La falta de miedo en el suelo.
Mis pies frescos.

Variación III

Inabarcable como el volumen
espaciado de la noche.
Tan libre azul
súbitamente se abarandó
el cielo nocturno,
brillante siempre de negro
vestido para mí
y no matarme
al verme caminar
hacia el ruiseñor
célebre dulce íntimo
mío canto de amor
En Meridiana Claridad
y consuelo. La plácida
belleza del bálsamo.
La recompensa.
Plenitud.


Variación IV

Despierto con el alegre canto del zorro. Las cinco de la mañana y dulce oscura la noche. Me levanto y voy hacia al puerta. Al abrirla, mi piel se refresca con la caricia del aroma nocturno. El azul saborea mi mirada a la luna. Poso mis sienes sobre el canto del ruiseñor.
Las cinco y el campo me saluda. Buenos y nocturnos días de plenitud tras la guerra.

lunes, 16 de febrero de 2015

Sequía de invierno

Sequía de invierno

Sordina soy con este cuerpo
de grito que me rompe
el silencio del habitáculo vacío:
la rama en llamas.

Días en los que la hojarasca
no se ablanda, tierna-mente
supuran mis oídos lentos
rozando la superficie de la ventisca.
Siento a mis pies sobre el suelo,
pero el polvo anida
en cada poro de cada hoja
de cada amarillo que el viento levanta
haciendo tanto ruido
que mis ojos gritan lágrimas
que se enfrían no encontrando
las hojas blandas,
las hojas rudas, las hojas secas
chillan como mis ojos
pidiendo agua que las enternezca,
e de mis ojos fuertemiente plorando
acude presta la humedad
alimentada con la sal
de las horas indiscretas
que mi llanto gobernó
a sable al viento el canto
escondido en mi grito
seco.

sábado, 14 de febrero de 2015

Crónica de una pequeñez enunciada



Caminar hasta el atril con la sala vacía resulta fácil, una especie de corriente de aire la empuja a una. Bajarse de él con la sala llena de miradas, oídos y voces inteligentes, resulta muy costoso, por no decir casi imposible. Conclusión, en casa del herrero cuchara de palo. Apenas fotos del acto. Consigo extraer dos mínimamente representativas. Ninguna hace justicia, hablaron más personas, llegó casi un tercio del público algo más tarde, ¡hasta treinta personas pude contar!: Mala fotógrafa. Demasiadas tareas me impongo, una no puede abarcarlo todo: iba como autora, quise ser maestra de ceremonias, contable y encima fotógrafa, un imposible. No obstante, hoy me planteo el reto de ser la cronista de un acto en el que cierta medida fui protagonista. Me martirizo a mí misma. Ayer, feliz inmediatamente después, muy feliz. Hoy me despierto sintiéndome una cucarachita: ambiciosa, egoísta, presuntuosa: ¿quién soy yo para escribir/publicar poesía?
Menos mal que la palabra existe, y la fotografía, que el registro, el grafos, es una actuación natural humana. Tengo las notas de Pilar González Modino (leer más abajo), esas palabras sobre las que desarrolló su magnífica alocución, tengo las palabras de Manuel Moya en su prólogo (se puede leer AQUÍ), tengo las fotos de mí misma gesticulando, tengo el recuerdo en mi oído de las palabras del editor y hasta las de Manolo Moya tildando mi poesía como de versos no limpios.
Hasta tengo la controversia suscitada: poesía que provoca sosiego versus poesía que provoca desasosiego. ¿Qué más se puede pedir?
Tengo, tengo, poseo: quizás esa sea la clave. Rica en afectos, rica en poesía, rica en logros vitales, no me siento capaz de agradecerme. Mucho menos me siento tan enorme como para conseguir abarcar con mi agradecimiento el apoyo de las personas que se suman a mis empeños.
Pequeña, en resumidas cuentas muy pequeña para tanto dado por todo y por todos.
Menos mal que la macarena me mira de frente. Y vela por una surtida y generosa muestra de especie humana que quiso aguantar hasta las tantas de la noche. Allí sí, donde me compro mi solerita, en la bodeguita del Pumarejo (Paco, ay Paco, mañana republicaré tu poema).
Gracias a todos por tanto dado.
Una suroesteña pequeña


Sobre SUROESTE (por Pilar González Modino)

1.- PRÓLOGO
Primera vez: osadía.
Duda inicial: ¿un libro de la poesía y sus geografías posibles?, ¿una geografía poética? O ¿palabras que crean el paisaje?
En cualquier caso, para aventurarse en un territorio (aunque sea conocido) o para orientarse en un paisaje o simplemente para vivir, es imprescindible adoptar una posición, un punto de vista, una mirada.
Y esa mirada, en mi caso, es la del lector. La de alguien que se aventura en el paisaje de Suroeste guiada por las palabras. Las palabras de Sofía son causa (causa de la belleza). Las mías son efecto. (metáfora de la piedra lanzada en la alberca)
Ni puedo ni me atrevo a desentrañar el poema. Porque es imposible. Porque el poema será diferente para cada lector, será o se convertirá en lo que cada uno de nosotros elija o sienta. Sólo pretendo decir lo que la lectura de Suroeste me evoca. (evocar: llamar a espíritus o traer algo a la memoria).

2.- ESPACIO
Suroeste es el paisaje, el punto cardinal (principal, fundamental) que señala la brújula de nuestra identidad. Llamo la atención sobre el “nuestra”, porque es compartida, plural, incluyente.
Es el mapa sobre el que estamos co-locados (alojados en el lugar común).
Es la tierra vital de nuestros mayores (atlantes, tartesios) que nosotros hemos heredado y convertido en mito.
Es nuestro “finis terrae”.

Es la geografía de la metáfora: el río grande que se deshilacha y se desborda en marismas, se hace laberinto y luego se hace mar.
Y la tierra que lo abraza desde las orillas y que está viva gracias al río.
Tal vez es que el paisaje es el verdadero hábitat del ser humano.
(Río Viejo I)

3.- TIEMPO
Pero Suroeste no es sólo un espacio. Es también un tiempo.
El tiempo del comienzo, de la semilla, en el que todo es, aún, posible.
En abstracto y en concreto. Le dije a Sofía, cuando tuvo la osadía de proponerme participar en esta presentación, y yo el desparpajo de aceptar, que su libro era un motivo de reencuentro generacional.
Con nosotros mismos, con quienes éramos hace 30 años.
Y con “los de entonces”, con quienes éramos “los nuestros”.
Y el reencuentro, después de media vida, es fecundo. Porque fecunda en experiencias es la tierra del suroeste. Y porque los cimientos que casi todos nosotros construimos en aquel momento de nuestras vidas, todavía resisten pese a las aventuras y desventuras que vinieron después.
(El Sur.)

4.- LA PALABRA
El espacio, el tiempo.... y la palabra.
Para avanzar por el río laberíntico del suroeste. Palabra que guía, que a veces vela y que a veces desvela los misterios, los infinitos y los abismos del corazón.
Hay veces en que a Sofía se le entiende todo y hay veces en que es críptica. Y creo que lo hace a conciencia, a cosa hecha, como decimos por aquí, por este suroeste.
Su voz es la del alquimista que guarda el secreto de la vida y de la belleza, la voz de quien hace pensamientos y sentires. Pues es nada menos que Aristóteles quien sostiene que la poesía (poiésis) es hacer, crear (por oposición a la teoría –conocimiento, búsqueda de la verdad- y a la praxis –acción-).
A cosa hecha, Sofía le pone nombre a las cosas y así crea el paisaje vital (físico, casi metafísico M.Moya dixit) de Suroeste.
Por eso, lo que parecía inicialmente un tratado de geografía poética o una interpretación del paisaje es, en realidad, un libro de amor.
De palabra cálida, brava, cotidiana y lúcida para hablar de amor.
Porque no tiene más remedio. Porque Sofía no tiene más remedio. Porque su poesía es un acto de responsabilidad personal y cívica.
Ella sabe (y nos desvela) que al borde del abismo sólo puedes hacerte el muerto o hacerte poeta.

Por eso, si tuviera que resumir este Suroeste en 4 versos, serían los de su juicio final:

Ya sé que hablas
de amor
de esperar
de para qué.

Sevilla, 13 de febrero de 2015

(Pilar Rodríguez Modino)




Así de bonito estaba el patio del lugar
Vista de la preciosa sala antes de que llegaran 10 personas más


Pilar González Modino, Martín Lucía (el editor) y Manuel Moya

Los últimos del Pumarejo (y la macarena al fondo y Suroeste en sus manos)


La cucarachita pidiéndole a la macarena que la haga más grande para poder abarcar,
y por tanto dar,
 las gracias que todos merecéis.


 
Creative Commons License
El cuarto claro by Sofía Serra Giráldez is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-No comercial 3.0 España License.