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martes, 7 de abril de 2015

La Esperada

Campo. 2002

La Esperada

Se emborrachan las ubres
Ebrias de contenido vital
Y calamitoso estrépito
Que los otros pechos proclaman:
Manan leche jerigonza.

Metralla cubierta
De sierpe sabia,
La culebra honda,
La de la cabeza grande
Anida bajo los romeros en flor,
Entre las piedras y el polvo,
Pero su piel no cambia,
Su líquido ubrerino advierte:
Si me pisas, me defiendo
Como el sol que se oculta
Con las manos, su resplandor
Llagará mis palmas
Abiertas
A La esperada.

Mientras, he construido
Pozos artesianos.

(De La exploradora)

domingo, 5 de abril de 2015

De la tribu de los Pies pequeños (el shock)

Mantengo la tesis de que la mayor parte de las lecturas que hacemos sobre cualquier tipo de texto van impregnadas del estado de ánimo o actitud vital que invada nuestros espíritus en ese momento.  Por más que leo este poema no consigo percibirlo como pesimista. Sin embargo tengo constancia de que a algún lector particular sí le parece así. Y me alegro, porque esto, esta divergencia de pareceres sobre la obra de arte, solo demuestra también esa teoría que sostengo en un mantenella y no emendalla según la cual la obra de arte necesita de sus dos externos vértices en perfecto funcionamiento (espectador y creador) para que pueda desarrollarse como tal, es decir, como algo vivo.
Si no, solo podría llamarse artesanía a lo que hacemos (cualquier humano), sin que esto signifique minusvaloración de esa actividad. Simple y llanamente son conceptos completamente distintos que, lamentablemente, aún no consiguen del todo ser aplicados a lo que conocemos como las grandes Artes, entre ellas, a la Literatura, y particularmente a la Poesía. 

La fotografía es del año 2002. Durante esta semana he estado revisando y recopilando los mil millones de archivos fotográficos que tengo  desde el 2007 para atrás, una tarea de monos, eso,
lo que somos ;)


De la tribu de los Pies pequeños (el shock)

Llegado el freno y cierta estación
Estancada entre las arenas blandas,
Tan difícil se hace salir del mar
De la ausencia, de la cinta transportadora
Que me llevaba solitaria y púdica
Ahora ya sin huerto
Y sin pienso luego veo sin
Porvenir ajustado a-las
Suelas de los zapatos sin a-las,
Clávame, húndeme, sepúltame,
Encrucijada sin rosa ni espin-
Illas que romperme
Contra el bordillo de las aceras.
Las aves migran
Plumas a otros suelos,
Otros cuentos de suelos.
El mío encharca el horizonte:
Perfil huele el aire
Buscando la terquedad
Del misterio, encendidas
Mis mandíbulas se aprietan
Contra sí hasta
Que mi oído revienta.

Continúa el tren rodando.
Mis pies calzan ataúdes
blancos.

(De La exploradora)




lunes, 30 de marzo de 2015

Un país llamado Arcad(i)a

Un país llamado Arcad(i)a

Ácida arcada
los ácidos corroen las columnas
de cualquier patio de luces

A-mí-no-
Ácida
Me haréis.
Ya tengo bastante
Con los jugos
De mi estómago
Vomitad sobre vuestro suelo
Vuestros juegos infantiles
Como cuando los crueles
Niños arrancan las patas
A los insectos—en ellos está el futuro
Y hasta el pasado—
A mí dadme un pico y una pala
Y mi cansancio de oír
Arcadas que se tienden
Entre columnas
Que nada sostienen.

Dulce arcad(i)a

Sobre el estado general
De las cosas debo añadir
Pan y azúcar que ya no como.
Los mendrugos alisaron mi vientre,
La amargura me sacó de las casillas,
La tabla flota camino de las antillas
Occidentales a la península,
Tal como la salvación
De todos nuestros males:

Seamos sensatos
Por las luces y las cuerdas,
Por no perder la arcadia,
Para poder volvernos locos
Como dulces cabras
Tiernas y felices,
Con barbas y a lo loco
Trotemos vertiente abajo
La miseria de afluente
Que brota de las rocas
Que vamos golpeando
Meninge sobre meninge
Como si no fuéramos en el fondo,
Del valle de la arcadia,
No más que algunos bueyes
Con un lamento ojeroso,
Con un lamento ojeroso de buey
Que salta asustado
De su torcido peso
Sobre las pezuñas y la bilis,
La vejiga y el evacuatorio
De la montaña algo verde
Con acebuches y reclinatorios
Y estandartes rosas y rocosos
Donde nos abrimos de patas
Y los tobillos se nos quiebran.
Tan torpes somos, ¡ay!, tan limitados
En importancia nos bebemos
Nuestro propio cerebro
Pensando que de nuestro
Lamento ojeroso depende
El destino del mundo,
Y por qué no ya también
El del mismísimo universo.

Las estrellas poblando esta noche
Nos contemplan en nuestra
Terminal palabra: arañitas,
Nada más que arañitas
Tejiendo con nuestras bocas
El silencio del abandono
De lo que somos: bueyes en el establo
De la vida, soberbios bueyes tuteando
El fragor de la noche blanca, bueyes
Con mitras de reyes como los cretenses
Ya muertos seamos indulgentes
Con nosotros, convirtámonos
En cabras, cabras con luces y ligero
Peso sobre la arcadia,
Nuestro país, nuestro territorio.

Arcadas para tipis

Acababa de parir la india en la pradera cuando el gran manitú se le apareció para decirle:
olvídate de la depre post-parto y corre a tu nación, sí, esa entre los que naciste,
hazles ver su locura, se creen búfalos o bueyes.


—¿Alguien recuerda
Cómo se orina
Con cuatro patas?
¿Cómo piensa una
Frente con cuernos?
¿Cómo espantar una mosca con el rabo
O se mastican las aulagas, las retamas,
El lentisco o el romero?
Piedras sólo conocemos
Por nuestro riñones, he aquí
El claro ejemplo de nuestra
Desmedida inteligencia:
Miramos con los órganos excretores,
Tejemos con las patas traseras,
Bebemos whisky y cerveza
En vez de agua del corriente río.
La pradera nos mira
Con vergüenza ajena, le pesa
Nuestra locura como patria.

Las flechas se frotan
Entre sí ronroneando
De placer porque se cierra
El círculo de nuestros tipis,
Nuestro yugo, nuestra yunta,
Nuestra arcada. Ellas
Se las prometen lanzadas
Y felices en nuestro país,
Nuestro territorio de toro
Y pezuñas izadas
Contra
Nuestra
Propia
Frente.

La india miró sus pies,
Pidió perdón a manitú,
Viró sobre sí
Y volvió a su depresión
Post
Parto.

martes, 24 de marzo de 2015

Noche en blanco

Noche en blanco

cuando obtuve sueño, me arrepentí
del dolor: no quise jamás llorar.
me tatuó un sol calamar
en la nuca sus ojos
siguen fijos en mí.
No sé si eres dios.
la esperanza me deja
despierta. Sin ella
lograría dormir.

me haces levantar el pecho,
los hombros no se caen,
el bosque de las ausencias
y sus ministriles avituallan el porvenir.
No tendré más que tiritar ajena a mi piel.
Sé y ven a un cuerpo inusual.

Toda la poesía honesta de estos siglos
y los siglos llenos de esperanza
de los hombres en los que el trigo crezca
grande el grano grueso y verde,
eleva abisal el pan
y su digestión en los oídos
de la noche blanca.

miércoles, 18 de marzo de 2015

A mi pueblo, a mi desconcierto

A mi pueblo, a mi desconcierto

En este muerto contenido
al que abrazas y consuelas
por deseo de su propia muerte,
en este bello ejemplar de ciervo
ligero y pesado de tantas muelas
y dientes rumiantes,
de tan onerosas alforjas
que no tienen fondo,
que huecas deslizan
el aire que por la boca
les entra y por el culo les sale,
en este muerto y denso
aire de oftalmologías
imposibles pues ni ojos
ni pestañas siquiera te caben
en ese rostro pernero,
en ese rostro carnero,
en ese rostro pétreo
de meseta inasumible,
centinela vestido de colores brillantes,
en esta muerte tuya,
yo te abandono:
Eres un pueblo muerto
sin fantasmas,
un pueblo herido
de su misma muerte,
un cuerpo inerte
exhalando un aroma vivo
de fragancias que nunca
se hunden y siempre preguntas,
siempre preguntas
el porqué y el desconsuelo
de este olor a rosas que entierras
mano sobre mano bajo
tu zócalo de piedra
tumban

la luna, el sol, la paz
de algún refresco asociado
al martilleante fuego arenoso
concupiscente o semioculto
bajo las flores de lavanda
visitadas por la mariposa
de la col, blanca como las paredes
de mi alquería… Ah, qué solaz
que no perdí, soldadito boliviano,
por mucho que dispararas
a sienes, por mucho
que trucaras valles y cordilleras
en busca del corazón palpitante
de la luna grande cuando
se asoma por los andes
de mis luces. Soldado enorme
corazón y las venerables
soledades, los cierzos
en pleno mes de julio y el viento
de suroeste aterrizando
sus mejillas de océano
sobre el páramo agreste
y mesetario:

el desconcierto, la lección
de amor dada, la grata
complacencia de una voz lejana,
las orillas y los pasos serenos
sobre la arena, el agua del mar
dentro de mi frente,
y un “no sé” hasta que la salud
tenga nombre de nuevo
y pierda la enfermedad
el suyo de muerte,
o España.

jueves, 26 de febrero de 2015

Working

Working

Si no quiero ya descubrir
donde te escondes.

Estaba allí,
En el entresuelo entre
La cerca y el cielo de goma
Hablando con su rabo
Nocturno y balbuceante
Entre los cajones y los paños
Y las pipas de girasol
Y mis ojazos,
Mi hermana, la sibila
De los adioses, la vespertina
Visitante, la suministradora,
La compañera,
La leal habitante:
La rata
Y su cola y su madriguera
De vetustas y pavesas cáscaras,
La habladora,
La angio
Esperma
Retirada
Del mundanal oficio
Del ser, la ontológica
Corporación. Junio y rosas.
Las adelfas no duermen
Nunca en los laureles.

miércoles, 25 de febrero de 2015

Letanía afrodisíaca

Apareció este poema publicado en la contratapa de Los parasoles de Afrodita (Baile del sol, 2013). Lo consideré un buen remate  externo al mismo poemario pero  a la vez relacionado con lo que lo concibe, de alguna forma lo sintetizaba, aunque el acto en sí significara que rompiera con lo habitual en las publicaciones de esta editorial, que normalmente sitúan en ese lugar un poema del mismo libro del tal volumen, a modo de muestra.
Sin embargo forma parte sustancial de este en el que continúo trabajando que llegó creo que casi dos poemarios después La exploradora, como todos sabéis perteneciente al Ciclo Suroeste, un ciclo posterior. Se ve que la misma necesitó encomendarse a una de sus deidades para que la protegiese, o le diese fuerzas o quién sabe qué en sus recorridos exploratorios por esos caminos algo procelosos en ocasiones.
Dedico esta entrada a mi querida amiga Pilar Fuertes Aguilar.


Letanía afrodisíaca


Afrodita–mente I

Afrodita, la de huesos perennes
y salud de hierro y elástica sangre.
Afrodita, la hacedora de sienes.

Afrodita–mente II

Afrodita, de cuerpo como estrella.
Afrodita, la de los ojos grandes.
Afrodita, la desmembrada y ojerosa.

Afrodita-mente III

Afrodita, la del negado a-dios
o manto memoroso.
Afrodita y el agua de perfil.
Afrodita, la seductora
de raíces. La de profundas huellas,
y potentes piernas. Afrodita
arbórea y terrena

se mudó más allá del sol
y el humo, como los barcos
que se sucedían
—como en cascada caían,
como en cascada—
imitando el canto de las piedras,
extendiendo los arrozales,
cavilando duermes
como ventisquera muda
hacia el soplo se huye,
hacia el sur y el oeste.

Afrodita, la de manglares brazos.
Afrodita, la de terrizas manos
y acuosas sienes. Afrodita,
la que permanece y la que llega.
Afrodita continental
y continente. Afrodita,
la sureña con norte
de orbe. Afrodita,
la deicida.

martes, 24 de febrero de 2015

A un pájaro muerto

A un pájaro muerto

Muerte…funesta (Empédocles)

se me murió el pájaro
y yo me quedo quieta
y sorda quiero muda
sea su salto y suelta
vengo quizás
me lloro
sólo a cantarme dijo
su juventud extrema.

Tanta benevolencia extremo
en el pasillo de tus pisadas
de sol de noche y estío blanco
y el amarillo de los cantores
que no mueren.

 Ver AQUÍ sin marco y en grande

miércoles, 18 de febrero de 2015

El ruido y un silencio

El ruido y un silencio
(Lucy-on-the-earth-without-diamonds)

Alimentamos sabañones
que nos dejarán la piel
reventada en tiras de aluminio
que se enrollan añarándonos
la entrepierna y hasta las corvas.
Juntos cederemos al buen paso
de la bestia, tanta raedera
salvaje, mullida de dientes
en escala perfecta con boca
de titanes y jorobas
de escleróticos esqueletos.
¿Cómo se entrelazan
los tirabuzones de su afecto?

Hasta las calaveras se aman
con su boca a boca tecleante,
diente a diente,
hueso a hueso.

si no se dice nada
es audible nadie
sabe nada
de esta terrena
entraña.

miércoles, 11 de febrero de 2015

mayales 1

mayales 1

0. Al fin y al cabo
que sujetaste
con la primera mano
es el tiempo de distancia,
la medida, la una
que nos separa.

1. wish you were
here es la paz
ahora mismo
no se hallan
dos en mí.

2. seremos dos
hasta que la luna
cierre sus tres ojos,
que no los posee.

3. llegará el día
para dios cantarnos
una nana al cobijo
de nuestro cuarto.

4. Sopesar y transgredir,
así nivela el canto su mirlo son
síntomas causantes
del peligro y la lágrima
rodante curva abajo
de un mundo que fue plano
antes de que él lo quintuplicara
con su voz.

5. Al pabellón de mi oído cóncava
sien trasladada a tu seís-mo
como si el latido del hombre
naciente embrionara
patente de nuevo.

martes, 10 de febrero de 2015

le dicen fucking (el celo)

le dicen fucking (el celo)

no sé cómo llamar a esta extensión
de las sienes de mis pechos
¿axilas? blancos y voletantes,
y andró-medas se tornan
ahuecándose al paso
de tu saliva por mi corriente
venero
tu dentro
de este
vientre

y para cuando argüiste
la entrega me hizo agua
el gusano del desierto de Dune
y toda su fábrica
de especia
—esencia-especia-esencia
—, espacio
lleno.

yo no veo que nadie
enturbie el gozo,
tus dedos adormilados
y justos donde más
duele.
Ahí.

domingo, 1 de febrero de 2015

La trangresión



Otra visión de esta fotografía, AQUÍ, en Meridiana claridad

La transgresión

Nieva lejos si al menos
la ojeriza soleara
el entredicho.
Cómo comu
nicar-te-, licán
tropa mía,
que debes renegar
de la luna, que ahora,
sólo ahora, se revuelve
contra sí misma tornándose
poeta de su misma luz
al ver el empeño
de un tú y un mí:
la frontera.

Pero dentro,
en los cielos ambos.

viernes, 30 de enero de 2015

La exploradora occidental

La exploradora occidental

El pueblo se acercaba
flotando                   mientras llego
y no llego el sol se acaba
depositando             sus negras luces
transparentan revientan
en cristalinas sombras
iluminando              el desconcierto
opaco y feroz la noche es
sin ausencia
clamando                 perturbar
el oeste y encamarse
en sus montañas persiste
cierta luminiscencia del océano
que arrastré en mi avenida
con sus lenguas verdes y feraces.

vengo a decir-
te
a golpear
te
-dios.

jueves, 22 de enero de 2015

Ánimo

Ánimo

ahora
me pregunto por el sonido
de tus mejillas cabeceando
junto a la estancia del salón
privado
de semejantes luces
tan pardillas,
dios y diablo
tan pardillos
casi se preguntaban
como yo hago ahora
por tu boca-puente,
ojo y río
, sí.
Río.

martes, 20 de enero de 2015

La compañía

La compañía

De donde veo y pienso llegarte

Se sumaron algunos versos
al continuo de tu boca.
Trabarme entre tantas luces
fue necesario, colmar el silencio
de tus mejillas, entregarme
a un solo punto de tu página
en blanco, presentirme
en el sonido de la miseria haciendo
aguas y calderilla en el bolsillo
de tu mano hueca, mano abierta,
soldado del crisantemo
que se posaba en tu espalda
de soledad y senectud extendidas
sobre el mantel de un jardín
silvestre la melaza
de las flores se evapora,
nosotros la vemos,
algunas huellas de tu futuro se ahogan
en la laguna de las hojas muertas,
agua dulce, parca lucha la tuya,
el gentío inexcusable sin el don
de la palabra te conminó
al extrarradio: afuera.
Aquellas murallas fueron
pan de alforja,
mas hoy


éramos dos y se quebró
el límite del imperio.
éramos dos atravesados
sobre la corriente.
Hoy tus pasos y las azules rejas
o el transparente de tu medida
taladran otras lindes de la mañana,
y sus solares huecos de noche,
y los vacíos que me dejas.

lunes, 19 de enero de 2015

Ab-solución

Ab-solución

Toda mi vida
es una historia
de tu derrota
ante mis ojos
y tu caída
ante mi frente
toda la vida
en verte caer y ceñirte
al umbral
sin lograr
soportar
con tus manos
ni el peso de una mosca
todo para ti se miente
en mi partida
hacia el abismo:
¿depresión absoluta
o absolutoria?

He de
          crear
                   —un dios—
          poder
creer.

A Dieta

(Comienzo re-revisión del segundo poemario del ciclo Suroeste, que se titula "La exploradora". Decían por las "noticias" internáuticas que hoy, 19 de enero, es el día más triste del año, que si análisis socioestadísticos y hasta climáticos confirmaban esta idea (¿idea?). Nos hemos vuelto locos, pienso, los que malgastan su tiempo en crear esta idea, los que las leemos y los que se las creen, todos locos.
Yo no me siento triste.
Yo me siento el corazón
en la boca.)

A Dieta

toda exploración comienza
anidada
con la preparación equipal
que no poseo.


Había tanta luz al despertar que me he asustado.
Conclusión, prefiero la oscuridad.
El desconcierto me lo provoca no saber
dónde estoy, ¿dónde estoy?,
entre tu boca y la mía.
Conclusión, siempre en el abismo.
Luego estoy en un abismo.
Conclusión, estoy donde siempre.
Luego sé dónde estoy.
Luego debería saber cómo caminar,
qué hacer, cómo moverme,
él es mi Estado natural: el abismo.
Pero me sigue embragando el miedo
—yo no me detengo, me lanzo—,
¿hasta dónde llegaré?,
¿A qué tengo miedo?
A no saber dónde estoy.
Pero si ya lo has averiguado,
                                          ¿no lo recuerdas?:
                                                                       en el abismo.
Ah, sí, el abismo… buff, otra vez,
siempre igual, me tiro, me lanzo
por dependencia moral
y catapúm que me desvirgo.
¿Cuántos desvirgamientos soporta mi himen?,
mejor, ¿cuántos rehechos?,
mejor, ¿cuántas vidas
tiene una perra?

Y a todo esto, ¿qué más
da el número?
Vivir dejándome
penetrar,
—¿es que acaso existe otra vida posible?—.

Poética, y genéricamente,
admito cierta-
mente-razón,

pero nunca tanta
como para considerar-
Lo no poema.





 
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