miércoles, 30 de marzo de 2022

Tres momentos

 


Ah-ora

 

Antes:

un sino com-un sol

donde quemarnos vivos.

 

Después:

Un sendero amplio y umbrío,

un suelo tierno y el aire verde,

una sumisión a nuestra vida lenta,

un pacífico rededor que nos ama y nos abraza,

 

un dios

 

que nos caliente,

que nos cuide,

que vele por nuestra

valiosa existencia.

lunes, 28 de marzo de 2022

De la seriedad de la exploradora

 


Del mosqueo con el levante al susto con la exploradora. Menuda mañana llevo, y eso que me niego a que me afecte el cambio en las horas. De horario de invierno al de verano, y yo aún con jerséis de cuello vuelto. Iba a dedicar el lapso de tiempo entre dos frentes de lluvia que ofrecía el día de hoy a hacer tareas de campo atrasadas, pero la llegada de las pruebas del libro ha conseguido alterarme el ánimo (nada difícil en mí, la verdad sea dicha), ponerme el corazón a cien y hacer que me encierre para sentarme en el ordenador y corregir. Sé bien que por parte del trabajo del editor, nada, o minucias. Sé que, por mi parte, ¡todo!, aunque hable en broma, medio en broma. De pensar que así ya en papel (por mucho que lea o escriba en medios electrónicos no consigo despegarme de las ventajas que le contemplo a la  fisicidad del libro en papel) lo que sea que esté escrito va a perdurar para siempre…¿siempre? Bueno, me digo, siempre pueden salir ardiendo, mi ordenador y mis discos duros incluidos, la leche, Sofía, que no eres la Biblioteca de Alejandría, megalómana eres y, además, ¿cómo se van a quemar los libros? Los que yo tenga, vale, los puedes quemar en el candelón de los ramajos, pero los que adquieran los demás, ¿qué va a pasar?, ¿vas a ir metiendo fuego a cada casa particular para que desaparezcan? Joder contigo y tu “imaginación”. Ya podrías haberte dedicado a escribir novelas de misterio y suspense y catástrofes infinitas, ya que tanto te gustan las pelis esas, solo esas, por mucho que te hagas la mayor cada vez que las ves, en vez de escribir poesía. ¿O será que te provoca más miedo escribir (y, por tanto, publicar) poesía? Y lo que te va es la “marcha”. Seguro que sí, que lo que te pasa es eso, el miedo por la espina, el miedo por la columna vertebral, ¿miedo a qué? Miedo a equivocarte, no sabes si en la escritura o en la decisión de publicar, miedo a alzar la voz, miedo a sobresalir de tus archivos, tan caóticamente ordenados, miedo a dejar de ser voz eléctrica, etérea, pfff, una ventosidad en el infinito mar de aires que respiramos para tu libro llegar a ocupar un espacio de volumen en este Universo, no sé si infinito o no, en cualquier caso inabarcable. ¿Y qué mas da? Eso me digo, y qué mas da realmente… Comporta seriedad. Lo que haces te importa…no sé si gas licuado o aéreo, quizás aceite de girasol, que tanta falta hace, quizás agua y tierra, de lo que la exploradora sabe bastante, quizás físicas neuronas que logren mínimamente, minúsculamente, atómicamente, quarkmente (¡ah!, la exploradora) a comprendernos mejor los unos a los otros.

¡Y no importa que te equivoques, Sofía! De errores se construye el mundo, y el futuro, de sus correcciones.

Me pongo, no lo digo más. Seriamente.

 

Corazón encogido

 Hoy es un día descarnado,

las palabras no rompen mi inquietud,

ni siquiera los regalos del alba,

hasta los sonidos de la calle

se han puesto de acuerdo

en desafinar esta sinfonía

no sé si de adviento o retirada,

partida avecilla de retorno

estrellándose contra las paredes

de alambre. Se cuartea la fina capa

de piel endurecida que me describe

tu presencia en el mundo,

un espasmo quieto

que no ilumina la estancia

donde te ocultas,

el dónde está se sienta en mi silla

y me desplaza a otra geografía,

una geografía demasiado apaisada

para este día que averiguo estrecho

para la medida de mi querencia

por ti.

 

Hoy es un día muy serio.


(De "La exploradora")

martes, 22 de marzo de 2022

Las lluvias

 


Ríes aunque llueva

Llueve y el agua limpia

tu reserva de gesto escondido

a las mieles del triunfo.

Por un puñado de monedas

que no coges,

conquistas el favor del cielo

y de la amante, mas, lo sabes,

tú siempre lo sabes, no hay favor

que necesite gesto

de tu honrada boca ducha

en vociferar cuando el gentío

te escinde y esconde una y otra

vez, las monedas almonedan

el aire, lo subastan

al mejor deporte:

¡qué perpetro observado

sobre tu risa centelleante!,

duermen los armónicos sonidos

de la lentitud del agua cayendo

sobre las piedras y la verdina

aún por nacer, tan someras.

Es decir, tan ciertas.

 

Vierto caudal

sobre tu honrosa

costumbre de saludar

a la gota de lluvia

que se desvanece (vuela,

ella vuela aunque caiga).

No hay mejilla más alegre

que la mía cuando se deposita

en tus labios untados

con deslices otoñales:

un dorado y sabio verdor

que enrojece al cielo nublado:

la ciudad nos puso límites

de tejados, pero tus dos aguas,

esa una sobre tu mejilla derecha

y esa otra sobre la izquierda,

continúan silabeándome

el lenguaje que comienzo

y no termina cuando callo

mi continuo

no dejar de

mirarte.


(De "La exploradora")

martes, 15 de marzo de 2022

Un girasol como dios

 



A un girasol

 

Hay ocasiones en las que una

debe vestirse de largo,

cubrir sus piernas

y procurar dejar de ser

cariátide de arena

para pasar a ser

columna o fuste almidonado,

tronco de madera

ya pasado por el clave, la honda

disculpa que una debe a la tierra

por haber nacido lejos

de su capa, ajena a los mirlos,

distinta de la lagartija,

del erizo, del renacuajo…

Hay ocasiones en las que menudeo

tras los dientes que me abarcan

solicitando la venia

para no enmascararte,

para orar porque siempre seas,

girasol, la corona que me cubra,

el templo que me refugie,

recuperar la osada costumbre

de repetirme y hasta bilocarme,

multiplicar este mástil

que hoy me nace afirmando

la conquista de haberte hallado,

señor del mediodía, ser capaz

de construir el peristilo

que custodie tu aureola

de consigna franca, pura

alegría amarilla

de origen y hallazgo

del dios de mis días

de poeta

o lo que sea

que sea. Que seas tú,

es lo que cuenta.

 

Y será contado.

(De "En-clave de árboles")

viernes, 4 de marzo de 2022

"La exploradora", próximo libro

En breve lapsus de tiempo, saldrá publicado este poemario, "La exploradora" que forma parte de la trilogía "Suroeste". Aunque lanzado en último lugar, ocupa el segundo  de los tres volúmenes y, como no podía ser de otra forma, lo acoge la Editorial "Ediciones en Huida" a la que le estoy muy agradecida por su apuesta e implicación.

Aquí, un poema del libro con su fotografía correspondiente:



Son del sitio

Son del sitio la encina
y la voz
                  del eco
al sur
oigo la sierra de Aznalcóllar
con su boca y con su pecho
—es el mío de mi frente, y lo era—
de mi norte que imanta
mi cabeza buscando
la enana blanca del día
recién levantada
la mañana de su son
de la noche y yo
una sombra de nostalgia
y un aullido de mi centro
que cabalga solo
sobre mis piernas
y el olor que no se pierde
en las fosas sino-ideas
de la lumbre en la candela
y el humo y la llama
y el olor a tierra
y a rostro del mundo
poniendo su culo
por montera delante
de mi cara. La cabra
reseca y borracha
de nostalgia de nada,
nada más que adelfas
y yerba dura y recia
de falta de agua,
y el aroma verde
de verdad de amor
de un mundo y de yo,
y yo, y yo y la tierra sin nombre,
y yo sin nada salvo él,
su eco.


 
Creative Commons License
El cuarto claro by Sofía Serra Giráldez is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-No comercial 3.0 España License.