martes, 15 de marzo de 2022

Un girasol como dios

 



A un girasol

 

Hay ocasiones en las que una

debe vestirse de largo,

cubrir sus piernas

y procurar dejar de ser

cariátide de arena

para pasar a ser

columna o fuste almidonado,

tronco de madera

ya pasado por el clave, la honda

disculpa que una debe a la tierra

por haber nacido lejos

de su capa, ajena a los mirlos,

distinta de la lagartija,

del erizo, del renacuajo…

Hay ocasiones en las que menudeo

tras los dientes que me abarcan

solicitando la venia

para no enmascararte,

para orar porque siempre seas,

girasol, la corona que me cubra,

el templo que me refugie,

recuperar la osada costumbre

de repetirme y hasta bilocarme,

multiplicar este mástil

que hoy me nace afirmando

la conquista de haberte hallado,

señor del mediodía, ser capaz

de construir el peristilo

que custodie tu aureola

de consigna franca, pura

alegría amarilla

de origen y hallazgo

del dios de mis días

de poeta

o lo que sea

que sea. Que seas tú,

es lo que cuenta.

 

Y será contado.

(De "En-clave de árboles")

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