Ayer hizo un año de su presentación. El segundo volumen de la trilogía "Suroeste", "La exploradora".
El tercero se publicó antes ("Los cabezos amarillos", 2019.) El primero, que dio nombre al ciclo poético, en 2015.
Todos en la editorial "Ediciones en Huida".
domingo, 14 de mayo de 2023
Rosa de libro III
martes, 14 de marzo de 2023
MARÍTIMO ES TU CUERPO: LA POESÍA DE SOFÍA SERRA GIRÁLDEZ (Reseña de César Rodríguez de Sepúlveda sobre el libro "Suroeste")
MARÍTIMO ES TU CUERPO: LA POESÍA DE SOFÍA SERRA GIRÁLDEZ
Sofía Serra Giráldez. 'Suroeste'. Ediciones en Huida, 2015.
Suroeste. El título nos emplaza ya geográficamente. El curso bajo del Guadalquivir, ese «gran rey de Andalucía» que cantara Góngora, y que aparece, una y otra vez, a la vez majestuoso y cercano, en los poemas de Sofía Serra. El suroeste es tanto un lugar geográfico como un estado del alma. El filósofo Amiel lo afirmaba en su diario, en frase muy criticada por Pessoa: «El paisaje es un estado del alma». Este lo es, sin duda. Este suroeste de Sofía Serra es un estado de plenitud, una especie de edén primigenio en que nada tiene pasado, solo futuro.
'Suroeste', el libro, está construido como un tríptico. Una hoja fina lo abre («Pre-scriptum») y otra hoja fina lo cierra («Post-scriptum»), y, en medio, custodiada por ellas, está la floresta de la imaginación poética de Sofía, el "Scriptum". No puede uno evitar pensar en el famoso tríptico de El Bosco, 'El jardín de las delicias': en la tabla central, un inabarcable jardín, o, mejor, selva indómita, de palabras.
Ya en el Pre-scriptum se nos dan pistas: en el poema «Suroeste» se muestra a las claras que este lugar geográfico, lugar de llegada, es también el amado, la «bahía de 'tú'» en la que rompe el mar verbal de la poesía de Sofía Serra. Y el post-scriptum —perdón por el salto— viene acompañado de un referente pictórico, que no es el Bosco, sino Miguel Ángel, su celebérrimo Juicio Final en la Capilla Sixtina, y la estremecedora figura de San Bartolomé desollado:
[...] es necesario que habiten
otros hombres otros cuerpos
quizás
aquellos
despellejados por las manos
del púgil miguel y ángel
que los expuso en la pared
ante Dios y ante el infierno.
El Post-Scriptum es, entonces, una reflexión final, un juicio sobre lo vivido, y al mismo tiempo una anticipada premonición de lo que vendrá («ya sé que hablas / de amor de / esperar /de para /qué»).
Entre estas dos finas hojas del tríptico, todo el espacio maravilloso del Scriptum, el libro propiamente dicho: celebración de la pertenencia a un lugar, de la felicidad del amor correspondido, de la esperanza en el mejoramiento del ser humano. Se abre esta sección central con un poema en tres partes, «Tres grados matinales al suroeste», que es un jubiloso saludo al amanecer:
[...] y de nuevo las tórtolas, felices
y virginales tórtolas
e invioladas tórtolas
por la negrura de la noche,
abren las puertas -tal como
abren sus alas-
del templo del nuevo día,
las vestales y primorosas azucenas
vestidas de ceniza y plumas
para mis ojos
tus ansias de hombre bueno
en este abismo hasta la primavera
Este saludo al amanecer es a la vez saludo al amor. Y lo que se inaugura no es solo el día: en el poema «In situ», que viene inmediatamente después, se nos muestra un estado edénico, en que la plenitud de la Naturaleza hace innecesaria la invención de la música, porque la Naturaleza tiene ya su música:
Sólo se escuchaba a los animales,
a sus muchedumbres y manadas,
a sus riñas y sus ruidos de apareo,
a todo lo semoviente que caminaba
sobre el suelo y bajo él. No,
no fue necesario en aquellos tiempos
inventar la música.
Paisaje edénico y felicidad compartida con la pareja que se va desplegando en los poemas que siguen: «El potro griego», «El perdón», «Las seis de la mañana y sereno»: el río, que acaricia la tierrra, adquiere en estos poemas connotaciones eróticas, y se convierte en el protagonista en los poemas que viene después, «El río viejo I» y «El río viejo II», aunque aquí puede hacerse otra lectura distinta: la poeta se identifica con el río, y el avance de éste, su «guerra contra las piedras» puede remitir a la ardua tarea de la escritura, a la dura lucha por expresarse, por comunicar. El río es página:
Los cabezos se agrupan
en los márgenes de tu página
imantada por el sol de la lluvia,
cuando solo soy yo,
blando y unísono excombatiente
de la guerra contra las piedras,
la venerable escritura de la montaña
que ríe pendientes con lamentos
por hacer qué queda.
Me abarco tan solo
sugiero la planicie que me ama.
Aunque no se abandona nunca el simbolismo erótico del río, como en el bellísimo poema «La escafandra fluvial», y se complementa además con otros símbolos, como la playa y el mar, llegando ya el río a su desembocadura («El hombre ahora y yo»; «Acceso»):
[....] y aquí, todo mar,
cuando yo te veo todo mar
cuando tú me miras todo mar
cuando cabeceo abocada a ti
todo mar y ese vello que asoma
por tu axila todo mar
desde mis bebedizos de hambre
de tu garganta, paz
y aula cerrada
tu cóncava carne
entre mis manos todo mar [...]
Otros poemas celebran las tareas cotidianas («Performance del trabajo», «Tarde»); y la unión amorosa («Posesión», «Amanecer»). La identificación entre la carnalidad del paisaje y la geografía erótica se expresa maravillosamente en poemas como «Geografía de lo intocable»:
[...] marítimo es tu cuerpo
de hombre a mi costa
de geografía
en esta noche marina
u oriental.
«Cuentas de febrero», otro de los muchos grandes poemas del libro, es un cántico a dos personas que han decidido juntar sus vidas, y que trascienden lo cotidiano en una unión que se siente como indestructible. A medida que se avanza en la lectura del poemario, sin embargo, se advierte la llegada de un tono más amargo: la duda, como en el poema «Vacío»:
[...] yo soy solo
espacio albergo
duda no sé
si vacío no
sé si tú
O, en «No fingir»:
[...] el mar y el aullido
de un mundo incompleto,
un mundo sin ti.
Y, sin embargo, prosigue el amor, prosigue la celebración de lo cotidiano, de lo sencillo, y hasta algo tan prosaico como la alergia puede tener implicaciones metafísicas. Cito este poema completo:
ALERGIA
voy a llorar un poco para
des-congestionar
las fosas pudientes
de mi inmersión
ajena
a toda externa luz
obligo a perpetrarme:
des-vanecerme,
des-aparecer,
des-vivir,
des-ser,
quizás.
Pero no es cosa de seguir cartografiando este paisaje hechizado por la poesía: es un viaje que el lector deberá hacer, navegando por el estuario, llegándose a la playa, escuchando el fragor del mar. Más allá de su temática, y de este suroeste mítico y erótico que se consagra en la literatura de Sofía Serra, está su lucha a brazo partido con el lenguaje para alcanzar una expresión propia. Hay ecos de César Vallejo en sus audaces neologismos: «descaridad», «socarrónica», «nularé», «te umbro»), siempre etimológicamente bien fundamentados; en su uso profuso y eficaz del calambur, marcado a menudo mediante guiones y/o paréntesis («des-embocadura», «u-fana(l)», «a-mar-zo»); en el empleo sugerente de la paronomasia («a nadie contar, / a todo cantar, a nada llegar, a todos llagar»); en una puntuación libérrima e insólita; y en la manera en que se escanden los versos, con muchos encabalgamientos abruptos, a la vez ocultando unos sentidos y alumbrando otros. No se crea, por ello, que hay nada de artificioso en un uso tan frecuente y eficaz de la retórica: todo brota con naturalidad pasmosa de su firme pulso poético. Lo mismo que su elección, muchas veces desconcertante, del léxico, pues se mezclan registros en un rico caldo verbal, o las osadas metáforas con que nos asaltan a veces los poemas. La voluntad de decir(se) tensa el lenguaje, descubre en él posibilidades latentes pero inéditas, funda una expresión personal y diferente, un suroeste de la poesía que es un placer ir descubriendo.
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Con este libro inició la poeta Sofía Serra Giráldez (Sevilla, 1962) un ciclo poético, el ciclo del Suroeste, que consta de tres libros (o cuatro, ya que uno de ellos fusiona dos anteriores). Los libros son: 'Suroeste', el primero en publicarse (2015), y el primero de la trilogía; 'La exploradora', segundo libro, aunque último en cuanto al orden de publicación (2022), en el que se funden 'La exploradora' y 'Solenostemon'; y el tercero, aunque segundo en publicarse, 'Los cabezos amarillos' (2019).
(Autor: César Rodríguez de Sepúlveda.)
o0o
sábado, 24 de diciembre de 2022
Suroestiadas
Cojera (suroeste)
Como una reivindicación de futuro
pasó por tus manos la joya de la corona,
o el secreto de estado,
y no supieron luces ni vanos
si el membrete del sobre
que llevaba grabado tu nombre
se entregaba a los juegos de la dulce,
la dulce mujer y tierna.
Allí me quise, y verme amada,
cuando sopló el simún desde el estrecho,
las paredes se clavaron en el río sidéreo
y tinto sólo, qué solo, tan solo se quedo
este Hércules no dios ni vivo hombre,
solo una estatua de piedra
en la cochambrosa ruinera que lo vio
nacer. Toreando llegó
Gerión y a los pastos hizo ganado
de Flora. No quiso fabricar Hefesto
no el yunque rojo ni el duro hierro.
Bailando persiguió los pasos
de Afrodita, amando al son
de su entrañada y entrañable cojera.
("El hombre cuadrado")
martes, 29 de noviembre de 2022
Amanecer en Suroeste
Así amanece Suroeste (el libro, la trilogía y el lugar).
Amanecer
un océano de lumbre
en el extremo de mi boca
y mi sereno al mar
cuando lo tienes a pedido de tus ojos
de hombre o de tierra verde
como las libélulas que pululan aladas
y beben leche, tan blancas
como la púrpura
que te encumbra
dentro de mí,
nívea como el armiño.
de más está
que digamos
que sí a qué
o vino de más
y en la sobra
he continuado la caminata
marítima cuando te ibas
y te ibas tan lejos que ni las olas,
por mucho que anduvieran bajo el mar,
por más arrecifes y caracolas que arrostrara
en su paso,
—tantas barreras, tantos límites—
por más delfines que murieran arrollados
en sus remolinos,
—tanto dolor, tantas lágrimas—
por más que longitud y latitud
confluyeran en un solo punto
del uniforme geoestratégico:
tu ombligo moreno da la vuelta
al mundo de mi lengua.
Así se levanta el sol.
un insufrible acto de perdición,
sumisión y autoextinción:
el mar parsimoniándose
sobre la arena. Y tu belleza
de hombre contenido
en tu palabra.
jueves, 23 de junio de 2022
Vídeo de lectura de un poema de "La exploradora" (Maná de carnívora)
Lectura del poema "Maná de carnívora"
El libro "La exploradora" se puede adquirir AQUÍ (o en cualquier librería encargándolo.)
miércoles, 11 de mayo de 2022
Dos poemas de "La exploradora" y recordatorio de la presentación del libro
Os recuerdo a todos que este viernes día 13 de mayo de 2022 presentaremos en "La Carbonería" (Sevilla) el libro "La exploradora", segundo poemario pero tercer volumen de la trilogía "Suroeste", editado y publicado por Ediciones en Huida. (Abajo, el cartel.)
Ab-solución
El escudo toscano
viernes, 4 de marzo de 2022
"La exploradora", próximo libro
En breve lapsus de tiempo, saldrá publicado este poemario, "La exploradora" que forma parte de la trilogía "Suroeste". Aunque lanzado en último lugar, ocupa el segundo de los tres volúmenes y, como no podía ser de otra forma, lo acoge la Editorial "Ediciones en Huida" a la que le estoy muy agradecida por su apuesta e implicación.
Aquí, un poema del libro con su fotografía correspondiente:
miércoles, 19 de enero de 2022
Los efectos del frío
On the rocks
Vengo a
recordar
la venta del
mensaje.
La
hormigonera registra
los bramidos
de tu hombría.
No hubo
negación
de tu varonil
muerte.
La masacre
descansa
sobre pilares
de floja argamasa.
Descerebrados
el mito y la joya,
sitúo sobre
mi mesa de jaspe
reluciente tu
retrato.
A estas
alturas de mi diosa interna
reclamo mi
trozo de partida,
la salida que
me pertenece.
Estoy dispuesta
a compartir,
pero sólo invito
a hielo.
Quién nos
ocupa que me vendo
por dos
míseros reales
ojos, uno
para tasmearla,
otro para
pintar
la verónica
de tu ensalmo
en el rostro
cautivo.
La luz se
ablanda
como un canal
lechoso:
Es tu nombre
una insomne
grada,
la diosa
interna
se me rompe
fría.
(Sofía Serra)
martes, 11 de enero de 2022
Qlimate change
Cambio climático
Se
aclimatarán,
nos acostumbraremos
al cambio
brusco
de la vuelta
de su curva.
Es una esfera
menos perfecta,
pero su
pabellón matizado
ondea los
colores de la utopía.
El cieno y el
negro blando,
la metamorfosis
que sufre
la huella de
su redonda efigie
de planeta
invertido,
pues, ¿a
quién se le ocurre
diseñar una
figura convexa
para posarnos
a todos sobre ella?
Mejor
cóncava, así habríamos
cabido
redundados geométricamente:
por cielo,
las coronillas de los habitantes
de las
antípodas, el sol iluminaría
la tierra
desde nuestros pies, el suelo
sería
transparente y el mismo planeta
habría tenido
que desarrollar
una fuerza
centrípeta.
siempre en el
límite
del nife nos
posaríamos
sobre la de
hoy atmósfera,
poblaríamos
de pájaros
y nubes la
densidad
del núcleo de
ayer.
Si un mundo
cambia,
si un planeta
cambia,
¿por qué no
yo?
(Sofía Serra. "La exploradora".)
lunes, 3 de enero de 2022
Los vientos de la rosa (Variante "n")
A
los cuatro vientos
Amor de ojos al sol
y a la sombra, si me alejas
la presbicia de
mis bases,
¿de qué pie
cojearé yo
sino es de
ti, de tus tobillos
y de tu
orgullo?
No me
abandones en esta primavera
blanca tan
llena de lo mío.
Mira tú, que
no necesitas lentes,
que yo sin lo
tuyo claudico.
Al sur te
necesito,
y a los tres
que no se nombran
les pido tu
mirada:
que un punto convergente
de luz
traigan el frente
de tu perfil
a mi sitio.
Todo es
extraño: río
aunque llore
mares.
Todo
permanece salvo la espera.
Ella se va.
Yo me quedo
en tu rosa de
los vientos.
(Sofía Serra. De "La exploradora".)
sábado, 4 de abril de 2020
Suroestando
Qué sino Abril
qué paz se venga sino
la de soldados muertos,
qué derrota navega
bajo mis sienes delante
de tu ancestral boca
de tiempo ingenuo, qué
soledad magnífica revienta
en tu sueño de solsticio sino
la primavera.
Lo vamos a dejar,
tú, estómago, y yo.
cualquier palabra
es cadaverina de su silencio
por muy vacía que vuele
su sin palabra cualquiera
es más poesía.
sabes cuándo no necesito creer,
¿verdad?,
cuando me hace oportunidad
me sobra cualquier
libro cualquier poema
cualquiera lectura me embarga
el arreglo del nido me aligera
costumbres me calientan
el sueño resulta
tan reconfortante
fregar un suelo aquí
no hay género sino
de novela, poesía, teatro
sino puro
número de candilejas
en las encinas. Sus flores
vertebraré hasta que pueda.
Me parece
tan-razonable,
tan-verdadero,
tan-profun-damente
serio como la máxima
y refleja actividad humana
de respirar.
hoy no soy poeta yo
gracias a la Poesía.
Ediciones en Huida. Sevilla, 2015 |
lunes, 30 de septiembre de 2019
Próximo libro: "Los cabezos amarillos"
En breve se publicará "Los cabezos amarillos". Ediciones en Huida ha apostado por él. Probablemente esa será la fotografía de portada. Las siguientes, algunas que he preparado para mi foto de perfil. Continuaré informando.
domingo, 6 de enero de 2019
Filatelias
Filatelia
Descomprimido y permanentemente
hueco levantas preámbulos
de dos manos de alzada.
Se te colaron los dioses
por la rabadilla, te introdujeron
la sinapsis a golpe de tendido
eléctrico sobre la camilla
de aquel pequeño huerto,
el cachorro durmiente abre
canicas como planetas
a la luz de un universo
negro que conocemos
sólo por postales con borde
sinuoso. La yema de mi índice
lo recorre sin padecer él
ni mi dedo. Un perfil podría dibujarse
entre la tierra y la luna
y no parecería el de un dios.
Enormes somos reduciendo
a sello lo que no abarcamos
con nuestros brazos.
La medida, para el coleccionista.
(De "La exploradora")
sábado, 5 de mayo de 2018
Transplantes (de corazón, de paisajes, de árboles...)
El escudo toscano
Este es el poema para amar
lo que no se conoce.
Sobre un sinople de tierra
Siena y tejas que se curvan
Por la mano del maestro
En levantar el skyline
De ciudades sobre colinas.
Nada habrá más
Que un muerto inacabado
Como mi cuerpo añadiendo
Pasos al puente viejo
Y los toldos de las lumbres
Respirando techo, agua,
Barro en un día de verano
Con olor a cañaillas
Y a blancos camarones
Como el mármol blanco.
El temblor volverá
A esculpir las murallas
Lirios de tus párpados,
Tantas esculturas, retratos de hombres
Sin mirada, sin vidrio
Transparente entre la piedra
De sus faces y la carne
De su alma.
Yo sin embargo
Siempre relacionaré
Mi estómago contigo:
Atravieso la medida de las colas
De los pájaros ya yéndome
Me espigo como un ciprés y te vengo
A mi suelo, tuyo eres
Pequeño y aquejado
Grande, sin cama
Blanda, blanco
Del numen dentro,
El habitual
Deshielo
Del mármol con forma
Humana.
(De "La exploradora")
martes, 10 de octubre de 2017
Sobre independencias
dicta-dura nuestra boca blanda
los hombres tienen sed
y no doy abasto (el río)
Los todos mordemos
con firmes dentaduras:
aprehender
duras aguas al beber el llanto
de todo cristal gozoso
verde o negro
estallado por el viento inasible
de la iniquidad, la vesania
y la hambrienta injusticia.
Sus cristales se nos clavan
en la lengua antes de pronunciar
una reseca ignorancia más.
Aprendemos a masticar
con las llagas,
nadie nos emboca bajo
el puente de la libertad:
Sed de maestros, sed
de vosotros mismos.
Pertenecéos.
(De "Suroeste" Ediciones en Huida, 2015)
sábado, 23 de septiembre de 2017
Dos españas
A mi pueblo, a mi desconcierto
En este muerto contenido
al que abrazas y consuelas
por deseo de su propia muerte,
en este bello ejemplar de ciervo
ligero y pesado de tantas muelas
y dientes rumiantes,
de tan onerosas alforjas
que no tienen fondo,
que huecas deslizan
el aire que por la boca
les entra y por el culo les sale,
en este muerto y denso
aire de oftalmologías
imposibles pues ni ojos
ni pestañas siquiera te caben
en ese rostro pernero,
en ese rostro carnero,
en ese rostro pétreo
de meseta inasumible,
centinela vestido de colores brillantes,
en esta muerte tuya,
yo te abandono:
Eres un pueblo muerto
sin fantasmas,
un pueblo herido
de su misma muerte,
un cuerpo inerte
exhalando un aroma vivo
de fragancias que nunca
se hunden y siempre preguntas,
siempre preguntas
el porqué y el desconsuelo
de este olor a rosas que entierras
mano sobre mano bajo
tu zócalo de piedra
tumban
la luna, el sol, la paz
de algún refresco asociado
al martilleante fuego arenoso
concupiscente o semioculto
bajo las flores de lavanda
visitadas por la mariposa
de la col, blanca como las paredes
de mi alquería… Ah, qué solaz
que no perdí, soldadito boliviano,
por mucho que dispararas
a sienes, por mucho
que trucaras valles y cordilleras
en busca del corazón palpitante
de la luna grande cuando
se asoma por los andes
de mis luces. Soldado enorme
corazón y las venerables
soledades, los cierzos
en pleno mes de julio y el viento
de suroeste aterrizando
sus mejillas de océano
sobre el páramo agreste
y mesetario:
el desconcierto, la lección
de amor dada, la grata
complacencia de una voz lejana,
las orillas y los pasos serenos
sobre la arena, el agua del mar
dentro de mi frente,
y un “no sé” hasta que la salud
tenga nombre de nuevo
y pierda la enfermedad
el suyo de muerte,
o España.
(De "La exploradora", ciclo Suroeste)
lunes, 28 de marzo de 2016
Los cabezos amarillos
AQUÍ se pueden ver más fotografías referentes al poemario y al mismo paisaje
Los cabezos amarillos
De los rizomas aguados
al venerable panorama
de los iris sumergidos
como aflora el manantial
desde la tierra hunde
la llama vertical
del suelo de los cabezos,
las peinetas de la pleamar
azul, el blanco y el amarillo
solicitan un acebuche de sal
como las cañas verdes y dulces,
la arena de mi tierra y mi muralla.
Así fue aquel paisaje
donde me extendí ante tu vida,
o para ti.
Aún brotan
los siete colores terrenos,
la luz y el agua se encendieron a tu paso
para que yo recordase ahora.
Llega el mar a la playa
como llegaban desde el pueblo blanco
el cuaderno, los lápices, la bombona
de gas butano, los cuentos y sus regalos,
como si de las Indias vinieran,
y como india tan morena
como la torre que me guardaba.
No tan roca.
No tan alta.
Sí tan rota.
Sí tan permanente-
mente en la orilla.
jueves, 3 de marzo de 2016
Aflorar
callo porque huelo
el hueco para olvidar.
I
bastando dar se reciben
puñados primeros
pétalos y guardas
de una mujer
joven.
Yo salgo si tú
me besas o me hundo
más bebida tu fragancia
de generosas emanaciones.
Huele a flor y nata
de misterio
bajo tus párpados.
se me escapa la boca
por los circuitos fluviales
de mi denso estero,
que también ya huele.
A regaliz.
todo es silencio en este mundo
lleno, tan lleno.
La paz y la última palabra
someten su aleteo universal
a tu ademán de reyes,
munífico ente
diurno y taciturno
hoy, mañana
ya veremos.
II
me arropo en tres palabras
nadando, buceando, tirando
de tus piernas,
llegar hasta donde tú
no quieras que es el fondo,
la pelvis plana de la tierra
pisando fuerte,
dar
la patada,
subir
y entonces expulsar
el aire que nos quede hasta
aflorar
al viento del Sur.
III
restablecer el equilibrio
hablando tus labios
someramente
escribir un beso
con la punta de mis sienes
sostener la yema viva
de tu mente,
aflorar a carne
viva esta agonía
que me padece
la palabra.
jueves, 28 de enero de 2016
La isla mínima
La isla mínima
La poesía manifiesta la corazón.
Las dos palmeras sembradas y creciendo.
El camino mayal que me señala la luna.
La tierra recién arada tal como
el nuevo lirio predica.
Pronto llegará la primavera,
la siembra de los alcauciles
para el futuro invierno,
verdes rosas tras los rojos
tomates con sus hojas verdes.
Proclamo mi falta
de corazón y de razón.
Soy poeta, mi órgano
es la co-razón.
(De Solenostemon.)
martes, 19 de enero de 2016
toda tu noche
toda tu noche
vívida luz que no me asombra
y sol y espejo de dicha
a las tres de la mañana te llamo
en mi oído, plácida
te umbro para que no te disuelvas,
pensamiento cálido
de ti y mi sonrisa
acaricia la almohada
con la mejilla de tú,
tan tierno y seguro y cándido
pensamiento mío en ti.
densa y menudamente
la noche paraliza lo más bello,
lo detiene y lo deposita
en mis brazos, lo llevo
a mi pecho y no se pierde.
ahora dormirás seguro
y cansado como un pequeño
hombre que duerme todos
sus pesares y descansa
en la noche toda
que yo velo
para hacerla día
con su alegría toda
despiertas y todo
te vea más claro
como el aire limpio
y el fresco de la mañana
mira tus ojos ambos
como pozo de estrellas
todas.
(De Solenostemon.)