Podéis oír tres poemas del libro publicado por Ediciones en Huida
jueves, 19 de noviembre de 2020
"Los cabezos amarillos" en la fonoteca de poesía
lunes, 19 de octubre de 2020
Destierro
Las margas azules, la tercera parte de “Los cabezos amarillos”, representan la vuelta a “lo real”, al hoy de la voz que escribe, el mundo que vivo, todo aquello que no tiene que ver con el hecho de “la playa”, que no es un pasado en sí, ni un ayer, ni un futuro, aunque sí otro tiempo al inmanente en la escritura poética. Las margas azules son un tipo de roca sedimentaria, normalmente provenientes del mesozoico, que se forman o se depositan en entornos fluviales o marinos. Se me figura el tramo físico visto en un mapa desde la ciudad de Sevilla hasta “la playa” como el lugar de las mismas. En el poemario acogen todo aquello tomado de la evocación del lugar y el tiempo (los cabezos amarillos) para traerlo a la actualidad y a la realidad de la voz poética. Jugué con la imagen ecoica de su nombre (marga/amarga) y el visual del color, azul (que también recuerdan el del cielo y el del mar), como complemento cromático del amarillo de los cabezos.
Estuve documentándome, lo que una puede no siendo experta en la materia, aunque sí muy amante de la geología. La escritura de un poemario también implica una investigación científica, es decir, racional, ajena a la poética. Una especie de autodestierro del locus amoenus. Siempre la practico. No solo porque naturalmente me apasione, investigar, sino también porque la escritura poética así me lo requiere.
El alma desterrada
El corazón no duele,
pero a cambio
el cuerpo desaparece.
La sangre me
hierve
y cuando llega
a su natural
condensación
por el frío
que me
rodea, me chorrean
las lágrimas,
agua y sales
como la urea
que al matojo reverdece,
el poso es
tierra donde
el cañaveral germina
y crece,
mas estoy
a revienta
calderas
y el barco de
vapor
busca el otro
motor
de aceite y gas
que me suprima
de esta
artificial suerte
de esperar
sobre margas azules
cuando los
amarillos
me destilaron
los siete
colores del arco iris,
me explosione y,
convertida
en masa humeante
y celeste
intangible,
vuele por los
aires
hasta mi padre
marítimo
una vez
él también se
condense
en olas de
salinas
y reales y
blancas
tempestades, no
importa
si pequeñas o
grandes.
Todo ha ido
aumentando
como la marea
sube
y los girasoles
que me
alimentaban justo
cuando te oí,
crecieron.
Ahora su
amarillo
ya tiñe el
lugar del encuentro,
del que nunca
he salido.
Nuestra es la
bandera del exilio
interno y la
verde playa
amplia y sola.
Salir de donde
no estoy
para llegar a
donde mismo
soy, que no soy
más
que tú o yo
o el mundo que
odio,
pero del que
formo parte.
Ni siquiera la
tormenta, con su gran poderío,
puede decir a
las nubes: ¡no soy vuestra!
No mates los días que te quedan por vivir.
domingo, 23 de agosto de 2020
Dos torres
Torre en ruinas
ciega estuve tú
con tu silueta rota
y ancha anduviste
cercando la contraviesa
de mis ojos, ese alma
que se pierde de lo más evidente,
torre albarrana,
torre marítima,
a deshora me avisaste
del drama urgente y pavoroso.
una torre ruinosa
lamida por el mar
y sus sales, pasto
de borrascas, de la tensión
de las mareas, del gobierno
de los locos muertos
de hambre y otros géneros
de sedes y sillones.
(Del libro "Los cabezos amarillos")
sábado, 15 de agosto de 2020
Tres pasos para montar la resistencia
Surrender
La única revolución pendiente
es la del individuo sobre sí.
Y la única con final feliz
para el mundo.
Me comuniqué y atravesé
las medias noches del olvido de sí
o bien de mí permaneciendo
derrengada junto a las sobras del mundo.
Me recorrí aventando los solares
que quedaron quietos
como atemperadas sombras
solazando las desiertos.
Yo me participé y transgredí
la filamentosa náusea adherida
a las entretejidas togas de la memoria.
Mas eres tú y son mis ojos
y yo te diré y será
lo que tú digas.
ESO y un no siendo
fue ser poeta.
ESTO es ser
revolucionario.
(De "La dosis y la desmedida")
dicta-dura nuestra boca blanda
los hombres tienen sed
y no doy abasto (el río)
Los todos mordemos
con firmes dentaduras:
aprehender
duras aguas al beber el llanto
de todo cristal gozoso
verde o negro
estallado por el viento inasible
de la iniquidad, la vesania
y la hambrienta injusticia.
Sus cristales se nos clavan
en la lengua antes de pronunciar
una reseca ignorancia más.
Aprendemos a masticar
con las llagas,
nadie nos emboca bajo
el puente de la libertad:
Sed de maestros, sed
de vosotros mismos.
Perteneceos.
(De "Suroeste")
Manifiesto
la torre se enfunda
con placas de grafito
o de pizarra.
Los caballos de la marisma
tronan en la espesura del bosque
de eucaliptos.
Entre tú y yo triangulamos
la distancia de las estrellas
aunque el Rin haga cabriolas
de este a oeste.
¿Quiénes somos sobre este paisaje
tan verde? El peso de la historia
nos aplasta. Tu vida es la mía,
tú, de dios, mi dios, tú.
de nosotros, él.
sólo posees un manifiesto:
tú mismo. Defiéndelo.
(De "Los cabezos amarillos")
lunes, 10 de agosto de 2020
"Suroeste" y "Los cabezos amarillos" toman ya aires buenos
El otro río tan grande
(a JC Sánchez Sottosanto)
En esta intravenosa suspicacia
de tus caricias y mi risa, en esta
aquilatada salinidad que bifurca
mis ingles hasta romper aguas
en la dulzura del estuario abierto
en la medida que nadas
tan grande
como los dedos de las olas
como blondas translúcidas
de un vergel que avanza,
pampa
océano
campo
de mañana cálida
como una prímula
sentada al borde
de tu boca abierta y plata,
mi mar mío y sede tuya y yo
blanda, desleída,
i-letrada,
a-mórfica,
eu-tópica
o miserable
u-fana-(l),
de sólo agua bañándome
en cada tú
tan grande
luz.
(De"Suroeste")
viernes, 7 de agosto de 2020
martes, 28 de julio de 2020
Sobre mi primer amor y su reencuentro
Parménides fue mi primer amor que eres tú
es que necesito rei-
vindicarte.
si estás ahí
fue
porque tú y yo
así lo quisimos,
nos convino en un modo
esta especie
a nuestro modo
de hijos futuros de caínes y abeles
en sus encuentros de hienas
que solas miraban,
qué solas miraban
las leonas que se acercaban,
los leones que descansaban,
ellas llevan las mismas tetas de mi sexo
ellas llevan los mismos te(s)tos de tu sexo.
Yo no amo a las hienas
injustamente,
en nada injusto te amo, hombre
recio, simbiosis
de La Costra en mis sienes.
Mas sí te necesito
en mi pecho unido
a mi cerebro.
Ella es la enemiga que creamos.
Y ella me ha robado
lo que más quiero
lo que más deseo,
lo que necesito,
a mi compañero en la vida
de esta física tesitura.
Qué te habrá robado a ti
Ella.
No importa seamos
más o menos, Dios
diría si existe más allá
de los claveles y las fuentes.
Pero este lugar de presente,
siempre el sitio,
anhela su justicia de tiempo,
como ya te dije algún día,
nuestra compañero.
Y en él, si tú no hablas,
no hay luz que brille,
eje que la decline
o sombra que la represente,
fuera lo que dijera Platón
y todos los que tras él
malinterpretaron.
es que yo me quedé allá,
junto a los presocráticos,
a la intemperie
en nuestro
al final
primer
encuentro.
(De "Los cabezos amarillos")
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Se puede adquirir AQUÍ |
lunes, 20 de julio de 2020
Tortura
Los erizos del revés
lunes, 13 de julio de 2020
Sobre estatuas. Y sobre corrales. Y sobre bajamares.
La estatua de mármol
Querer desentrañarte
o desentrañarme,
dejar que el dolor aflore
como los manantiales
desde el pecho de los cabezos amarillos.
Las cañas habrán de ser verdes
dedos que enraícen
en cada uno de mis huesos.
Así, en vez de mamas, ves
florecer aulagas y quejigos,
arbustos costeros cubiertos
de flores blancas y grises.
Sus hojas decimonónicas
tan aromáticas endulzan
el aire tibio que emana
el sentimiento de haberme
descubierto viva aun
enterrada bajo tantos estratos
de arenas fósiles.
la lluvia verdea las lindes
—es invierno en este sur—
de la casa que cada año
estrenamos: a nuestros pies
la estampa de la playa
y la escritura sobre ella
con el cálamo de la caña
más dura, ya reseca
y quebradiza.
Qué me pedirá a cambio la naturaleza
ahora que olvido el granito
y las arcillas calizas de las encinas
sino mi misma vida
que despierta con el dolor
conquistando cada espacio
intercostal
marmóreo,
las caderas
y mi pecho
horadado.
fundir en la misma empresa
la baja-amar y el desentierro
de la estatua con sus brazos
blancos.
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domingo, 17 de mayo de 2020
sábado, 21 de marzo de 2020
Poema recitado (vídeo) "La corriola del pozo" ("Los cabezos amarillos")
¡Feliz día mundial de la poesía!
martes, 31 de diciembre de 2019
Los cabezos amarillos os desean un feliz 2020
martes, 3 de diciembre de 2019
Una cosa pequeña
Una imagen a modo de recuerdo sobre la presentación de "Los cabezos amarillos"
El libro se puede adquirir AQUÍ o en cualquier librería encargándolo.
viernes, 29 de noviembre de 2019
A modo de bienvenida
Hoy lo presentamos en Sevilla.
La des-despedida
Las olas renuevan
el aire y la arena.
Muerta el hambre se acabó
la fiesta y la bestia muerto
el hombre dormido
el menor de los males
la arena conquistó la orilla
el mar rindió la retirada
la venganza de las conchas
floreció bajo la antigua espuma.
Y como la Tierra es redonda,
todo retorna a su lugar.
No hay más despedida
que la de la ola,
que se va para poder
volver a volver.
(De "Los cabezos amarillos". El libro se puede adquirir AQUÍ o en cualquier librería encargándolo.)
martes, 19 de noviembre de 2019
Presentación de "Los cabezos amarillos" (Sevilla)
Tal como reza el mismo cartel, el viernes, día 29 de noviembre, a las 7,30 de la tarde, en La Sra Pop, se presentará el libro "Los cabezos amarillos", recientemente publicado por Ediciones en Huida. Me acompañarán en la misma, el editor, Martín Lucía, y Ángeles López y Pilar González Modino.
El libro se puede adquirir AQUÍ o en cualquier librería.
jueves, 7 de noviembre de 2019
Ya a la venta "Los cabezos amarillos"
https://www.edicionesenhuida.es/producto/los-cabezos-amarillos/
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miércoles, 6 de noviembre de 2019
Dos momentos
El momento
Sólo sucede
que cuando se rompe un vaso,
mi propia risa me duele
y soy yo la que recoge
hecha añicos la alegría
que la provocó ahondando
en las arterias del conocimiento
de la lumbre plana
sedo bacanales de hambre,
luego huyen como aves voraces y sedientas
de ombligos llenos de agua:
la tierra, la tierra madre
es la coyuntura de esa escarpada linde
que me vio. Creo que nacer.
pero qué más da el momento.
La piedrecita rueda
por la cárcava arenosa del cabezo
de mimbre y cristal, la tierra amarilla
me cobija en su seda de lumbre
y hace décadas que aprendí a pintar
los colores del arco iris
con mis ojos fijos en el arroyuelo,
pequeño y mínimo
arroyuelo de agua dulce
que se deslizaba hacia el mar.
Y la torre albarrana en el mar
como ancla del mismo mar,
blandos tus lomos de piedra
y de aroma del cañaveral
que endulza
mis dedos, las manos:
nos damos las manos
junto a la orilla.
(De "Solenostemon". Donde ya se anuncia el siguiente poemario, "Los cabezos amarillos", que será publicado en breve por Ediciones en Huida.)
domingo, 3 de noviembre de 2019
Desde "Los cabezos amarillos" hacia la clase política
Escrito "al margen" mientras componía Los cabezos amarillos, poemario de mi autoría que en breve publicará Ediciones en Huida.
Desde "Los cabezos amarillos" hacia la clase política
serán los oídos.
sino las gargantas.
Despertarme llorando a Kant, por no haber perdurado, no haber calado en el Hombre.
Los cabezos amarillos siguen su curso
caminan sobre la arena
y yo con ellos.
Ahora ya puedo seguir
sellando pactos con el diablo
que me permiten casar con él
y con dios a la vez que permanezco
célibe, aislarme y centrarme
en la huida.
sábado, 26 de octubre de 2019
Torre de todos
Torre de memoria
Casi no llueve, pero la encina flota
baja el amago del viento,
caminante de sus pasos frugales
sobre las flores de cualquier primavera.
La ventisca anula el desconcierto
de la oropéndola que a mi regazo salta,
un dorado presente de un pasado verano
fuera de tiempo en este cálido otoño:
Una torre sumergida, una torre de oro
flotando bajo la orilla tan lejana
de mí como yo del mar y su peso
de agua
sobre la bendición de ser lamida
por las lenguas de la playa. Canta la torre
exhalando aire caliente. Canta
la higuera su nana de invierno,
se desnuda para dormir, el futuro frío
la envolverá en sábanas de coral.
Solo los seres humanos nos abrigamos
cuerpo sobre cuerpo, hoja tras hoja
de nuestra Historia, revelando
esa torre de todos, esa torre dorada
bajo las aguas de la memoria y la paz.
(De nuevo poemario aún sin título, quizás "Momentos estelares", quizás "En este sí vivir")
miércoles, 23 de octubre de 2019
Los cabezos amarillos también se imprimen
Los cabezos amarillos es un poemario de conquista, quizás de rescate, en cualquier caso, de asimilación de un tiempo que por más cercano que nos resulte, se nos escapa en muchas ocasiones. Los cabezos amarillos es un poemario de presente.
Con él, la autora pone fin a la tetralogía que ella nombra como Ciclo Suroeste. Si el primer poemario de este ciclo, Suroeste (Ediciones en Huida, 2015), conformaba la llegada exacta, pero lógicamente poética, a un lugar geográfico, este actual determina la adquisición de un presente íntimo y muy real. Mediante la evocación de un paraíso temporal (la infancia) y otro también geográfico, la autora rescata las claves de un presente que a veces, o casi siempre, se nos escabulle de las manos. Sirve el poemario para homenajear un concreto paraje de las costas de este suroeste y las experiencias vividas en él durante los años de su infancia. Sin embargo, Los cabezos amarillos no constituye un ejercicio nostálgico. Continúa la forma de entender la poética por parte de la autora como una lucha permanente por la asunción congruente de lo que somos y vivimos. El ejercicio es dificultoso, quizás como cuando nos adentramos en el mar y la fuerza de las olas nos impide el avance, quizás a la merced del vaivén pasado-presente. Si Sofía logra superar el rompiente de la playa, solo el lector puede juzgarlo.