Como el no
Tú frente al mar y encerrado
en el frío luto
de los pasos de tu frente sobre las migas
y tú abierto y eterno no
socavando cada peso de la habitación
donde el pecho respira minucioso
ondeando el leve viento y tú
frente a ti entretenido
en tu boca tánatos del mundo
resecando los pequeños signos cantores
con ese daño como daño…
Eros fue convocado en la tierra y se ausentó.
Sorbe como la escabrosa causa
introduce sus venéreas raíces
extendiendo su vientre de odalisca
sin dolor apenas mas que una leve comisura una
apenas rendija por donde se escapa
sola y lenta mi de ser de ella
y me rehunde y me enhorca en su temblor
como si sólo fuera apenas roca el no
apenas humus reflejo apenas evaporado
grisú de sus sales…
Escribían negros texturizados
como si la piel y el sexo
y las caricias y el sudor y los besos y
y el lamento
y el consuelo y el dolor y el deseo
y el ombligo y mis ovarios
y la sangre la sangre la sangre
pudieran desmenuzarse en hormigas:
la marabunta.
Se ha pervertido El Grafos,
como si no los cuerpos
ni los huesos ni la carne,
como si no engendraran,
como si no él hubiera nacido:
Huevo huero tras tanta hemorragia.
Sin embargo.
Sofía Serra. Abril, 2010
viernes, 29 de abril de 2011
jueves, 28 de abril de 2011
Al través
Al Través
Pequeños signos cantores
tan mínimos y desfallecidos
como la consigna asediada.
Al terminar, se deduce la escafandra o
la tensión arterial obstaculiza
los privilegios del paso de la sangre
libre por sus regueros de vino:
una prebenda y un pusilánime sentido
del estorbo. La juventud y la luz
sojuzgada por otros destinos,
paradisíacos o no, se sometieron.
Encontrar, más allá, agranda los ojos
de burra tiene los ojos, tan grandes y
francos como los de Platero.
La libre calma abierta a toda la duda,
la duda piedra perdida en el río,
la rueda en la quinta avenida borbotea
orgasmos a toda pleura.
Quejumbrosos soldados
quedan a medias
hundidos en el limo aceitoso
de la memoria y en el huérfano descuido
que se trabajan lentamente, se horadan, se inmiscuyen
entrambas
superficies por doquier, superficie fundamentada.
Al través
de un allá
hasta aquí.
Sofía Serra. Abril, 2010
Pequeños signos cantores
tan mínimos y desfallecidos
como la consigna asediada.
Al terminar, se deduce la escafandra o
la tensión arterial obstaculiza
los privilegios del paso de la sangre
libre por sus regueros de vino:
una prebenda y un pusilánime sentido
del estorbo. La juventud y la luz
sojuzgada por otros destinos,
paradisíacos o no, se sometieron.
Encontrar, más allá, agranda los ojos
de burra tiene los ojos, tan grandes y
francos como los de Platero.
La libre calma abierta a toda la duda,
la duda piedra perdida en el río,
la rueda en la quinta avenida borbotea
orgasmos a toda pleura.
Quejumbrosos soldados
quedan a medias
hundidos en el limo aceitoso
de la memoria y en el huérfano descuido
que se trabajan lentamente, se horadan, se inmiscuyen
entrambas
superficies por doquier, superficie fundamentada.
Al través
de un allá
hasta aquí.
Sofía Serra. Abril, 2010
miércoles, 27 de abril de 2011
Canto de amor mudo
Canto de amor mudo
Sólo alojo silencio.
Sin voz y digo.
Sin manos y tacto y palpo el mar sin más.
Y lo soy.
Sin ojos y miro.
Sin luz y veo sin noche y duermo viva.
Soy tú, que es Serlo todo.
Yo he encontrado al verbo y a la luz hechos hambre,
y hambre no tengo, ni saciada estoy.
¿Seré sal o blanco pecho?
Morir por no habitar el nombre.
Beber de hallar
donde ya eran las eras: las eras
que vivieron y ahora me empapan,
me abastecen en tu mesa de cuerpo divino
con la nada hablada,
con el todo hallado.
...Y tú, que llegaste sin percibir siquiera,
que te inundaste del aire
de la nube llena de lágrimas como esferas de poniente.
Y yo, que me asomé al pretil del asombro
ante el hombre y su mundo
ciega ante las fauces.
Y tú, que lloraste de tristeza al ver caer los párpados de la memoria
cuando arrastré, vestidos de azul, a los ángeles hasta la cabecera de tu lecho de noche,
y acaricié tu pelo, y escuché el latido perpetuo
del hambre de vida en la tierra,
ahora te retorno enmudeciendo la melodía
de los cantos claros para arrullarte en tu sueño.
Para que siempre seas.
El aroma, la paz de tú en ti, oro sobre la otra.
Que ya, libre de la palabra, del signo, del hacer, del decir, del intentar,
la noche se hace. Y duermes fin:
Final de dios entre varas de azucenas.
Verte dormido en la linde de la luz del Sur,
también dormido
como siempre
vela la inocencia.
Sofía Serra, 2010
Sólo alojo silencio.
Sin voz y digo.
Sin manos y tacto y palpo el mar sin más.
Y lo soy.
Sin ojos y miro.
Sin luz y veo sin noche y duermo viva.
Soy tú, que es Serlo todo.
Yo he encontrado al verbo y a la luz hechos hambre,
y hambre no tengo, ni saciada estoy.
¿Seré sal o blanco pecho?
Morir por no habitar el nombre.
Beber de hallar
donde ya eran las eras: las eras
que vivieron y ahora me empapan,
me abastecen en tu mesa de cuerpo divino
con la nada hablada,
con el todo hallado.
...Y tú, que llegaste sin percibir siquiera,
que te inundaste del aire
de la nube llena de lágrimas como esferas de poniente.
Y yo, que me asomé al pretil del asombro
ante el hombre y su mundo
ciega ante las fauces.
Y tú, que lloraste de tristeza al ver caer los párpados de la memoria
cuando arrastré, vestidos de azul, a los ángeles hasta la cabecera de tu lecho de noche,
y acaricié tu pelo, y escuché el latido perpetuo
del hambre de vida en la tierra,
ahora te retorno enmudeciendo la melodía
de los cantos claros para arrullarte en tu sueño.
Para que siempre seas.
El aroma, la paz de tú en ti, oro sobre la otra.
Que ya, libre de la palabra, del signo, del hacer, del decir, del intentar,
la noche se hace. Y duermes fin:
Final de dios entre varas de azucenas.
Verte dormido en la linde de la luz del Sur,
también dormido
como siempre
vela la inocencia.
Sofía Serra, 2010
Yamoré
Sólo un par de veces lo habré hecho, hacer una entrada con"tan sólo" una canción.
Esta es mi canción con-suelo y hoy quiero poder acostarme oyéndola y dejar mi blog, que como un querido amigo el año pasado me dijo, es una extensión de mí, palpitando con ella.
Recuerdo ahora también, al hilo de esta canción y su autor e intérprete, unas palabras que ya publiqué en este blog y que encontré en uno de los libros que estuve revisando en mi trabajo en la editorial. Al leerlas me dieron la clave de 47 años de vida, me grité por dentro, "¡ah, por dios!, ¡es que soy africana!, ¡qué alegría!". Ésa es la clave de cualquier día de mi vida.
Las dejo aquí. Son palabras del catedrático de Antropología José Luis Caramés Lage, en su libro (junto con otros autores) "Pensamiento, magia, literatura, lengua y cine en el África subsahariana de habla inglesa" AQUÍ
Que no se pervierta lo poco puro que queda en este mundo, siempre por desconocimiento, por superficialidad, por no memoria sobre la esencia.
"En este mundo de la filosofía africana habría que sustituir la idea clásica que propone Descartes en el Discurso del Método (1637), “Pienso, luego existo”, por la siguiente: “Soy porque vosotros sois y ya que sois, yo soy” cambiando lo que sería la moralidad del ser en Descartes por la moralidad de la conducta en la ética africana (James K. Kigongo, 2000). Es, por tanto, la sociedad la que dicta la cultura, no la autonomía del ser o del yo. El ser es un ser social que apoya a otras personas y se apoya, a su vez, en ellas.
La existencia grupal significa responsabilidad de todos"...
martes, 26 de abril de 2011
ETA
Estoy Tan A gustito contra la ignorancia.
Anoche me reí mucho viendo en el programa de la sexta que lleva El gran Wyoming el sketch en el que hermana tópicos, el de los vascos con el terrorismo y el de los andaluces con la juerga y el sentimiento exacerbado, me reí y me alegre una barbaridad: por poder contemplar que aún quedan mentes inteligentes en este mundo.
De la adscripción a un tópico no estamos libres nadie, ni siquiera aquellos que se tapan los ojos con su uso. Expertos en ningunear al contrario, digo al hermano, lo enmuñonan, cortan miembros enfundándolo en ellos, y, ciegos como están, no pueden percibir el dolor que provocan. No son culpables de nada. Son, simplemente, inocentes. Es decir, que no conocen.
Escribí este poema hace pocos días cuando descubrí lo que gramaticalmente puede significar "eta" en Euskera.
ETA
Eta derrotada y todo
tapono hemorragias.
Eta violentada y todo
te levanto de la tumba.
Eta apuesto
tú eta yo
sin límites.
Eta
miro en tu otro
eta
ya no mato
con tus ojos.
Sofía Serra, Abril 2011
lunes, 25 de abril de 2011
Poema para no titular
Poema para no titular
Cuando sabemos, cuando sabemos,
la rosa se fotografía:
Derramarnos sin conocer dónde nos vertemos.
Si todos abaratamos el amor, ¿qué valor tiene la pérdida?
Creo que nada busco,
y ya, que nada soy.
Nada me gobierna salvo ella y algún contrapunto.
Un acertado contrapunto en la partitura de mis pechos.
Bate a consciencia ahora son dos las que baten son.
Baten
asas imantadas de caliente y negro hierro
de éxtasis fundido en el subsuelo de la caverna.
Allá ellos con su divina suerte de saber amar.
Queden como circunscritos por el oprobio
del Amar-izaje
en la A-libertad o en la An-independencia,
cuando arracimados se duplican
en soberbios y exactamente armónicos triángulos
engarzándose pubis contra pubis
hasta que se cierra la puerta a la bestia.
Las batidas en razzias siempre
fueron enemigas de la buena muerte.
Que se equivoquen, humildemente digo que se equivoquen los que hablan.
Yo tan sólo canto:
Tren a dos vueltas de ancha vía
y nube grande de agua.
Tren que
me va y me viene
por la montanera
de esa silueta que
salta y salta
sobre las vías que
nunca caminan más que
cuando traban el breve
reborde de este empeine que
se dobla y se dobla
cuando el zapato calza
la nieve de rosas que
me desnuda en la helada que
me cubre y me enllaga en la tierra que
concede y consiente todo asomo de arena.
Ardo-rrosa arena.
Siempre permanecerá fresca la flor de la memoria
depositada sobre estos muslos abiertos
a plena y caliente alegría.
Cuando sabemos, cuando ya sabemos,
la rosa se fotografía.
Sofía Serra, 2010
Cuando sabemos, cuando sabemos,
la rosa se fotografía:
Derramarnos sin conocer dónde nos vertemos.
Si todos abaratamos el amor, ¿qué valor tiene la pérdida?
Creo que nada busco,
y ya, que nada soy.
Nada me gobierna salvo ella y algún contrapunto.
Un acertado contrapunto en la partitura de mis pechos.
Bate a consciencia ahora son dos las que baten son.
Baten
asas imantadas de caliente y negro hierro
de éxtasis fundido en el subsuelo de la caverna.
El problema es que siempre se confunde al amor con los raíles derretidos del tren de vía estrecha, es decir, la concurrencia, el sibaritismo, los modales o la propia gomaespuma. Terminamos, terminan, digo hoy, por proveer a los dadores con unos silogismos extraños a sus intereses.
Queden como circunscritos por el oprobio
del Amar-izaje
en la A-libertad o en la An-independencia,
cuando arracimados se duplican
en soberbios y exactamente armónicos triángulos
engarzándose pubis contra pubis
hasta que se cierra la puerta a la bestia.
Las batidas en razzias siempre
fueron enemigas de la buena muerte.
Que se equivoquen, humildemente digo que se equivoquen los que hablan.
Yo tan sólo canto:
Tren a dos vueltas de ancha vía
y nube grande de agua.
Tren que
me va y me viene
por la montanera
de esa silueta que
salta y salta
sobre las vías que
nunca caminan más que
cuando traban el breve
reborde de este empeine que
se dobla y se dobla
cuando el zapato calza
la nieve de rosas que
me desnuda en la helada que
me cubre y me enllaga en la tierra que
concede y consiente todo asomo de arena.
Ardo-rrosa arena.
Siempre permanecerá fresca la flor de la memoria
depositada sobre estos muslos abiertos
a plena y caliente alegría.
Cuando sabemos, cuando ya sabemos,
la rosa se fotografía.
Sofía Serra, 2010
sábado, 23 de abril de 2011
Del libro al aire
Del libro al aire
Pasados ya los vientos huracanados,
el depósito se nutre
del libro alojado en la arena quieta del conocimiento
de aquéllos a los que la luz sólo de la esfera radiante llega,
o de las estrellas.
Los más pobres se alimentan del breve oxígeno
que los más ricos resolvemos no extinguir.
Suerte, suerte tú que con sólo tu boca abierta
alimentas a la atmósfera con divinas emanaciones
de ser humano lejano y herido por las lanzas de los posesos.
Mi cantar se hará eléctrico para los sedentes,
descarga de ejecutoria sentencia de muerte, quizás,
mas para ti será ya
siempre mi canto vivo a plena luz,
sol del día:
que con la fragancia del mar penetre hasta tus pulmones,
que lo halles entre los escombros de los solares construidos por las bombas
y en la sangre de tu madre apedreada,
en la bala con la que maniataron a tu padre
o en el muñón que la mina entretejió con las venas de tu carne tierna.
Que no existen las ausencias, yo te digo,
que el suborden de todo lo que te maltrata
es presencia de amor, de casa,
de madre con ríos de agua fresca
chorreando por su rostro tras el baño en la poza cristalina,
y de padre con una azada en sus manos.
Y la tierra, la tierra siempre latiendo
bajo esos cascotes de muerte, la tierra,
con sus oreadoras lombrices y sus fértiles minerales,
siempre la tierra permanece.
Viva espera la lectura de tus ojos
ahora que la has sembrado
con el peso alado de tu pierna.
Sofía Serra, 2010. ( De Del bestiario de los inocentes)
Pasados ya los vientos huracanados,
el depósito se nutre
del libro alojado en la arena quieta del conocimiento
de aquéllos a los que la luz sólo de la esfera radiante llega,
o de las estrellas.
Los más pobres se alimentan del breve oxígeno
que los más ricos resolvemos no extinguir.
Suerte, suerte tú que con sólo tu boca abierta
alimentas a la atmósfera con divinas emanaciones
de ser humano lejano y herido por las lanzas de los posesos.
Mi cantar se hará eléctrico para los sedentes,
descarga de ejecutoria sentencia de muerte, quizás,
mas para ti será ya
siempre mi canto vivo a plena luz,
sol del día:
que con la fragancia del mar penetre hasta tus pulmones,
que lo halles entre los escombros de los solares construidos por las bombas
y en la sangre de tu madre apedreada,
en la bala con la que maniataron a tu padre
o en el muñón que la mina entretejió con las venas de tu carne tierna.
Que no existen las ausencias, yo te digo,
que el suborden de todo lo que te maltrata
es presencia de amor, de casa,
de madre con ríos de agua fresca
chorreando por su rostro tras el baño en la poza cristalina,
y de padre con una azada en sus manos.
Y la tierra, la tierra siempre latiendo
bajo esos cascotes de muerte, la tierra,
con sus oreadoras lombrices y sus fértiles minerales,
siempre la tierra permanece.
Viva espera la lectura de tus ojos
ahora que la has sembrado
con el peso alado de tu pierna.
Sofía Serra, 2010. ( De Del bestiario de los inocentes)
jueves, 21 de abril de 2011
La oración de Afrodita
Aria de Afrodita
No hay nada que hacer y queda todo.
La paloma necesita cielo y nido,
nolo y vuelo.
Vuelan mareas y perdices por el suelo.
Y tu sostenerlo con las cuatro manos que no posees,
¿Acaso das más sol si las escondes bajo las axilas?
ya tendré que permitir
palabras olas que salgan solas por la boca de la exclusa.
Qué hermosas suenan rascadas sobre el papel,
que ya se muere, ¡a dios gracias, ya se muere!
Ni el combatiente herido se levanta.
Ya todo muere en el sí,
quieto, yerto, frío y difunto sí nevando
en la nariz del soldado muerto bocarriba:
casco roto, cerveza sangre, joya viva ya sin sé yo o soy tú.
Nolo.
Lo no.
Lo NO debe ser, tal vez, el completo equipo de campaña
para perdernos ya sobre este campo limpio
que ¡qué bien se surca!...
Ya las cruces de mayo levantan su bandera
anunciando flores sobre las tumbas
del niño sol y la diosa milagro:
Transitaré por mí hasta encontrarte,
porque yo, ya,
me retuerzo como perra rabiosa y acorralada
-por los ojos inyectados en sangre- de tanto dolor,
tanta proclama sobre el orbe,
tanto inútil comunicando,
tanta artillería en batallas totales,
tanto somos, tanto no vales,
tanto tú, tanto tú, tacto tú para la muerte,
el noli me tangere
cuando la otra boca tañe.
Me quedo con lo que me has vestido,
con los harapos que me descubren.
Déjame amarte así como la yerba nace
sin medida ni conquista ni juicio previo.
Déjame amarte a todas luces en tu tierra abierta,
sembrando a destajo en tu cuerpo
tactos de amor, margaritas comprometidas
con tu perfil de guerra encendida contra ti
las miserias y esos fueros que fueran de otros.
Estos versos son mis manos y tus miembros.
No te hechizaré.
Ellos degustarán el sabor de esta guerra.
Sólo tú deseo para estos caminos transitados
bajo la secuoya, el vértigo y la espina,
sólo hablar mudamente,
sólo sostener tu aliento con mi boca
para que no te derritas como hielo.
Para que quedes
(que mi dulce sal
te embargue, te embarque
en el lirio a todas horas)
en este abril, en este amor de más,
en este sol tan repetido
como cada ola, cada regusto de ti,
cada saliva tragada por mor
de tu pureza, tu necedad, mi elocuencia
por amor a ti, Amor, que me haces en todo tiempo.
Amor suelto que destilas
flores enrojecidas
de savia a cada llanto,
y a justas, y a voces, y a silencio,
y a verdes que te arrullan como yo
te profano, te entierro
bajo las yemas de mis dedos,
te utilizo y te prendo
en mi labio, en mi muslo, en mi cuello,
déjame construirte
desde mi pecho, mi nalga, mi asiento,
déjame ser suelta de ti,
bando de palomas alzando el vuelo
sobre tu ombligo y tu sien,
que yo, amor soy, Amor, amor tuyo ,
Amor desde ti y desde yo,
que paseé sobre la espuma,
que viví en tu contenido cumpliendo mar,
amando verbos, amando escalas, amando tuyos…
Yo, que recién nacida a la belleza de ser.
Yo, que jamás te presenté batalla.
Yo, que viví para engrandecerte,
para colmar vacíos de otras llagas,
para que desde ti te amaran y soberbia
llaga que ya me abandonas,
llaga que ya me luce en esta bóveda cristalina alma,
ya te trasparentas solícita, niño sol, qué me preguntas, Tú,
¿cómo voy a explicarte sobre la muerte
si eres todo vida,
vida, mi vida, vida,
mi suerte blanca o negra, pecho abierto no querías?
Patio extendido y el comunicando,
temblores de vivo manjar entre las piedras,
eso soy: amor, puro amor lleno derramándose
de ti.
Ay, si las parcas y estepas te hubieran conocido...
Ay, ay, ay...
Ay, Amor de mí, qué distinta sería la Tierra ahora.
Ay, Amor, ¡ay!, renace cuando yo muera,
que yo ya te conozco, Amor, que yo tu brava soldado soy...
Ay, si nieve… pues que venga.
Sofía Serra, 2010
No hay nada que hacer y queda todo.
La paloma necesita cielo y nido,
nolo y vuelo.
Vuelan mareas y perdices por el suelo.
Y tu sostenerlo con las cuatro manos que no posees,
¿Acaso das más sol si las escondes bajo las axilas?
ya tendré que permitir
palabras olas que salgan solas por la boca de la exclusa.
Qué hermosas suenan rascadas sobre el papel,
que ya se muere, ¡a dios gracias, ya se muere!
Ni el combatiente herido se levanta.
Ya todo muere en el sí,
quieto, yerto, frío y difunto sí nevando
en la nariz del soldado muerto bocarriba:
casco roto, cerveza sangre, joya viva ya sin sé yo o soy tú.
Nolo.
Lo no.
Lo NO debe ser, tal vez, el completo equipo de campaña
para perdernos ya sobre este campo limpio
que ¡qué bien se surca!...
Ya las cruces de mayo levantan su bandera
anunciando flores sobre las tumbas
del niño sol y la diosa milagro:
Transitaré por mí hasta encontrarte,
porque yo, ya,
me retuerzo como perra rabiosa y acorralada
-por los ojos inyectados en sangre- de tanto dolor,
tanta proclama sobre el orbe,
tanto inútil comunicando,
tanta artillería en batallas totales,
tanto somos, tanto no vales,
tanto tú, tanto tú, tacto tú para la muerte,
el noli me tangere
cuando la otra boca tañe.
Me quedo con lo que me has vestido,
con los harapos que me descubren.
Déjame amarte así como la yerba nace
sin medida ni conquista ni juicio previo.
Déjame amarte a todas luces en tu tierra abierta,
sembrando a destajo en tu cuerpo
tactos de amor, margaritas comprometidas
con tu perfil de guerra encendida contra ti
las miserias y esos fueros que fueran de otros.
Estos versos son mis manos y tus miembros.
No te hechizaré.
Ellos degustarán el sabor de esta guerra.
Sólo tú deseo para estos caminos transitados
bajo la secuoya, el vértigo y la espina,
sólo hablar mudamente,
sólo sostener tu aliento con mi boca
para que no te derritas como hielo.
Para que quedes
(que mi dulce sal
te embargue, te embarque
en el lirio a todas horas)
en este abril, en este amor de más,
en este sol tan repetido
como cada ola, cada regusto de ti,
cada saliva tragada por mor
de tu pureza, tu necedad, mi elocuencia
por amor a ti, Amor, que me haces en todo tiempo.
Amor suelto que destilas
flores enrojecidas
de savia a cada llanto,
y a justas, y a voces, y a silencio,
y a verdes que te arrullan como yo
te profano, te entierro
bajo las yemas de mis dedos,
te utilizo y te prendo
en mi labio, en mi muslo, en mi cuello,
déjame construirte
desde mi pecho, mi nalga, mi asiento,
déjame ser suelta de ti,
bando de palomas alzando el vuelo
sobre tu ombligo y tu sien,
que yo, amor soy, Amor, amor tuyo ,
Amor desde ti y desde yo,
que paseé sobre la espuma,
que viví en tu contenido cumpliendo mar,
amando verbos, amando escalas, amando tuyos…
Yo, que recién nacida a la belleza de ser.
Yo, que jamás te presenté batalla.
Yo, que viví para engrandecerte,
para colmar vacíos de otras llagas,
para que desde ti te amaran y soberbia
llaga que ya me abandonas,
llaga que ya me luce en esta bóveda cristalina alma,
ya te trasparentas solícita, niño sol, qué me preguntas, Tú,
¿cómo voy a explicarte sobre la muerte
si eres todo vida,
vida, mi vida, vida,
mi suerte blanca o negra, pecho abierto no querías?
Patio extendido y el comunicando,
temblores de vivo manjar entre las piedras,
eso soy: amor, puro amor lleno derramándose
de ti.
Ay, si las parcas y estepas te hubieran conocido...
Ay, ay, ay...
Ay, Amor de mí, qué distinta sería la Tierra ahora.
Ay, Amor, ¡ay!, renace cuando yo muera,
que yo ya te conozco, Amor, que yo tu brava soldado soy...
Ay, si nieve… pues que venga.
Sofía Serra, 2010
miércoles, 20 de abril de 2011
La cristalina sombra blanca
Ante la sensación de derrota, nuevos derroteros.
Se recuperan antiguos caminos
hoy de nuevo
Nuevos.
La cristalina sombra blanca
No te escindí
y una luciérnaga boca pasea
por el lúcido hilo.
Quieta emprende
quimeras
que
queman
y pueblan el filo
de la navaja.
La rosa y un poso claro.
Una benignidad con aroma de vino
madre. Vienen y van derrotas
aplastadas por el hilo
de la cristalina sombra blanca.
Ella no claudica.
Sofía Serra. Abril, 2011
lunes, 18 de abril de 2011
Noche clara rosa
(Continuando con correcciones de Los parasoles de Afrodita)
Noche rosa clara
Sobre las curvas del deseo
se engullen, abisales, las flamas
ardientemente festivas, plácidamente seductoras,
avenidas sobre la huída
que el ciervo practica hacia delante, siempre hacia adelante.
Abierta y compuesta, esta flor sigue tragando
silencio en la madrugada de los cultivos.
Podríamos intentar adecentarlo,
desnudarlo con la muda hoja del recuerdo
ahora que lloran las piedras y las lilas conforman futuro
en blanco sobre el otoño, primavera con que miremos desde el sur.
Toda la negritud y el paisaje desprendido para esta mirada en vena,
chutes de infartos para seguir en muerte viva.
¿Quién da más?
Se cerraron las apuestas,
alba del agua abierta ya olvida
nada río corriente abajo
estalla en la roca deshecha:
Necesito poder de dar
-¿alguien se avecina para recibir?-
y no observo más que flores eyaculadas desde el silencio.
… Hace tiempo que levanté otras losas.
Hablando del calor o del verso,
¿hasta cuándo beberemos de abandonarlos?
Alborea la noche sagrada de la sombra:
Los pétalos de la rosa roja
pujan por abrirse a flor de aire.
Himen de descerrajo en la piel,
clausura sobre verdes aguzados
siniestros ocupas de la vida viva,
¡despertad, que ya sale el sol!
avivad vuestro paso,
desmembrad esta salva liviana y tenue,
salid corriendo, sonrisas de manos sujetando
el muro del futuro venido a menos.
Que se acerca, que se acerca,
que se aviene el andarín virginal
sobre su nube de polvo rosa
hacia este hueco de presente.
Quebrad mis cárcavas, romped mis manifiestos,
someted la llana meseta al peso del aire.
Cantad, aunque no sepáis hacerlo,
pervertid este lago, que no quepan
los cisnes de cantos de muertos.
Estremeced vuestras entrañas,
que no quede más que desgajo
de pétalos sobre el asfalto….Tan bellos, tan sin ellas...
Llorad lágrimas de mis ojos
hasta el regazo de la carne madre.
La de a salvo.
Sangrante y roja y lluvia y pura.
Sangrante y pura, ya te entiendo.
Y acaricio y duermo y ya llueves
en el sentido de la llama
que ilumina los vientos breves
de esta noche clara. Y rosa.
Sofía Serra, 2010
Noche rosa clara
Sobre las curvas del deseo
se engullen, abisales, las flamas
ardientemente festivas, plácidamente seductoras,
avenidas sobre la huída
que el ciervo practica hacia delante, siempre hacia adelante.
Abierta y compuesta, esta flor sigue tragando
silencio en la madrugada de los cultivos.
Podríamos intentar adecentarlo,
desnudarlo con la muda hoja del recuerdo
ahora que lloran las piedras y las lilas conforman futuro
en blanco sobre el otoño, primavera con que miremos desde el sur.
Toda la negritud y el paisaje desprendido para esta mirada en vena,
chutes de infartos para seguir en muerte viva.
¿Quién da más?
Se cerraron las apuestas,
alba del agua abierta ya olvida
nada río corriente abajo
estalla en la roca deshecha:
Necesito poder de dar
-¿alguien se avecina para recibir?-
y no observo más que flores eyaculadas desde el silencio.
… Hace tiempo que levanté otras losas.
Hablando del calor o del verso,
¿hasta cuándo beberemos de abandonarlos?
Alborea la noche sagrada de la sombra:
Los pétalos de la rosa roja
pujan por abrirse a flor de aire.
Himen de descerrajo en la piel,
clausura sobre verdes aguzados
siniestros ocupas de la vida viva,
¡despertad, que ya sale el sol!
avivad vuestro paso,
desmembrad esta salva liviana y tenue,
salid corriendo, sonrisas de manos sujetando
el muro del futuro venido a menos.
Que se acerca, que se acerca,
que se aviene el andarín virginal
sobre su nube de polvo rosa
hacia este hueco de presente.
Quebrad mis cárcavas, romped mis manifiestos,
someted la llana meseta al peso del aire.
Cantad, aunque no sepáis hacerlo,
pervertid este lago, que no quepan
los cisnes de cantos de muertos.
Estremeced vuestras entrañas,
que no quede más que desgajo
de pétalos sobre el asfalto….Tan bellos, tan sin ellas...
Llorad lágrimas de mis ojos
hasta el regazo de la carne madre.
La de a salvo.
Sangrante y roja y lluvia y pura.
Sangrante y pura, ya te entiendo.
Y acaricio y duermo y ya llueves
en el sentido de la llama
que ilumina los vientos breves
de esta noche clara. Y rosa.
Sofía Serra, 2010
jueves, 14 de abril de 2011
Lamento del despoesido
Ahora mismo me ha llegado la sensación de que lo he subido ya, pero hasta esta mañana no ha encajado del todo. Sin saber cómo ha llegado el final de uno o dos poemarios con los que llevo desde Agosto. Por fin se ha cerrado, y digo por fin porque ha sido un ciclo poético muy agrio-semiamargo-agrio-semidulce- me recuerda al sabor del astenolit, esas ampollas que me daba mi madre cuando niña y que tan malísimas estaban: no sabían amargas, ni dulces, ni podía decirse que no estuvieran amargas. Tampoco dulces. Al menos a mi paladar le resultaban muy chocante su sabor, simplemente desagradable, la medicina más desagradable que he probado en mi vida.
Con un sabor así he estado construyendo éste que con este poema, escrito en febrero, se cierra.
Aún no sé si son dos poemarios o uno sólo. Empezó titulándose Nueva Biología y siguió con El muriente. Ya se verá cuando lo arme del todo.
Hoy sí ha concluido. Me siento feliz por haberlo podido escribir.
He tenido delante a la pelirroja espera.
Ahora surco camino de las nieves,
ahora descubro cuánta pesada losa
mi gravedad de hombre
sin plumas y sin garganta
fue.
La barbarie tatúa
las fibras oleosas de mis antebrazos,
loctite entre mis párpados meninges
sin hipocampo,
ni bola de cristal
para adivinar aunque
solo
fuera,
que el sol que me devuelve
inundaba el estío
porque entre mis manos sostuve
la imperfecta rosa roja.
Este alarido que deposito en el aire
acerca el terco objetivo
a mi frente.
Yo no puedo verme: beber
del deleite le fue dado
a mi boca seca y hueca.
Cueva cavó la osa
pero mi agujero negro me extinguió
rebosando por la espesa parquedad de estas células,
fotovoltaicas con que sólo hubiera corrido
el pestillo:
abrir los verticales miembros
a tanta bombilla de bajo consumo
de mí mismo.
Se me despeinan las codos
se me esfuma el bajo vientre,
mano tanto velo inerte y denso,
tanto humo a lomos de esta espalda
de hoy que doblo
que vierto hoy
con fauces lágrimas
con las que me engullo.
Sofía Serra, Febrero 2011
(Edito: pues no, lo he buscado y no lo había subido, :), mejor)
miércoles, 13 de abril de 2011
Conjuro contra la bestia (re)
Conjuro contra la bestia
Brama la casa por no poder hacer más
que esperar que la abran.
Llena, blanca, alma,
clara la puerta.
Se quedaron los poemas vacíos de palabras.
Margen,
marea hoyada,
pulso detenido
en su pálido orgasmo de piel venida
a menos de silencio por amor dicen
mirada de pestillo
sin aviso de urgencia
a tu soplo.
Avarientos atavíos tapizan sus belfos
sordina,
corneta costeada,
clarín festejado,
retrato de La Locura disfrazada de simpleza.
Tengo que abaratar al Amor para que en todas partes quepa:
Ese tan humilde venero que favorece la vida.
Ese que surge sin miedo y sin deterioro de la tierra,
ese que lozano y sabio se diluye
hasta hoja, tus ojos
labios exudados,
las endrinas en tu estómago…
Definitivamente lo han enterrado con usura.
Las baldosas se multiplican,
la geometría ocupa lugar en la memoria.
Ni el lugar inventado, ni el espasmo,
ni el giro del cuello hacia el omóplato:
Gurú de la mala muerte,
del orden de lo ajeno,
funcionaria del miedo y la destreza,
qué bien sabes convivir con aquello que paraliza.
Francotiradora con diana inmóvil,
mercader del aire,
¿cómo haría para silenciar
tu fratricida proclama?
La bestia... la bestia que por tu boca se alimenta.
Sofía Serra. 2010
Brama la casa por no poder hacer más
que esperar que la abran.
Llena, blanca, alma,
clara la puerta.
Se quedaron los poemas vacíos de palabras.
Margen,
marea hoyada,
pulso detenido
en su pálido orgasmo de piel venida
a menos de silencio por amor dicen
mirada de pestillo
sin aviso de urgencia
a tu soplo.
Avarientos atavíos tapizan sus belfos
sordina,
corneta costeada,
clarín festejado,
retrato de La Locura disfrazada de simpleza.
Tengo que abaratar al Amor para que en todas partes quepa:
Ese tan humilde venero que favorece la vida.
Ese que surge sin miedo y sin deterioro de la tierra,
ese que lozano y sabio se diluye
hasta hoja, tus ojos
labios exudados,
las endrinas en tu estómago…
Definitivamente lo han enterrado con usura.
Las baldosas se multiplican,
la geometría ocupa lugar en la memoria.
Ni el lugar inventado, ni el espasmo,
ni el giro del cuello hacia el omóplato:
Gurú de la mala muerte,
del orden de lo ajeno,
funcionaria del miedo y la destreza,
qué bien sabes convivir con aquello que paraliza.
Francotiradora con diana inmóvil,
mercader del aire,
¿cómo haría para silenciar
tu fratricida proclama?
La bestia... la bestia que por tu boca se alimenta.
Sofía Serra. 2010
martes, 12 de abril de 2011
Juventud perdida (losing mai ioventus)
Juventud perdida (losing mai ioventus)
¿de qué están llenas tus lágrimas mundo?
como hermosa es tu presa,
como soldado
y nubérrimo tu viento, y tu yago
y tu codicioso y locuaz aullido de hambre,
como verbo surtiendo sed
y famélicos hilos de plata
que atornillan tu alumbrada boca
de germinal sarmiento
de uva voz y vino pleno.
Adviento de mosto y senectud,
no te otorgaré el poder.
Quiero que te extremes
en lo que olvidaste.
Sofía Serra. Abril, 2011
¿de qué están llenas tus lágrimas mundo?
como hermosa es tu presa,
como soldado
y nubérrimo tu viento, y tu yago
y tu codicioso y locuaz aullido de hambre,
como verbo surtiendo sed
y famélicos hilos de plata
que atornillan tu alumbrada boca
de germinal sarmiento
de uva voz y vino pleno.
Adviento de mosto y senectud,
no te otorgaré el poder.
Quiero que te extremes
en lo que olvidaste.
Sofía Serra. Abril, 2011
Rebelión en masa
Contribuir o no contribuir, that's the question.
Lo siento, mi adorado Shakespeare, la herida abierta acaba de ponerse por montera el mundo que le ayudaste a entender, y con él, a tus letras.
Reconozco que nunca me dijo nada esa frase tuya, aunque cayera rendida a tus pies ante la lectura de todo el monólogo posterior. Comprendo hoy que abriste el cerebro humano a la falsa duda sobre el ser, pero igualmente comprendo hoy que ése nunca ha sido mi conflicto, tal vez porque a mí me envuelven luces de sur cuando a ti sólo te iluminaban las norteñas.
Y tú, que tanto me sostuviste, y tú que tan obcecadas flores fuiste extendiendo a mi paso como amapolas guijarros contra las que me estrellaba o sobre los que caminaba con mis zapatos de rosas, y tú, amor mío de mis sales y mis manifiestos y mis árboles en llamas y mis ladrillos de negro carmín tiznado de las yerbas amargas de las otras bocas, las calientes, mis cárcavas, mis cuevas frías abiertas al soplo de la tundra de norte refugiado... y tú, ¿qué va ser de ti ahora?... O de mí.
Un problema menos tengo con otra pregunta activo.
Sorteando balanzas y pesos.
Sorteando equilibrios.
He vivido siendo.
Hace nueve años
(Hoy publico aquí la misma entrada que en el de fotografía. Éste es su lugar con sentido, la cabecera del cuarto claro)
Fue en febrero de 2002, la primera vez que entré en internet. Lo hice con una fotografía por delante, con algunas. Hace nueve años...nueve. Si viviera 90 años, que casi imposible es, este lapsus de tiempo signficaría una décima parte de mi vida...
Fue en febrero de 2002, la primera vez que entré en internet. Lo hice con una fotografía por delante, con algunas. Hace nueve años...nueve. Si viviera 90 años, que casi imposible es, este lapsus de tiempo signficaría una décima parte de mi vida...
Mejor puntos suspensivos, la reflexión que llega, como una escorrentía inmensa, necesitará tiempo para se puesta en orden.
Acabo de abrir el cd donde conservo esas primeras fotografías. Al verlas ha sido imposible evitar sorprenderme más de la cuenta, algunas las recordaba, otras no. La visión de la primera me ha dejado casi maltrecha, NO TENIA NI IDEA. Tras nueve años sigo cantándole a lo mismo.
Comienzo con ella esta selección. No las re-revelo nada, tal como entonces disparaba y revelaba, conocimientos muy parcos, recién estrenada cámara digital, la dimage siete que me acompaño hasta el año 2007 (siete, otra "casualidad").
No sé si interesante o no, no sé si disfrutaréis. El "me apetece" no encaja en mis engranajes mentales, así que no sé bien por qué lo hago, a los nueve años. En ningún momento de los aniversarios anteriores se me ha venido esta idea, y no sé por qué ha llegado antes de cumplir la lógica del décimo aniversario, algo más comprensible...
Las "titulo" con el nombre que las guardaba.
Fuente |
encina enferma |
Amanecer |
Amanecer Sevilla |
Autorretrato |
Rosa blanca |
Paisaje |
Otra Pasión (de ésta pinté un óleo) |
Cordero |
Diente de León |
Encina |
Encinas |
Ciruelo |
Silene |
Madreselvas y paisaje al fondo |
La jorobada |
Mantón de mi abuela |
Manzanilla |
Zinnia y mariposa |
Paisaje retocado |
Hojas de rosal |
Parra Virgen |
Rosa a contraluz |
Salmón en blanco y negro |
Lirio |
Tórtola Sevilla |
Encina |
lunes, 11 de abril de 2011
Duele el dolor
Duele el dolor por más
que oigas los lamentos
los avisos
aluviaron alondras en los jardines.
Por más que lo señalen,
ellas me cantan siempre
como él.
Ni las amapolas ni
la senectud de la herida ni
la yerba verde ni el narciso.
Un único omóplato
cohabita en mi espalda
disparando contra
la ferretería de las articulaciones.
Si como Wilde me absuelvo,
responderé al diente de león
que no nace en primavera,
que sed salvaje es su nombre.
Sofía Serra, 11 abril 2011
que oigas los lamentos
los avisos
aluviaron alondras en los jardines.
Por más que lo señalen,
ellas me cantan siempre
como él.
Ni las amapolas ni
la senectud de la herida ni
la yerba verde ni el narciso.
Un único omóplato
cohabita en mi espalda
disparando contra
la ferretería de las articulaciones.
Si como Wilde me absuelvo,
responderé al diente de león
que no nace en primavera,
que sed salvaje es su nombre.
Sofía Serra, 11 abril 2011
domingo, 10 de abril de 2011
Venus sola al sol
Venus sola al sol
Voy a morir para nacer.
Voy a dormir para verte hacer.
Soy no sólo luz, Amor.
Soy la que soy sin ahuyentes,
soy la fuente viva que consumo y doy día a día
desde mis fosas nasales hasta mi matriz
colmada y anhelante de alma
labradora y bomba corazón que riega
las células con sangre y agua y sales
de mí
al extraerte, nula yerba, débil árbol
sin raíz de parte a parte,
de simiente inasible,
de sol-símil de sial alumbrado por los nifes expandidos
que cantaron por mi boca a tus ramas secas
de abandono, de ultraje por la interna tierra.
Tan alta te llego,
tan alta te abarco y te escarbo
con mis manos y con mi frente
de acero convertido en sangre madre,
que como Lobezno me integro y me revierto
en la que me subyace a todas horas,
gravitacional en mí misma, llena y correspondiente.
No con uno, sino con los cinco mil millones.
Como aurora, como aurora.
Como noche, como noche.
Como atmósfera bailando sobre el orbe
libre ocaso, libre alba soy y osadía
en esta tierra llena
de memoria y descuidos,
tan humana, tan caliente, tan salobre
que te saca de tus sales,
y que pasto de las llamas seas, por seco
y por semi-divino venido a menos:
yo peleo por lo que nunca abocas,
que no es fluir que no es verso es
llegar,
que sólo salgo,
¡sal!,
ceniza embriagada de vientos marinos
con velocidad de presencia
cuando ellos permanecen.
Yo sólo amo Lo que sí puede nombrarme.
Sofía Serra, 2010
Voy a morir para nacer.
Voy a dormir para verte hacer.
Soy no sólo luz, Amor.
Soy la que soy sin ahuyentes,
soy la fuente viva que consumo y doy día a día
desde mis fosas nasales hasta mi matriz
colmada y anhelante de alma
labradora y bomba corazón que riega
las células con sangre y agua y sales
de mí
al extraerte, nula yerba, débil árbol
sin raíz de parte a parte,
de simiente inasible,
de sol-símil de sial alumbrado por los nifes expandidos
que cantaron por mi boca a tus ramas secas
de abandono, de ultraje por la interna tierra.
Tan alta te llego,
tan alta te abarco y te escarbo
con mis manos y con mi frente
de acero convertido en sangre madre,
que como Lobezno me integro y me revierto
en la que me subyace a todas horas,
gravitacional en mí misma, llena y correspondiente.
No con uno, sino con los cinco mil millones.
Como aurora, como aurora.
Como noche, como noche.
Como atmósfera bailando sobre el orbe
libre ocaso, libre alba soy y osadía
en esta tierra llena
de memoria y descuidos,
tan humana, tan caliente, tan salobre
que te saca de tus sales,
y que pasto de las llamas seas, por seco
y por semi-divino venido a menos:
yo peleo por lo que nunca abocas,
que no es fluir que no es verso es
llegar,
que sólo salgo,
¡sal!,
ceniza embriagada de vientos marinos
con velocidad de presencia
cuando ellos permanecen.
Yo sólo amo Lo que sí puede nombrarme.
Sofía Serra, 2010
La luz de tu camisa
LA LUZ DE TU CAMISA
No me atrevo a decirte cuánto te echo de menos,
cómo se sostienen enjaezadas bajo mis pupilas estas pestañas que se anudan
ya a tu gesto,
común beso
sobre tu húmeda frente,
soñando bajo tu verbo que los días no terminan,
ni alumbran vistosas las farolas
hasta que tu mirada se posa sobre el nombre
escrito
en verso de la compañera que ocupa tu camastro.
¿Hablamos?
Servimos bajo el mismo mantel la leña que nos hogara,
alumbramos nuestra piel levemente indispuesta,
suscitada por la caricia invisible de tu mano
sobre la mía y mi espalda.
Pienso, bebiendo bajo tu cuello, que no quiero más luz
que la que desprende tu camisa.
Sofía Serra (2005). La presencia por la ausencia. Bohodón ediciones, 2010
No me atrevo a decirte cuánto te echo de menos,
cómo se sostienen enjaezadas bajo mis pupilas estas pestañas que se anudan
ya a tu gesto,
común beso
sobre tu húmeda frente,
soñando bajo tu verbo que los días no terminan,
ni alumbran vistosas las farolas
hasta que tu mirada se posa sobre el nombre
escrito
en verso de la compañera que ocupa tu camastro.
¿Hablamos?
Servimos bajo el mismo mantel la leña que nos hogara,
alumbramos nuestra piel levemente indispuesta,
suscitada por la caricia invisible de tu mano
sobre la mía y mi espalda.
Pienso, bebiendo bajo tu cuello, que no quiero más luz
que la que desprende tu camisa.
Sofía Serra (2005). La presencia por la ausencia. Bohodón ediciones, 2010
viernes, 8 de abril de 2011
Muda
Muda
no sabes de qué hablas,
y así, al encuentro cruel,
cruenta boca, el estómago crudo
parlotea por los nudos
de mi boca tiempo aliento
de mí y un presente
no logra abrazar
o abarcar.
tendré que no decir al sol
en el hálito sin aviso de suelo,
en el implícito asomo al vacío
salto de mi estómago a la huella,
en el instante preciso en que la palabra
queda
sin habla.
Sofía Serra. Abril, 2011
no sabes de qué hablas,
y así, al encuentro cruel,
cruenta boca, el estómago crudo
parlotea por los nudos
de mi boca tiempo aliento
de mí y un presente
no logra abrazar
o abarcar.
tendré que no decir al sol
en el hálito sin aviso de suelo,
en el implícito asomo al vacío
salto de mi estómago a la huella,
en el instante preciso en que la palabra
queda
sin habla.
Sofía Serra. Abril, 2011
jueves, 7 de abril de 2011
Los parasoles de Afrodita
Los parasoles de Afrodita
Ya llegaste, te has sentado ya.
Tengo tus ojos delante:
De su dorado vientre, el de Afrodita,
nacen celestes parasoles.
Sombrillas chinas que la diosa abrió
para cultivar mi piel con la nácar
y el humus de marino hechizo arrojados
sobre la ola que, de vuelta y viene, conforma la marea
del sanguíneo mar de poniente:
¡Mar mío, mar lleno, mar tan grande como yo misma!,
exclama la diosa rediviva, aún ignorante de su testicular ascendencia.
Urania utopía transformada por mor del viento
en conflagración de carne sobre agua-sal y carne.
Gemiste en mis ojos: ¡Dame aire!
Gemiste en mi boca: agua blande y
piel para el cuántico cuerpo,
envoltura de este juguete polivalente
en el que me sumerges hasta contentar objeto
de los ritmos internos que manifiestan la eufonía,
venéreas transacciones, de las celestes esferas.
Amor, cueva clara sombreada por los chinos parasoles visitas.
No tus brazos,
no tu música,
no tu centro;
ni siquiera tus alas,
en el reitero de esta penumbra de piel interna,
hallarán ajado, que ella misma se renueva a la medida de las Eras.
Que sí, vuelan ya.
Urano,
hoy ya caes,
hoy ya retornas a por tus genitales.
Qué castrado te dejamos, ¡ay!
Ay, castrado, sí. Mas, te hablo al oído: recuerda,
sólo a sangre, tu carne engendró lo más sagrado.
Ahora ya cayendo,
piensa,
podrás hacer de la progenie de tus gónadas real cayado.
Sofía Serra, 2010 (Los parasoles de Afrodita, de su tercera parte titulada "Cae el cielo")
Ya llegaste, te has sentado ya.
Tengo tus ojos delante:
De su dorado vientre, el de Afrodita,
nacen celestes parasoles.
Sombrillas chinas que la diosa abrió
para cultivar mi piel con la nácar
y el humus de marino hechizo arrojados
sobre la ola que, de vuelta y viene, conforma la marea
del sanguíneo mar de poniente:
¡Mar mío, mar lleno, mar tan grande como yo misma!,
exclama la diosa rediviva, aún ignorante de su testicular ascendencia.
Urania utopía transformada por mor del viento
en conflagración de carne sobre agua-sal y carne.
Gemiste en mis ojos: ¡Dame aire!
Gemiste en mi boca: agua blande y
piel para el cuántico cuerpo,
envoltura de este juguete polivalente
en el que me sumerges hasta contentar objeto
de los ritmos internos que manifiestan la eufonía,
venéreas transacciones, de las celestes esferas.
Amor, cueva clara sombreada por los chinos parasoles visitas.
No tus brazos,
no tu música,
no tu centro;
ni siquiera tus alas,
en el reitero de esta penumbra de piel interna,
hallarán ajado, que ella misma se renueva a la medida de las Eras.
Que sí, vuelan ya.
Urano,
hoy ya caes,
hoy ya retornas a por tus genitales.
Qué castrado te dejamos, ¡ay!
Ay, castrado, sí. Mas, te hablo al oído: recuerda,
sólo a sangre, tu carne engendró lo más sagrado.
Ahora ya cayendo,
piensa,
podrás hacer de la progenie de tus gónadas real cayado.
Sofía Serra, 2010 (Los parasoles de Afrodita, de su tercera parte titulada "Cae el cielo")
miércoles, 6 de abril de 2011
Lenta y duelo
Lenta y duelo
Me pesan los hombros
como se clavan tus frágiles azules
sobre las columnas de la noche:
Se acabó el sol por hoy y por tantos mañanas.
En esta noche de lunas quietas
ni los asombrados eclipses
viven atentos en el cielo.
Los hombres de este lado
dilatan los largos dedos
de sus venerables simientes.
No saben, aún no saben
que los claveles han florecido
desde tu boca.
El llanto de este vientre denso
enmudece la madrugada.
Blanda y sinuosa, media
muda, de mi abandono huida
y de mi beso huido,
ella tampoco sabe
que los claveles han florecido
desde tu boca.
Densa y cálida duerme
la espera. Se llama duelo,
pero duelo tiene nombre
de corto trayecto entre
tu palabra y mi mente.
Extiendo la lenta manta
sobre la blanda cama
de tierra donde brotan
los verdes lunares
y el sol aplazado.
Ya amanecen tus claveles:
el día mana dormideras
entre la ida y mi garganta.
Sofía Serra, abril 2011
Me pesan los hombros
como se clavan tus frágiles azules
sobre las columnas de la noche:
Se acabó el sol por hoy y por tantos mañanas.
En esta noche de lunas quietas
ni los asombrados eclipses
viven atentos en el cielo.
Los hombres de este lado
dilatan los largos dedos
de sus venerables simientes.
No saben, aún no saben
que los claveles han florecido
desde tu boca.
El llanto de este vientre denso
enmudece la madrugada.
Blanda y sinuosa, media
muda, de mi abandono huida
y de mi beso huido,
ella tampoco sabe
que los claveles han florecido
desde tu boca.
Densa y cálida duerme
la espera. Se llama duelo,
pero duelo tiene nombre
de corto trayecto entre
tu palabra y mi mente.
Extiendo la lenta manta
sobre la blanda cama
de tierra donde brotan
los verdes lunares
y el sol aplazado.
Ya amanecen tus claveles:
el día mana dormideras
entre la ida y mi garganta.
Sofía Serra, abril 2011
martes, 5 de abril de 2011
Que vuelvan los lilas
(Una fotografía que anoche me salió hilada a un verso de este poema puede verse aquí)
Que vuelvan los lilas
Como las lilas de ultramar.
Así me posé sobre la yerba cercana a tu estanque,
convertí cañas en siringas y canté hasta inundarte
de ti. Canté y tañí. (*)
En honor de las letras me hago sangre,
despedazo cada palabra para ver
si al nombrarlas consigo encontrar
el descanso para este cuerpo.
Anhelo el otoño sin que haya nacido el verano.
¿Y si me dejas descansar?
No morirás aunque duerma,
la luz se hace luz sin el tiempo:
hay algo más.
En el vacío interestelar coexiste la anti-materia,
¿por qué yo no puedo auto-extinguirme?
Ser capaz de perpetrar homicidio
contra estas cansadas manos,
estos pesados brazos, más tuyos
que míos: deja que duerman.
Al parecer, sólo el aire me mantiene viva,
ventana y lumbre,
al parecer el sonido no ondea sobre el agua,
puerta y límites.
Al parecer los lilos sólo florecen una vez al año.
¿Qué tal si me permites apoyar la cabeza
aunque sea en la nube de espinas?
Ahuyentarme. Dejarme en paz de mí.
Auto-ventilarme en un sol,
en una punta,
en un nítido y exento atisbo
del negro sobre el blanco.
¡Puff!, y dejar...
Dejar de ser.
Auto-inhibirme en el altar de las lilas abiertas a lo que sea.
Al blanco.
Sofía Serra. 2010
(*) tal vez a partir de ahora lo haga, dar algún dato. En esta ocasión: del arbusto donde florecen las lilas, es decir, los lilos, se extraen las cañas que debidamente trabajadas se convierten en las siringas o flautas. Su nombre científico es Syringa vulgaris. La colonia de lilas es mi preferida, una que casi nunca encuentro.
Que vuelvan los lilas
Como las lilas de ultramar.
Así me posé sobre la yerba cercana a tu estanque,
convertí cañas en siringas y canté hasta inundarte
de ti. Canté y tañí. (*)
En honor de las letras me hago sangre,
despedazo cada palabra para ver
si al nombrarlas consigo encontrar
el descanso para este cuerpo.
Anhelo el otoño sin que haya nacido el verano.
¿Y si me dejas descansar?
No morirás aunque duerma,
la luz se hace luz sin el tiempo:
hay algo más.
En el vacío interestelar coexiste la anti-materia,
¿por qué yo no puedo auto-extinguirme?
Ser capaz de perpetrar homicidio
contra estas cansadas manos,
estos pesados brazos, más tuyos
que míos: deja que duerman.
Al parecer, sólo el aire me mantiene viva,
ventana y lumbre,
al parecer el sonido no ondea sobre el agua,
puerta y límites.
Al parecer los lilos sólo florecen una vez al año.
¿Qué tal si me permites apoyar la cabeza
aunque sea en la nube de espinas?
Ahuyentarme. Dejarme en paz de mí.
Auto-ventilarme en un sol,
en una punta,
en un nítido y exento atisbo
del negro sobre el blanco.
¡Puff!, y dejar...
Dejar de ser.
Auto-inhibirme en el altar de las lilas abiertas a lo que sea.
Al blanco.
Sofía Serra. 2010
(*) tal vez a partir de ahora lo haga, dar algún dato. En esta ocasión: del arbusto donde florecen las lilas, es decir, los lilos, se extraen las cañas que debidamente trabajadas se convierten en las siringas o flautas. Su nombre científico es Syringa vulgaris. La colonia de lilas es mi preferida, una que casi nunca encuentro.
lunes, 4 de abril de 2011
Idus de Abril
Hoy he recibido la feliz noticia de que mi libro "La presencia por la ausencia" forma ya parte de la Biblioteca de la fundación Saramago, allí en las Islas Canarias, las afortunadas, en Lanzarote. Quien lo haya leído o visto algunos de sus enlaces por aquí habrá podido comprobar que se inicia con un poema dedicatoria a José Saramago, así que para mí resulta algo mucho más que una anécdota. Necesitaba hacerle llegar ese libro, a él, con su poema escrito el día de su muerte, y lo conseguí justo antes de que se pasaron los nueve meses desde su fallecimiento (él decía que nueve meses para nacer, nueve meses para morir- yo de estas cosas tampoco me entero, yo no me entero de nada nunca), y por estas cosas que me pasan que no sé como suceden, un día recordé que tenía una amiga de hace 25 años que se llamaba de apellido como su viuda. Me pregunté si no sería hermana suya, yo, tan despistada como siempre; la llamé y me dijo que sí, que claro, se reía de mi despiste. Total, que a través de ella, mano segura, he visto cumplida una necesidad interior vital, una apostilla más a ese sin querer afán que me persigue y que yo misma no planeo.
Entoces me ha enviado este enlace para que me hiciera la idea de cómo es. Lo que ella no sabía es que esta mañana llevo un buen rato buscando versiones del himno que cantan en el video (el propio José Saramago lo hace)...¿por qué?, porque mi amigo Manolo Moya ganó el Quiñones de novela este otoño con novela ambientada en la revolución de los claveles, que fue la que convirtió a esa canción de Jose Alfonso en himno, y ahora Alianza editorial la está promocionando. Así que ahora mismo me encuentro con un todo lleno de señales que me embarcan en la feliz marejada de la emoción interna plenamente consensuada mire por donde mire, hile por donde hile... y yo simplemente no sé cómo lograré expresar todo esto, o si lo conseguiré. Pero por algo tenía que empezar.
¡Ah!, nada de esto sabía mi amigo, al que no veía desde hace 30 años casi, (aquí en este poema de Canto para esta era se puede comprobar) cuando nombró al personaje protagonista con el nombre de Sophia ...:)
Cuando cantaba, mediante la fotografía, a las encinas en el campo, escuchaba bastante este himno, que por entonces formaba parte de mi audioteca. Un amigo me lo envió por cd simplemente porque yo intentaba transformar amapolas campestres en claveles de la feria de abril de Sevilla, donde quería estar por motivos ajenos a la fiesta en sí, muy ajenos, y no podía, no podía... Ese amigo nació para mi sentimiento de amistad y para la vida hace ya algunas decenas de años un 25 de abril.
Dejo la letra del himno, de la canción de José Alfonso. En cualquier otra entrada pondré mp3 de ella.
Grândola, vila morena
Terra da fraternidade
O povo é quem mais ordena
Dentro de ti, ó cidade
Dentro de ti, ó cidade
O povo é quem mais ordena
Terra da fraternidade
Grândola, vila morena
Em cada esquina um amigo
Em cada rosto igualdade
Grândola, vila morena
Terra da fraternidade
Terra da fraternidade
Grândola, vila morena
Em cada rosto igualdade
O povo é quem mais ordena
À sombra duma azinheira
Que já não sabia a idade
Jurei ter por companheira
Grândola a tua vontade
Grândola a tua vontade
Jurei ter por companheira
À sombra duma azinheira
Que já não sabia a idade
CASTELLANO
Grandola, Villa Morena
tierra de fraternidad,
el pueblo es quien más ordena
dentro de ti, oh ciudad.
Dentro de ti, oh ciudad,
el pueblo es quien más ordena,
tierra de fraternidad,
Grandola, Villa Morena.
En cada esquina un amigo,
en cada rostro igualdad,
Grandola, Villa Morena
tierra de fraternidad.
Grandola Villa Morena
en cada rostro igualdad
el pueblo es quien más ordena
Dentro de ti, oh ciudad.
A la sombra de una encina
de la que no sabía su edad
juré tener por compañera
Grandola, tu voluntad.
Grandola, tu voluntad
juré tener por compañera,
a la sombra de una encina
de la que no sabía su edad.
(Nada más cerrar esta entrada y lanzarla me lo has dicho, José, que te has ido. Sé, intuyo que esta canción te gustaría, estoy segura, completamente. Te la canto, amigo mío, mi vecino de blog, mi querido José Luis Zúñiga, nuestro Zuñi...)
Idus de marzo
Hoy he recibido la feliz noticia de que mi libro "La presencia por la ausencia" forma ya parte de la Biblioteca de la fundación Saramago, allí en las Islas Canarias, las afortunadas, en Lanzarote. Quien lo haya leído o visto algunos de sus enlaces por aquí habrá podido comprobar que se inicia con un poema dedicatoria a José Saramago, así que para mí resulta algo mucho más que una anécdota. Necesitaba hacerle llegar ese libro, a él, con su poema escrito el día de su muerte, y lo conseguí justo antes de que se pasaron los nueve meses desde su fallecimiento (él decía que nueve meses para nacer, nueve meses para morir- yo de estas cosas tampoco me entero, yo no me entero de nada nunca), y por estas cosas que me pasan que no sé como suceden, un día recordé que tenía una amiga de hace 25 años que se llamaba de apellido como su viuda. Me pregunté si no sería hermana suya, yo, tan despistada como siempre; la llamé y me dijo que sí, que claro, se reía de mi despiste. Total, que a través de ella, mano segura, he visto cumplida una necesidad interior vital, una apostilla más a ese sin querer afán que me persigue y que yo misma no planeo.
Entoces me ha enviado este enlace para que me hiciera la idea de cómo es. Lo que ella no sabía es que esta mañana llevo un buen rato buscando versiones del himno que cantan en el video (el propio José Saramago lo hace)...¿por qué?, porque mi amigo Manolo Moya ganó el Quiñones de novela este otoño con novela ambientada en la revolución de los claveles, que fue la que convirtió a esa canción de Jose Alfonso en himno, y ahora Alianza editorial la está promocionando. Así que ahora mismo me encuentro con un todo lleno de señales que me embarcan en la feliz marejada de la emoción interna plenamente consensuada mire por donde mire, hile por donde hile... y yo simplemente no sé cómo lograré expresar todo esto, o si lo conseguiré. Pero por algo tenía que empezar.
¡Ah!, nada de esto sabía mi amigo, al que no veía desde hace 30 años casi, (aquí en este poema de Canto para esta era se puede comprobar) cuando nombró al personaje protagonista con el nombre de Sophia ...:)
Cuando cantaba, mediante la fotografía, a las encinas en el campo, escuchaba bastante este himno, que por entonces formaba parte de mi audioteca. Un amigo me lo envió por cd simplemente porque yo intentaba transformar amapolas campestres en claveles de la feria de abril de Sevilla, donde quería estar por motivos ajenos a la fiesta en sí, muy ajenos, y no podía, no podía... Ese amigo nació para mi sentimiento de amistad y para la vida hace ya algunas decenas de años un 25 de abril.
Dejo la letra del himno, de la canción de José Alfonso. En cualquier otra entrada pondré mp3 de ella.
Grândola, vila morena
Terra da fraternidade
O povo é quem mais ordena
Dentro de ti, ó cidade
Dentro de ti, ó cidade
O povo é quem mais ordena
Terra da fraternidade
Grândola, vila morena
Em cada esquina um amigo
Em cada rosto igualdade
Grândola, vila morena
Terra da fraternidade
Terra da fraternidade
Grândola, vila morena
Em cada rosto igualdade
O povo é quem mais ordena
À sombra duma azinheira
Que já não sabia a idade
Jurei ter por companheira
Grândola a tua vontade
Grândola a tua vontade
Jurei ter por companheira
À sombra duma azinheira
Que já não sabia a idade
CASTELLANO
Grandola, Villa Morena
tierra de fraternidad,
el pueblo es quien más ordena
dentro de ti, oh ciudad.
Dentro de ti, oh ciudad,
el pueblo es quien más ordena,
tierra de fraternidad,
Grandola, Villa Morena.
En cada esquina un amigo,
en cada rostro igualdad,
Grandola, Villa Morena
tierra de fraternidad.
Grandola Villa Morena
en cada rostro igualdad
el pueblo es quien más ordena
Dentro de ti, oh ciudad.
A la sombra de una encina
de la que no sabía su edad
juré tener por compañera
Grandola, tu voluntad.
Grandola, tu voluntad
juré tener por compañera,
a la sombra de una encina
de la que no sabía su edad.
(Nada más cerrar esta enrada y lanzarla me lo has dicho José, que te has ido. Sé, intuyo que esta canción te gustaría, estoy segura, completamente. Te la canto, amigo mío, mi vecino de blog, mi querido José Luis Zúñiga, Zuñi...)
domingo, 3 de abril de 2011
Iconoclaussum (with The beatles y con Frida)
Iconoclaussum
Con Los beatles aprendí hambre.
Inglés también.
Cuando mataron a John Lennon
en 1980,
lloré por la injusticia:
Alguien who gave peace
a chance
moría víctima de la violencia.
Después me fui desenamorando de Paul Mac Cartney.
Lentamente,
sin decepción.
Hoy sólo queda él.
With the beatles, muertos
antes de mis trece años,
yo tan tarde siempre tarde tan yo (TAN YO),
supe de los corazones solitarios.
Nunca fue mi preferido,
aunque mi siempre torpe-mente
cuando buen arte encuentra
donde le corresponde ubica
dentro suya
allá, en(la)cima de la colina
de la loca en lo más alto.
Debe de ser que he escalado demasiado,
yo, que padezco del mal de altura,
yo, que no le encuentro sentido a ese deporte
con cadáveres congelados como fotos-the end,
hoy encuentro mi fotografía
en esa obra maestra del arte pop.
Sargenta pimienta nací
sin saberlo
encriptada
en las polichinelas de los circos ambulantes.
La morsa me acompaña.
He costumizado mi uniforme,
el de la banda de los corazones solitarios.
No importa que digas que me amas.
¿Qué tipo de estómago
bombea un corazón solitario
que no hay hambre que lo sacie?
Corazón sin anatomía que lo sustente,
como los que pintó Frida
suelta de su cuerpo,
enlazados ellos en el aire,
sin huesos -ya juntos, ya siempre juntos-*
o con huesos rotos, rota ella
sin aparato digestivo,
sin siquiera colon irritable,
sólo oídos para despeñarse
ante la visión de su propia boca
corazón, corazón solo
sólo hueco para el hambre,
sólo palimpsesto de un autorretrato
antes de morir muerto de mudeces,
antes de salir salido de ingles,
¿qué boca puede alimentar
un corazón solitario
sino la que inventa
una autista de su música
para evitar el desequilibrio del mal de altura?
Quemé naves y me incineré con ellas
para nunca/siempre –es LO mismo- volver a la orilla.
Corazón suicida,
corazón suicida,
corazón suicida.
* Verso de Canto para esta era
Sofía Serra. Abril, 2011
(basado en dos mitos, uno que elegí, otro en el que me inscriben ahora)
Inglés también.
Cuando mataron a John Lennon
en 1980,
lloré por la injusticia:
Alguien who gave peace
a chance
moría víctima de la violencia.
Después me fui desenamorando de Paul Mac Cartney.
Lentamente,
sin decepción.
Hoy sólo queda él.
With the beatles, muertos
antes de mis trece años,
yo tan tarde siempre tarde tan yo (TAN YO),
supe de los corazones solitarios.
Nunca fue mi preferido,
aunque mi siempre torpe-mente
cuando buen arte encuentra
donde le corresponde ubica
dentro suya
allá, en(la)cima de la colina
de la loca en lo más alto.
Debe de ser que he escalado demasiado,
yo, que padezco del mal de altura,
yo, que no le encuentro sentido a ese deporte
con cadáveres congelados como fotos-the end,
hoy encuentro mi fotografía
en esa obra maestra del arte pop.
Sargenta pimienta nací
sin saberlo
encriptada
en las polichinelas de los circos ambulantes.
La morsa me acompaña.
He costumizado mi uniforme,
el de la banda de los corazones solitarios.
No importa que digas que me amas.
¿Qué tipo de estómago
bombea un corazón solitario
que no hay hambre que lo sacie?
Corazón sin anatomía que lo sustente,
como los que pintó Frida
suelta de su cuerpo,
enlazados ellos en el aire,
sin huesos -ya juntos, ya siempre juntos-*
o con huesos rotos, rota ella
sin aparato digestivo,
sin siquiera colon irritable,
sólo oídos para despeñarse
ante la visión de su propia boca
corazón, corazón solo
sólo hueco para el hambre,
sólo palimpsesto de un autorretrato
antes de morir muerto de mudeces,
antes de salir salido de ingles,
¿qué boca puede alimentar
un corazón solitario
sino la que inventa
una autista de su música
para evitar el desequilibrio del mal de altura?
Quemé naves y me incineré con ellas
para nunca/siempre –es LO mismo- volver a la orilla.
Corazón suicida,
corazón suicida,
corazón suicida.
* Verso de Canto para esta era
Sofía Serra. Abril, 2011
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