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miércoles, 31 de agosto de 2022

Cruce de verdes

 



Nuevo hombre en la cruz

 

Verte en verde puro quisiera

ausente de tus férreas estampidas,

lenta en un segundo presiento

tiempo al sol de ese tulipán equivalente

que me llama, me pregunta, me requiere:

¿Por qué?, ¿por qué no bebes?

Y tus manos amasando espinas.

Como ya no se te clavan…

 

Al verde quiero sostenerte:

Flamearás sucediendo en el vacío

hasta que el celo mudo

de tu viento, si es que mientes,

se haga hueco en la cruz de tu pecho.

Y entonces se abrirá el cuero herrumbroso.

Y el manantial borboteará

de las cuatro paredes de tus brazos.

Y el sol del aullido iluminará

las doradas clavijas como si fueran

brotes verdes: verte

como si no te hubieras zanjado.

El campo de cuerdas de hierro

tronará en rasgueo salvaje

de tu boca que reirá llagando

el aire que hoy permanece ileso…

Como muro, como vano

a la muerte en la que tañes

preso de esa cruz en la que te clavas,

que ya no sé, yo no sé, no sé

con qué manos apuntalas

esos clavos a tus palmas.

 

Hombre de cuatro brazos,

mutante de esta tierra morada

por la espada de tu arado

que me llama, me demanda, me pregunta

de qué te sirve ya ese par de alas.


(De "Nueva Biología")

martes, 12 de mayo de 2020

Sanitaria




La enfermera

Antes

Qué hacer ante todo y ante
algo que huye a estampida
de cada verso o poema que crea
el mundo con las manos
ignorantes de la muerte.
Soñar y transcurrir
levemente obscenos
algunos parajes.
No hay luces.
La ciudad permanece dormida
en mi estómago.
Yo velo tú
casi mueres.

Tras

Detrás de todo signo se esconden
las apariencias, en simulacro se suceden
a una junta de dos dedos,
un restaño,
una calle desperezándose
y yo durmiendo ante las ubres.
Los fiscales de la memoria
trabajan incansables mientras
a golpes de mazo
los jueces destinan
uno a uno condena,
no se sabe
si a luces de dios o a dos velas
del tiempo que perdieron.
Ellos.
Ellos y el
mientras tú
no respiras.

Siempre

Vivir comporta el riesgo
más seguro.

sábado, 28 de febrero de 2015

Bicordial (Día de Andalucía)

(Por homenajear, en lo posible,  la tierra donde una ha nacido, en su día, de ella, recupero este poema de "Nueva Biología".)

Bicordial


Corazón, quedo y mudo
en tu silencio. Corazón,
aprieto con tus manos
este gemido. Corazón,
no te hago caso omiso:
al alba te alivié.

Corazón, tu tierra, mi
tierra, tiene plumas:
sobre ella despedazaron a las aves blancas,
frenaron el sereno de su sal con las fauces.
Pero tu mi tierra tu tierra canta
sobre fósiles y fantasmas
que logramos resucitar henchidos
de agua, sustancia y carne.
Tu tierra y mi tierra funden luces
sobre la faz tornasolada
de la colina tan reseca,
la casa azul sobre la espalda
—al peso de los riñones—,
el toro en bisiesto año,
la amargura del oro líquido,
la lluvia sobre la carretera…
Tu stop, corazón.

Tu tierra mi tierra
clama tiempo, clama día,
clama por tus hondas huellas
al son del canto que moldea
el barro en dos, ojos
los verdes, corazón:
Las palomas que de la nada nacen,
el santo y seña, suertes que nos hacen:
No somos aves, no somos duendes.
Al despojarnos del miedo
—¿qué es la muerte sino un desnudo?—,
sólo nos queda el nombre.

Corazón, desde esta garganta
y la tuya te expandes
abriendo estas proclamas
al orbe dicho, quieto y al unísono
se cantan mutuamente, juntos
no somos uno, sino dos,
que es un mayor número.

domingo, 9 de noviembre de 2014

Perita en dulce(s) (sic) ¡(Y más sic)!

Un poema que he recordado, aparte de que esté de nuevo remaquetando el libro del poemario del que forma parte, a raíz del "suceso" que he reflejado en mi último estado en facebook, a saber, y es, este:


Ole ole ole!!!!, se me estropeó del todo la lavadora. Deceso total. Ge-nial! :))))

Este poema lo escribí recordando otra defunción de una lavadora.

;)


Perita en dulce(s) (sic)


Hoy he encontrado mi nombre
enredado en la malla de tus nervios.
Hay suicidios previstos
por la red de tortura china
donde introduzco mis prendas delicadas.
Soy dermatóloga: Secar la colada al sol
me mancha la piel.
Soy traumatóloga: Lavar a mano con agua fría
me congeló las falanges.
Hace tiempo que aprendí a cambiar
la electro-válvula de mi único soldado.
Mi cerebro fabrica repuestos
para mi corazón, que padece AIDS.

domingo, 19 de octubre de 2014

Nueva Biología, libro en descarga gratuita

"Nueva Biología" estuvo a punto de publicarse hace algo menos de un año. Por circunstancias que no vienen al caso explicar al menos en este post, no llegó a salir. Reconozco que es algo que me ha estado quemando durante todo este tiempo, así que me decido a subirlo a la red para ponerlo a disposición de toda persona que esté interesado en leerlo. Abajo dejo los enlaces pertinentes.

El libro incluye un prólogo de Carmen Karin Aldrey, así como unos dibujos del autor "rodax" creados expresamente para algunos de los poemas como interpretaciones personales del pintor sobre los mismos.

En cuanto disponga del montante necesario, publicaré este libro en papel. Entonces variará como mínimo su prólogo, que en ese momento consistirá en los tres poemas que el poeta, novelista, ensayista y traductor Juan Carlos Sánchez Sottosanto escribió para el mismo a posteriori del aborto de esta publicación prevista para Diciembre del año pasado, y que dejo para lectura de todos debajo de los enlaces que a continuación inserto.

Que lo disfruten o padezcan según guste o no.
Muchas gracias a tod@s.

Sofía Serra Giráldez

(Nota: Me siento en la libertad de esta acción ya que además de ser la autora del texto principal, el poemario en sí, soy la que diseñó, maquetó y editó el libro al completo, cubierta y escritura de textos de editorial incluidos.)

Descarga la cubierta del libro (pdf)

Descarga el texto del libro (pdf)


(Poemas para el prólogo del futuro libro en papel. Autor: Juan Carlos Sánchez Sottosanto)

A guisa de prólogo, como en los Siglos Áureos
Nueva Biología, de Sofía Jesús Serra Giráldez

I – Demiúrgica

Y Sofía Achamōth roza la rosa
que un penúltimo dios floreció en vano,
y levanta los ríos y los golfos
para mirar al otro lado, Arriba.

Pero vano es el Uno, vano el centro.
Estamos condenados a suburbios,
béticos y salobres y pampásicos,
con esa Mar Océano en cuadrícula…

Fluya el menstruo del que fluya el Demiurgo,
y fluya su insapiencia de sí mismo,
su vértigo del yo, de creerse único,

reatisbando, empero, los aromas
del pleroma locuaz. Nombre los nombres:
el enebro, la paz, el mar, el llanto.


II – Hesiódica

Qué distancia enorme del golfo gaditano
hasta la mar vinosa de Homero.
Qué distancia de estos dioses pétreos
pero húmedos de amor, pero esmerados
de honda humanidad, a los triviales
contubernios olímpicos del Gran Ciego de Quíos.
Ella no canta
con el sabor de los hexámetros primeros,
los del alba absoluta,
los del alba de Homero.
Prefiere la mañana ya crecida.
Ella canta con la dura costra,
con la maciza huella, con el duro y puro corazón agónico
del teogónico Hesíodo.
Como él, labra la tierra;
como él, los surcos, los almácigos,
las macetas, las flores, las heladas.
La Andalucía del siroco y hielo
como al otro el rincón agreste de su Hélade.
Como a él, la voz de las antiguas Helicónides,
las diosas que mienten y no mienten,
que dicen la verdad, o entre propíleos,
también la niegan descaradamente.
Eros primero y jamás penúltimo.
Las gónadas taladas de Urano.
La guerra de titanes y tifeos.
: Todo en tus versos de raíz oscura,
de sílabas partidas y deshechas
como terrones que se encuentran, otros
terrones vueltos al azadón labriego.
Fluya Sevilla universal, pretérita,
con vocación de tiempo y de planeta;
súmate, impúdica, a los rostros
tartesios, fenicios, galos, griegos,
y godos y vándalos, vikingos,
y al sarraceno de exquisita tilde,
y a las aljamas de exquisita prosa,
y a los Cetinas, los Murillos, los Velásquez,
los marranos, los quemados, los herejes,
a Casiodoro, a Cipriano, a Julianillo,
pobrecito cojuelo incinerado…
Desde esta pampa donde todo
el occidente se lee distorsionado,
recojo el puente hesiódico y de plata:
tu gran simulación de hallar la aldea,
teniendo, en cambio, prisionero el cosmos.

III – Afrodítica

A la Pandemos, a la Urania, a la Ctónica,
a la de anchos labios,
la de cinturas bamboleantes como
las olas trémulas de Chipre;
a la del goce, a la de ultratumba,
la de los lares que ama Proserpina;
a la celeste, la de la unión mística,
a todas ellas,
a toda Ella –Una- Afrodita fuiste
con tus manzanas, con tus plegarias, con
un color nuevo para el trono polícromo.

Que te ame la Diosa
como a Adonis de esquivado vuelo;
que te hiera la Diosa,
como a Adonis el cuerno
del jabalí, otra forma
de la angustia del eros;
que te sepa la tierra
labrando una vez más jardines de la Diosa
y tus versos mezclándose a sus pomas.


(Juan Carlos Sánchez Sottosanto)




martes, 27 de mayo de 2014

Poemas para un prólogo

Tres poemas a modo de prólogo para Nueva Biología que Juan Carlos Sánchez Sottosanto ha tenido la ¿generosidad?, esa palabra se queda corta. Para mí son tres joyas sin precio con las que mi amigo ha tenido a bien obsequiarme. Una, que es afortunada. 


A guisa de prólogo, como en los Siglos Áureos

Nueva Biología, de Sofía Jesús Serra Giráldez

I – Demiúrgica

Y Sofía Achamōth roza la rosa
que un penúltimo dios floreció en vano,
y levanta los ríos y los golfos
para mirar al otro lado, Arriba.

Pero vano es el Uno, vano el centro.
Estamos condenados a suburbios,
béticos y salobres y pampásicos,
con esa Mar Océano en cuadrícula…

Fluya el menstruo del que fluya el Demiurgo,
y fluya su insapiencia de sí mismo,
su vértigo del yo, de creerse único,

reatisbando, empero, los aromas
del pleroma locuaz. Nombre los nombres:
el enebro, la paz, el mar, el llanto.


II – Hesiódica

Qué distancia enorme del golfo gaditano
hasta la mar vinosa de Homero.
Qué distancia de estos dioses pétreos
pero húmedos de amor, pero esmerados
de honda humanidad, a los triviales
contubernios olímpicos del Gran Ciego de Quíos.
Ella no canta
con el sabor de los hexámetros primeros,
los del alba absoluta,
los del alba de Homero.
Prefiere la mañana ya crecida.
Ella canta con la dura costra,
con la maciza huella, con el duro y puro corazón agónico
del teogónico Hesíodo.
Como él, labra la tierra;
como él, los surcos, los almácigos,
las macetas, las flores, las heladas.
La Andalucía del siroco y hielo
como al otro el rincón agreste de su Hélade.
Como a él, la voz de las antiguas Helicónides,
las diosas que mienten y no mienten,
que dicen la verdad, o entre propíleos,
también la niegan descaradamente.
Eros primero y jamás penúltimo.
Las gónadas taladas de Urano.
La guerra de titanes y tifeos.
: Todo en tus versos de raíz oscura,
de sílabas partidas y deshechas
como terrones que se encuentran, otros
terrones vueltos al azadón labriego.
Fluya Sevilla universal, pretérita,
con vocación de tiempo y de planeta;
súmate, impúdica, a los rostros
tartesios, fenicios, galos, griegos,
y godos y vándalos, vikingos,
y al sarraceno de exquisita tilde,
y a las aljamas de exquisita prosa,
y a los Cetinas, los Murillos, los Velásquez,
los marranos, los quemados, los herejes,
a Casiodoro, a Cipriano, a Julianillo,
pobrecito cojuelo incinerado…
Desde esta pampa donde todo
el occidente se lee distorsionado,
recojo el puente hesiódico y de plata:
tu gran simulación de hallar la aldea,
teniendo, en cambio, prisionero el cosmos.

III – Afrodítica

A la Pandemos, a la Urania, a la Ctónica,
a la de anchos labios,
la de cinturas bamboleantes como
las olas trémulas de Chipre;
a la del goce, a la de ultratumba,
la de los lares que ama Proserpina;
a la celeste, la de la unión mística,
a todas ellas,
a toda Ella –Una- Afrodita fuiste
con tus manzanas, con tus plegarias, con
un color nuevo para el trono polícromo.

Que te ame la Diosa
como a Adonis de esquivado vuelo;
que te hiera la Diosa,
como a Adonis el cuerno
del jabalí, otra forma
de la angustia del eros;
que te sepa la tierra
labrando una vez más jardines de la Diosa
y tus versos mezclándose a sus pomas.


Juan Carlos Sánchez Sottosanto (Mayo, 2014)

domingo, 2 de marzo de 2014

Bicordial

Bicordial (A H. C. )

Corazón, quedo y mudo
en tu silencio. Corazón,
aprieto con tus manos
este gemido. Corazón,
no te hago caso omiso:
al alba te alivié.

Corazón, tu tierra, mi
tierra, tiene plumas:
sobre ella despedazaron las aves blancas,
frenaron el sereno de su sal con las fauces.
Pero tu mi tierra tu tierra canta
sobre fósiles y fantasmas
que logramos resucitar henchidos
de agua, sustancia y carne.
Tu tierra y mi tierra funden luces
sobre la faz tornasolada
de la colina tan reseca,
la casa azul sobre la espalda
—al peso de los riñones—,
el toro en bisiesto año,
la amargura del oro líquido,
la lluvia sobre la carretera…
Tu stop, corazón.

Tu tierra mi tierra,
clama tiempo, clama día,
clama por tus hondas huellas
al son del canto que moldea
el barro en dos, ojos,
los azules, corazón:
Las palomas que de la nada nacen,
el santo y seña, suertes que nos hacen:
No somos aves, no somos duendes.
Al despojarnos del miedo
—¿qué es la muerte sino un desnudo?—,
sólo nos queda el nombre.

Corazón, desde esta garganta
y la tuya te expandes
abriendo estas proclamas
al orbe dicho, quieto y al unísono
se cantan mutuamente, juntos
no somos uno, sino dos,
que es un mayor número.

miércoles, 5 de febrero de 2014

Nuevo hombre en la cruz

Nuevo hombre en la cruz


Verte en verde puro quisiera
ausente de tus férreas estampidas,
lenta en un segundo presiento
tiempo al sol de ese tulipán equivalente
que me llama, me pregunta, me requiere:
¿Por qué?, ¿por qué no bebes?
Y tus manos amasando espinas.
Como ya no se te clavan…

Al verde quiero sostenerte:
Flamearás sucediendo en el vacío
hasta que el celo mudo
de tu viento, si es que mientes,
se haga hueco en la cruz de tu pecho.
Y entonces se abrirá el cuero herrumbroso.
Y el manantial borboteará
de las cuatro paredes de tus brazos.
Y el sol del aullido iluminará
las doradas clavijas como si fueran
brotes verdes: verte
como si no te hubieras zanjado.
El campo de cuerdas de hierro
tronará en rasgueo salvaje
de tu boca que reirá llagando
el aire que hoy permanece ileso…
Como muro, como vano
a la muerte en la que tañes
preso de esa cruz en la que te clavas,
que ya no sé,
yo no sé,
no sé
con qué manos apuntalas
esos clavos a tus palmas.

Hombre de cuatro brazos,
mutante de esta tierra
morada por la espada de tu arado,
que me llama, me demanda, me pregunta
de qué te sirve ya ese par de alas.

lunes, 27 de enero de 2014

El hombre con bozal

El hombre con bozal


En el acaso sabroso del barrio nuevo
tararean las perdices, ¿se perdieron?
Esta muerte de silbo bebe de los cristales. Amarga
el sostenido de los vasos con hielo
que estrellan círculos contra
las noches ajenas a las cuatro perchas,
sexo, beso, multa y ciclamen,
nos cuelgan de este cielo negro
perdido en la memoria,
que no recuerda y no recuerda
más que para agachar la cabeza y
presentar nuco a la puntilla
del suicidio en nuestras venas
de sal común. Sal. Son
nuestras las verdes praderas,
el cielo llano,
la alta meseta
donde el aire se hace cúspide,
se envalentona contra nuestras mejillas
arrebolando el sinsabor,
llagando la diferencia
se abre: a todos hiere (besaba)
creciendo en la roja semilla
de luna llena de tu boca.

¿Por qué la cerraste?

sábado, 4 de enero de 2014

El hombre virgen

El hombre virgen


Me pregunto de qué están hechas
las tórtolas que se posan sobre tu cabeza.
Nacen en la cuna del ámbar bajo las nubes
arrullando a las encinas. Son flores,
árboles que de tu cabello emergen,
géiseres en parque de sulfúricas sales.

Al final, hay que decirlo,
es el mineral lo que nos construye,
las moléculas que se frenan
entonando a coro su canto
de armonías binarias universales.
¿Sabes de qué me alimento?
De tus aires de animal herido
y perdido de miedo entre la maleza.
Las zarzas se enganchan a la órbita
de los pasos dibujando en tu espinilla
que la Tierra es una, redonda y brillante:

Esa esfera que se opone, rodando,
no merece el espejo de tu tibia.

sábado, 21 de diciembre de 2013

Bu(r)la de navidad

Bu(r)la de navidad

Capaces de hacer nacer
en un pesebre
al hijo del que endiosamos,
¿qué no tramaríamos
para el hijo de quien odiamos?
Las cuentas me responden.
También las bombillas de la calle.
Sin dinero nos hemos quedado
para poder comprar el sueño.
También sin luces.

viernes, 13 de diciembre de 2013

Lectoescritora II (Chupada hasta los huesos)

Lectoescritora II

Si me hubiera dejado llevar por el enfado o la frustración cada vez que se me ha perdido algo hecho a lo largo de estos doce años (refiriéndome tan solo a trabajos en el ordenador) y hubiera decidido parar por ello mismo, no habrían sido escritos casi dos decenas de poemarios ni hechas no sé cuántas miles de fotografías, ni publicado algún libro mío y no sé cuántas decenas de los demás tampoco.

Para que luego el editor amigo me diga que mi poesía no encaja en su isla porque parece que está hecha "a trocitos". Cuando aún recuerdo una leyenda que encabezaba este blog que es solo parco reflejo de mi constante trabajo: "Este blog no es un escaparate de lo hecho sino un continuum del haciendo". Nunca me ha molestado que no le gustaran los poemarios que le he ido enviando. Jamás nuestra amistad y sincero cariño se ha visto alterada por algo tan nimio, tan relativo. Pero una interpretación así me lleva a pensar que no sabe leer entonces, y entonces, entonces, se me caen los palos del sombrajo. Yo no amo a las personas, sino a sus actitudes y aptitudes. Si no hay coherencia, no puedo amar. O sigo amando con todo el dolor del mundo. Porque me pueden los afectos.

O para que contemple cómo la editora amiga, a la que le diseñé su sueño, a la que le acerqué mis poetas buenos y queridos, para la que me llevé maquetando dos joyas durante el tiempo más doloroso del duelo por  el fallecimiento de mi madre, solo ha estado chupándome hasta los huesos hasta el punto de tener que decidirme a renunciar a publicar Nueva Biología en la misma editorial que yo ayudé a crear. Ahora un diseño transmutado se pasea por estos mundos. Un adefesio. La gente cree que las tipografías se eligen al azar, que la posición de un título o una imagen en una cubierta no influyen en la armonía, que da igual unos milímetros más allá que acá. Que las horas de trabajo sobre una imagen o una portada son por puro gusto. Que un libro se hace por arte de magia. Sin esfuerzo ni conocimiento, mucho esfuerzo, mucho conocimiento.

Quizás mi único problema es que aguanto demasiado.
O tal vez que los demás aguantan, soportan, muy poco, y, así, necesitan comer de los demás.
O probablemente, que apenas nadie sabe leer.
Y así me siento, así estoy, así me han dejado, chupada hasta los huesos.

martes, 26 de noviembre de 2013

La osera

(De Nueva Biología, que saldrá en breve a través de Imagine Cloud Editions. Me lo ha recordado esta entrada en el blog de Amando García Nuño.)

La osera

La albina
No quiero ser pública, vívida
lívida
pública
no quiero
alba. Tú,
imparable tú.

La nevera
Se me quedan los versos fríos
en la bodega de los tiempos.
Somos dos.
Tu osa y la mía
juegan juntas en la cabecera
de esta cama.
Mis pies se valen
por sí,
no sólo del frío.

El hombre oso
Crearte para ti.
Me detengo para atusarte el bigote.
Eres más bello mientras
más ríes conmigo.

Penélope
ayer fue un día para no dormir.
Becada por mi faringea
duda
logré
el título en
id(i)opatía:
he vuelto.

Somos el nido surgente
que siempre permanece.

domingo, 30 de junio de 2013

La cueva clara



Al volver del campo, las perras hibernan como un par de oseznos durante un par largo de días. Mi cuerpo tiende a lo mismo. Es lo natural. Como la osa en Nueva Biología. Pero no lo quiero. Es la querencia.
La voluntad y la inercia señalan los extremos paralelos. Me quedaría todos los domingos en el campo. Hasta siempre. Rompo la segunda y ejerzo la primera.
No descanso.
¿Hasta cuándo?
Volver para aunque sea
no tener que volver.

domingo, 19 de mayo de 2013

"Nuevo hombre en la cruz" en "La Peregrina Magazine"

AQUÍ el enlace general.

AQUÍ el particular al poema y la fotografía que lo acompaña.

Sorprendida muy gratamente además por la elección de fotografía que ha hecho la directora de la revista, Carmen K. Aldrey, para acompañarlo. Casi la había olvidado, cuando, aparte de una de mis preferidas, fue  producto de uno de los disparos casi simultáneo con el que realicé para la fotografía que luego sería portada del poemario en el que se incluye el poema, "Nueva Biología". 

miércoles, 23 de enero de 2013

La otra cara de Sagesse

(un poema que en su momento no llegué a subir al blog del poemario del que forma parte y hoy rescato para colocarlo allá, en Nueva Biología)

La otra cara de Sagesse

Ahora que lo pienso, conscientemente,
creo que es verdad, rara soy.
Debo ser extraña.
Nunca me propuse futuro asible,
ya saben, certero, por mí posible,
lo que necesitara alguna maña
con conocimiento sobre el medio,
estrategias desarrollables
y demás ata-puercas que justamente guían
sobre la red de cuadrículas donde se juega.
Nunca me he planteado
qué quería ser,
pero hago senda siendo
lo que no sé soy
y lo que los demás creo
ven. Ven,
venid y decidme qué halláis
en estas palabras hiladas
en la rueca que hace girar
el motor de la lavadora,
que voy haciendo continuos,
lavados, no sé, coladas
de lava, seguro.
Si a donde llevan sugiere destino,
ni lo sé ni me importa:
El poema camina, yo lo sigo.
Hasta muerto el volcán
comunica con el núcleo.
No sé si la vida es
o hay que hacerla siendo
aun sin saber qué,
mas el único medio a salvo
del miedo es ella misma.
Creo, en fin, el poema es
ser haciendo
de vivir-Lo
que uno quiera
y siempre pueda
por escribir-Lo.

(Sofía Serra. De Nueva Biología)

sábado, 9 de junio de 2012

Carrie (Nueva Biología)

(De Nueva Biología)

Carrie
siempre hay soledad.
siempre soledad sólo tiene un nombre.
no sabías que el suyo fuera el tuyo.


Por las manos grandes y extendidas
desde donde vienes
y hasta donde vas,
tú, sin correspondencia
asomas al balcón que ennoblece
la luz del nuevo día
mientras tus aires no depuran
el oxígeno que nos alimenta.
Esta indignidad,
esta menoscaba contenida,
esta cornucopia pretendidamente lenta
que arrimas al caldero de pez hirviendo,
diluye lo que de hombre queda
sobre los adoquines.
Se más de lo que puedan darte las amapolas.
Esas estrellas rojas se me vacían,
se derriten chorreándome
sangre negra
como Carrie ajena
de vergüenza.




De qué estaremos hechos, pequeños dioses…




Habrá que ser vendedora ambulando
por las comarcales plegarias.
No sustituyo,
te asemejo al trino de la espiga
en el en-nortado cielo blanco y plomo.
Las densas noches socavan la montaña.
El frío y su nieve te ausentan.
Aquí en el valle se pierde algo que nada ofrece.
Aquí ya se fue el son de la despedida.
Aquí el soneto y su brisa
meditan cabizbajos sobre los goles
del espasmo del río contra el médano
que ahora te hiberna.




¿De qué estamos hechos, pequeños dioses?




Aquí, más sola que la una
entre la tarde y la herida.
Aquí, a uñas con la noche
sola en el tendido cero
de este coso de costra dura.
… Me favoreciste tarde,
tan tarde, soledad,
que llegaste en compañía.
Allí, con la plena muerte de la flor.


Sofía Serra

martes, 8 de mayo de 2012

Cuervos, glifos y y alimoches

Uno de Nueva Biología


Nueva Biología. Poemario: Cuervos, glifos y alimoches


Cuervos, glifos y alimoches




Quisiera yo saber cómo
las memorias escritas,
las que desdicen lo acordado
por el tiempo y el espacio.


No veo seguir en esto:
Los versos me han comido los ojos,
como los propios cuervos a sus luces.


*
Aquí siempre igual más
o menos por cómo, mira tú,
con foto y verbo a cuestas,
grafos que subo desde el grifo,
acarreo petroglifos
desde la luz bajo el cuervo
y otros soliloquios.


Tú, ven y oscila
sobre la endiablada máquina.
No muerde. Pero ponte gafas.


*
Aquí, a troche y moche
despeñando siempre.
Alimoches somos, o alados hombres:
¿se romperá el hueso?

Sofía Serra ( De Nueva biología)

jueves, 19 de abril de 2012

Sobre la libertad

La tiranía de la costumbre, se levanta por todas partes como una constante barrera que se opone al avance humano, porque libra una constante lucha con la inclinación a aspirar algo más que a lo corriente; inclinación que se denomina, según las circunstancias, espíritu de libertad, o bien espíritu de progreso o de mejora. El espíritu de progreso no es siempre espíritu de libertad, pues puede desear imponer el progreso a quienes no se sienten atados a él; y el espíritu de libertad, cuando se resiste, a esos esfuerzos, puede aliarse local temporalmente con los adversarios del progreso; pero la única fuente y verdadera del progreso es la libertad, pues, gracias a ella, puede contar el progreso con tantos centros independientes como personas existan.


Stuart Mill. Ensayo sobre la libertad.

oOo


 
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