La tiranía de la costumbre, se levanta por todas partes como una constante barrera que se opone al avance humano, porque libra una constante lucha con la inclinación a aspirar algo más que a lo corriente; inclinación que se denomina, según las circunstancias, espíritu de libertad, o bien espíritu de progreso o de mejora. El espíritu de progreso no es siempre espíritu de libertad, pues puede desear imponer el progreso a quienes no se sienten atados a él; y el espíritu de libertad, cuando se resiste, a esos esfuerzos, puede aliarse local temporalmente con los adversarios del progreso; pero la única fuente y verdadera del progreso es la libertad, pues, gracias a ella, puede contar el progreso con tantos centros independientes como personas existan.
Stuart Mill. Ensayo sobre la libertad.
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