bebo comuna cosaca maldita
sed a cuestas no hay adiós
que me la quite tinto y te
canto implorando por una buena
lluvia, ácida no, por favor,
sales y pimienta, árida y dulce
me atragante esta plácida sed,
esta pálida sed
de orgasmo comunitario son
algodonosas las pezuñas
de mi yegua que trota
a la vera mía arena
soy sin saber cuándo
me crecieron las piernas.
El caminante que me cruza
hunde mi piel una
entraña consigo misma
blanda agiganto
la dormida de las estrellas
cuando se cierran solas
en el ojo del cíclope
dorado, ven, soldado muerto,
en mí te conservaré
húmedo y vivo.
Nadie conoce el otro
mundo yo sí existo.
Sofía Serra (De Suroeste)
Tweet |
Querida Sofía, no sé qué reverberaciones me trae tu poema. Como sensaciones ancestrales, no experimentadas exactamente por mí, cuyo reflejo me impregna dejando un dulce sonido en todo mi ser.
ResponderEliminar..."son algodonosas las pezuñas de mi yegua que trota a la vera mía arena soy sin saber cuándo me crecieron las piernas." ¡Qué música!
Hay algo de mi pintura que quiere ser tu poema.
Besitos, Isabel
"Hay algo de mi pintura que quiere ser tu poema"
EliminarQuerida amiga, no puedo imaginar mayor halago hacia unas pequeñas palabras mías escritas..y en lo personal-personal, mayor reconforte.
Gracias por dejármelo dicho.
Un beso enorme
Me encanta, tienes mucho talento :D
ResponderEliminarUn saludo,
Francisco M.
Me alegra que sea así, Francisco, que te encante, muchas gracias por dejármelo dicho, :)
EliminarUn saludo