miércoles, 26 de agosto de 2009

El árbol sin pausa (El árbol del ahorcado)



Título de la fotografía: The hanging tree (El árbol del ahorcado)

Tema de la BSO de la misma película


De tan lejos, de tanto y tanto más, que resulta imposible de delimitar, de mi yo que es afán de todo y para el con todos los que tan infinitamente distantes están de la negación del ser humano que significa la soberbia.
( en particular para Pilar Miró (*))



Haces hablar a los muertos

Si por quejumbrosa sutileza, tu voz tierna y clara
es acotada por la ira del entredicho,
la nomenclatura de la supervivencia o la lastimosa aura del apocamiento
de aquéllos a quienes la libertad ofende,
la luz transparenta, mostrándonos sus vísceras repletas de contenido nauseabundo,
o por la vivencia amarga de la elección errada, soportan sobre su testuz,
tal que animales de allende las eras, los uros,
o simples toros de esperma ya extinguido, la bicéfala corona del engaño,
tú no fallezcas.
Hacer hablar a los muertos es tarea sólo posible de poeta encendido,
aún más que vivo,
de luminaria traspasando los arcos voltaicos que se sufragan a golpe de tendido orbital entre
aquel planeta, el perdido, y éste,
en acto inmensurable, sin registro posible más que en el alma inextinguible y la amada carne,
o en las esferas cantando al son del unídono,
la melodía siempre afinada de la voz humana más allá del tiempo,
porque el tiempo sólo existe para los que no mueren.

Para morir sólo hay que estar vivo,
y para vivir, a veces, hay que saber morir. En
el árbol del ahorcado, nuestra inilustrable encina eterna, altar
de dios adorado como amante de mi alma mater, como la que acontece cuando esos ojos,
ebrios de torbellino luminiscente, miran sonriendo
tras el cristal que nunca desfallece, el verdadero,
desde mi Gary Cooper que está en el cielo*.


Sofía Serra, Agosto 2009

martes, 25 de agosto de 2009

Romería arroyoplatense, la más larga del mundo (De Creta a Buenos Aires)

(Breve, como ella, poema y serie de nueve fotografías. Para mejor visualizarlas picar aquí)


(En homenaje a la aldea sevillana de Arroyo de la Plata, por los siete años que al lado de ella he vivido)



De orilla a orilla de tu más arroyo que río, de tu más breve que vasta
silverada, romería
transmediterránea y
transoceánica,
aún más lejana de mí que mi propia alma,
aún más grande y aún más pequeña,
te vistes de gala como la nube cuando sueña ser lluvia, allá por las aladas cumbres de la primavera,
a ti que no te hace falta,
tú, que con sólo tu nombre igualas a las ambiciosas geografías que, cultivando su devenir, olvidan el ombú donde anidaron y que yo cuidé,
y que aún cada año revive cerca de ti.
Tú, que con sólo algún caballo y un par de rosas, taladras los universos paralelos en el tiempo. Sin la máquina
.

(Sofía Serra, Agosto 2009)

lunes, 24 de agosto de 2009

Nomenclaturas para un anhelo que decido dejar de poseer

Para el poeta Don Pablo del Barco, ex-profesor de Universidad y antiguo profesor mío de Historia de la Literatura. Aquí su página personal, aún sin terminar, pero ya preparada para ser visitada

Tres fotografías, un poema y una presentación a modo de nota explicatoria








Calada ya la noche de mi caricatura

Pervertida por la noche, el cansancio del dulce entorno
cabecea sobre tu cuello, girando el tiempo
en el sentido del hallazgo de tu vida.

Demasiado se espacian los días azules,
demasiado poblados por vanas vigilias, pues ¿realmente deseas
el aquél que ni siquiera sabes si mereces o si acaso él puede alcanzarte?
Transito ya mojada, caído el lienzo azul,
escorrentía de pintura húmeda, pintura que chorrea tiñendo la pared de
vivos
colores portadores de las termales fuentes del recuerdo y el sino.
Ando empapada ya, calada por mi propia caricatura
de poeta sin vestigio.

Querida niña, ¿cómo no has sabido comprender?
¿no ves, no consigues ver que el azul sólo levanta las tapias azarosas de la alegría?
¿para qué quieres tú saber?
Mejor callada en la honesta cuna balanceada por las manos leves del sol otoñal.
Mejor dormida, matizadamente ebria,
no se sabe si de solsticios o de carencias.
Pero mejor dormida.
Hace ya tantos años de tu inaugural caída…
¿Para qué regurgitar?
Dejémosles poseer el sol, el destino y hasta la misma noche con su canto azul profundo.
Tú, leve, descansa tan sólo y permite hacer.
Que otros construyan tu caricatura.
Tú sólo duerme. Habita tus sábanas frescas.
Deja que el azul responda si es que posee franqueza.
Y si no, ¿qué más da? Mejor así con tu dulce rostro dormido,
mejor y más bella sola y dormida,
mejor sin exteriores,
mejor en tu vida como la parra afrutándose en las uvas.

Gira ya la noche cabeceando sobre el signo de tu encuentro.
¡Tan breve, tan breve, es tan breve,
este torbellino que te envuelve…!
que no puede abrazarse para procurar alivio en tu empeño.
Los gavilanes dormidos avanzan semiescondidos,
y yo, tan sola, tan noche, sólo sueño,
que no soy más, que no anhelo más
que la lluvia calando hasta los huesos.

Que llegue ya el Poeta despierto y humilde,
que su voz enturbie gimiendo el contenido de tu alma hueca y difusa,
perdida en la niebla del no saber de ti,
que abra por fin su garganta provocando el delirio de este Nocturno que cimbrea y vuela más allá.
Más.
Allá por las lindes soberanas, mucho más allá del azul, más allá del presente y el porvenir
sobre el destiempo creado a golpe del cincel de barro.

Cabecea ya la luna sentada en su sede azul añil.
Cabecea hasta el hombre que suspira sediento.
Cabecea ya, hasta dormir, tu
caricatura
del ayer hasta el hoy de más aquí que nunca.



Presentación

Nombre: Sofía Jesús Serra Giráldez. Nacida en Sevilla el 24-12-1962.
Dirección : Calle Enladrillada 44-46 1º D. Sevilla
Teléfono: _________
Móvil: _________
Correo electrónico: sserragiraldez@yahoo.es
Página personal desde la que se accede a parte de su trabajo:
http://sofiaserragiraldez.blogspot.com

Estimado D. Pablo del Barco:
Deposito en sus manos la casi totalidad de mi producción poética. Le numeraré a mano cada poemario por orden de escritura. Están corregidos definitivamente (todo lo que definitivamente se puede corregir) salvo los tres últimos “cuadernillos”, por ello van sin encuadernar.
Actualmente estoy desarrollando la composición de otro, así que no sé aún muy bien si el último que le presento quedará definitivamente tal como le llega.
El numerado con el dígito 7 responde a un extracto del que cito con el número 8. Lo compuse para presentarlo a un certamen, pero finalmente no fue admitido por no cumplir con las reglas del interlineado doble. Escribí un relato como “contraprestación de servicios”, pero no se lo presento a usted porque en realidad no se trata de una producción literaria.
Lo que tiene en sus manos ha sido escrito durante los últimos siete años, a falta de algunos poemas sueltos y tres o cuatro sonetos más y algunas liras
Todo lo anterior hace tiempo que lo destruí.
Aunque acepto cualquier opinión con más o menos agrado, quisiera poder expresarle que me siento muy segura de mi poesía. Que no necesito un crítico, sino un editor. Tengo poesía muy buena, alguna sólo buena, y algunos poemas que yo misma considero realmente endebles.
Soy licenciada en Historia del Arte, pero no soy “cualquiera historiadora del arte”, ni en mis años de estudiante, ni ahora, y aunque no haya ejercido mi profesión, le puedo asegurar que soy muy buena crítica y comentadora artística (aquí, en el Arte, incluyo el Arte de la palabra), así que, aunque sé que puede resultar poco creíble, estoy, y he estado, capacitada para juzgar mi producción.
Escribo desde que aprendí a leer allá por los dos años. Guardando sólo desde hace siete años.
Necesito publicar, eso sí lo sé, y considero que mis méritos para ello son mucho más numerosos, al menos en cuanto a calidad, que la mayor parte de lo que actualmente se alimenta el llamado mundo editorial.
No paso por la autopublicación, salvo en ese juguete que, por ahora al menos, es internet, donde suelo exponer algunos de mis poemas junto con fotografías de producción propia, como ya le comenté en el correo que le envié.
Ciertas concepciones éticas me impiden hacerlo.
Le pido disculpas por haber sido tan sincera, pero creo que era lo más positivo para evitar posibles malentendidos. Encontrarme con usted el otro día, tras tantos años en los que estaba habituada a verlo por el barrio, fue, si quiere ingenuamente para mí, providencial. Me he pasado siete años viviendo en un paraíso (el campo) que llegué a considerar casi tumba. Ahora sé que recuperaré su noción de “paraíso”. Como acabamos de mudarnos por fin a la ciudad, sentí la señal de que más puertas, en definitiva, se me abrían.
Le dejo mi dirección y teléfonos. Para cualquier cosa que desee puede encontrarme en ellos, bien sea porque le interese mi poesía, porque no, o por cualquier otra circunstancia de tipo humano.
Esta mañana he fotografiado la puerta de su casa y futura galería, camino de la plaza, del mercado. ¿Sabe que con dos o tres años me pilló una bicicleta justo al final de su acera? Estaba con mi madre en la tienda de “Las niñas”, actualmente cerrada. Salí andando del lugar, corriendo, imagino, como cualquier niña de esa edad escapada de la mano de quien la cuida; entonces apenas había tráfico, pero sí más bicis. Me pasó la rueda por encima de la pierna (no me hizo nada grave), lo he recordado hoy al ver su casa. Viví también de pequeña en la barreduela de Enrique el cojo.
Si cuando revele la fotografía aquí en el ordenador, veo que queda bien, me permitiré enviársela a su correo.
Sin más, pero siempre muy agradecida por su atención.



Sofía Jesús Serra Giráldez, 4 de agosto de 2009

P.D.Lista de poemarios presentados:
1. Asesinos de almas
2. Las donadas
3. La duermevera
4. La presencia por la ausencia
5. Entreterras
6. Son-ethos
7. El Paraíso Imperdible (extracto del siguiente)
8. Las palabras del alba

Sofía Serra, Agosto 2009
(Publicación de fotografías consentida por el propio Don Pablo del Barco)

jueves, 20 de agosto de 2009

Valmedades


Título de la fotografía: Vélame





Dicen que para un pintor, o un fotógrafo, cualquier autor que use la representación figurativa más o menos idéntica o no visualmente de un entorno sin apenas presencia concreta humana, el hecho de enfrentarse a un paisaje es una especie de salto en el vacío, porque el mismo, casi automáticamente llegará a formar parte de la legión de "símbolos" o imagos sobre los que puede dibujar su alma. De ahí la tan recurrente y conocida intitulación de muchas series fotográficas, exposiciones pictóricas etc con el título de paisaje interior, paisajes del alma etc.
Se trata de alguna forma, de la nada más absoluta con respecto al propio espíritu del autor como ser humano, y de ahí la connivencia añadida que su representación conlleva.
Esta es la explicación "racionalista" de un proceso que no se sabe nunca, al menos en mi caso, de donde llega. Sólo sé de mis fotgrafías y mis poemas cuando los termino. Y como en toda alma humana todo está relacionado, de ahí la dificultad que siempre siento a la hora de categorizar o distribuir mis fotgrafías, aunque haya realizado series estructuradas mediante "otras" coordenadas. Terminaré, si no es que lo hecho ya, haciendo lo mismo que con los poemas, presentándolas sobre un continuum (excepciones raras hechas) porque es así en realidad como adquieren sentido y congruencia desde el punto de vista interno, que es de donde parte el acto creativo, y por tanto, externo.
Esta fotografía es de Sevilla pero no es de Sevilla, el poema es sobre ella pero también soy yo, las velas sevillanas (los toldos con los que se ensombrecen sus calles en época estival) son los velos que yo adoro y hasta venero, la luz, por otros anhelada, a mí me sobra, por conocida. Buscar, y encontrar los matices con esta dura luz del sur resulta tarea tan ardua como a veces frustrante. Una sombra no es una sombra solamente, una sombra es la propia vivencia de la luz sobre las cosas. El amor a la luz no es amor a lo verdadero. El amor sólo se manifiesta cuando la luz consigue atravesar el opaco y entonces provocar la sombra y nosotros somos capaces de ver en ella lo verdadero.
Esta canción forma parte de mi alma, sin lograr entender del todo su letra por más que lo he intentado. Sevilla también, los velos y las sombras, la luz y el amor y por más que me nombren yo nunca sé qué soy mas que lo que voy haciendo.
Y creo tanto en el devenir y en el libre albedrío y la voluntad de los hombres como en el sino, así que, resumiendo, no sé ni lo que soy ni en qué creo, pero sí en quiénes creo, aunque sólo fuera por un instante, y aunque mi "continuum" me lleve a seguir haciéndolo por toda la eternidad.

Yo, Sofía, para mis seres queridos, que, aun sin nombrarlos, cada uno puede saberlo por sí mismo.



Velada (Váleme)

Te prefiero así, más velada que viva,
Más honesta en tu leve penumbra que agigantada sobre la luz con sus indisolubles ausencias.
Enclavada en tu particular destino de ente corporativo allende los mares,
Que son azules,
Como el orgiástico cielo bajo el que sucumbes
Deshecha, levemente deshecha,
Amando al suelo caliente y a los cuerpos frescos, a través de
Las genuinas luces de mis ojos, cálidos órganos que recitan, pausados,
La melodía del amor bello, la suerte en penumbra, la extensión liviana y ambigua,
Mi yo diluido como aceite de quinta, o sexta, esencia pura,
Perfume en mi piel de hembra, velada
Para mi sombra cautiva de la más bella acometida humana:
Esperanza en que, por no percibirte estática, te iluminan todas las almas.
Amor de velos, amor de emblemas, amor de carne viva.


Sofía Serra, agosto 2009


(para los amantes del dato, que yo también soy, la fotografía es de la calle Alcaicería, parte del continuum que formaba el ¿cardo o decúmana? siempre me lío, la principal calle orientada de Este a Oeste en las ciudades romanas, que termina en la conocida como la Plaza del pan , antiguo y primitivo lugar mercantil de Sevilla, allá por hace muchos siglos, cercana a su primera mezquita mayor y posterior Basílica del Salvador, hoy recién restaurada.
Un dato más, dejo de luchar contra el Word, claudico y a partir de hoy mis poemas irán escritos con mayúscula en el comienzo del verso. El hecho de los diferentes formatos (blogs, redes, páginas del word) hace que todos mis esfuerzos por señalar el corte del verso acaben frustrados, así que comprendo que la opción más viable es la de la mayúscula que el mismo word admite por defecto, aunque eso signifque renunciar a algo bastante importante para mí como es el hecho de lo correcto gramaticalmente hablando. Hay que adaptarse, aunque "aún no se ha dicho la última palabra en el debate entre los hombres de esa clase y los que obedecen al ideal interior que los mueve a deshacerse de esas ventajas para intentar realizarlo, semejantes a ese respecto a los pintores, a los escritores, que renuncian a su virtuosidad[...] sin que muchas veces la realidad recompense su noble esfuerzo, [...]" En busca del tiempo perdido, 2. A la sombra de las muchachas en flor. Marcel Proust)

martes, 18 de agosto de 2009

Alado y blanco sevillano corazón (A José María Blanco White)

Título de la fotografía: El eterno retorno

Son demasiados (el vocablo demasiado, y su plural, comporta una categorización que necesita de un componente comparativo implícito) los blancos corazones que han debido o tenido que salir de esta bella y emblemática ciudad, bien huyendo de la intolerancia que durante siglos, y desde los poderes fácticos, se instituyó en el territorio donde se yergue porque hasta sus propias existencias vitales corrían peligro, bien, y es adonde quiero llegar, por el pusilánime ambiente que ha rodeado, embrutecido más bien, unas mentes que desde siglos anteriores estuvieron preparadas para asimiliar todo aquello que pudiera resultarle como extraño o no propio.
Siempre, íntimamente, culpo de lo mismo a la muerte del rey Don Pedro (el cruel o el justiciero según qué bando -¿quiénes han sido los interesados en determinarlos mediante si no un acto horrible, o como mínimo desleal y traidor?-) a manos del ilegítimo Enrique II (o por orden de) que es exactamente cuando los Trastamara (futuros Reyes Católicos con su política de expulsión de judíos y moriscos, los auténticos adalides de la destrucción de la "casi" utopía- "casi" porque se había logrado- de la convivencia de diferentes culturas y religiones) consiguen llegar al poder en España, la "españa de aquel entonces" compuesta por varios reinos, en esencia el germen del actual sistema autonómico, pero este tema, como ha llegado a convertirse ya casi en cuestión personal, es decir que llega a tocar fibras demasiado susceptibles de ser afectadas dentro de mi propio ser, no debe ser sobrenombrada por la que suscribe, pues de alguna forma inflamaría de modo poco correcto lo que intenta constituir un comentario allende la intolerancia que tan grave perjuicio ha causado siempre no sólo en la ciudad de Sevilla sino en cualquier agrupación de tipo humano.

En esta Sevilla de dios, de los dioses y de los hombres, han coexistido durante algunos siglos esas dos mentalidades, aunque dado que la una siempre siempre se hallaba situada al lado de los poderes fácticos (podemos ponerle nombre y hasta apellidos variables según el siglo o la época) lógicamente era la que encontraba apoyo, cuando no constituía ella misma el apoyo concreto y subyacente a esos mismos poderes fácticos, para seguir sobreviviendo en la ciudad.

De tal forma, que, llegados estos albores del siglo XXI, nos encontramos con un panorama social y humano, bien conocido por la que suscribe, que en esencia no ha variado casi nada a lo largo de estos siglos (ver mi blog sobre la semana santa de Sevilla y en concreto, algún comentario de los pocos que han dejado), si bien, y gracias al restablecimiento de la democracia en este país allá por 1976, hoy al menos podemos disfrutar de una seguridad vital que durante mucho tiempo no anduvo con certeza para tantos y tantos poetas y tantos y tantos pensadores que, simplemente, por tomar el camino de la honestidad y el libre pensamiento o libre sentimiento, hubieron de sufrir en su propia carne la obligación, autoimpuesta o impuesta, de un exilio.

Cuirosamente, y se trata sólo de un apercibimiento que no puedo basar en ningún dato concreto, curiosamente digo, tengo la sensación de que desde Sevilla son mayoría los auto-exiliados, los obligados por sí mismos a dejar la ciudad, como si sobre ellos pesase la atmósfera silenciosa y opresiva del no dejar pensar, no dejar hacer, o mejor de la incomprensión por todo lo que no suene a "sevillano". ¿Según qué cánones?, me pregunto, y a la vez puedo responder. Según los cánones preestablecidos mayoritariamente por esos poderes fácticos (antiguamente Iglesia católica y clase gubernamental, hoy en día algo que sólo podría describir poéticamente, porque de formar parte de tan sólo imposiciones predispuestas por resortes propios de los antiguos regímenes, ha llegado a impregnar el espíritu de cierto ser humano sevillano general que simplemente se ha dejado "pervertir").

Sevilla, ciudad de la luz, ha estado mayoritariamente gobernada (no me refiero a sólo polítcamente) por el oscurantismo y la intolerancia (según qué época a tal o cual semblante o expresión humana) escondidos bajo el tipismo en el que esos mismos poderes fácticos consiguieron constreñir un espíritu que de por sí, desde hace algún millar de años, se manifestó como claro ejemplo de amor por el conocimiento y la apertura en las mentalidades. Así, partiendo de un primitivo e innato y loable sentido de la comunicación y sincretismo de las culturas que por el lugar fueron sucediéndose, se terminó por encasillar, determinar, cuadricular, estructurar al espíritu sevillano, empobreciéndolo, dentro de lo que convenía y "a nadie", salvo a los que dan alas a su pensamiento e imaginación, hacía daño, esto es, dentro de la típica plantilla en cuadrícula que determina una casilla para la expresión de un carácter abierto y expresivo, amante de la alegría y la "buena vida" conllevando con ello la denigración de un espíritu mucho más sutil y amplio que los propios apelativos con el que intentan nombrarlo, y que como sevillana reivindico.

No acierto a prever donde acabará el espíritu sevillano. Sí sé donde han muerto (acabado sus vidas) muchos de los que lo encarnaban, al auténtico, al libre pensador, al tolerante, al poeta, al vital, al honesto: en Méjico (Luis Cernuda), por citar sólo un ejemplo, o en la ciudad de Liverpool, como el caso de este escritor al que deseo dedicar la entrada de hoy.

José María Blanco White. Cualquiera que profundice a medias en su biografía descubrirá al libre pensador de profundo espíritu religioso nacido en Sevilla que decidió morir lejos de su ciudad natal.

Dejo éste enlace sólo a modo de síntesis sobre el autor (entrando en wikipedia puede abundarse también en su figura).

Y rescato este soneto suyo por cuanto me impresionó cuando lo descubrí (aquí pueden encontrar un revelador artículo sobre el mismo y la traducción/es que de él hizo Jorge Guillén).


Night and death

Mysterious Night! When our first parent knew
thee, from report divine, and heard thy name,
did he not tremble for this lovely frame,
this glorious canopy of ligth and blue?


Yet, 'neath the curtain of translucent dew,
Bathed in the rays of the great setting flame,
Hesperus with the host of heaven, came,
and lo! Creation widened in man's view.


Who could have thought such darkness lay concealed
within thy beams, o Sun! Or who could find
whilst fly and leaf and insect stood revealed

that to such countless orbs thou mad'st us blind!
Why do we then shun death with anxious strife?
If light can thus deceive, wherefore not life?

Traducción al español

(He escogido la que más me gusta de cuántas vienen en el enlace que he adjuntado, por honrar a Jorge Guillén, pero debo reconocer que me produce la satisfacción que sólo la poesía puede producirme tan sólo leído en su idioma original, por mucho que se me puedan escapar algunos conceptos)

Muerte y noche

¡Oh noche misteriosa! Cuando el varón primero
Conoció hasta tu nombre, informe era divino,
¿No se apuró temblando frente a frente el destino
Del glorioso dosel con tanto azul entero?

Pero tras el rocío-cortina transparente-
Que atraviesan los rayos del crepúsculo en llamas,
Héspero a los ejércitos del firmamento llama:
Más Creación descubren los ojos y la muerte.

¿Y cómo presentir que en tus rayos alojas
Oculta oscuridad, oh sol, y convertida,
Después de revelados insectos, moscas, hojas,

En orbes invisibles tras tu mismo esplendor?

Si así la luz nos miente,¿no nos miente la vida?
A nuestro fin mortal por qué oponer horror.

La fotografía sólo pretende ilustrar este pequeño homenaje a él, a un sevillano de blanco y alado corazón; conforma una especie de conjuro personal para que tantos blancos y alados corazones sevillanos no tengan nunca más que sentirse exiliados, ni aún dentro de su propia ciudad, y mucho menos tener que emigrar para poder desarrollar su sensibilidad, raciocinio, inteligencia sin la presión realmente obscena al que el propio carácter, como he dicho, pervertido por una minoría y por una mayoría que se deja hacer, del ser sevillano, conlleva.
Y que los que se fueron, aún ya muertos, puedan seguir bebiendo del agua que les dio vida y ser.

Que ese bello canto sobre la luz y la muerte, la noche y la mentira, pueda ser escrita en esta ciudad, que aunque la poesía sea manifiesto sin lugar, es decir, utopía, el alado ser que la concibe pueda vivir en Sevilla en paz.

(Lectura recomendada: Autobiografía de Blanco White. Universidad de Sevilla. Edición Antonio Garnica)

Sofía Serra, Agosto 2009

sábado, 15 de agosto de 2009

Tótem y plegaria



Tu joven y verde, aun potente, corazón


Aún en todas las batallas del mundo
se alza tu estandarte extendido,
sábana de paz aleteando al compás del poderoso y rítmico eco
que el pálpito de tu pulso, generoso y, aún, todavía, aturdido
por los menoscabos que tus pasos, aún escasos,
van absorbiendo, desde la arena a tu huella,
desde el agua salada a tu dulce planta, a tu carne aún joven, a tu alma, magna aun tierna,
imprime en el libro del orbe.

…Que no lo debilite el rompiente de las olas de los mares ajenos,
que las lenguas de sus mareas, brillantes, amplias,
aun vivíficas como páginas de agua,
tan sólo te laman las heridas. Si es que tienes que sufrirlas.

(Sofía Serra 14 agosto 2009)

Un pequeñísimo homenaje a D. Francisco de Quevedo

(Pequeño porque su Arte fue demasiado grande para cualquier acción que yo pretenda, aunque sea homenajearlo)



No he de callar, por más que con el dedo,
ya tocando la boca o la frente,
silencio avises o amenaces miedo.

¿No ha de haber un espíritu valiente?
¿Siempre se ha de sentir lo que se dice?
¿Nunca se ha de decir lo que se siente?

Hoy, sin miedo que libre escandalice,
puede hablar el ingenio, asegurado
de que mayor poder le atemorice.

En otros siglos pudo ser pecado
severo estudio y la verdad desnuda,
y romper el silencio el bien hablado.

pues sepa quien lo niega y quien lo duda,
que es la lengua la verdad de Dios severo,
y la lengua de Dios nunca fue muda.


[...]

Comienzo de "Epístola satírica y censoria contra las costumbres presentes de los castellanos, escrita a Don gaspar de Guzmán, Conde de olivares, en su valimiento". Francisco de Quevedo



Hace escasos días, visitando una de la miríada de redes sociales culturales que existen por este panorama actual de Internet, aprovechando por supuesto que ya dispongo de buena conexión que me permite navegar con prontitud, "asistí" a una "sesuda" discusión en la que se planteaba si en el arte, en ese caso la literatura, era mejor lo poco o lo mucho. Aturdida , y algo perpleja ( aún, debo reconocerlo, me dejan descolocada estos "encuentros" con disquisiciones que YA el Hombre ha dejado más que solventadas a lo largo de su Historia como ser capaz de fabricar Arte) la leí, para terminar, como siempre suele sucederme, escandalizada (no termino de acostumbrarme) por, simplemente, la supina ignorancia que destilaban las opiniones allí vertidas, y no por falta de posibilidad de acceso a la cultura, al conocimiento), y que ronda todavía por este ser humano que pretende, intenta, no lo logra y encima se cree. Me entraron unas ganas casi imposibles de controlar de registrarme en la red sólo para añadir a la discusión la siguiente pregunta:

¿Han oído hablar alguna vez de D. Luis de Góngora y de D. Francisco de Quevedo, del culteranismo y el conceptismo ?

Era una pregunta dirigida a todos, o al menos a la mayoría, recurrentes seres humanos expertos en la escritura, y, sobre todo, en la acudida a intensos y, por lo leído, serísimos talleres literarios, todos no gratuitos. No tengo nada en contra de ellos, los talleres literarios, salvo el hecho de que me parecen solamente negocios experimentados en el arte de sacar dinero a, la mayoría de las veces, inocentes, o ignorantes, personas que piensan que por acudir a lecciones sobre el arte de escribir, pueden automáticamente convertirse en escritores, y aún peor, negocios, su mayor parte, no puedo generalizar, además de que vaya por delante mi desconocimiento, pues nunca he accedido a ninguno, ni virtual, ni físico, pero existen realidades que se pueden juzgar tan sólo por los resultados que producen, que se dedican a exprimir a personas que, por padecer graves o leves transtornos psicológicos, acuden a ellos para intentar aprender una técnica que puede resultarles positiva como tratamiento para su enfermedad. En resumen, SACAMANTECAS. Eso es lo que considero que realmente son los llamados talleres literarios que tan de moda se han puesto actualmente.
Me pregunto siempre ante la contemplación del panorama actual que el arte de la escritura y la literatura presentan en este mundo mediatizado por la ingente globalización y consiguiente pandémica desindividualización del ser humano, y por consiguiente, y valga la reiteración, la inquietante incapacidad del mismo para ubicar las cosas en el propio sitio que les corresponde, si, estas personas, que por casi cualquier circunstancia sienten en algún momento la necesidad y el gusto de escribir han empezado por leer. Es la pregunta primera, la originaria, la más simple que acude a mi pensamiento. A partir de ella podemos concluir en, como si de un cono de deyección se tratase, una casi inundación, por la gran cantidad que a continuación me sobrevienen.
Desde mi punto de vista, de lectora, es muy grave el daño que se le está haciendo a la literatura en particular, y al arte en general, desde este medio que es Internet, aunque hace años contemplé esperanzada sus inicios por, exactamente, todo lo contrario. Hoy pienso que no correrán ríos de sangre (aunque gotas de la misma, poéticamente hablando, se deslizan ya) y que de alguna forma, como siempre sucede con todo lo humano, las aguas volverán a su cauce.
Recuerdo cómo leyendo la novela "Juliano el Apóstata" (Gore Vidal), me encontré con las reflexiones que el propio hacía, por boca de alguien cercano al futuro emperador, sobre el problema de enseñar a leer a lo que entonces llamaban el pueblo. Recuerdo cuánto se ha luchado a lo largo de los siglos, por parte de algunos seres humanos, por hacer extensivo el acceso a la cultura a todo Hombre independientemente de su condición social ( e incluso de género); recuerdo cómo yo misma abogo una y otra vez por que es sólo la cultura (el conocimiento por parte del ser humano de lo que ha hecho y lo que es) lo que nos puede ayudar para intentar lograr un mundo mejor, más justo para y con todos; recuerdo como en una época como aquella que se conoce como la de la Paz del imperio, la Pax Augusta, cuando Augusto llegó al poder en Roma, existió una especie de afán escribidor que se manifestó en la abundante literatura que conservamos de su época. Y, por último, hoy mismo he recordado, pasando a mp3 una canción de Paco Ibáñez en el Olympia, cómo el propio Quevedo satirizaba sobre las modas por el arte literario que en su propio siglo se desarrollaban.

Resulta de sobras conocida la interpretación por la cual, en épocas de crisis, esto es, en épocas de cambio, el ser humano necesita viva y ardientemente dejar manifiesta expresión de sus sensaciones, afanes, sentimientos y pensamientos, ya sea mediante la palabra o mediante cualquier otro lenguaje. Esto normalmente repercute en el logro de una abundante producción artística que conlleva la contemplación de la citada etapa como una ídem dorada de la cultura.
Esperemos que resulte así, y que el cernidor de los años no tarde demasiado en actuar, o que los puros negocios mercantiles, por siempre y para siempre reñidos con el Arte, y entre los que incluyo a la mayoría de las editoriales actuales, de cualquier tipo, ya físicas, ya "virtuales", no estropeen las supremas intenciones de un ser humano que puede y debe hacer las cosas BIEN.
O que los seres humanos no se dejen ensuciar, tentados por el engaño al que el exceso de vanidad les lleva.

Este post quiere ser un pequeño homenaje a Quevedo, pero igualmente podría hacerlo extensible a cualquiera de los miles de escritores, esos que llamamos clásicos, que, lamentablemente, por mucho que sus nombres suenen, y a la vista de lo que se contempla, pocos seres con pretensiones de ser escritores han leído en su vida (que se atrevan a confesarlo o no, resulta ya cosa distinta)

Decía Quevedo al final de su soneto "Receta para hacer soledades en un día" (Obvio que iba dirigido contra Góngora, pero hasta esta enemistad resulta hermosa de contemplar a la vista de lo que manifestaron artísticamente uno y otro poeta):

[...]

Que ya toda Castilla,
con toda esta cartilla,
se abrasa de poetas babilones,
escribiendo sonetos confusiones;
y en la Mancha, pastores y gañanes,
atestadas de ajos las barrigas,
hacen ya cultedades como migas.


(Francisco de Quevedo)


De más está decir que sólo habría que sustituir los nombres de los lugares geográficos por uno más "global", ya sea el de nuestro propio planeta o Internet.

(Sofía Serra, Agosto 2009)

jueves, 13 de agosto de 2009

Una animalada más

Título de la fotografía: El gato sordo


El gato sordo

El gato dormido que duerme,
o el sordo, o aquél de tres patas envenenado
desde su mismo engendro por la luz de los hombres
que contaminaron el nido lleno de su madre,
tan siempre alteradores nosotros,
vuelve para, ¿avisarme o sólo aseverarme?,
en todo caso, vuelve, me habla con sus azules ojos 
de la verdad que se me posa como gato panza arriba, deshaciéndome.
Yo, o él, o alguno de ellos,
que son casi  mutante trinidad divina, 
alimentan este vaho interno.


Cuelgan amarillas las cornucopias exuberantemente dispuestas
sobre estas paredes ya no paredes de tumba.
… Aunque un gato muerto que sobreviva, no parece el mejor sortilegio,
¿o tal vez sí?
Siete vidas, siete, ¿cuántas llevará gastadas mi alma?
Gato que maúlla sin haberse oído nunca.

(Sofía Serra 2009)

miércoles, 12 de agosto de 2009

Áspides , elefantes y demás animaladas de la Poética

Título de la fotografía: "Pilistra" asilvestrada

Esta fotografía, y el concepto que la subyace, como es natural, se relaciona con otra que hice algunos meses y publiqué en esta entrada y como es lógico con el transfondo al que aluden las palabras que vertí en forma de poema algo prosado, puede ser, sobre tan señera planta, la aspidistra, como todos sabemos llamada así porque sus hojas recuerdan en su forma a la cabeza de un áspid extendida.
Los caminos de la creación son inescrutables, pero casi siempre, una vez realizados (sería de "no seres humanos" que su meta pudiera ser prevista), tienen su representación en esa "otra vida" física que llevamos. Algo así al menos me ha hecho sentir la elaboración de esta fotografía, como la de tantas otras y tantísimos poemas, y no puedo por menos que recordar las palabras que ayer mismo leí, creo que extraídas de la propia novela, "dichas" por el propio autor, mi querido y admiradísimo Don José Saramago que, en su última novela "El viaje del elefante" habla de que "siempre acabamos llegando a donde nos esperan". Y se me ocurre añadir, y lógicamente no por corregirlo, que a vista de lo vivido, y viceversa.

martes, 11 de agosto de 2009

Dos fotografías ( y una nana) para una misma conciencia


(Picando en la imagen pueden visualizarse las fotografías en mayor tamaño, y por tanto acceder a la lectura de sus títulos y fechas de realización)


Nana del Poeta

Al ritmo de la pautada sinergia de la que brota mi poesía,
convoco a todos los fieles ilustrados en las piedras y las amargas yerbas
a lanzar el último envite,
el salto hacia el barranco en el que todo se vierte, en el que
todo puede ser descubierto,
vertedero de nuestras semblanzas, las claras y las opacas.

(Ea ea, duerme ya, mi querido ser valiente.)

Permanezco, siempre tan muda como la obstaculizada.
Mas no des-vivo.
Al contrario, el sinvivir determina al no ser en movimiento, sindicado en sus propios protocolos que lo designan como autosuficiente.

(Ea, ea, duerme en paz, mi querido ser, a ver si consigo desvanecerte)

Cambiamos de rumbo, invariablemente hacia el porvenir, ajustando la brújula interna,
como si ella pudiera equivocarse,
imantado aquél,
tórrido origen,
hacia el norte sobrecultivado.

Yo clamo por un sur por desenterrar, por el honesto sur habitable.
Yo lloro por el sur,
el sur de todas las especies, hasta el de las que sobrevuelan el nublado cielo de agosto orientándose ya hacia la duermevela del trópico.
El sur desde aquí es caliente.
Desde allí, embarranca en los hielos como navío a la deriva y al pairo de los australes.
A ver si resulta que, sólo por habitar orbes esféricos, no acertamos con nuestro común Norte.

(Ea, ea, vamos a dormir a la vez, querido hermano.)


Sofía Serra (agosto 2009)

viernes, 7 de agosto de 2009

Oda la luz del Sur

Título de la fotografía: La Inhumana

La Inhumana (Oda a la luz del Sur)

Y de nuevo llegó la que ausenta al ritmo batiente de la tierra en su honesta simplicidad.]
La que a los pasajeros hace desbancar de sus humilladeros de asiento obligado,
a aquellos hijos de la paz que, por no pervertir su asimbiótica calma,
claman al silencio como único y obsceno dios,
difuso, perennemente difuso,
casi desoído a través de los raíles de su siempre establecida supervivencia, tambores lejanos sin espacio ni presente.]
La que luce como habitual aureola sobre frentes y ensortijadas bóvedas.
La que vadea, sinuosa y quebrada, incesante, conllevando los rondas con el tiempo,
los cauces,
para abrir los suyos convenientes, perpendicularmente a la medida sentenciada.
La que alumbra a golpes de azada.
La que nunca flaquea. La que nunca duda. La Inhumana.

Ella conformó estériles impenitentes sobre el ileso mármol, tan blanco como ausente de su longeva edad,]
y, aun joven, recién nacida, sonrosada su cabellera y su tez de día,
se comunicó con el sol que levanta los pretiles de color azul celeste del cielo iluminado.]

Y entonces, de nuevo, se autoconstruyó sobre las calles y las clausuras,
desorbitando a su paso,
paso travieso, paso al través del tiempo,
la premura de las torpezas cometidas bajo órdenes equivocadas.

Llegó la que rige sin cetro ni purpúreo manto orlado de armiño, la que gobierna con arengas verbadas al hilo de la cristalina sombra.]

Y así retumbó sobre el orbe como trueno veloz, quebrando los sonidos del tiempo,
allá por su enigmática linde con el horizonte: el espacio habitado por los hombres.
Llamó por su nombre a cada uno, a cada ser vivo y a cada ser muerto,
y proclamó, sin ambigüedades ni equidades, que Ella a todos pertenece y a cada uno atañe.]

El infausto silencio anhelado vistió a la faz de la tierra…

Y, entonces, sonó la campana de la espadaña.


(Que no te busco, que no te buscaba,
y, sin embargo, te encontré.
Embargada la que retorna ante tu propia majestad de ente inconcluso.)

(Sofía Serra 2009)

jueves, 6 de agosto de 2009

Entre-acto

Título de la fotografía: La calle encelada (Entre el cielo y la tierra II)

¿Y cuándo no realizamos sólo bocetos?

Entre-acto

Aquí, sobre el canto rodado de esta higiénica situación,
granito labrado y ahuecado con el trabajo de los verdes siempre activos,
se levanta la escultura amena de una vida que transmite paz y presencia.
Comienzan los diluvios de azul fresco al anochecer,
breves y leves como el tiempo sobre mi carne, como la espuma saltarina de la ola
sobre su propio estómago de esmeralda lúcida.
Los adoquines cobran vida de entre acto,
actores liberándose de sus disfraces y maquillaje para permanecer más mudos que ante la platea.
Reservan, para el después, el interno tiempo que los mantiene vivos como muertos, a la espera de la liberación que les otorga el charco espejado.
Y de nuevo, se desperezan ante la experiencia de su lozana gallardía.
Conceden su alma al mundo.
Justifican para sí mismos su existencia.

Las piedras sobre piedras lamen las heridas de las perras,
animales sintéticos de auténtico peluche originario de los panes de la vida.
Culminan su tarea, de sustentadoras, proclamando alivio sobre la tormenta,
limpiando con su impermeabilidad las esquinas de las almas torcidas,
alabeadas en romboidal geometría, desconcertadas ante el súbito giro de la superficie terráquea que se rompe al compás del salto del eje sobre el eje:]
el sol caminando, paso tras paso, por la lluvia de planetas ensordecidos.
Se rompe el tiempo, que al fin y al cabo es mi compañero.

(Sofía Serra)

lunes, 3 de agosto de 2009

Corazón, verde y joven corazón


Título de la fotografía: Corazón, verde y joven corazón


Sé de más verdes corazones que los que la cristalina sombra y la senectud
]
ahuyentan.
De donde yo llego, todos se funden en algarabía armónica y cromática. Allá, el verde es tan sólo un color.]
Camina el soldado por la desierta llanura poblada de esmeriles y rubia yerba agostada,]
sobreentendiendo que,
a su paso,
el sol sólo hace vegetar lo que de astro necesita,
cuando,
sus hombros, su gentil nuca y su verde corazón, soportan el peso consumado de la existencia,]
los valles poblados y la misma cordillera renqueante, cuajada en cojeras al son de la irrevocable cadencia de]
sol muerto,
sol vivo,
luna con el orbe,
tierra de planeta sobre la estera de la puerta en el zaguán de la nomenclatura de aquél ]que padece y no sonríe.

Ah!, mi verde y joven corazón,
eterno bajo las pieles ajadas por el acomodo y las jactancias,
bajo las víctimas,
los ruidos externos y arrugados, los síncopes de las ajenas melancolías,
las cortapisas a tu propia pista… ¡ah!, qué bien combates como valiente soldado, corazón, ¡verde y joven corazón!]
Tan solo.
Tan solo...

Tú, arquitecto de pirámides prodigiosas, único posible guerrero cuando el silencio no deja ni piedra sobre piedra allá en la tumba.]

(Sofía Serra)

sábado, 1 de agosto de 2009

Sobre los tan renombrados derechos de autor

Título de la fotografía: Para el club de los poetas "VIVOS"


Para todos los que ya no "cobran", pero continúan alimentando nuestra inteligencia.
Para quiénes "hacen" y no registran sus obras por pura ética humana.
Para quienes consideran que todos los seres humanos somos realmente iguales, y si de mí brota, tambien pudo brotar horas antes o días antes, la misma obra, la misma palabra, la misma melodía.

¿O es que debemos desestimar ahora lo que tantos siglos tardamos en conquistar, la conciencia de igualdad entre los seres humanos? A ver si va a resultar que los dedicados a esa otra actividad que podríamos calificar como artística o intelectual, somos los que vamos a terminar por mantener predogmas arcaicos, los que en última instancia vamos a lastrar en verdad el progreso humano.
Somos cinco mil millones más o menos, ¿cómo, por una simple carrera de velocidad hasta el registro de la propiedad intelectual, se puede marchamar, y manchar, lo que a todos pertenece?
Resulta muy gratificante poder construir, parir un hijo, pero ¿de verdad alguien , por muchos registros leguleyos que así lo dijeran, podría hacer que yo dejara de sentir que ese hijo nació de mí? Hasta ahí, justo sólo hasta ahí, creo que debe llegar el brote necesario de vanidad, que no considero punible, sino hermosa en su justa medida, de la que toda obra nace y con la que todo autor debe sentirse gratificado.
Todo lo demás es silencio, (Shakespeare) ... o sólo comercio.


Soneto del autor derecho

Si de mi boca brotas limpia y libre,
presta para la batalla y la paz
que todo lo mutuo humano concibe…
Si del gobierno al parirte real

te libero a tu propio ser vital,
que eres como hija tierna de mi urdimbre
ya fondeada en mi cárnico mimbre,
ya conteniendo en tu hartada humildad

a todo el selvático ser del Hombre...
¿Cómo asfixiarte con la atocha dura
del desecho de humano, que no es pobre
en inmundicia, sino prueba ruda
de su propia avaricia? Que te nombre
quien te nombre, de mí naciste pura.


(Sofía Serra)
 
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