jueves, 30 de marzo de 2023

Horizontes rosados




La flecha del tiempo


siendo verdad rosado

el color de la aurora, 

no es menos certera

la confusión celestial

que me procura su sitio

en el borde del ocaso

donde me hallo

perdida entre la noche y el día

el final y el comienzo

de no sé sino más bien

un tiempo

sin principio ni término 

así como la ilusión retardada

del simultáneo acontecer

del instante: una eternidad 

sin dios observante

salvo el don divino

de la palabra como dardo

en la diana de lo inabarcable.

sábado, 25 de marzo de 2023

Fe-hacientes




Fe-hacientes

meros ejercicios.

(eso sí, de los espirituales,

con luz a raudales.

Para mañana, boquerones fritos.)


Ahí donde todo lleno,

un hueco canta

su silencio.

allí donde todo lleno

un silencio sacia.

ahí donde todo

lleno hay

un hueco que canta

su silencio.

donde ahí todo

lleno hay, un hueco

canta callado.

todo allí lleno, y el llanto, callado.

allí lleno el llanto

cantó vacuo al vano 

mudo del medio.

Rascar a Cielo




Sequía de invierno

rascan el cielo

a manojos sus ramas,

suelo sediento.

jueves, 16 de marzo de 2023

Poema abierto al Sr. Roig




 ¡A la rebelión civil, jolín!


No, señor Roig, usted se equivoca:

Vocaliza callando y silencia 

palabreando

lo que a todo ser de bien 

y mal humanos, es decir,

con más de dos dedos

de frente por montera

conoce de antemano,

antes, mucho antes,

de tener que ganarse el jornal

para poder llenar su estómago:

Con las cosas de comer no se juega,

ni se deben contar las lentejas,

¿no le enseñaron sus padres

la caligrafía precisa que distingue

entre beneficio y malhechizos?

Magia malabarista intenta 

con su parla y con sus cuentas

olvidando que el dos-más-dos

hace mucho tiempo y lugar

que los españoles aprobamos

en las escuelas.

Si de su tibio cuerpo,

tibio por enclenque, ¿no

estará usted enfermo?

nace la suma del apretando

(como a mí me cobran más

yo vendo más caro, dice 

tan ufano aún creyendo

que su inocencia es manifiesta)

en el tira y afloja de su mundo

imaginario, yo tiro de usted

y lo siento en este mío,

este tan terreno donde lo primero es comer

y lo segundo, hacer justicia palmo

a palmo: deseo que contemple

cómo ese cinco por ciento

de mayor positivismo

nace de haber incrementado

sus precios más allá (quizás del cielo,

seguro proveniente del infierno)

de lo que a usted le estrujaron.

Tan seguro de su cinturón

debe haber olvidado

la ley básica del mercado:

Si no tengo, si no alcanzo,

no compro. 


Y la trifásica, algo más compleja,

pero nada difícil para sus entiendos:

Si un ladrón

me roba, me perdona

el siglo

si yo a usted le hurto. 


Ándese con cuidado

porque de aquí a nada,

o sea, de hoy a mañana,

sus tiendas, a parte de nidos de ratas,

criarán expertos tirabuzones de plata,

porque donde la necesidad obliga,

donde el sueño decente ocupa,

donde la justicia cava hambre,

las manos justas

hacen su agosto

sin duelo ninguno

ni culpa alguna.

martes, 14 de marzo de 2023

MARÍTIMO ES TU CUERPO: LA POESÍA DE SOFÍA SERRA GIRÁLDEZ (Reseña de César Rodríguez de Sepúlveda sobre el libro "Suroeste")





MARÍTIMO ES TU CUERPO: LA POESÍA DE SOFÍA SERRA GIRÁLDEZ

Sofía Serra Giráldez. 'Suroeste'. Ediciones en Huida, 2015.  

Suroeste. El título nos emplaza ya geográficamente. El curso bajo del Guadalquivir, ese «gran rey de Andalucía» que cantara Góngora, y que aparece, una y otra vez, a la vez majestuoso y cercano, en los poemas de Sofía Serra. El suroeste es tanto un lugar geográfico como un estado del alma. El filósofo Amiel lo afirmaba en su diario, en frase muy criticada por Pessoa: «El paisaje es un estado del alma». Este lo es, sin duda. Este suroeste de Sofía Serra es un estado de plenitud, una especie de edén primigenio en que nada tiene pasado, solo futuro.

'Suroeste', el libro, está construido como un tríptico. Una hoja fina lo abre («Pre-scriptum») y otra hoja fina lo cierra («Post-scriptum»), y, en medio, custodiada por ellas, está la floresta de la imaginación poética de Sofía, el "Scriptum". No puede uno evitar pensar en el famoso tríptico de El Bosco, 'El jardín de las delicias': en la tabla central, un inabarcable jardín, o, mejor, selva indómita, de palabras. 

Ya en el Pre-scriptum se nos dan pistas: en el poema «Suroeste» se muestra a las claras que este lugar geográfico, lugar de llegada, es también el amado, la «bahía de 'tú'» en la que rompe el mar verbal de la poesía de Sofía Serra. Y el post-scriptum —perdón por el salto— viene acompañado de un referente pictórico, que no es el Bosco, sino Miguel Ángel, su celebérrimo Juicio Final en la Capilla Sixtina, y la estremecedora figura de San Bartolomé desollado:

     [...] es necesario que habiten

     otros hombres otros cuerpos

     quizás

     aquellos

     despellejados por las manos

     del púgil miguel y ángel

     que los expuso en la pared

     ante Dios y ante el infierno.

El Post-Scriptum es, entonces, una reflexión final, un juicio sobre lo vivido, y al mismo tiempo una anticipada premonición de lo que vendrá («ya sé que hablas / de amor de / esperar /de para /qué»).

Entre estas dos finas hojas del tríptico, todo el espacio maravilloso del Scriptum, el libro propiamente dicho: celebración de la pertenencia a un lugar, de la felicidad del amor correspondido, de la esperanza en el mejoramiento del ser humano. Se abre esta sección central con un poema en tres partes, «Tres grados matinales al suroeste», que es un jubiloso saludo al amanecer:

     [...] y de nuevo las tórtolas, felices

     y virginales tórtolas

     e invioladas tórtolas

     por la negrura de la noche,

     abren las puertas -tal como

     abren sus alas-

     del templo del nuevo día,

     las vestales y primorosas azucenas

     vestidas de ceniza y plumas

     para mis ojos

     tus ansias de hombre bueno

     en este abismo hasta la primavera

Este saludo al amanecer es a la vez saludo al amor. Y lo que se inaugura no es solo el día: en el poema «In situ»,  que viene inmediatamente después, se nos muestra un estado edénico, en que la plenitud de la Naturaleza hace innecesaria la invención de la música, porque la Naturaleza tiene ya su música: 

     Sólo se escuchaba a los animales,

     a sus muchedumbres y manadas,

     a sus riñas y sus ruidos de apareo,

     a todo lo semoviente que caminaba

     sobre el suelo y bajo él. No,

     no fue necesario en aquellos tiempos

     inventar la música. 

Paisaje edénico y felicidad compartida con la pareja que se va desplegando en los poemas que siguen: «El potro griego», «El perdón», «Las seis de la mañana y sereno»: el río, que acaricia la tierrra, adquiere en estos poemas connotaciones eróticas, y se convierte en el protagonista en los poemas que viene después, «El río viejo I» y «El río viejo II», aunque aquí puede hacerse otra lectura distinta: la poeta se identifica con el río, y el avance de éste, su «guerra contra las piedras» puede remitir a la ardua tarea de la escritura, a la dura lucha por expresarse, por comunicar. El río es página:

     Los cabezos se agrupan

     en los márgenes de tu página 

     imantada por el sol de la lluvia,

     cuando solo soy yo,

     blando y unísono excombatiente

     de la guerra contra las piedras,

     la venerable escritura de la montaña

     que ríe pendientes con lamentos

     por hacer qué queda.

     Me abarco tan solo

     sugiero la planicie que me ama. 

Aunque no se abandona nunca el simbolismo erótico del río, como en el bellísimo poema «La escafandra fluvial»,  y se complementa además con otros símbolos, como la playa y el mar, llegando ya el río a su desembocadura («El hombre ahora y yo»; «Acceso»):

     [....] y aquí, todo mar, 

     cuando yo te veo todo mar

     cuando tú me miras todo mar

     cuando cabeceo abocada a ti

     todo mar y ese vello que asoma

     por tu axila todo mar

     desde mis bebedizos de hambre

     de tu garganta, paz

     y aula cerrada

     tu cóncava carne

     entre mis manos todo mar [...]

Otros poemas celebran las tareas cotidianas («Performance del trabajo», «Tarde»); y la unión amorosa («Posesión», «Amanecer»).  La identificación entre la carnalidad del paisaje y la geografía erótica se expresa maravillosamente en poemas como «Geografía de lo intocable»:

     [...] marítimo es tu cuerpo

     de hombre a mi costa

     de geografía

     en esta noche marina   

     u oriental.

«Cuentas de febrero»,  otro de los muchos grandes poemas del libro,  es un cántico a dos personas que han decidido juntar sus vidas, y que trascienden lo cotidiano en una unión que se siente como indestructible. A medida que se avanza en la lectura del poemario, sin embargo, se advierte la llegada de un tono más amargo: la duda, como en el poema «Vacío»:

     [...] yo soy solo

     espacio albergo

     duda no sé

     si vacío no

     sé si tú

O, en «No fingir»:

     [...] el mar y el aullido

     de un mundo incompleto,

     un mundo sin ti. 

Y, sin embargo, prosigue el amor, prosigue la celebración de lo cotidiano, de lo sencillo, y hasta algo tan prosaico como la alergia puede tener implicaciones metafísicas. Cito este poema completo:

     ALERGIA

     voy a llorar un poco para

     des-congestionar

     las fosas pudientes

     de mi inmersión

     ajena

     a toda externa luz

     obligo a perpetrarme:

     des-vanecerme,

     des-aparecer,

     des-vivir, 

     des-ser,

     quizás. 

Pero no es cosa de seguir cartografiando este paisaje hechizado por la poesía: es un viaje que el lector deberá hacer, navegando por el estuario, llegándose a la playa, escuchando el fragor del mar. Más allá de su temática, y de este suroeste mítico y erótico que se consagra en la literatura de Sofía Serra, está su lucha a brazo partido con el lenguaje para alcanzar una expresión propia. Hay ecos de César Vallejo en sus audaces neologismos: «descaridad», «socarrónica», «nularé», «te umbro»), siempre etimológicamente bien fundamentados; en su uso profuso y eficaz del calambur, marcado a menudo mediante guiones y/o paréntesis («des-embocadura», «u-fana(l)», «a-mar-zo»); en el empleo sugerente de la paronomasia («a nadie contar, / a todo cantar, a nada llegar, a todos llagar»); en una puntuación libérrima e insólita; y en la manera en que se escanden los versos, con muchos encabalgamientos abruptos, a la vez ocultando unos sentidos y alumbrando otros. No se crea, por ello, que hay nada de artificioso en un uso tan frecuente y eficaz de la retórica: todo brota con naturalidad pasmosa de su firme pulso poético. Lo mismo que su elección, muchas veces desconcertante, del léxico, pues se mezclan registros en un rico caldo verbal, o las osadas metáforas con que nos asaltan a veces los poemas. La voluntad de decir(se) tensa el lenguaje, descubre en él posibilidades latentes pero inéditas, funda una expresión personal y diferente, un suroeste de la poesía que es un placer ir descubriendo.

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Con este libro inició la poeta Sofía Serra Giráldez (Sevilla, 1962) un ciclo poético, el ciclo del Suroeste, que consta de tres libros (o cuatro, ya que uno de ellos fusiona dos anteriores). Los libros son: 'Suroeste', el primero en publicarse (2015), y el primero de la trilogía; 'La exploradora', segundo libro, aunque último en cuanto al orden de publicación (2022), en el que se funden 'La exploradora' y 'Solenostemon'; y el tercero, aunque segundo en publicarse, 'Los cabezos amarillos' (2019).

(Autor: César Rodríguez de Sepúlveda.)


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miércoles, 8 de marzo de 2023

Mi sujetador de trabajo es de color morado

 



"Mi sujetador de trabajo es de color morado"


El color morado es mi preferido desde hace medio siglo aproximadamente. Mi lucha, también desde niña, ha apuntado siempre hacia el ser más débil (la verdad también lo es). Con toda la razón me llamaban mis padres "abogada de pleitos pobres". Cuando comenzó a llegarme el eco del 8 de marzo como día de la mujer trabajadora, allá por el instituto, inmediatamente percibí un deje injusto en su nomenclatura aunque me identificaba con lo que rememoraba. Ya de mayor, me sentí injustamente olvidada por él. Como me he dedicado a ser ama de casa y esta "profesión" (hasta de fe) no es reconocida por ninguna ley como "trabajo", simplemente el 8 de marzo no era mi día.

Donde más marginada por mi condición y circunstancias (mujer y ama de casa)  me he sentido ha sido en el ambiente socio-poético y, concretamente, por mujeres de ese ámbito que se autoproclaman como feministas. De más está que diga que también por "pseudodoctores" masculinos. Así que se comprenderá que en un día como el de hoy mis sentimientos se hallen enfrentados. Soy mujer y feminista desde que nací y, desde que nací, poseedora de una gran capacidad para el trabajo. No debería ser necesario señalarlo. Lo mínimo que mi labor aquí expone así lo demuestra. No me gustan, personalmente, las discriminaciones positivas. Hieren mi orgullo como persona y como mujer. Por ejemplo, jamás me he presentado a un concurso como el Carmen Conde (y he llevado al extremo, porque radical soy, de ni siquiera enviar originales a su editorial). Odio competir, pero no por miedo a fracasar, sino por miedo a ganar (complejo de Jonás). Sin embargo, considero que leyes como la de paridad son socialmente necesarias.

No me representa ninguna mujer con poder o voz. Yo me represento a mí misma. No distingo entre hombre y mujer salvo para cuestiones íntimas amatorias.

Todo mi apoyo (es decir, mi amor y mi fuerza, que son lo mismo) para el ser más débil, para el más marginado, para el menos poderoso, para el que padece abusos, para el peor incomprendido, para el más vulnerable, para el más hambriento y sediento, para ese que es objeto de la injusticia y de la salvaje y horribilísima acción de la jauría humana, aunque se tratase del más terrible de los seres humanos.

Odio la tergiversación y la manipulación. El papel de Podemos con la ley del solo sí es sí actualmente conforma una de las más burdas maniobras electorales llevadas a cabo en este país, a la altura de las iguales practicadas por el PP y Vox (la derecha española). Con esas cosas no se juega. Una vez los voté, pero su morado es mi color mucho antes de que ellos existieran. Me solivianta la ignorancia que demuestran cuando se autoproclaman como los/las verdaderas feministas. Me solivianta su prepotencia sin motivo y su capacidad para la manipulación.

Mis sujetadores de trabajo son de color morado. Dado de que trátanse de ropa interior, y tal como su categoría de vestimenta indica, no suelo mostrarlos pública o exteriormente.

El pudor aún me puede, a  la barriga de mi madre gracias, que imagino me formó así.


o0o


martes, 7 de marzo de 2023

sábado, 25 de febrero de 2023

Danzas estelares




El baile del sol


El oro en paño del páramo

poblado por el viento

invisibles

las costas del mar celeste

calibran la necesidad

de significado en su vaivén:

el baile del sol hechiza 

mis manos describen 

la voltereta

sus dedos adjuntos

señalan sin mi dolor

beatífico yodo

sobre las resecas páginas

del libro abierto y olvidado 

a la intemperie:

se humedecen las letras

desvaneciendo-las palabras

los signos-los signos evidentes

(por sí mismos se hacen ver)

de la música

inaudible avanza

y se aleja adelante 

el globo de luz tan sonoro

misterio servido 

sobre la mesa tu erial

-su espejo- la pluma de oro

sin que la fuerza,

es decir el amor,

señalan que la acompañe. 


May the force

be with you:

sidérea salva de tronantes

olas caídas bajo el alumbre

de la omega del sol

y el alfa de su baile.


domingo, 19 de febrero de 2023

Dos creaciones




 Demiurga


El tiempo que me ocupa, me hace libre.


A la vez que la noche se cobija

en brazos de su futuro

y bostezando se apresura

a descansar de su jornada

y le va llegando el sueño

que la despojará del pasado

día vivido entre las estrellas

y la luz dálmata de la luna,

así su oscuridad me revela

la luminaria universal del orden perpetuo,

la constante e insufrible belleza,

la intangibilidad de tanto innegable,

tan pequeña yo ante mis neuronas,

me sucede el real escenario

de tanto vertido por las cataratas

invisibles de lo inabarcable.

Una noche que aspira

el oxígeno sin combustionar

ni consumir ni una mota de polvo

de medio planeta que a oscuras

permanece. Los ritmos medidos

los ritmos pautados de un celeste

mundo que nos inspira

eternamente cuando eternamente

erramos errados.

Ni música de esferas ni designios

divinos nos gobiernan.

Un universo completo e infinito

se crea desde el hueco craneal

hasta el terreno del social

concordato entre tú y yo.

¿Y, cómo acompañarlo, cómo habitarlo

cómo medirlo, cómo acompasarlo

si no nos entendemos ni silabeando

el mismo idioma de gestos y sueños?

Vagamos, como decía, como dije,

hace mil años, como burbujas 

interestelares sin comprender

ni siquiera el lleno que nos sostiene: 

Desconvocar el descanso de la noche,

amanecer al día del suceso,

poblar el horizonte con el tacto,

hablar creando el tiempo,

ese que mantiene

al universo

vivo.


lunes, 13 de febrero de 2023

"La exploradora" en las manos de Lluïsa Lladó

Fotografía de Lluïsa Lladó



La poeta mallorquina Lluïsa Lladó  ha tenido a bien expresar sus impresiones tras una atenta lectura de "La exploradora".  En su blog, "El cohete volador", también pueden leerse sus brillantes palabras sobre mi libro (AQUÍ).

La obra "La exploradora" (Ediciones En Huída), que cierra la trilogía denominada "Suroeste" de la poeta Sofía Serra Giráldez , representa una verdadera autopsia del progreso humano desde diferentes ángulos personales, creativos, sociales, históricos, geográficos...

Sofía se mediatiza por diferentes espacios y tiempos desde un vergel (su casa-matriz), rico en matices cromáticos y aromas, y explora la realidad cotidiana así como la que posee un significado universal.

La rosa, el ruiseñor y la encina son tres símbolos que la guían en este viaje introspectivo de reflexiones y de ajusticiamientos con lo que respecta a la condición humana, el arte de la escritura con su posición frente al mundo y a la perpetuidad de las especies, vistas desde un microscopio particular o un catalejo escritorio que escudriñan el cosmos atemporal.

Sofía, con el uso de un lenguaje culto nos ofrece su trashumancia con pasajes sensuales guarnecidos de sustantivos directos en contacto con la naturaleza.

Un libro que es prácticamente un tratado filosófico de la posición del creador divino o terrenal con lo que concierne a la existencia y un homenaje a su entorno donde se relativizan la magnitud de las cosas. 

Un átomo desgranado. Un pétalo en una fotografía y una mujer capaz de rendir cuentas  sin esperar nada a cambio.

Gracias, Sofía, al filo has dado.

lunes, 30 de enero de 2023

Contradicciones





La promesa


Bulle el carnal donaire aun, y aún, silente

mientras se desliza el sedoso limo

patinando sobre las antaño

pulcras piedras. Desacuerdo

entre la marmórea frigidez

y el entibiado hálito del vellón

que las envuelve y acuna.

Borbotea el líquido sometido

por tan leves y aéreas armas

y el futuro vaticina su nombre 

de presente sin un pasado 

que lo augurara.

Cuando mañana croen los sueños

de los prometidos renacuajos,

el alma licuada del arroyo,

ya sin áridos recuerdos,

irá muriendo pletórica

de vida.


¿Y voy a ser yo menos?

martes, 17 de enero de 2023

Desconocimiento




Desconocida


voy huyéndole a la noche, nebulosa,

manto, velo transparente, certera

advertencia de mí

en este tiempo perdido,

¿o extraviada yo de él?

No sé si tengo que saludar 

o ir despidiéndome.

Dar la bienvenida o asomarme

al adiós

que es abismo, que es región

no sé si de mis centros y alegrías

o el verdadero paisaje del lugar

que hoy me resulta invisible.

Un “no sé” tatúa mi frente

y en la zozobra de mi nuca

los opiliones se arremolinan

buscando el calor de la certeza.

No puedo darles nada

más que mi fría inquietud

sin nombre:

¿en qué país te has convertido?,

sin cabeza continúas caminando,

tus manos atarean cada tu día de mercado,

cada tu día de hoy que se te regala

sin precio,

sin saber de dónde proviene, 

sin hallar tablilla de cera

donde estamparme,

pertenecer ni a recuerdos cuneiformes,

aéreos elefantes que he dejado volar

junto a la fluvial gaviota 

que también vuela camino 

de la costa, del mar, la orilla,

el destino sin destino posible

salvo el de su viaje.

Ahora comprendo al légamo,

a la verdina, ahora el perro

no muerde el agua, ahora,

los límites licuados del aire,

mis ojos como rasa tabla,

se abandonan a un río sin nombre:

el agua estancada crea la vida,

aunque yo no sepa cómo se llama.

viernes, 6 de enero de 2023

La reina maga




Hacienda 

La reina maga se hace compañía

a sí misma, atrás quedaron

los recuerdos de la tríada 

que proveían infantiles juegos.

Yo, soldada del nuevo tiempo

adventicio, bendigo mis frutos

con mis manos unidas, atadas

para no desbaratar el verdadero nudo,

el lazo del infinito lanzando

el misterio del futuro haciendo.

lunes, 2 de enero de 2023

Perras y platónicas

 



Platónico recuerdo


Voy a crear un recuerdo de verdina 

y algas de agua dulce, de luminarias

y destellos cristalinos fundiendo

el cielo y la piedra en mi surcada frente,

la soledad del aire ensimisma

el arroyo, en sí con su calma

él se halla, la paz de su desbordamiento

salta al pretil de mi amparo.

Del trasvase de las nubes al suelo

no se olvida el blanco pulular 

de las ondinas campestres, se mecen 

al compás de cada fulgurante burbuja, 

son los brotes de vida rana y nueva

bajo la turbidez del espejo:

es la señal del instante,

la lúcida llegada del tiempo,

que trota sin alambres ni veredas

hasta cubrir el pasado

con su manto de futuro

e inocencia, no importa

si platónica.


 
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