Mostrando entradas con la etiqueta Ediciones En huida. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Ediciones En huida. Mostrar todas las entradas

jueves, 10 de agosto de 2023

Incendios de agua y puertos reales

 



Puerto real

 

hoy descanso bajo

el toldo de la sensación

de no haber sido

sagaz

me aplomo

fundo

mi sí-li(n)ce

de arena:

Nace el cristal

recojo las aguas

de los cabezos amarillos.

 

Como una lagartija que sale huyendo

cuando tu paso avanza

entre los cañaverales,

te pierdo y al momento

reapareces erguido

con la sonrisa levantada bajo

tu mano el puerto

real de entrada

a ti.


(Del libro "Los cabezos amarillos". Más información AQUÍ en la página de la editorial.)

domingo, 14 de mayo de 2023

Rosa de libro III

Ayer hizo un año de su presentación. El segundo volumen de la trilogía "Suroeste", "La exploradora".

El tercero se publicó antes ("Los cabezos amarillos", 2019.) El primero, que dio nombre al ciclo poético,  en 2015.

Todos en  la editorial "Ediciones en Huida".






martes, 14 de marzo de 2023

MARÍTIMO ES TU CUERPO: LA POESÍA DE SOFÍA SERRA GIRÁLDEZ (Reseña de César Rodríguez de Sepúlveda sobre el libro "Suroeste")





MARÍTIMO ES TU CUERPO: LA POESÍA DE SOFÍA SERRA GIRÁLDEZ

Sofía Serra Giráldez. 'Suroeste'. Ediciones en Huida, 2015.  

Suroeste. El título nos emplaza ya geográficamente. El curso bajo del Guadalquivir, ese «gran rey de Andalucía» que cantara Góngora, y que aparece, una y otra vez, a la vez majestuoso y cercano, en los poemas de Sofía Serra. El suroeste es tanto un lugar geográfico como un estado del alma. El filósofo Amiel lo afirmaba en su diario, en frase muy criticada por Pessoa: «El paisaje es un estado del alma». Este lo es, sin duda. Este suroeste de Sofía Serra es un estado de plenitud, una especie de edén primigenio en que nada tiene pasado, solo futuro.

'Suroeste', el libro, está construido como un tríptico. Una hoja fina lo abre («Pre-scriptum») y otra hoja fina lo cierra («Post-scriptum»), y, en medio, custodiada por ellas, está la floresta de la imaginación poética de Sofía, el "Scriptum". No puede uno evitar pensar en el famoso tríptico de El Bosco, 'El jardín de las delicias': en la tabla central, un inabarcable jardín, o, mejor, selva indómita, de palabras. 

Ya en el Pre-scriptum se nos dan pistas: en el poema «Suroeste» se muestra a las claras que este lugar geográfico, lugar de llegada, es también el amado, la «bahía de 'tú'» en la que rompe el mar verbal de la poesía de Sofía Serra. Y el post-scriptum —perdón por el salto— viene acompañado de un referente pictórico, que no es el Bosco, sino Miguel Ángel, su celebérrimo Juicio Final en la Capilla Sixtina, y la estremecedora figura de San Bartolomé desollado:

     [...] es necesario que habiten

     otros hombres otros cuerpos

     quizás

     aquellos

     despellejados por las manos

     del púgil miguel y ángel

     que los expuso en la pared

     ante Dios y ante el infierno.

El Post-Scriptum es, entonces, una reflexión final, un juicio sobre lo vivido, y al mismo tiempo una anticipada premonición de lo que vendrá («ya sé que hablas / de amor de / esperar /de para /qué»).

Entre estas dos finas hojas del tríptico, todo el espacio maravilloso del Scriptum, el libro propiamente dicho: celebración de la pertenencia a un lugar, de la felicidad del amor correspondido, de la esperanza en el mejoramiento del ser humano. Se abre esta sección central con un poema en tres partes, «Tres grados matinales al suroeste», que es un jubiloso saludo al amanecer:

     [...] y de nuevo las tórtolas, felices

     y virginales tórtolas

     e invioladas tórtolas

     por la negrura de la noche,

     abren las puertas -tal como

     abren sus alas-

     del templo del nuevo día,

     las vestales y primorosas azucenas

     vestidas de ceniza y plumas

     para mis ojos

     tus ansias de hombre bueno

     en este abismo hasta la primavera

Este saludo al amanecer es a la vez saludo al amor. Y lo que se inaugura no es solo el día: en el poema «In situ»,  que viene inmediatamente después, se nos muestra un estado edénico, en que la plenitud de la Naturaleza hace innecesaria la invención de la música, porque la Naturaleza tiene ya su música: 

     Sólo se escuchaba a los animales,

     a sus muchedumbres y manadas,

     a sus riñas y sus ruidos de apareo,

     a todo lo semoviente que caminaba

     sobre el suelo y bajo él. No,

     no fue necesario en aquellos tiempos

     inventar la música. 

Paisaje edénico y felicidad compartida con la pareja que se va desplegando en los poemas que siguen: «El potro griego», «El perdón», «Las seis de la mañana y sereno»: el río, que acaricia la tierrra, adquiere en estos poemas connotaciones eróticas, y se convierte en el protagonista en los poemas que viene después, «El río viejo I» y «El río viejo II», aunque aquí puede hacerse otra lectura distinta: la poeta se identifica con el río, y el avance de éste, su «guerra contra las piedras» puede remitir a la ardua tarea de la escritura, a la dura lucha por expresarse, por comunicar. El río es página:

     Los cabezos se agrupan

     en los márgenes de tu página 

     imantada por el sol de la lluvia,

     cuando solo soy yo,

     blando y unísono excombatiente

     de la guerra contra las piedras,

     la venerable escritura de la montaña

     que ríe pendientes con lamentos

     por hacer qué queda.

     Me abarco tan solo

     sugiero la planicie que me ama. 

Aunque no se abandona nunca el simbolismo erótico del río, como en el bellísimo poema «La escafandra fluvial»,  y se complementa además con otros símbolos, como la playa y el mar, llegando ya el río a su desembocadura («El hombre ahora y yo»; «Acceso»):

     [....] y aquí, todo mar, 

     cuando yo te veo todo mar

     cuando tú me miras todo mar

     cuando cabeceo abocada a ti

     todo mar y ese vello que asoma

     por tu axila todo mar

     desde mis bebedizos de hambre

     de tu garganta, paz

     y aula cerrada

     tu cóncava carne

     entre mis manos todo mar [...]

Otros poemas celebran las tareas cotidianas («Performance del trabajo», «Tarde»); y la unión amorosa («Posesión», «Amanecer»).  La identificación entre la carnalidad del paisaje y la geografía erótica se expresa maravillosamente en poemas como «Geografía de lo intocable»:

     [...] marítimo es tu cuerpo

     de hombre a mi costa

     de geografía

     en esta noche marina   

     u oriental.

«Cuentas de febrero»,  otro de los muchos grandes poemas del libro,  es un cántico a dos personas que han decidido juntar sus vidas, y que trascienden lo cotidiano en una unión que se siente como indestructible. A medida que se avanza en la lectura del poemario, sin embargo, se advierte la llegada de un tono más amargo: la duda, como en el poema «Vacío»:

     [...] yo soy solo

     espacio albergo

     duda no sé

     si vacío no

     sé si tú

O, en «No fingir»:

     [...] el mar y el aullido

     de un mundo incompleto,

     un mundo sin ti. 

Y, sin embargo, prosigue el amor, prosigue la celebración de lo cotidiano, de lo sencillo, y hasta algo tan prosaico como la alergia puede tener implicaciones metafísicas. Cito este poema completo:

     ALERGIA

     voy a llorar un poco para

     des-congestionar

     las fosas pudientes

     de mi inmersión

     ajena

     a toda externa luz

     obligo a perpetrarme:

     des-vanecerme,

     des-aparecer,

     des-vivir, 

     des-ser,

     quizás. 

Pero no es cosa de seguir cartografiando este paisaje hechizado por la poesía: es un viaje que el lector deberá hacer, navegando por el estuario, llegándose a la playa, escuchando el fragor del mar. Más allá de su temática, y de este suroeste mítico y erótico que se consagra en la literatura de Sofía Serra, está su lucha a brazo partido con el lenguaje para alcanzar una expresión propia. Hay ecos de César Vallejo en sus audaces neologismos: «descaridad», «socarrónica», «nularé», «te umbro»), siempre etimológicamente bien fundamentados; en su uso profuso y eficaz del calambur, marcado a menudo mediante guiones y/o paréntesis («des-embocadura», «u-fana(l)», «a-mar-zo»); en el empleo sugerente de la paronomasia («a nadie contar, / a todo cantar, a nada llegar, a todos llagar»); en una puntuación libérrima e insólita; y en la manera en que se escanden los versos, con muchos encabalgamientos abruptos, a la vez ocultando unos sentidos y alumbrando otros. No se crea, por ello, que hay nada de artificioso en un uso tan frecuente y eficaz de la retórica: todo brota con naturalidad pasmosa de su firme pulso poético. Lo mismo que su elección, muchas veces desconcertante, del léxico, pues se mezclan registros en un rico caldo verbal, o las osadas metáforas con que nos asaltan a veces los poemas. La voluntad de decir(se) tensa el lenguaje, descubre en él posibilidades latentes pero inéditas, funda una expresión personal y diferente, un suroeste de la poesía que es un placer ir descubriendo.

---------------------------

Con este libro inició la poeta Sofía Serra Giráldez (Sevilla, 1962) un ciclo poético, el ciclo del Suroeste, que consta de tres libros (o cuatro, ya que uno de ellos fusiona dos anteriores). Los libros son: 'Suroeste', el primero en publicarse (2015), y el primero de la trilogía; 'La exploradora', segundo libro, aunque último en cuanto al orden de publicación (2022), en el que se funden 'La exploradora' y 'Solenostemon'; y el tercero, aunque segundo en publicarse, 'Los cabezos amarillos' (2019).

(Autor: César Rodríguez de Sepúlveda.)


o0o

lunes, 13 de febrero de 2023

"La exploradora" en las manos de Lluïsa Lladó

Fotografía de Lluïsa Lladó



La poeta mallorquina Lluïsa Lladó  ha tenido a bien expresar sus impresiones tras una atenta lectura de "La exploradora".  En su blog, "El cohete volador", también pueden leerse sus brillantes palabras sobre mi libro (AQUÍ).

La obra "La exploradora" (Ediciones En Huída), que cierra la trilogía denominada "Suroeste" de la poeta Sofía Serra Giráldez , representa una verdadera autopsia del progreso humano desde diferentes ángulos personales, creativos, sociales, históricos, geográficos...

Sofía se mediatiza por diferentes espacios y tiempos desde un vergel (su casa-matriz), rico en matices cromáticos y aromas, y explora la realidad cotidiana así como la que posee un significado universal.

La rosa, el ruiseñor y la encina son tres símbolos que la guían en este viaje introspectivo de reflexiones y de ajusticiamientos con lo que respecta a la condición humana, el arte de la escritura con su posición frente al mundo y a la perpetuidad de las especies, vistas desde un microscopio particular o un catalejo escritorio que escudriñan el cosmos atemporal.

Sofía, con el uso de un lenguaje culto nos ofrece su trashumancia con pasajes sensuales guarnecidos de sustantivos directos en contacto con la naturaleza.

Un libro que es prácticamente un tratado filosófico de la posición del creador divino o terrenal con lo que concierne a la existencia y un homenaje a su entorno donde se relativizan la magnitud de las cosas. 

Un átomo desgranado. Un pétalo en una fotografía y una mujer capaz de rendir cuentas  sin esperar nada a cambio.

Gracias, Sofía, al filo has dado.

lunes, 7 de noviembre de 2022

La rosa en Los cabezos amarillos

 

La rosa eterna

se me rompe

un poco todo

solo un poco,

eso es bueno.


mas la quiebra siempre mide calores

y yo no soy 

de medidas desmesurada

siempre atiendo

alcauciles en invierno,

rosas en verano, 

dónde el verano, dónde

la longitud del estero, la sombra

del árbol la juventud

de la herida la vejez 

de la flor el crecimiento

del fruto me alimento

con adioses como otros osos

se alimentan de hormigas, 

pero mi lengua sólo sabe lamer

y escarbar hasta el paladar.

con ella vadeo

algunos cursos del surco

que y qué solo

me vale denso

donde intento remontar

el barrizal de este barbecho

arando algo con mi boca

a su lengua y sus dientes.

la tarea es compleja y, sobre todo,

indigesta, pero no hay bien 

que sin malestar

llegue.

me colmo en tu vaivén,

por eso sé

que la risa como la rosa

volverá a brotar

desde esta boca abierta,

como la hierbabuena allá

en las azoteas de blanco, allá

donde mi abuelo Salvador

construyó todos los mayos

levantándome rosas en la mirada.




Se puede adquirir AQUÍ

jueves, 23 de junio de 2022

domingo, 19 de junio de 2022

Un poema de "La exploradora" y otras viandas

 


Mis labores

 

Escribo para no cocinar

el desastre intentar

restablecer el crudo

equilibrio.

 

Pues sí veremos sendas.

Ando de rota en roto

en el tejido seco

de la mata

de tu paso.

No quiero estar llena

de amor más

que para ti:

 

Te sostengo débil

y estudioso en tu carta

de agobiantes endorfinas

de vehementes dosis

de equilibrio que intentas

por donde te veo venir

como un puño de estrellas

que iluminan la estancia

lúbrica y eterna

del ciprés en la orilla

del plano verde

a una villa cansada

llega

y no hay suelo

o seto de brezos

aquí en el sur

afilan sus hojas

hasta los verdes rizomas del aire.

El cielo tembló

y la nube se deshizo

en lágrimas y contradicciones,

o poesía.

 

por alimentarlo.


(Del libro "La exploradora". Ediciones en Huida, 2022.)



AQUÍ puede adquirirse, o encargándolo en cualquier librería (distribuidora Malayerba) 



viernes, 3 de junio de 2022

Lectura propia de dos poemas de "La exploradora"

 Poema "La luz de los días (como un arbre nú)"



 

Poema "My country song"




El libro se puede adquirir AQUÍ o en cualquier librería encargándolo.

 

martes, 17 de mayo de 2022

Vídeos de la presentación de "La exploradora" y cuatro poemas que se leyeron durante el acto

 


Si se escucha (y, lógicamente, se visualiza) el vídeo que aparece en primer lugar se comprenderá que nada más tenga que decir. El segundo, mucho más breve, recoge la lectura de cuatro poemas del libro objeto de la presentación "La exploradora". Como soy consciente de que tiene algunas carencias de sonido, dejo abajo los textos de los poemas.




POEMAS LEÍDOS 


Calzados

apenas un vestido conserva

la calle de tu gasa y tu aquiescencia

sutil sobre la vida y el deseo

de apresurar el paso tan suelto

sobre los adoquines tan blandos,

grises y malabares perpetuos:

la litoterapia late bajo tus plantas,


sol y dado porvenir

bajo las suelas de los zapatos:


pareciéramos muñecos 

con derrotas automáticas, 

tantas carcajadas suenan

auto-móviles las gargantas.


Medusa

Nadie me ha regalado un ramillete

de flores que llevarme al pecho.

No sé, la vida 

sucede tantas ocasiones

tan injusta con las diosas

que no son de mármol…


Pero en Carrara triunfé.

Me aplastaron la ingle

como una lengua

de sapo. El príncipe

afiló su cincel

y el bloque de una tonelada 

se desprendió de la cantera

limpia y mansamente.

Entonces llegó Miguel Ángel 

y encontró su David

y su fama.

Pero tampoco me regaló ninguno

un ramillete de flores.


Siempre estoy sola

y aún no sé 

en qué consiste la soledad

salvo en estar

sola, algo descabellada

 —cada vez menos

sierpes me quedan—

y hacer Arte con mi mirada.


Negadas vacaciones

Todos salen de su patria

todos vuelven a su patria:

vacación se llama,

vacancy,

vacante,

disponible

lo vacío, 

la libertad

vociferan.


vacantes, están todos

bacantes,

vagantes vacíos

de sí.

Vocación disponible

busca ocupante

libre.


Tendernos

ante ti

miento

ante mí

mas ella

no miente

el espas-

módico deseo

de sentir

mi bien

estar

contigo

en silencio

hacer

el silencio

tender

el puente azul y la yerba

se levanta

descansada

y fresca.

AQUÍ

puedes adquirir el libro



lunes, 16 de mayo de 2022

Ya disponible el libro "La exploradora"


Podéis adquirir el libro "La exploradora" picando AQUÍ, en la misma página de la editorial.

También podéis encargárselo a vuestra librero de confianza diciéndole al librero que lo pida a través de info@malahierbalibros.com (la distribuidora).

(En breve haré una entrada con dos vídeos sobre la presentación, que tuvo lugar este pasado 13 de mayo)



miércoles, 11 de mayo de 2022

Dos poemas de "La exploradora" y recordatorio de la presentación del libro

 Os recuerdo a todos que este viernes día 13 de mayo de 2022 presentaremos en "La Carbonería" (Sevilla) el libro "La exploradora", segundo poemario pero tercer volumen de la trilogía "Suroeste", editado y publicado por Ediciones en Huida. (Abajo, el cartel.)



Ab-solución

toda mi vida 
es una historia
de tu derrota
ante mis ojos
y tu caída
ante mi frente
toda la vida
en verte caer y ceñirte
al umbral
sin lograr
soportar
con tus manos
ni el peso de una mosca,
todo para ti se miente
en mi partida
hacia el abismo:
¿depresión absoluta
o absolutoria?

He de
       crear
            —un dios—
       poder
creer.

El escudo toscano

Este es el poema para amar
lo que no se conoce.

Sobre un sinople de tierra
Siena y tejas que se curvan
Por la mano del maestro
En levantar el skyline
De ciudades sobre colinas,
Nada habrá más
Que un muerto inacabado.
Como mi cuerpo añadiendo
Pasos al puente viejo
Y los toldos de las lumbres
Respirando techo, agua,
Barro en un día de verano
Con olor a cañaíllas
Y a blancos camarones
Como el mármol blanco.

El temblor volverá
A esculpir las murallas
Lirios de tus párpados:
Tantas esculturas, retratos de hombres
Sin mirada, sin vidrio
Transparente entre la piedra
De sus faces y la carne
De su alma.

Yo, sin embargo,
Siempre relacionaré
Mi estómago contigo:

Atravieso la medida de las colas
De los pájaros ya yéndome
Me espigo y te vengo
A mi suelo, tuyo eres
Albo y aquejado,
Grande, sin cama
Blanda, blanco
Del numen dentro,
El habitual deshielo
Del mármol con forma
Humana.






viernes, 1 de abril de 2022

De sinos




qué sino Abril


qué paz se venga sino
la de soldados muertos,
qué derrota navega
bajo mis sienes delante
de tu ancestral boca
de tiempo ingenuo, qué
soledad magnífica revienta
en tu sueño de solsticio sino
la primavera.

Lo vamos a dejar,
tú, estómago, y yo.
cualquier palabra cadaverina
es mentira de su silencio
por muy vacía que vuele
su sin palabra cualquiera
es más poesía.

sabes cuándo dejo de creer,
¿verdad?,
cuando me hace oportunidad
me sobra cualquier
libro cualquier poema
cualquiera lectura me embarga
el arreglo del nido me aligera
costumbres me calientan
el sueño resulta
tan reconfortante
fregar un suelo aquí
no hay género sino
de novela, poesía, teatro
sino puro
número de candilejas
en las encinas. Sus flores
vertebraré hasta que pueda.
Me parece
tan-razonable,
tan-verdadero,
tan-profun-damente
serio como la máxima
y refleja actividad humana
de respirar.

hoy no soy poeta yo
gracias a la Poesía.

(Del libro "Suroeste", Ediciones en Huida, 2015)

lunes, 28 de marzo de 2022

De la seriedad de la exploradora

 


Del mosqueo con el levante al susto con la exploradora. Menuda mañana llevo, y eso que me niego a que me afecte el cambio en las horas. De horario de invierno al de verano, y yo aún con jerséis de cuello vuelto. Iba a dedicar el lapso de tiempo entre dos frentes de lluvia que ofrecía el día de hoy a hacer tareas de campo atrasadas, pero la llegada de las pruebas del libro ha conseguido alterarme el ánimo (nada difícil en mí, la verdad sea dicha), ponerme el corazón a cien y hacer que me encierre para sentarme en el ordenador y corregir. Sé bien que por parte del trabajo del editor, nada, o minucias. Sé que, por mi parte, ¡todo!, aunque hable en broma, medio en broma. De pensar que así ya en papel (por mucho que lea o escriba en medios electrónicos no consigo despegarme de las ventajas que le contemplo a la  fisicidad del libro en papel) lo que sea que esté escrito va a perdurar para siempre…¿siempre? Bueno, me digo, siempre pueden salir ardiendo, mi ordenador y mis discos duros incluidos, la leche, Sofía, que no eres la Biblioteca de Alejandría, megalómana eres y, además, ¿cómo se van a quemar los libros? Los que yo tenga, vale, los puedes quemar en el candelón de los ramajos, pero los que adquieran los demás, ¿qué va a pasar?, ¿vas a ir metiendo fuego a cada casa particular para que desaparezcan? Joder contigo y tu “imaginación”. Ya podrías haberte dedicado a escribir novelas de misterio y suspense y catástrofes infinitas, ya que tanto te gustan las pelis esas, solo esas, por mucho que te hagas la mayor cada vez que las ves, en vez de escribir poesía. ¿O será que te provoca más miedo escribir (y, por tanto, publicar) poesía? Y lo que te va es la “marcha”. Seguro que sí, que lo que te pasa es eso, el miedo por la espina, el miedo por la columna vertebral, ¿miedo a qué? Miedo a equivocarte, no sabes si en la escritura o en la decisión de publicar, miedo a alzar la voz, miedo a sobresalir de tus archivos, tan caóticamente ordenados, miedo a dejar de ser voz eléctrica, etérea, pfff, una ventosidad en el infinito mar de aires que respiramos para tu libro llegar a ocupar un espacio de volumen en este Universo, no sé si infinito o no, en cualquier caso inabarcable. ¿Y qué mas da? Eso me digo, y qué mas da realmente… Comporta seriedad. Lo que haces te importa…no sé si gas licuado o aéreo, quizás aceite de girasol, que tanta falta hace, quizás agua y tierra, de lo que la exploradora sabe bastante, quizás físicas neuronas que logren mínimamente, minúsculamente, atómicamente, quarkmente (¡ah!, la exploradora) a comprendernos mejor los unos a los otros.

¡Y no importa que te equivoques, Sofía! De errores se construye el mundo, y el futuro, de sus correcciones.

Me pongo, no lo digo más. Seriamente.

 

Corazón encogido

 Hoy es un día descarnado,

las palabras no rompen mi inquietud,

ni siquiera los regalos del alba,

hasta los sonidos de la calle

se han puesto de acuerdo

en desafinar esta sinfonía

no sé si de adviento o retirada,

partida avecilla de retorno

estrellándose contra las paredes

de alambre. Se cuartea la fina capa

de piel endurecida que me describe

tu presencia en el mundo,

un espasmo quieto

que no ilumina la estancia

donde te ocultas,

el dónde está se sienta en mi silla

y me desplaza a otra geografía,

una geografía demasiado apaisada

para este día que averiguo estrecho

para la medida de mi querencia

por ti.

 

Hoy es un día muy serio.


(De "La exploradora")

viernes, 4 de marzo de 2022

"La exploradora", próximo libro

En breve lapsus de tiempo, saldrá publicado este poemario, "La exploradora" que forma parte de la trilogía "Suroeste". Aunque lanzado en último lugar, ocupa el segundo  de los tres volúmenes y, como no podía ser de otra forma, lo acoge la Editorial "Ediciones en Huida" a la que le estoy muy agradecida por su apuesta e implicación.

Aquí, un poema del libro con su fotografía correspondiente:



Son del sitio

Son del sitio la encina
y la voz
                  del eco
al sur
oigo la sierra de Aznalcóllar
con su boca y con su pecho
—es el mío de mi frente, y lo era—
de mi norte que imanta
mi cabeza buscando
la enana blanca del día
recién levantada
la mañana de su son
de la noche y yo
una sombra de nostalgia
y un aullido de mi centro
que cabalga solo
sobre mis piernas
y el olor que no se pierde
en las fosas sino-ideas
de la lumbre en la candela
y el humo y la llama
y el olor a tierra
y a rostro del mundo
poniendo su culo
por montera delante
de mi cara. La cabra
reseca y borracha
de nostalgia de nada,
nada más que adelfas
y yerba dura y recia
de falta de agua,
y el aroma verde
de verdad de amor
de un mundo y de yo,
y yo, y yo y la tierra sin nombre,
y yo sin nada salvo él,
su eco.


jueves, 19 de noviembre de 2020

domingo, 23 de agosto de 2020

Dos torres

Hay torres que ganan en belleza al hallarse en ruinas, sin que con ello me refiera a esa admiración más o menos mórbida por la decadencia, sino a que a las construcciones, a los artefactos, a los objetos y hasta a los pensamientos y a los sentimientos, a todo aquello que posee una entidad sea de la naturaleza que sea, el tiempo, como compañero nuestro que es, termina por ejercer de demiurgo otorgando ¿él o nosotros?) existencia propia a aquello que parece desvencijado o derruido. Ni siquiera podría decir que “transformado”, porque entonces presumiría que parte de algún otro ente. El adjetivo que más se acerca es el de “creado”, como extraído de la nada hasta ser él mismo por sí mismo. Y así, ya, conforma vida bella propia dejando de ser una ruina. A lo mejor por eso mismo escribí tras este libro ese otro poemario titulado “Extinción de ruina”, ahora que lo pienso. El poema, ¡por-dios!, que se me va de las manos esta introducción. 




Torre en ruinas

ciega estuve tú
con tu silueta rota
y ancha anduviste
cercando la contraviesa
de mis ojos, ese alma
que se pierde de lo más evidente,
torre albarrana,
torre marítima,
a deshora me avisaste
del drama urgente y pavoroso.
una torre ruinosa
lamida por el mar
y sus sales, pasto
de borrascas, de la tensión
de las mareas, del gobierno
de los locos muertos
de hambre y otros géneros
de sedes y sillones.

(Del libro "Los cabezos amarillos")


lunes, 10 de agosto de 2020

"Suroeste" y "Los cabezos amarillos" toman ya aires buenos



El otro río tan grande
(a JC Sánchez Sottosanto)


En esta intravenosa suspicacia
de tus caricias y mi risa, en esta
aquilatada salinidad que bifurca
mis ingles hasta romper aguas
en la dulzura del estuario abierto
en la medida que nadas
tan grande
como los dedos de las olas
como blondas translúcidas
de un vergel que avanza,
pampa
océano
campo
de mañana cálida
como una prímula
sentada al borde
de tu boca abierta y plata,
mi mar mío y sede tuya y yo
blanda, desleída,
i-letrada,
a-mórfica,
eu-tópica
o miserable
u-fana-(l),
de sólo agua bañándome
en cada tú
tan grande
luz.

(De"Suroeste")


lunes, 13 de julio de 2020

Sobre estatuas. Y sobre corrales. Y sobre bajamares.




La estatua de mármol

Querer desentrañarte
o desentrañarme,
dejar que el dolor aflore
como los manantiales
desde el pecho de los cabezos amarillos.
Las cañas habrán de ser verdes
dedos que enraícen
en cada uno de mis huesos.
Así, en vez de mamas, ves
florecer aulagas y quejigos,
arbustos costeros cubiertos
de flores blancas y grises.
Sus hojas decimonónicas
tan aromáticas endulzan
el aire tibio que emana
el sentimiento de haberme
descubierto viva aun
enterrada bajo tantos estratos
de arenas fósiles.
la lluvia verdea las lindes
—es invierno en este sur—
de la casa que cada año
estrenamos: a nuestros pies
la estampa de la playa
y la escritura sobre ella
con el cálamo de la caña
más dura, ya reseca
y quebradiza.

Qué me pedirá a cambio la naturaleza
ahora que olvido el granito
y las arcillas calizas de las encinas
sino mi misma vida
que despierta con el dolor
conquistando cada espacio
intercostal
marmóreo,
las caderas
y mi pecho
horadado.

fundir en la misma empresa
la baja-amar y el desentierro
de la estatua con sus brazos
blancos.

(Poema incluido en este libro. Puedes adquirirlo AQUÍ o en cualquier librería)



 
Creative Commons License
El cuarto claro by Sofía Serra Giráldez is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-No comercial 3.0 España License.