martes, 21 de abril de 2020

De hortalezas y fortalezas





Ager (A un huerto en el campo)


De un huerto flanqueado por encinas
en tierra de arcilla y piedras
adviene la salud amistosa
de los frutos de la madre. Tierra
con contenido laborado
en dobladas falanges de matas
de tomates y pimientos,
calabazas, berenjenas,
pequeñas y grandes yerbas
sabrosas de sudor y enjambres
de duermevelas mientras
el calor las abrace tiernamente
como el saludo de bienvenida
a su pecho, a su piel erizada
de terruños aterciopelados
tras la carda por tus manos.
Abastecer sin prisa ni pausa
cada raíz que se teje
por los bajíos del cielo,
más allá, mucho más allá
del aire y sus ubres acuosas,
lentamente sugerirles el bien
del esfuerzo, no la costumbre
de darlo todo por maduro
ni regalado, que sepan buscar
su alimento y en su pesquisa
se fortalezcan sanas y firmes,
que de ellas depende el crecimiento
y el porte de este sotobosque humano,
la sombra de su verde y el color
de sus frutos: vivas plantas
os quiero, amas vuestras,
dueñas de vuestra vida,
señoras de nuestro futuro
verano, aprended a cultivaros
sin más ruido que el de vuestras raíces
horadando el tierno lecho
ya mullido y en silencio
que yo misma aúllo
intentando ahuyentar tanto estruendo
que menoscaba la música
del aire necesitado. Disponed
de la mudez saludable
del sonido del agua lejana
que a vuestros pies se sucede
y correteadla, tras ella
ávido crecerá el tejido raigal
que os mantendrá enhiestas
y fuertes, listas para florecer
y alimentar a insectos primero,
a humanos después de todo
que al fin y al cabo procuraron
vuestro hogar de estío sin segundas
residencias ni consiguientes
abandonos. Morad vuestro sitio
libres de hipotecas como plantas,
seres conscientes de que sin tierra
ni nacéis ni crecéis. ¡Ah, humildes
seres reflexivos del lugar
por el que lucháis con las armas
más tiernas y ocultas!,
qué sabiduría os reclama
que escribáis sobre vuestra vida
que consigue lecciones de moral
para aquéllos que desde arriba
os culturan…

Y qué difícil vivir
siendo humano
viendo humano
no saber plantarse
ni florecer ni fructificar,
viendo humano con raíces
de aire polucionando
el silencio sabio
de vuestro porte crecido
en vuestra casa sin puertas
ni cajones cerrados, lleno
de vosotras vuestro lecho
de noches y días, tumulto
de consciencia plena
aun sin sesera que os bendiga,
dicen.

miércoles, 8 de abril de 2020

Sobre reconstrucciones



Reconstrucción

Avanza la nube plena de agua
desmembrando el contenido
del rizoma seco que ya abandono.
Duerme plácido el campo
despertando a los caracoles
antes enquistados bajo la piedra
o sobre la reja de la ventana.
Caminan sedentes como naves
sin agua, porque agua liberan
para su nauta agreste y terrena.
Camino despacio sorteando
crujientes pompas jaspeadas
que no saben de mis pasos.
Evitar mi peso sobre la tierra,
saltar de brizna en brizna
como la mosca que apenas
vive aún. La responsabilidad
de mantener el equilibrio
entre mi cuerpo y sus mínimas
casas y la giganta que me permite
dormir sobre su piel de tierra
rosa y verde. Ahora que los amarillos
asoman como vertientes vivas
de perfume destilado sin almizcle
que lo conserve, suelto la mirada
blanca, me balanceo abrupta
sobre las piedras que la lluvia
barniza confundiendo las sendas
de agua de pequeños trotamundos
ávidos de hambre verde. La pizarra
de la noche dibuja la escena
de mi pueril culpa: cuando piso
un caracol, destruyo hogar y ser
habitante de un pequeño mundo.
El mío, tan gigante como yo
para el rizo de cal viviente
que bajo mis pasos cruje
ya muerto, aplastado y deshecho
por la ceguera de mis pies
recién levantados. Con la luz
de la mañana, seré forense
de mi propio escenario del crimen.
Cómo vivir en paz consciente
de mi torpeza y mis ciegos pasos,
cómo ser capaz de mantener
el equilibrio entre mi tamaño,
mi sed de lluvia y mis deseos
cumplidos por el cielo,
cómo triunfar permaneciendo
libre de culpa si de cuerpo
vivo y camino,
cómo ser como todos ellos
inconsciente y sin miedo
a gigantes ciegos, destilar agua
de mis pasos secos y enternecer
mi peso, aligerarme como la brisa
que la lluvia trae ablandando
el aire huraño, minimizarme,
desleírme sin desaparecer
de este mundo nuestro y suyo,
por no truncar sus vidas,
por tornarme agua senda
que a las yerbas que los alimenta
alimente. Cómo ser ser vivo
de mi especie sin maltratar
el paraíso reconstruido.

sábado, 4 de abril de 2020

Suroestando




Qué sino Abril

qué paz se venga sino
la de soldados muertos,
qué derrota navega
bajo mis sienes delante
de tu ancestral boca
de tiempo ingenuo, qué
soledad magnífica revienta
en tu sueño de solsticio sino
la primavera.

Lo vamos a dejar,
tú, estómago, y yo.
cualquier palabra
es cadaverina de su silencio
por muy vacía que vuele
su sin palabra cualquiera
es más poesía.

sabes cuándo no necesito creer,
¿verdad?,
cuando me hace oportunidad
me sobra cualquier
libro cualquier poema
cualquiera lectura me embarga
el arreglo del nido me aligera
costumbres me calientan
el sueño resulta
tan reconfortante
fregar un suelo aquí
no hay género sino
de novela, poesía, teatro
sino puro
número de candilejas
en las encinas. Sus flores
vertebraré hasta que pueda.
Me parece
tan-razonable,
tan-verdadero,
tan-profun-damente
serio como la máxima
y refleja actividad humana
de respirar.

hoy no soy poeta yo
gracias a la Poesía.

Ediciones en Huida. Sevilla, 2015

 
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