toda tu noche
vívida luz que no me asombra
y sol y espejo de dicha
a las tres de la mañana te llamo
en mi oído, plácida
te umbro para que no te disuelvas,
pensamiento cálido
de ti y mi sonrisa
acaricia la almohada
con la mejilla de tú,
tan tierno y seguro y cándido
pensamiento mío en ti.
densa y menudamente
la noche paraliza lo más bello,
lo detiene y lo deposita
en mis brazos, lo llevo
a mi pecho y no se pierde.
ahora dormirás seguro
y cansado como un pequeño
hombre que duerme todos
sus pesares y descansa
en la noche toda
que yo velo
para hacerla día
con su alegría toda
despiertas y todo
te vea más claro
como el aire limpio
y el fresco de la mañana
mira tus ojos ambos
como pozo de estrellas
todas.
(De Solenostemon.)
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