Paraísos invernales
Hace 3 días
Fotos de un proyecto-sueño que me rondaba por la cabeza ya en el año 2001 cuando empecé con la fotografía digital, el vestido como soporte de Arte (Vesstiart, aunque aún dudo si escribirlo mejor con "B", de "bestia", sí), harta de ver fotos y cuadros en las paredes, para el que no tengo ni dinero ni tiempo. Porque el tiempo lo uso en intentar ganar dinero para comer/subsistir, es obvio. Y así España dicen que va bien. Genialmente bien, Maravillosamente bien. No comprendo de dónde escarba la gente, la verdad. Resulta un abismo de conocimiento insondable para la que suscribe).
La foto original
El diseño
Pasos intermedios
Resultado final
AQUÍ se pueden ver más fotografías referentes al poemario y al mismo paisaje
La atraigo o formo parte de ella? De qué sirve el arte si solo anuncia males y, encima, no sabemos leer sus vaticinios. Por qué hacerlo? Por qué emana. El arte y la poética como lo màs inhumano y frío con lo que el artista puede toparse. Su creación solo es él mismo cuando ya no tiene remedio.
Otros leeràn. Otros bien situados en la costra dura de la nomenclatura seràn los beneficiarios del acto de amor que implica poner las cartas encima de la mesa. Cada obra de arte comporta un suicidio. Cada acto de amor siempre inentendibles para la mayoría de los mortales.
Y así seguimos. Y así le va a la humanidad. Y así deseo bajarme de la existencia. Por amor.
Caminar hasta el atril con la sala vacía resulta fácil, una especie de corriente de aire la empuja a una. Bajarse de él con la sala llena de miradas, oídos y voces inteligentes, resulta muy costoso, por no decir casi imposible. Conclusión, en casa del herrero cuchara de palo. Apenas fotos del acto. Consigo extraer dos mínimamente representativas. Ninguna hace justicia, hablaron más personas, llegó casi un tercio del público algo más tarde, ¡hasta treinta personas pude contar!: Mala fotógrafa. Demasiadas tareas me impongo, una no puede abarcarlo todo: iba como autora, quise ser maestra de ceremonias, contable y encima fotógrafa, un imposible. No obstante, hoy me planteo el reto de ser la cronista de un acto en el que cierta medida fui protagonista. Me martirizo a mí misma. Ayer, feliz inmediatamente después, muy feliz. Hoy me despierto sintiéndome una cucarachita: ambiciosa, egoísta, presuntuosa: ¿quién soy yo para escribir/publicar poesía?Menos mal que la palabra existe, y la fotografía, que el registro, el grafos, es una actuación natural humana. Tengo las notas de Pilar González Modino (leer más abajo), esas palabras sobre las que desarrolló su magnífica alocución, tengo las palabras de Manuel Moya en su prólogo (se puede leer AQUÍ), tengo las fotos de mí misma gesticulando, tengo el recuerdo en mi oído de las palabras del editor y hasta las de Manolo Moya tildando mi poesía como de versos no limpios.Hasta tengo la controversia suscitada: poesía que provoca sosiego versus poesía que provoca desasosiego. ¿Qué más se puede pedir?Tengo, tengo, poseo: quizás esa sea la clave. Rica en afectos, rica en poesía, rica en logros vitales, no me siento capaz de agradecerme. Mucho menos me siento tan enorme como para conseguir abarcar con mi agradecimiento el apoyo de las personas que se suman a mis empeños.Pequeña, en resumidas cuentas muy pequeña para tanto dado por todo y por todos.Menos mal que la macarena me mira de frente. Y vela por una surtida y generosa muestra de especie humana que quiso aguantar hasta las tantas de la noche. Allí sí, donde me compro mi solerita, en la bodeguita del Pumarejo (Paco, ay Paco, mañana republicaré tu poema).Gracias a todos por tanto dado.Una suroesteña pequeña
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Así de bonito estaba el patio del lugar |
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Vista de la preciosa sala antes de que llegaran 10 personas más |
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Pilar González Modino, Martín Lucía (el editor) y Manuel Moya |
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Los últimos del Pumarejo (y la macarena al fondo y Suroeste en sus manos) |
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La cucarachita pidiéndole a la macarena que la haga más grande para poder abarcar, y por tanto dar, las gracias que todos merecéis. |