martes, 22 de marzo de 2022

Las lluvias

 


Ríes aunque llueva

Llueve y el agua limpia

tu reserva de gesto escondido

a las mieles del triunfo.

Por un puñado de monedas

que no coges,

conquistas el favor del cielo

y de la amante, mas, lo sabes,

tú siempre lo sabes, no hay favor

que necesite gesto

de tu honrada boca ducha

en vociferar cuando el gentío

te escinde y esconde una y otra

vez, las monedas almonedan

el aire, lo subastan

al mejor deporte:

¡qué perpetro observado

sobre tu risa centelleante!,

duermen los armónicos sonidos

de la lentitud del agua cayendo

sobre las piedras y la verdina

aún por nacer, tan someras.

Es decir, tan ciertas.

 

Vierto caudal

sobre tu honrosa

costumbre de saludar

a la gota de lluvia

que se desvanece (vuela,

ella vuela aunque caiga).

No hay mejilla más alegre

que la mía cuando se deposita

en tus labios untados

con deslices otoñales:

un dorado y sabio verdor

que enrojece al cielo nublado:

la ciudad nos puso límites

de tejados, pero tus dos aguas,

esa una sobre tu mejilla derecha

y esa otra sobre la izquierda,

continúan silabeándome

el lenguaje que comienzo

y no termina cuando callo

mi continuo

no dejar de

mirarte.


(De "La exploradora")

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