no sé cómo llamar a esta extensión
de las sienes de mis pechos
¿axilas? blancos y voletantes,
y andró-medas se tornan
ahuecándose al paso
de tu saliva por mi corriente
venero
tu dentro
de este
vientre
y para cuando argüiste
la entrega me hizo agua
el gusano del desierto de Dune
y toda su fábrica
de especia
—esencia-especia-esencia
—, espacio
lleno.
yo no veo que nadie
enturbie el gozo,
tus dedos adormilados
y justos donde más
duele.
Ahí.
Tweet |