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lunes, 9 de marzo de 2015

El hábitat de la palabra. Calle Regina. Suroeste


"El hábitat de la palabra, es una propuesta definida por los contextos literarios en primera persona. Los creadores dialogan con los lectores en la sinergia creativa: interpelar para reflexionar, reflexionar para escribir, escribir para crear, crear para buscar. Es un proyecto nómada que transita y vivaquea literaria y líricamente hasta encontrar el lar encendido que lo albergue. No hay ámbitos de acción predeterminada. Coordina Ediciones En Huida."

Rescato estas palabras encontradas aquí para invitaros a todos al encuentro que mañana, día 10 de Marzo se desarrollará en la librería sevillana "Un gato en bicicleta" (calle Regina nº 8). En él participaremos el poeta Narciso Raffo y servidora con nuestros respectivos poemarios publicados por Ediciones en Huida, para lo que gustéis demandar, requerir, preguntar o, simple y llanamente, escuchar.
Os espero a todos.



Hábitat: Conjunto de factores físicos y geográficos que inciden en el desarrollo de un individuo, una población, una especie o grupo de especies determinados.
Calle Regina: una vía por la que se han deslizado mis pasos a lo largo de toda mi vida, desde los primeros dados de la mano de mis padres (no nombro el cochecito de bebé por circunscribirme algo más concretamente) hasta los penúltimos camino de la farmacia "del Coliseo" en busca de las medicinas de mi madre cuando aún vivía, desde los sucesivos trayectos realizados por esa esquina dirigiéndome hacia el antiguo (y provisional) mercado de la Encarnación, "la plaza", hasta la última y cercana ocasión en la que anduve por allí y pude[...] en la librería "Un gato en bicicleta", justo situada a un metro de la esquina que da paso la zona ancha de la misma calle (más una plaza que calle), hacia donde se asoma uno de los extremos de ese ahora para mí mamotreto de  "Las setas" de la Encarnación, el mismo local donde toda la vida, toda la vida se dedicaba a vender algún comerciante colchones de gomaespuma y similares, colchas, sábanas, almohadas, ¿dispone el poeta de almohada, colchón, manta que lo abrigue cuando intenta expresar mediante la palabra las sinuosidades, sí, tal como esa esquina de la calle Regina, de una mente presta a completar, a intentar explicarse ante sí misma la experiencia externa e interna de la vida?
No.
Quizás tan solo el encuentro con el posible lector apaga la ruina que provoca la sensación de ya no disponer ni de la palabra para lograr una mínima inteligibilidad sobre lo que nos concierne a todos.




lunes, 30 de abril de 2012

Un verbo-luz en el escenario: Aarón García Peña

Mi querido como persona, Aarón, y mi admirado como poeta, Aarón García Peña, es el invitado mañana en las Jam Session que Carlos Salem y Olaia Pazos coordinan en el ya muy lejano para mí  local de "Los diablos azules" en Madrid.
Sólo por verlo y poder darle un beso, ya pagaría el billete del Ave. Oírlo, podré oírlo mañana en la hoja en blanco.
No os lo perdáis los que más a mano lo tenéis. Su Poética, su poesía y su ser  son de hoy y de siempre. Su obra traspasará esta época, por méritos propios.
Ya era hora, Carlos Salem.



El simple atisbo de este poeta, y esta persona, me permitió finalizar un poemario con el que andaba enredada entonces con esta verboluz dedicada a él.






Pecado original


(A Aarón García Peña)


En un lugar del alma
existe el dios que dicen
todos llevamos dentro,
tú más tú sobre el aire
y la nada, tú más
el todo que abarca
y abraza al sonido el consuelo
en silencio que nutre
y agiganta y hace vivo
este ser que otros dicen
expulsaron de aquella suerte.


En el torno de las Eras que hacemos
con la boca o los ojos,
ya en la luz, ya en la mancha
del lugar que nos despidió,
habita el inocente que, palabra a palabra,
engendra el tiempo, nuestro compañero,
cumple venganza contra la mudez
inexcusable del canto divino
y hace carne al verbo por mor
del secreto en el paraíso a voces:
Los ángeles duermen pacíficos,
pero las palomas cantoras
de la presencia levantan vuelo
hablándose con sus alas.
De unas a otras, aleteo va,
caricia de ala llega,
se dicen (aman) felices:
“El hombre canta, el hombre canta...”


Y el mundo se hace.

(Del bestiario de los inocentes, Sofía Serra, Abril-2010)

domingo, 31 de octubre de 2010

Lectura en Entrelíneas con Heterogené@s VII

Gracias mi amigo Pedro Martínez, editor de la revista Almiar,  que me grabó con su móvil, puedo disponer de este recuerdo. ¡Muchísismas gracias, Pedro!

sábado, 30 de octubre de 2010

Para el recuerdo, amigos en Los diablos azules, GRACIAS

No tengo aún palabras, no sé si por cansada o por traspuesta, o por ambas cosas a la vez, apenas hace unas horas que he vuelto de Madrid, pero esto es lo primero que me pide el cuerpo hacer sin dejar que pase siquiera el tiempo para cierto descanso o relajamiento, dar las gracias a todos los compañeros que estuvieron conmigo y a todos los amigos, conocidos o no, que tuvieron la generosidad de acudir a la presentación de mi libro.
Pido disculpas porque no atiné a fotografiarlos a todos, y en especial se las ruego a mi amiga Eva Márquez porque al final resulta que es a la única persona, de entre las que recitaron,  a la que no fotografíé individualmente.  Ella sí me hizo a mí, con mi propia cámara, varias fotografías, todas buenas y correctísimas, pero yo, no sé si actuando como mala amiga, he decidido escoger esa que en los círculos más erróneamente conocidos como puristas de la fotografía tildarían como "trepidada", porque sincera, llana y plenamente me ha colmado. ME HA RETRATADO. DE VERDAD. Muchas gracias, Eva.
Es que creo, y lo creo verdaderamente, que en esta ocasión ella fue la fotógrafa. Las cosas son, las cosas están escritas, y bien escritas.


Desde el estrado

Santiago Tena

Ada Menéndez

José Zúñiga


Aarón García Peña


Sofía Serra Giráldez
Autora de la fotografía: Eva Márquez

Muchas gracias a tod@s, AMIGOS

domingo, 17 de octubre de 2010

Armarios de poeta

Supongo que sí, que debo sentirme feliz porque la poesía que escribo haya sido traspasada a un papel que nace con posibilidades públicas como es el de un libro.

Y supongo también que sí, que debo sentirme feliz porque a partir de ese hecho, pueda organizar un recital, lo que implica que, número arriba, número abajo, esa poesía pueda trascender a otros oídos en un ambiente, sobre todo, de, si conocida o no es lo de menos, si aliñada o no por expectativas de acierto y por tanto beneficio en forma de palabras buenas, más o menos armónicamente dispuestas, no es lo de menos, pero para la cuestión a la que voy sí, de agradabilidad, y si no distendido, sí tensionado por cuerdas tan distintas a los alambres de púas que adornaron la primera exposición pública de la poesía que voy escribiendo.

Esta reflexión me ha sobrevenido al contemplarme rebuscando en el armario pensando en la ropa que voy a llevarme para los dos días que estaré en Madrid. Mi ropero lo contemplo como un exquisito cajón de sastre con el que unas veces me entran ganas de hacer una candela y otras hacerle una fotografía. Mi ropero se compone en un 99% de ropas, uno, regaladas (la mayoría por mis queridas hermanas,  sobrinas y madre), dos, con más años que yo, tres, prendas cosidas por la que suscribe hace unos quince años, cuatro, ropa comprada en los bazares chinos y cinco, un uno por ciento de trapos adquirido en alguna rebaja de Zara. Apenas "visto", al menos, para la calle, porque la mayor parte del tiempo del día ando enredada entre esto y las tareas de la casa. Apenas vestía, al menos para la ciudad, cuando vivía en el campo. Mis casas no son cárceles, pero siempre “aparezco” a ojos vista como encerrada. Nada más lejos de la realidad. Creo sinceramente que me he dedicado a escribir, a hacer fotografía, a leer, a coser, y a la casa por no tener que enfrentarme diariamente con la pregunta que, salten cascos protectores, más atormenta mi existencia. Ella es, para regocijo de filósofos la escribo: ¿Qué me pongo?
Se me deshacen las meninges sólo presentir que asoma a mis neuronas.
Y cuando del todo llega, me descerebro.
Dejo de funcionar como ser humano, y hasta, creo, como cosa.
Me convierto en la nada con patas y brazos.
En ese sentido, la poesía o simplemente pensar en la transcendencia del ser según Heidegger se me antoja como las actividades más relajantes a las que mi mente puede dedicarse.

No conozco nada más complejo para mí que elegir "vestuario", tal vez por eso acostumbro a ir desnuda por los aires.

Pues bien, como iba diciendo, supongo que sí, es así, me siento feliz por la oportunidad que la pobre (pobre porque procuro tratarla con cariño) de mi poesía va a tener de arremeter, entristecer o alegrar en público.

La única vez que lo hizo  fue en un lugar tan alejado, se supone, de un ambiente propicio para ella como es la sala de un juzgado sevillano. Eso sí, cumplió su cometido como palabra, y como poesía. Sirvió la pobre mía, de nuevo mi pobre y "angelical" poesía, para demostrar mi inocencia (salten cascos protectores de nuevo) ante una señora jueza vestida con toga y todo. Hacía unos cinco años que había escrito mi primer poemario, "Asesinos de almas", y hacía, no recuerdo bien, tal vez dos o tres meses, o puede ser que seis, que tras cinco años, había logrado enfrentarme al miedo, pánico, terror más bien, que me produjo la acción de un salvaje (no por ingenuo ni incivilizado, sino por todo lo contrario) sobre mi vida, y, por tanto, la de mi familia. Entonces, armada de mi poderosísima arma que es el conocimiento de la lengua escrita, conseguí hilar tres o cuatros frases en lenguaje discursivo, es decir, entendible por el común de los mortales, para, una vez impresas, entregárselas en mano al susodicho. En ellas, cuidadosamente seleccionadas usando para ello como ya digo, mi  conocimiento del lenguaje escrito, sólo le decía lo que según mis ojos ERA. Simplemente un asesino de almas.

El buen muchacho no se hallaba en el lugar que se le suponía, así que me limité a dejar tres o cuatro folios con las mismas frases en su: 1, despacho, 2, oficina general, 3, muelle de descarga.

Inmediatamente, es decir, al cabo de poco tiempo (a veces el sistema judicial español adquiere velocidad supersónica, sólo a veces) me encontré con una denuncia por insultos y amenazas.

Acompañada de mi familia y de nuestro abogado (al que aún no le hemos pagado un duro; él es otro "poeta", un abogado de más de 60 años, con caché de integridad en el ambiente jurídico sevillano que trabaja para "nuestro caso" por amor al “arte”), acudí a tan, para mí, tensísima cita. El abogado de la otra, parte, quiso convertir el pequeño juicio por faltas en uno por delito, lo que motivó la  bronca por parte de la jueza, con el consiguiente regocijo (no por mi parte, que yo en ese momento tan sólo estaba para temblar no ya de miedo, no, sino de perplejidad, y llorar, por todas la emociones removidas y la contemplación del panorama que dibuja la estulticia humana) y alucine de los que acompañaban a la parte acusada. Da pena, y produce dolor, que hasta en personas con titulación ex-profeso y ad-hoc y, se supone formadas en su oficio, exista la ignorancia de las propias herramientas que debe utilizar en su quehacer. Hubo la jueza de recordarle que es en primero de Derecho donde se enseña, y por tanto se debe estudiar, es decir, asimilar, comprender, que si un caso ha sido presentado bajo la tipificación de tal modo de transgresión de la norma, resulta ilegal y desde luego ilegítimo que sobre la marcha se intente cambiar su categoría. Es como si te acusan por robar un coche, y durante el juicio, al abogado de la otra parte se le ocurre acusarte de genocidio, o de, simplemente, préstamo ilícito. Así, sin exageraciones. De manual, vaya.

Bien, el caso es que, aunque ya ganado, por manifiesta incompetencia de la otra parte, mi abogado alegó unas palabras en mi defensa, las mismas que yo minutos antes le había sugerido. Que no había insultado, puesto que la palabra “asesino” iba post-cedida de un claro y explícito “de almas" y que la expresión en sí misma componía un consabido recurso literario que se caracteriza por usar la contradicción (partiendo del común acervo cultural, cierto o no, común) como arma para intentar hacer llevar la mente del que lee más allá, es decir, "meta-forar", o sea, y explicando, como las almas son inmortales, no pueden existir los asesinos de almas, así que la acusada no lo llamaba nada, y por lo tanto, no podía insultarlo, y que como prueba de esto aportaba el poemario que la acusada había escrito nada más ser consciente del fatal efecto que la acción del, repito, salvaje, había traído a su/sus vidas, y que había titulado con esas palabras: Asesinos de almas, tal como el texto que había aportado, probaba.

A la vez que él hablaba contemplé cómo la jueza se dedicaba a pasar los folios de mi poemario, uno, dos tres…cuatro…así hasta ocho, ¡puedo jurarlo!, deteniéndose, gafas en ristre, ¡a leer!, en algunas de ellas.
Creo que por fin el aire entró en mis pulmones tras más de cinco años de casi al borde de la cianosis.
A continuación me hizo la consabida pregunta, ésa que cuando “te” la hacen en las películas, al menos a mí me entran ganas de que el tiempo se haga eterno, la de "¿desea la acusada decir algo?” Contesté que sí, como podía porque lloraba, levemente sólo, porque yo cuando tiemblo, lloro, no importa si de alegría o de dolor, y entonces, dije la verdad, que cuando alguien me hace daño, no solía usar la violencia física ni amenazar, que desde que tengo uso de razón sólo me recordaba con un impulso para satisfacer una necesidad de reparación ante una injusticia cometida, contra mí u otros es lo de menos (abogada de pleitos pobres me llamaban siempre en mi familia) y que ese impulso era el de decir. Decir a la persona que exactamente había hecho daño, y explicarle las consecuencias de sus actos, o sea, intentar abrirle la cabeza con las únicas armas en las que creo, las que proporciona el don de la palabra en el ser humano, ya que inútilmente me ha perseguido también siempre la creencia de que el que hace daño a sus semejantes lo hace por ignorancia e inconsciencia. Solventándolas, el bien adquiere lugar.

Evidentemente, me absolvieron.
Y evidentemente en ese momento me sentí poeta.
Y evidentemente en ese momento atisbé un motivo privado para el por qué siempre había creído en las palabras de Gabriel Celaya, “la poesía es un arma de futuro”.
Cuando escribí ese poemario estaba inundada de dolor, pero también, como consecuencia del mismo, de pánico. Esas palabras poéticas, me habían ayudado, no a superarlo, sino a marchamar el hecho de haberlo superado enfrentándome con ellas a quien a partir de entonces en los juzgados, si no oficialmente, sí humanamente, se puede contemplar como verdugo, tal como fue la realidad, y no como víctima.

La poesía es subversión, porque en este orden de las cosas que vivimos, y la mayoría de las veces consentimos, ayuda al ser humano, a la especie humana a poner lo que está abajo, arriba,  a desvelar, a revelar, a restablecer el orden natural de las mismas, y cuando digo natural, simplemente quiero decir, justo, más allá de leyes y normas autoimpuestas por nosotros mismos.

Así que sí, hoy sí lo percibo, me siento muy feliz por poder tener la oportunidad de recitar en público; por mí, no sé bien, que yo como siempre temblaré, pero por la poesía que escribo, la pobre mía, sí. En uno de sus versos de hace escaso tiempo dice: … “como prueba de judicatura". Ahora, quizás a partir del recital en Los diablos azules el día 28, algún verso que salga seguro que podrá decir, “como prueba de cultura”.

Y para mí la cultura es una fiesta humana. Porque cultura significa “cuido”, y para cuidar no hay más que en primer lugar, conocer.

En este mismo instante asumo muy a mi pesar  que no me queda ya más remedio que seguir comiéndome el coco para intentar obtener respuesta a la pregunta que menos me gusta de la vida: ¿qué me pongo, oh mundo?, ¡¿qué me pongo?!

Sofía Serra, 17 de octubre de 2010

jueves, 14 de octubre de 2010

El día 29 con Heterogéne@s VII

Me alegra ver ese nombre y apellido con el que me identifico formando parte de la preciosa y creativa algarabía de palomas multicolores con las que Danilac sabe engarzar la joya de estos ciclos poéticos organizados por Ada Menéndez. Y me alegra verme tan bien acompañada de tantos y tan buenos poetas y poetisas. Digo poetisas porque a vuelo de pluma he visto que algunas de las compañeras se nombran así. Esto de las nomenclaturas es cuestión difícil, y más si tenemos en cuenta que entre poesía nos movemos, con completo desconocimiento personal y como única herramienta para el mismo, el buscador de google. Pido disculpas de antemano si de alguna persona no he logrado dar con su enlace particular por estos mundo de internet o no la "nombro" (enlace incluido) como le gusta. Pero prefiero equivocarme antes de no intentar al menos poder ofrecerles este blog para sus nombres en las condiciones que este medio permite y debe.
Muchas gracias por invitarme, Ada.

A todos os espero.

Sí, en Entrelíneas librebar, que tengo muchas ganas de conocer.

Marta Cembrero


Rodrigo Galarza


Blanca Morel


Leire Olmeda

jueves, 7 de octubre de 2010

Cierre de convocatoria para elenco de poetas (28 de octubre)

Me satisface mucho, a la vez que me enorgullece contar con la asistencia de los siguientes poetas para la presentación de mi libro La presencia por la ausencia que se desarrollará el día 28 de octubre en los diablos azules en Madrid. Les estoy profundamente agradecida primero por aceptar acompañarme y después por no hacer oídos sordos a una convocatoria que intenté fuera abierta a la participación de quien lo deseara para intentar soslayar el, para mí, pésimo gusto que denota constreñir un evento cuyo protagonista es la poesía, mal gusto por incoherente con la propia actividad que lo promueve, el acto poético.
Pero inherente al mismo es su ubicación en tierra de nadie, entre los límites, siempre en constante paso de un territorio a otro. No es de otra forma que la poesía encuentra abertura y sentido de expresión desde sí misma para el hombre. Del a-topos hasta el topos para manifestarse como el u-topos, y RECORDAR al ser humano su genuina ascendencia. Así que de alguna forma, todo me encaja de nuevo.
Aún no he dicho su nombre, deseo hacerlo muy destacadamente y aparte del desarrollo del texto de esta entrada. Ellas y ellos son:

Ada Menéndez
Eva Márquez
José Zúñiga
Santiago Tena

Algo conozco sobre lo que humanamente significa ser poeta y algo, poco con respecto a algunos, mucho con respecto a otros, sobre lo que es el hecho literario en sí de la palabra en forma de poesía con todas las adjudicaciones de carácter jerárquico que los hombres tan empeñados estamos siempre en adscribirle. Como amante de la belleza por encima de todo que soy, de una belleza éticamente asumible y valorable, (esto no debería tener que ser especificado)no puedo sentirme más feliz, ya que desde mi punto de vista tengo la suerte de sentirme arropada de las voces más valiosas de un ambiente poético que aunque sólo parcialmente, algo conozco.
A ellos les doy las gracias desde lo más profundo de mi ser poético y también humano a secas.
Se recitarán poemas de mi libro, de no el libro y poemas de todos ellos. El orden, las voces ecóicamente manifiestas y las posibles variables ya lo iremos estudiando entre los cinco, más yo, seis.
Doy por cerrada la convocatoria para figurar como poetas en el evento que se desarrollará, señalo de nuevo, el día 28 de octubre a partir de las ocho y media de la tarde en el local "Los diablos azules"  en la ciudad de Madrid.

Sofía Serra, Sevilla, 7 de octubre de 2010

lunes, 26 de abril de 2010

Recital poético en Los diablos azules. 22 de Abril (Madrid)

Gracias a Santiago Tena y a Eva Márquez pude disfrutar estos días atrás de un recital poètico, gracias a ellos dos que son las personas a las que conocía ya por amistad desde aquí, y también gracias las otras dos poetas que recitaron, Paz y Adriana, y a los co-espectadores como yo, en este caso muy especialmente a Kebra y  a José Zúñiga, y  por supuesto gracias a Pilar, la dueña de  ese lugar en el que la poesía aún encuentra lugar para ser emitida sin que suene a experiencia ajena al ser humano contemporáneo.
Hacía mucho tiempo que no retrataba a personas, al menos "extrañas" a mi círculo más íntimo, así que, aunque en lo verbal, y por supuesto en lo humano, fuera una experiencia inolvidable, en lo fotográfico también lo ha sido.

Gracias a todos por dejarse retratar por esta aficionada a la fotografía.




























Saldrán más.
Gracias a tod@s.
 
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El cuarto claro by Sofía Serra Giráldez is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-No comercial 3.0 España License.