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sábado, 24 de diciembre de 2022

Suroestiadas




Cojera (suroeste)


Como una reivindicación de futuro

pasó por tus manos la joya de la corona, 

o el secreto de estado, 

y no supieron luces ni vanos

si el membrete del sobre

que llevaba grabado tu nombre

se entregaba a los juegos de la dulce, 

la dulce mujer y tierna.

Allí me quise, y verme amada,

cuando sopló el simún desde el estrecho, 

las paredes se clavaron en el río sidéreo

y tinto sólo, qué solo, tan solo se quedo

este Hércules no dios ni vivo hombre,

solo una estatua de piedra 

en la cochambrosa ruinera que lo vio 

nacer. Toreando llegó

Gerión y a los pastos hizo ganado 

de Flora. No quiso fabricar Hefesto

no el yunque rojo ni el duro hierro.

Bailando persiguió los pasos 

de Afrodita, amando al son

de su entrañada y entrañable cojera.


("El hombre cuadrado")


viernes, 16 de diciembre de 2022

Dos temblores (bueno, tres)




El Temblor (poema a mi primer recuerdo verbal)

(A la Venus de Willendorf)


con qué mando vino

y a qué fango llega

la venia bajo la que te labraron.

Si conocemos el momento,

¿te imaginas un desierto sin hombres

poblado sólo de árboles?

…Y entonces llegaron

sus pechos manando leche,

y en su barriga

crece la nueva vida

y se haga fuerte 

y coma con sus dientes

y hasta ojeras tiznará

al enfrentarse a la pendiente 

cuando el jefe de herida muere

por el colmillo del mamut,

o tal vez por la venenosa

espina de la acacia

que por entonces verdeaba

las arenas del sáhara.


Ni qué decir tiene ya

su vulva fue el origen

del mundo para ellos,

pobres hombres blandos 

y sedientos de rascacielos

que los elevaran del frío

del suelo de la cueva.

Pero he aquí que llegó

su bonhomía temprana,

y la mujer chamana

se talló en caliza

hasta dar lugar,

o luz,

al misterio:


y si a esta piedra

y la clavo y casco 

lasca a lasca

ya llegarás,

cuando se me abra

la rosa dura.


Pensó la mujer naranja

con el contraluz

de un cuerpo 

y durmió

con un cuerpo,

soñó, despertó 

y se levantó del tálamo

de piel de alce

con un cuerpo

girado hacia el oriente 

del horizonte naranja y negro

y rojo temblor: 

terremoto

sopla con sus piedras,

te nombra meciendo

sus altas tundras,

te labra moviendo

tus pequeñas sábanas,

te engolfa en las voces de afuera

cuando mis muslos

aún no habían engordado

con la teta, en la cuna

y desde su mano 

se cinceló la talla

de ésta no sé ya 

si habla o antigua.


La primitiva

 

Primitiva


Me queda poco sobre lo que pensar.

un solsticio de animosos cantores

se apiña en torno a las manos

rezadoras, orantes a salvo

de la nieve que golpea

desde el abeto solo

en algunos países del norte.

Serpentean el cuervo y la herida.


nematodos, Némesis,

frenólogos y otras lindes.


efectivamente nos quedan cuatro días.

efusivamente andan inquietos

a ese lado del mundo

los expatriados como tú y yo

quedamos solos

ante el vecino

que no se movió, no se mutó

en zíngara salvaje y tierna

en el zaguán de su puerta. 

y me entrenaré en sonsacarte la herida

hasta que no quede más

que albas puntas de un doméstico

desaire de geometrías,

volutas de la radio-esfera

que suministran tus cabildos gozos,

esos que la penumbra sostiene

sobre mi cabeza para no destocarte,

para que siempre acontezcas

aunque yo ya muera, 

aunque tú ya mueras

o ambos muramos

ojo a ojo, diente a diente,

de rabo a cola en el otro descabello,

el de las pieles rojas 

y verdes.


Descombatir el desvío hueco

y el absoluto vejamen

de las cosas.

Denostar, aunque no te rías, 

perpetrar y subsumir, 

contrincar.


En rojo y verde me siento

sobre la tierra, me hundo

en el barro y camino a cuatro

suelas o lados que vuelan alto.

No necesito padres para sostenerme,

me basta el duro suelo 

de tu mente y el tierno vello

de tu brazo que enciende el sol,

tú, fuliginoso hombre cuadrado

con verde nuca transparente,

eres mi auténtico amor,

con todos los inconvenientes

de un mío verdadero amor,

incluido el desgarro

de mi roja pulpa.


Los goces, para los civilizados.

martes, 29 de noviembre de 2022

Amanecer en Suroeste

Así amanece Suroeste (el libro, la trilogía y el lugar).



Amanecer


un océano de lumbre 

en el extremo de mi boca

y mi sereno al mar

cuando lo tienes a pedido de tus ojos

de hombre o de tierra verde 

como las libélulas que pululan aladas

y beben leche, tan blancas

como la púrpura

que te encumbra

dentro de mí,

nívea como el armiño.

de más está

que digamos

que sí a qué

o vino de más

y en la sobra

he continuado la caminata

marítima cuando te ibas

y te ibas tan lejos que ni las olas,

por mucho que anduvieran bajo el mar,

por más arrecifes y caracolas que arrostrara

en su paso,

—tantas barreras, tantos límites—

por más delfines que murieran arrollados

en sus remolinos,

—tanto dolor, tantas lágrimas—

por más que longitud y latitud

confluyeran en un solo punto

del uniforme geoestratégico:

tu ombligo moreno da la vuelta

al mundo de mi lengua.


Así se levanta el sol.

un insufrible acto de perdición,

sumisión y autoextinción:

el mar parsimoniándose

sobre la arena. Y tu belleza

de hombre contenido

en tu palabra.

miércoles, 23 de noviembre de 2022

Un poema de "La exploradora"

 



Yellosky


"Lloré y me lamenté viendo el lugar infrecuentado" (Empédocles).


algo he de hacer,

mas quieta sobre

mi abandono

me quedo suelta.

son los sabios visitadores

los mosquitos de esta noche, 

la luz amarilla no los aleja

de tu carne. La puntilla en

la nuca me superó en la meta.

Llegó ella antes y yo

me quedé creo que allá

bajo la dorada bombilla

bajo el emparrado

mientras el mundo se hacía.

También perdí la cabeza

y algo de alma,

bajo la luz amarilla llegué

al lugar infrecuentado.


(Del libro "La exploradora". Ediciones en Huida, 2022)


Este libro se puede adquirir AQUÍ


miércoles, 16 de noviembre de 2022

Dos de Bambi



Cada Paisaje

La de veces que uno y otro

nos dijimos adiós

allá por las circunvalaciones.

Cada curva ha rastreado

la siguiente curva desplazando

la carretera hasta darnos 

en los rostros la mirada mutua

sobre cada ambos pares, mis pechos y tus manos

bailan trabados al compás

de cada precipicio que se abre.

Cada sintomática pregunta al paisaje 

nos devuelve una respuesta minúscula

sobre cada árbol erguido

y cada torre de la luz.

Se detiene el sol

sostenido por el suelo.

Cada acto gravitacional


se nos vuela de las manos.

Son los pájaros —“pájaro, pájaro”,

dijo Bambi,—

repoblando el aire

ante el disparo del paso

de cada coche 

sobre el asfalto.

Desde este sueño,

mendicantes oleajes

obtienen su plena confabulación

de líquidos leales a los cuerpos.

Haciendo la cama, sonríe el parto.

Océano alado entrambos.

(De "La dosis y la desmedida")


Bambina

Una pieza de sol

abre la bruma desprendida

de la tierra y su salobre

pertenencia, pues al mar pertenece

el agua toda que rocía tus cantos

y mis laderas, la gimnasia

del horizonte extendiéndose

como elástico afán de suelo.

Y sueño, a lomos de tu presencia,

cabalgándote como animal joven

y fresco que corretea por la llanura

de las exigencias, sin más olfato

que para su sed, su hambre de yerba,

su primicia, la nueva tierra mojada

bajo sus patas y su pelliza, 

tal como yo te monto, mi tierra tú.

Aún poseo la cola donde se me posó la mariposa.

(De "En un lugar del mundo")

lunes, 7 de noviembre de 2022

La rosa en Los cabezos amarillos

 

La rosa eterna

se me rompe

un poco todo

solo un poco,

eso es bueno.


mas la quiebra siempre mide calores

y yo no soy 

de medidas desmesurada

siempre atiendo

alcauciles en invierno,

rosas en verano, 

dónde el verano, dónde

la longitud del estero, la sombra

del árbol la juventud

de la herida la vejez 

de la flor el crecimiento

del fruto me alimento

con adioses como otros osos

se alimentan de hormigas, 

pero mi lengua sólo sabe lamer

y escarbar hasta el paladar.

con ella vadeo

algunos cursos del surco

que y qué solo

me vale denso

donde intento remontar

el barrizal de este barbecho

arando algo con mi boca

a su lengua y sus dientes.

la tarea es compleja y, sobre todo,

indigesta, pero no hay bien 

que sin malestar

llegue.

me colmo en tu vaivén,

por eso sé

que la risa como la rosa

volverá a brotar

desde esta boca abierta,

como la hierbabuena allá

en las azoteas de blanco, allá

donde mi abuelo Salvador

construyó todos los mayos

levantándome rosas en la mirada.




Se puede adquirir AQUÍ

miércoles, 2 de noviembre de 2022

De difuntos

 


La novia cadáver


No, creo que no hubo

amniocentesis.


Algunos hombres y mujeres

cocean, vocean aullidos

de sus trancas y pezuñas

castañas.


Caminar, tanto caminé

sobre las ortigas

como terminan los pies

en dedos de costumbre

sobre la yerba 

y sus flecos punzantes.

Consumisteis un porvenir

de solaz indiscreto, 

oculto lo más bello, 

ahora como siempre,

trabajan los dioses.

Y yo lloro,

lloro.


Ese habitante cuadrado 

habla verdes por tu nuca.


Si más deseo 

avarientos jamelgos

y otros cuadrúpedos

Himalayas

como techos andróginos

donde todo es posible

en el vaso boca abajo 

y la salud requerida

por tu lengua escalando

el cuello de los olvidos, timbres

del arco trilobulado que abre

son, sentido y mecha

hasta la escafandra:


he pretendido adioses

cuando sólo he casado        

                                                 CON MIS MUERTOS

estas manos y tu boca,

qué soy sino

tan sólo

una

sola.


lunes, 31 de octubre de 2022

Recuerdo de la Feria (del Libro de Sevilla)

 Para que no se me olvide.

Abajo, poema del libro.





Pero no recordaste


Cualquier ciudad transita

por mis manos

con las caricias de su lomo.


Ya apuntan modos

las dodecafónicas ingles, 

se inscriben en el gozo 

como las orugas que reptan

por los perfiles de las hojas, 

doblándose

sobre sí mismas 

amortiguan

el aroma de haber abrazado

donde más oprimen

los gestos:

el señuelo,

la bifurcación.


No hay otra palabra.

La verdadera huele.

Los techos indisponen

contra el cielo estrellado

y tú te cubres 

con tejados a dos aguas.


Pero quién va decir

si el árbol o la mentira

crecen ajenos.

Mis manos y tus piernas

hacen tiempo lamiendo

la escarcha salvaje y antigua

que cubría la ciudad de las luces.

 

Desde aquí, desde este polvoriento camino,

voy preparando la partida  

con espejos que no enluto

para no guardar

ominosos encierros 

de otros lesos seres,

son sólo fantasmas sin

diafragma ni pulmones.


Algunos pútridos afanes 

quedaron colgando del árbol

como bolas de navidad fuera

de temporada.

Tanta dejadez ausenta

el valle rico de la vertical memoria,

siempre verde y limpia

como el tiempo, nuestro compañero.


Este viejo camino 

sin duda tránsito

como todos

los caminos

que llegan o hacemos,

este cansancio inaudito

solo se llama el poema

y se escribe

en dos palabras, o cinco:

mi hueco y tu lleno.


lunes, 17 de octubre de 2022

Discriminaciones




Discriminación positiva


Jamás, hombre, aprehendiste

que para cantar debiste

antes aprender

a entonar

el suelo con el verbo,

y a entolar el rasgado velo

que deja pasar la luz y el aire.


Dulce boca errante,

quijada herida por aquellos

claros de amor y sexo,

ganas me poseen

de dividir meandros.

Se engullen a sí solitarios abajo

del quejumbroso y quijotesco-esquelético

sueño, ni con páramos recuerdas

que esta vida, que esta vida, que esta vida

sólo se hace 

entre ambas manos,

ambas manos,

ambas manos a uno y otro

extremo retoñan montañas

en la sola umbría, la umbría sola

adopta la exacta daga que rebana de tajo

el meandro y dulce meandro

que me curva, pues,

aguas arriba de mi falda:


Parí. 


Al final dolor

de entuerto alerta 

la única discrepancia positiva.

Por más que hablen

o dicten leyes.

Por más que hables,

por más que hables,

por más que hables.


(De "La dosis y la desmedida")


jueves, 13 de octubre de 2022

Dos rendiciones




Surrender

La única revolución pendiente
es la del individuo sobre sí.
Y la única con final feliz
para el mundo.

Me comuniqué y atravesé
las medias noches de olvido de sí 
o bien de mí permaneciendo
derrengada junto a las sobras del mundo. 
Me recorrí aventando los solares
que quedaron quietos
como atemperadas sombras
solazando las desiertos.
Yo me participé y transgredí
la filamentosa náusea adherida
a las entretejidas togas de la memoria.

Mas eres tú y son mis ojos
y yo te diré y será 
lo que tú digas.

ESO y un no siendo
fue ser poeta.
ESTO es ser
revolucionario.

(De "La dosis y la desmedida".)


 

sábado, 8 de octubre de 2022

Vallejiana

 



La entrañabilidad de la poesía de Vallejo

 

Desde esta ventana de mi tiempo

abierta al otoño de mis luces,

me deslumbra el paisaje limpio

de un cuerpo ya muerto

cobijando mis sentidos

en la cueva de la osa

que nunca deseó deshibernar.

Válgame el amor resucitado,

la placa conmemorativa de la endecha

descubierta entre las ruinas pétreas,

Petra alzada, en los cálidos acantilados

de la arena eterna, la entraña

intangible del verso secreto,

la cantina audible de la interna presencia,

alma incontable de almas

unidas por el hilo de plata invisible,

letras de ser a ser insistente

sosteniendo los cielos amarillos

del río sin sombra ni cauce

que ablanda los riscos afilados

del devenir humano

y su gobernanza de duelo y terror.

 

Porque más allá, mucho más lejos

del pasado, aún más distante

que el origen de la nada,

late la inquietud primigenia

de lo innombrable

o tan solo tan cercano

que desmiente al big bang,

o cualquier otra lejanía,

y el Universo adquiere

sentido de ser

bebé en mi regazo.

 

Y yo lo mezo.


domingo, 2 de octubre de 2022

Occidentes


 

El muriente

Ante el misterio, cantar o callar.

Y me robaron el silencio

hace mucho tiempo.

 

 

Cansadas ya, las rémoras se duermen

al amanecer. Justo oriente.

Canta el mirlo cuando menos se espera,

ave nítida, tan límpido su eco.

Un acervo incita, no instiga, no

duele más, no pervierte el son.

Así que, recuperando un dios que no se oculta,

desde esta memoria hablo:

Mi pecado ha sido recuperar

el caudal de genes que mis padres,

padres nuestros, amasaron

para nuestra fortuna:

Madres y padres todos

que engendrasteis este río,

mudad la desembocadura

desde este alba al muriente,

que ya, aquí, pernocta la mañana,

que aquí, ya, transitan las corrientes,

que aquí, en cuenta abierta,

el mirlo ya canta sosteniendo

con su acústica subacuática

todo aquello que, desde los peces

que poblaron nuestros pies

allá por donde entonces

el tiempo con banco en el paraíso,

nos hizo humanos sin disimulos,

más libres en la piedra de la orilla,

más hombre erguido sobre su bípeda simiente

que ya otea el horizonte buscando la otra baya

que ya la introduce en su boca con la mano

que más allá del árbol

fuente bebe y la digiere,

que qué árbol sino

aquél que el árbol

ya hecho leña

 

para candela

de la caverna.

 

jueves, 22 de septiembre de 2022

Visado de carne y hueso





Cuerpo extraño (xenofilia)

 

me falta oxígeno y todos

expeléis dióxido

de carbono. Desearía

ser planta caso

de que pudiera.

Lo que sucede es que así

me sentiría entre ellas

como me siento entre ustedes.

Y entonces, desearía

ser una humana de día

y dormir de noche ajena.

 

Algo ha crecido torcido

dentro de mí

y no es un árbol.


O el dolor ha crecido derecho

y es mi columna.


(De "Suroeste". Ediciones en huida, 2015)

lunes, 12 de septiembre de 2022

Fortunas




Feliz suerte del hoy

Hoy no sirven las lágrimas, aunque aparezcan.

Hoy ni la sonrisa expresa, aunque floreciente brote desde mis pulmones.

Hoy la abatida no tiene hueco, ni siquiera la exaltación.

Hoy el orden extraño requiere insistencia de abandono,

de flagelo descompuesto, despedazado

y roto por los brazos incólumes de los sortilegios

sin edad, sin premura por las horas o la acontecida.

 

Hoy, que ya navegamos.

Hoy, que sorteamos los peñascales, que transformamos

las escorrentías en toboganes donde las flores danzan al son del transparente baile…

Hoy, que la vida adquiere el nombre de esperanza

que ya muere para no necesitarla al menos por hoy.

 

Hoy, que vivo ausentando las miserias que en otros tiempos me acobardan y me contienen.

Hoy, cuando no existe la suerte más que para gozarla,

hoy te canto, Hombre sin nombre,

para no matarte nunca, para poder vindicarte siempre.

(De "Canto para esta era") 

miércoles, 31 de agosto de 2022

Cruce de verdes

 



Nuevo hombre en la cruz

 

Verte en verde puro quisiera

ausente de tus férreas estampidas,

lenta en un segundo presiento

tiempo al sol de ese tulipán equivalente

que me llama, me pregunta, me requiere:

¿Por qué?, ¿por qué no bebes?

Y tus manos amasando espinas.

Como ya no se te clavan…

 

Al verde quiero sostenerte:

Flamearás sucediendo en el vacío

hasta que el celo mudo

de tu viento, si es que mientes,

se haga hueco en la cruz de tu pecho.

Y entonces se abrirá el cuero herrumbroso.

Y el manantial borboteará

de las cuatro paredes de tus brazos.

Y el sol del aullido iluminará

las doradas clavijas como si fueran

brotes verdes: verte

como si no te hubieras zanjado.

El campo de cuerdas de hierro

tronará en rasgueo salvaje

de tu boca que reirá llagando

el aire que hoy permanece ileso…

Como muro, como vano

a la muerte en la que tañes

preso de esa cruz en la que te clavas,

que ya no sé, yo no sé, no sé

con qué manos apuntalas

esos clavos a tus palmas.

 

Hombre de cuatro brazos,

mutante de esta tierra morada

por la espada de tu arado

que me llama, me demanda, me pregunta

de qué te sirve ya ese par de alas.


(De "Nueva Biología")

domingo, 7 de agosto de 2022

Caudales

 


El cauce

 

Soy el cauce,

que todo lo recoge

y de todo se vacía,

tal como me desbordan las sobras

del barro, me desocupa la carencia del estío,

me minimiza la plenitud de las adelfas secas

y me enormiza la pletórica

concurrencia de las escorrentías,

siempre llenas del abuso.

Son las huestes del hambre

del devenir del misterio de existir

siendo tan solo cauce

al albur de tantas voluntades

celestes o terrenas,

fríos colmos o cálidas renuncias

contra mi termal fuente salubre

desde mi sino de ser

no más que cauce

abierto a las piedras y a la reja abierta

que se eleva, y yo, desbordado

de pleno o de vacío, tan solo

eternamente anhelante

de un lugar en el mundo.

Mis orillas ambas

a dos señalan bailando,

pero yo, yo, no soy más que yo

sin movimiento por mí mismo.

Inerte, consumo mi propio lecho

sin sitio siquiera donde descansar,

socavo hasta mi sino de cauce:

no más que yo soy,

por donde todo pasa

y nada queda.

lunes, 11 de julio de 2022

La cocina del silencio

 


Cocino para no (d)escribir

 

el desastre, ingenuo desastre

que ensordece la melodía leve,

cada posada de la brizna de luz

atravesada por el follaje

que toma cogiendo el sueño

del invierno y el descanso

con su caída sobre la tierra

de este mundo...

Mis días de poeta han pasado

tal como los amarillos vuelven a su lugar,

el origen tamizado por el también paso

del tiempo cuando sucumbe

bajo los zarpazos del viento invernal

y su azogue.

Todo acalla, todo luce silencio

de colores, el armisticio

del sincrético blanco

del frío que me inquietaba.

 

Donde me halle,

sobre la colina reseca

o bajo las umbrías hondonadas

del barranco,

sobre el puente o caminando

o atravesada sobre los matorrales

cabizbajos de la trocha,

bebiendo viento o asolando

calmas inanes de cada raíz

de invierno, de cada esfuerzo

refulgente de la tierra

manteniendo el manto en equilibrio,

arropando la luz en la dureza de sus huesos

o ablandando el lecho

donde toda la esperanza duerme

plácidamente con el amor

por los más débiles

como bandera de árboles

ya alimentados por la cocina

del silencio.

jueves, 23 de junio de 2022

domingo, 19 de junio de 2022

Un poema de "La exploradora" y otras viandas

 


Mis labores

 

Escribo para no cocinar

el desastre intentar

restablecer el crudo

equilibrio.

 

Pues sí veremos sendas.

Ando de rota en roto

en el tejido seco

de la mata

de tu paso.

No quiero estar llena

de amor más

que para ti:

 

Te sostengo débil

y estudioso en tu carta

de agobiantes endorfinas

de vehementes dosis

de equilibrio que intentas

por donde te veo venir

como un puño de estrellas

que iluminan la estancia

lúbrica y eterna

del ciprés en la orilla

del plano verde

a una villa cansada

llega

y no hay suelo

o seto de brezos

aquí en el sur

afilan sus hojas

hasta los verdes rizomas del aire.

El cielo tembló

y la nube se deshizo

en lágrimas y contradicciones,

o poesía.

 

por alimentarlo.


(Del libro "La exploradora". Ediciones en Huida, 2022.)



AQUÍ puede adquirirse, o encargándolo en cualquier librería (distribuidora Malayerba) 



 
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