miércoles, 2 de noviembre de 2022

De difuntos

 


La novia cadáver


No, creo que no hubo

amniocentesis.


Algunos hombres y mujeres

cocean, vocean aullidos

de sus trancas y pezuñas

castañas.


Caminar, tanto caminé

sobre las ortigas

como terminan los pies

en dedos de costumbre

sobre la yerba 

y sus flecos punzantes.

Consumisteis un porvenir

de solaz indiscreto, 

oculto lo más bello, 

ahora como siempre,

trabajan los dioses.

Y yo lloro,

lloro.


Ese habitante cuadrado 

habla verdes por tu nuca.


Si más deseo 

avarientos jamelgos

y otros cuadrúpedos

Himalayas

como techos andróginos

donde todo es posible

en el vaso boca abajo 

y la salud requerida

por tu lengua escalando

el cuello de los olvidos, timbres

del arco trilobulado que abre

son, sentido y mecha

hasta la escafandra:


he pretendido adioses

cuando sólo he casado        

                                                 CON MIS MUERTOS

estas manos y tu boca,

qué soy sino

tan sólo

una

sola.


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