Hace tanto ruido la intemperie…
El sol en la frente
y en tu nuca tatuando
mares en el mapa
braceado de tu cuerpo,
la curva de niveles
con insectos moteando
el aire al aire del sólido
embargo de la tierra
y la luz o la nada entrando
a raudales por los oídos
hasta ensordecerte…
Y este silencio tan venturoso:
el líquido gargoleando
sonidos musicales,
el aire acondicionando
zumbidos suaves libera
mis fosas sinoideas,
el sol, fuera, y aquí,
la penumbra, el campo
en ciernes aumentando solo
duerme dentro
de mis cuencas cristalinas:
ahora que los cuerpos llenan el mar,
yo vacío la cisterna con un dedo,
tenso los músculos de mis piernas
y me pongo de pie
en el silencio de la siesta de la casa
en la urbe.
(Sofía Serra. De La dosis y la desmedida)
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