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miércoles, 18 de noviembre de 2015

La luz de tu camisa




La luz de tu camisa

No me atrevo a decirte cuánto te echo de menos,
cómo se sostienen enjaezadas bajo mis pupilas
estas pestañas que se anudan ya a tu gesto,
común beso sobre tu húmeda frente,
soñando con tu verbo que los días no terminan,
ni alumbran vistosas las farolas hasta que tu mirada
se posa sobre el nombre escrito en verso
de la compañera que ocupa tu camastro.
¿Hablamos?

Servimos bajo el mismo mantel la leña que nos hogara,
alumbramos nuestra piel levemente indispuesta,
suscitada por la caricia invisible
de tu mano sobre la mía y mi espalda.
Pienso, bebiendo bajo tu cuello,
que no quiero más luz
que la que desprende tu camisa.

(De La presencia por la ausencia.)



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miércoles, 12 de agosto de 2015

Análisis y estudio histórico-comparativo interdisciplinar de mi trayectoria artística, su influencia en el medio ambiente, la interacción del Arte con el sujeto arbitrario y su ciclo vital en la sociedad contemporánea y la importancia de llamarse Sofía (Gaudeamosigitur)

Análisis y estudio histórico-comparativo interdisciplinar de mi trayectoria artística, su influencia en el medio ambiente, la interacción del Arte con el sujeto arbitrario y su ciclo vital en la sociedad contemporánea y la importancia de llamarse Sofía (Gaudeamosigitur)

La tradicional escena de campo
En la que un pato bebe agua
De la fuente o la expulsa
Transformado en pato
De hierro o piedra
Con sus plumas limpias
Y brillantes, y mojadas
Por el tiempo y el transparente
Líquido del recuerdo de tu rostro,
Que no veo.

Pinté un lienzo con el borboteo.
Antes había construido
El brocal con cemento y piedras.
Los pétalos del geranio rojo o rosa
Flotaban entre las luces
Aéreas y acuáticas,
Domesticaban la cuadrícula
De teselas azules,
La rama de la encina
Era la dama del lago,
O quizás la fotografía de Nessie.
No sé si llevaba la espada
En sus hojas negras,
Pero escribí poemas
Que hacían el primo
Y después se dejaban
Corregir para que yo
Me alegrase
O llorase
De pena
De risa
Lágrimas
Hasta por los codos.

El pato se detiene, me mira
Y después sigue bebiendo
Como si nada, o nada-se,
Que también lo sabe hacer
En el mar de lágrimas.

(De La exploradora)


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lunes, 16 de marzo de 2015

Al sur del Alentejo, a Portugal

Al sur del Alentejo, a Portugal

Un rosal en la frontera me avisa:
para valorar la diferencia
sólo hay que darle la vuelta.

(leer en clave de soul)

Al sur más allá del Tajo
no llegó el oro de Europa
con sus fondos feder-
er suh… al soul
de más allá del Tajo,
las encinas son ufanas
naderías oficiadas
ya no sé si por las cabras
o una motosierra gigante
que alenteja por abajo
y por arriba sus copas
negras sobre el amarillo
suelo y la tierra del escarbo
gris, tal vez la ausencia
que diera lugar al milagro
de servicio a la puerta,
resto que me extraiga
de esta vil onomatopeya
entre la legumbre y la ley seca
de un norte que sólo existió
unos miles (da igual cientos) de años
después de que inventáramos
los turdetanos el garum.

A otro tal felipe
y a un poeta encam(o)ado
debemos esta grieta
que separa, que ataja
un grupo o un pueblo
que llamaron hispano.
Portugal reúne mar
y aroma de marca
con la que me friso,
—también Saramago lo hizo
para surtirme de una metáfora
en la presencia—.
Que dios mismo bajara,
de norte a sur,
y dijera si es natural o designio
divino, él sabría sobre
sus mismas tropelías, quizás
una fruto de sus tantos poemas,
que por cuatro reyes (tal vez menos) y un poeta,
tanto nombre diferente,
tanto artificio de grieta,
tanta frontera y distancia
entre los feder encauzados
entre huertos y castañales
y esos que nunca llegaron
a mis pobres encinas
con forma de lenteja.




lunes, 9 de febrero de 2015

Dos visiones sobre Suroeste


Intento hacer una panorámica similar a la que recogió el título del poemario. A todas luces, a todas luces, efectivamente, imposible. La primera fue disparada en abril (2012), la segunda hace tres o cuatro días. Mientras el país casi al completo se viste de blanco por la nieve, aquí el blanco, blanco que hasta duele, solo aparece por la absoluta luz que los vientos del norte dibujan en cada fachada. Hay cientos de suroestes, pero el que hace acto de presencia cuando el bóreas alimenta se hace tan duro e hiriente como el cristal, transparente, sí, pero con la severidad de la ausencia de matices, la rudeza, la crudeza y hasta la crueldad de la luz, la Inhumana, tal como la nombré en Canto para esta era, puesto que efectivamente es así, No-humana. Pero hoy sí recojo el matiz peyorativo de este vocablo al nombrarla.
(Me dicen que hoy llega el libro desde la imprenta. A ver si a la vez que tan buena nueva cambian las direcciones de estos vientos tan fríos.)

Para verla en grande y sin marco, picar AQUÍ

Para verla en grande y sin marco picar AQUÍ

sábado, 7 de febrero de 2015

Liberta

Liberta

sin pies

normalmente las batallas del hombre
suceden en el límite entre la noche
de sus ojos y el día de sus manos.
si no sé dónde pisan mis pensamientos,
mucho menos puedo pensar mis pies.

sin cabeza

se ha soltado la yunta
y ya no puedo arar.
un animal soy
sin frente
ni amo.

sin cuerpo

Habiendo llegado,
qué hago ahora aquí.
soltar amarras e la nave va
sesgando muy ciertos
agujeros la diluyen
en la salina transparencia.

sin palabras

mi mente catastrófica gobierna
su salida de este mundo inhóspito
y cruel pido un deseo
por todos los hombres un abocarme
para deglutirme
por completo entiendo
sin palabras que me demuestren.

sin dios

en la inefabilidad de la sustancia
hallo la máquina del tiempo.
un soldado muerto me dijo:
no nombrarás
en vano.

domingo, 1 de febrero de 2015

Seres con peso



Ser de peso

Me despido de este mes de enero, de este año quizás, no obstante mi madre cumplía años un 30 de enero, tal vez de estas casi décadas de mi vida, contestando mediante carta escrita a mano a una bien hallada, sorpresivamente encontrada, misiva de un precioso amigo hallado en mi vida por ese, este (ya no sé si escribo a mano, en teclado, si en ese, este medio o este, el otro) medio digital. Las vueltas que da la vida. Algo tan rotundo y tan cotidiano para mí durante más de treinta años, la escritura a mano para comunicarse con "el otro", vuelve para encontrarse con mi afectividad, con mi expresión con la letra y hasta el dibujo de la propia palabra con los rasgos de mi grafía. De qué misterios se puebla la vida, los años que se suceden, el tiempo, que es nuestro compañero, los cambios, las revoluciones que llamamos, los sucesos, las sensaciones, los calendarios, las gobernanzas de nuestra propia alma sobre lo que no nos está dado: solo el elegir. De nuestra voluntad depende.
Claro que siempre agradeceré la oportunidad que se me ha brindado
No despreciemos los medios, sean los que fueren, cualquiera válido. Pero que ellos nunca logren hacernos olvidar lo que somos: seres vivos, seres de carne y hueso, seres con piedras, arena, papel y tinta en los bolsillos. Seres con peso.

martes, 27 de enero de 2015

Minority report (sobre "Salida de emergencia" de Manuel Moya)



Minority report

Siltolá pasará a la historia (histeria, no) de la edición española por la publicación de este libro (ya sé que por la de algunos otros, pero ninguno viviremos para comprobar la veracidad de este ejercicio mío de posiblemente soberbia estupidez. Sin embargo, o tal vez por lo mismo, apuesto mi cabeza por esta precognición). En estos tiempos tan convulsos mediáticamente, tan resbaladizos para no importa si autor junior o senior biográfica y biobibliográficamente, concilia, llega la paz en el ser al contemplar, COMPROBAR CÓMO el ejercicio autoral de, voy a decir, media vida de compromiso, digo media por no acaparar actos de parcas, con la literatura, obtiene, mínimamente, el reconocimiento que este esfuerzo merece.

Muchos piensan, cuántos, que el ejercicio de poeta se reduce a una especie de reclusión querida y gustosa allá en la alta torre de un no sé qué uno mismo perdido entre los laureles de invierno, el naranjo, la azotea de la vecina o el mar que se ve y no se pero se imagina.

Pudiera ser que todo esto sea necesario metafóricamente hablando: son las claves en palabras, solo palabras cuando son exactamente eso, solo palabras, todo en esta vida tan llena de palabras que nadie entiende, que todos leemos, absorbemos sin solo asomarnos al mínimo de su significante (no digamos ya significado). Ni el mismo autor es consciente de su labor de autoría, al menos cuando logra que otros ojos la aprehendan, hay que repetírselo mil veces, si al menos se tiene la oportunidad. Y Manuel Moya es especialista en humildad y no creer en los demás. Como todo buen autor que ni siquiera se plantee el recurso de preciarse, (no, cielo, tú no cabes en la tumba, Manolo).
Menos Mal.
Se necesitan autores así.
Quizás uno por mil.
Con uno por mil basta.

Un solo autor por mil desatiende el infecto de la parafernalia y el robobo de la jojoya que mundifica la excelsa labor del ser de poeta. Uno entre mil. Quizás uno entre un millón.

Nada amiga de presentaciones de libros, nada amiga de recitales de poesía (por dios, hace tanto tiempo de la poesía pasó de la cantata a la letra escrita, ¿para qué ejercicio de memoria?), el pasado viernes no pude más que agachar la cabeza con lágrimas de emoción ante la Maestría poética y La Poética. Con mayúscula. Nada ni nadie lo ha conseguido en creo que treinta años.

Salvo este libro, Salida de emergencia, y esta editorial, con su labor como dios (poesía) manda.

Una paz conseguida. Gracias a Manuel Moya y a Siltolá.

* * *

Salida de emergencia o el absoluto ejercicio de la propia negación del ser de poeta. Leer Salida emergencia es contemplar cómo el poeta se revuelve contra sí en un cuestionamiento sin par sobre la propia labor poética, para terminar, sin previsión, siendo más poeta que nunca, o que todos, o, quizás, El Poeta. Salida de emergencia está autorizada para todos los públicos, es necesaria para todos los públicos, lo mismo para ese aficionado y hecho a los quehaceres literarios poéticos , que para ese otro que aún anda en pañales en torno al manido concepto de la escritura de La Poesía. Salida de emergencia enhebra el fatum sobre 800 versos, no sé si 900, 800 versos que al hombre, y por tanto al poeta, le eran más necesarios que la propia escritura. Que su misma labor de poeta.

Y SÍ, cielo, tú debes caber dentro.
Tienes que escarbar y escarbar hasta que quepas dentro,[...]

No hay salida de emergencia para el poeta, ni de emergencia ni de nada, simplemente no hay salida. Ni siquiera la propia tumba.



lunes, 26 de enero de 2015

Elegía a un paño de cocina

Elegía a un paño de cocina

Aquí todos duermen. Allá también. Mientras todos duermen, un mundo se hace, se construye al son de cada descanso, cada venerable solaz de una boca que se relaja en la saliva del sueño. Mientras todos duermen, yo ultimo los también venerables penúltimos segundos de vida de un paño de cocina. Atrás quedaron los sinsabores de su pasado, para él, pobre mío, tan pobre, solo conteniéndose a sí mismo y a sus cuatro esquinas, cuatro esquinas, quién le regalaría el don de poder concentrarse en la la euclidiana geometría del plano casi sagrado. ¿Tan pobre paño de cocina?, él y sus cuatro justas esquinas que redondeo entre mis manos para ensuciarlo limpiando no sé si las cuatro esquinas que me construyen, tejido al fin al cabo soy de dicen carne, a veces, a veces, preferiría ser tejida con el hilo de algodón que sufre las circunstancias del uso hasta no poder tener remedio, terminar, terminar como este exacto y venerable paño de cocina que finaliza en sí mismo habiendo sido usado para lo que servía.
Pero recuerdo los dibujos que lo hacían único ante mis ojos, también su tacto, su aroma cuando, recién lavado, volvía a acogerlo entre mis manos para depositar en él el agua que me sobraba. Él, tan tierno y confiado, tan permanente ante mi solicitud, no a modo de pañuelo, ¡no!, por dios, los pañuelos son de otra especie, otra estirpe ya solo orientada a algún pasado, un arte kitsch que venero por solo afinidades-afectivas. Este paño de cocina era individuo de su mundo, ejemplar sin soldaduras ni nanosegundos que enturbiasen su clara geometría, su ofrecimiento viril ante mis féminas manos, el consuelo caliente de una vida que finaliza comenzando en estas palabras que te dedico, paño, nunca trapo, de cocina, blanco, con rayas de colores como el arco iris que todos aman y todos odian, tan paradójico es el ser humano.
Yo a ti te amaba, paño mío, paño tuyo, te sigo amando. No niego que algunas veces he cometido la osadía de ensuciar tu pulcra acometida con el rimmel que, sagazmente, cubría mis pestañas a modo de permanente enjabelgo, de protección ante la intemperie también, allá en el campo, el frío, el frío, ¡pero el calor del mismo modo!, tan procurantes ambos del alivio que mis ojos anhelaban, lágrimas de dolor, lágrimas de alegría, y tú, paño, de cocina solo hecha para alimento de nuestro estómago, tú paño de algodón y trama limpia de verticales y horizontales ante la piel que ni de horizontales ni de verticales se columpia, tú paño casi algarábico (tantas alegrías me has procurado), tú, paño blanco y pequeño también como mis manos que sin embargo apenas te han soldado, tú mi paño, no mi pañuelo, no, como decía, tú, paño de mis manos, hoy sucumbes porque yo quiero, y te entierro en el cubo de la basura que mañana saldrá camino de otros entierros que no son el tuyo, porque tú, paño mío, tienes este poema que yo no te escribo.
No. No escribo yo estas palabras que cualquiera que leyera asemejaría a una elegía. No, mi paño. Tú no has muerto muerto. Tú has vivido vivo siendo y vivo te entierro enterrando contigo todas las células mías, vivas también, con las que te he ido ensuciando, imaginando que dándote tu vida, cuando tú esta noche, esta noche en la que todos duermen, te llevas gran parte de la mía.

martes, 20 de enero de 2015

La compañía

La compañía

De donde veo y pienso llegarte

Se sumaron algunos versos
al continuo de tu boca.
Trabarme entre tantas luces
fue necesario, colmar el silencio
de tus mejillas, entregarme
a un solo punto de tu página
en blanco, presentirme
en el sonido de la miseria haciendo
aguas y calderilla en el bolsillo
de tu mano hueca, mano abierta,
soldado del crisantemo
que se posaba en tu espalda
de soledad y senectud extendidas
sobre el mantel de un jardín
silvestre la melaza
de las flores se evapora,
nosotros la vemos,
algunas huellas de tu futuro se ahogan
en la laguna de las hojas muertas,
agua dulce, parca lucha la tuya,
el gentío inexcusable sin el don
de la palabra te conminó
al extrarradio: afuera.
Aquellas murallas fueron
pan de alforja,
mas hoy


éramos dos y se quebró
el límite del imperio.
éramos dos atravesados
sobre la corriente.
Hoy tus pasos y las azules rejas
o el transparente de tu medida
taladran otras lindes de la mañana,
y sus solares huecos de noche,
y los vacíos que me dejas.

lunes, 19 de enero de 2015

Ab-solución

Ab-solución

Toda mi vida
es una historia
de tu derrota
ante mis ojos
y tu caída
ante mi frente
toda la vida
en verte caer y ceñirte
al umbral
sin lograr
soportar
con tus manos
ni el peso de una mosca
todo para ti se miente
en mi partida
hacia el abismo:
¿depresión absoluta
o absolutoria?

He de
          crear
                   —un dios—
          poder
creer.

A Dieta

(Comienzo re-revisión del segundo poemario del ciclo Suroeste, que se titula "La exploradora". Decían por las "noticias" internáuticas que hoy, 19 de enero, es el día más triste del año, que si análisis socioestadísticos y hasta climáticos confirmaban esta idea (¿idea?). Nos hemos vuelto locos, pienso, los que malgastan su tiempo en crear esta idea, los que las leemos y los que se las creen, todos locos.
Yo no me siento triste.
Yo me siento el corazón
en la boca.)

A Dieta

toda exploración comienza
anidada
con la preparación equipal
que no poseo.


Había tanta luz al despertar que me he asustado.
Conclusión, prefiero la oscuridad.
El desconcierto me lo provoca no saber
dónde estoy, ¿dónde estoy?,
entre tu boca y la mía.
Conclusión, siempre en el abismo.
Luego estoy en un abismo.
Conclusión, estoy donde siempre.
Luego sé dónde estoy.
Luego debería saber cómo caminar,
qué hacer, cómo moverme,
él es mi Estado natural: el abismo.
Pero me sigue embragando el miedo
—yo no me detengo, me lanzo—,
¿hasta dónde llegaré?,
¿A qué tengo miedo?
A no saber dónde estoy.
Pero si ya lo has averiguado,
                                          ¿no lo recuerdas?:
                                                                       en el abismo.
Ah, sí, el abismo… buff, otra vez,
siempre igual, me tiro, me lanzo
por dependencia moral
y catapúm que me desvirgo.
¿Cuántos desvirgamientos soporta mi himen?,
mejor, ¿cuántos rehechos?,
mejor, ¿cuántas vidas
tiene una perra?

Y a todo esto, ¿qué más
da el número?
Vivir dejándome
penetrar,
—¿es que acaso existe otra vida posible?—.

Poética, y genéricamente,
admito cierta-
mente-razón,

pero nunca tanta
como para considerar-
Lo no poema.





miércoles, 31 de diciembre de 2014

Feliz año de la niña bonita, feliz 2015

No es que sea amante de la numerología ni de asuntos esotéricos, al menos como comúnmente entendemos este vocablo, pero reconozco que el 15, me puede. Es un número tan bonito que hasta el refranero lo advierte: el de la niña bonita. No sé de dónde llegará la expresión, pero resulta cierto que con tan solo verlo plasmado en su grafos, ya me hace sonreír. Si a ello le añado que, realmente, en la vida cotidiana, este año comenzará entre mis seres queridos y yo misma con una perspectiva gozosa, reconozco que tengo motivos para homenajearlo como merece. Número que hace sonreír, niña bonita que veo... No, no despido al 2014 con rencor. Pobre mío. Solo es un año. La medida con la que los humanos fragmentamos el devenir. Hoy intento acoplarme a estas manías de la costra dura de la nomenclatura y celebrar la despedida de un año viejo y la entrada de un año nuevo. Desde aquí, desde donde siempre, mi sitio, y desde él necesito expresar mis mejores deseos para todos los lectores de este blog.
Hace tanto frío que hasta las piedras cantan, lo cual no es mala cosa. Ellas con sus quejidos afinados por la dureza de sus carnes emiten música que calienta, si no el aire, al menos el ánimo que nos habita.
Que el 2015 os llene de cosas buenas, queridos amigos. Simple y llanamente.


 
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