sábado, 3 de noviembre de 2012

Soy pedófila

Soy pedófila

Abomino de la palabra pedofilia. Es la nomenclatura más horrible que esta costra dura  ha logrado crear. Hoy se castiga la pedofilia, es decir, el amor a los niños. O sea, dándole la vuelta, hay que odiarlos para ser buen ciudadano, para no ser contemplado como potencial o de hecho delincuente.

Inventen otra palabra, por dios, por respeto al amor, a los niños, al idioma griego y a nosotros mismos. Por ejemplo: pedofobia, del griego paidos y fobia.

Nunca me han gustado especialmente los críos. No soy de esas personas, ni de esas mujeres, que se vuelven locas con ellos. Por eso sólo he tenido un hijo. No quería más. Como ya comenté alguna vez en este blog, cuando mi hijo era pequeño y las amigos o conocidos me veían relacionarme con él,  y haciéndosele evidente la categoría humana de mi hijo, educado, alegre, sociable, inteligente, risueño, listo, cariñoso, noble, serio, sano física y mentalmente, sobresaliente en casi todos los aspectos como ser humano, siempre terminaban diciendo lo mismo, : "es que te gustan mucho los niños, Sofía... así, claro", como diciendo que así, gustándome los niños, era fácil lograr un portento como hijo. Y yo, realmente escandalizada porque he odiado toda mi vida esa actitud por la cual un niño tiene que caer bien porque sí independientemente del carácter del chaval, lo decía muy claro: "no me gustan los niños, me gusta este, que es muy distinto".

Los niños son para mí personas, ni más, ni menos. Sólo y tan sólo más pequeñitas que otras mayores, con menos años de vida, ergo, con menos experiencia. Hay que protegerlos, ayudarlos, cuidarlos hasta que sepan hacerlo por sí mismos, y EDUCARLOS es decir, ofrecerles la sabiduría de la experiencia y del conocimiento adquirido por los que tenemos más años de vida para que puedan ir aprendiendo por sí mismos. Sólo y naturalmente.

Según la tónica tendencia del mundo en que vivimos a los niños no hay que amarlos, es decir, no hay que educarlos, ni ayudarlos a criarse, ni velar por su salud mental, espiritual y física. A los niños hay que odiarlos para que se te considere un buen ser humano.

Yo amo a los niños, lo siento. Luego soy pedófila. Incrimínenme, júzguenme y caiga sobre mí todo el peso de la ley que no saben crear. Yo amo al ser humano por su potencial, y los niños, las personas más pequeñas, son la metáfora de él.

Del tabú se nutre la locura de este mundo. Del miedo. De lo perversamente ocultado. De la tergiversación de las palabras . De la perversión. Del mal uso de nuestra herencia también. De la ignorancia. De la puta ignorancia.

Ese es el mal que hay que atacar.

Ese es el único mal, el que ciega los ojos de un ser humano que podría ser estrella de luz al menos en el mundo.

Este medio potencia tanto la ignorancia y la demencia como la culturización y la iluminación de las mentes aún oscuras, sean o no sean pequeñas.

Me quedo con lo bueno. Como cuando hace hace años en un foro de fotografías en que se consideró que una de las subidas por un compañero debería incluirse en el apartado de “desnudo” tan sólo porque retrataba a chavales (10, 12 años) bañándose en el mar, es decir, aparecían torsos desnudos, chavales jugando y chapoteando, haciendo barbaridades propias de sus edades. Entonces defendí el derecho de ese autor a que esa fotografía fuera considerada dentro de la categoría de lo social en vez de la de desnudos. Automáticamente pasé a ser pedófila. Ante la burrería dominante, con perdón de los burros, evidentemente decidí irme de aquel foro (ojo digital, para más señas). Detesto tratar con animales de dos piernas y un cerebro con capacidad de homínido homo sapiens sapiens.
Pero nadie lo supo. Unos mean en lata y otros en paja, eso sí lo sabemos.

Este post viene a cuento del comentario dejado por una persona en la anterior entrada, poeta, malillo, al que siempre he tratado bien, aunque no me une a él nada especial (ver comentarios míos a sus poemas en Crítica feroz hace unos meses, aunque tampoco recuerdo haberle dejado muchos).

Queda la ignorancia prohibida en este blog. Absténganse dementes o ignorantes
(e hipócritas).
Por la salud mental y la educación de las personas más pequeñas que nosotros.
Por el futuro de ellos.
Por el futuro SANO de toda la humanidad.

(Por cierto, ahora que caigo, UNICEF es pedófila. Les sugiero se hagan con un filólogo entre sus directivos, alguien que vele por el nombre de un organismo que cuida de los derechos de los niños, alguien que pueda denunciar en su nombre esta nomenclatura asociada ignorantemente a lo execrable.)

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