Almendra japonesa
Los restos y tanto frío
que me acosté a dormir
la penumbra del estómago,
lo que restaba y tanto frío
a dormir como si cielo
fuera el cenizo rojo y verde
de invierno que está triste,
muy triste con sus restos,
como las luces anglosajonas
bajo la niebla tan triste
como un suelo mojado
por la niebla,
algo sucio
nada puede
quedarse
asentado en él,
tan triste ese suelo
como la luz de las almendras
cuando se hielan y las hojas
de su árbol ya han caído,
ya han caído como las cortinas
del aire empujan mis brazos
como hojas caídas
hasta el suelo gris o verde
de la noche y el lamento frío
de la esperanza métrica
como ese fruto encerrado,
como esa cáscara dura
que no hay quien la rompa,
ni mis manos ni mis ojos, y quién,
qué si no debe romperla
sino yo, o yo dentro de ella.
Para qué, se pregunta el boreal
que la congela.
rumbo o derrota o victoria,
o intransigencia o victoria,
ser capaz, quizás solo
la nobleza del antiguo samurai
me delata. Con su espada
y su coraza.
viernes, 2 de enero de 2015
jueves, 1 de enero de 2015
A Manuel Moya, mi agradecimiento
Llegó como un heraldo del adiós y un heraldo del advenimiento. Dormir bajo su manto y despertar con su cálida luz. Así se nombran a los poetas, a los hombres buenos, a los grandes amigos, a los amigos como hermanos, a los amantes del más elevado lenguaje humano, a los escrutadores del sueño, a los andarines virginales por muchas barbas que posean. A los advertidores de lo verdadero.
A los tres nos unió sin que ninguno de los tres lo supiéramos, ni ahora, ni antes, así hemos quedado unidos, ya para siempre en el molde vivo de la palabra, palabras como tríos, tríos como estuarios como triángulos como este suroeste. Tríos por todos lados, T-ríos y desembocaduras, la corriente del Golfo que pasa por Nueva York, la cálida corriente que este suroeste no necesita, aunque, o quizás, porque este suroeste conforma la tierra también de un golfo, sin embargo llega hasta una calentando un frío día de Enero con su salina templanza. Despertar al nuevo año. Asimilar pasados. Pertrechar el presente a la lumbre de los afectos bajo el manto sagrado de la Poesía, esa que humildemente pienso es la que hace posible la justicia de las cosas.
Gracias por este prólogo, Manolo. Ya una vez me echaste una mano, una enormísima mano con Poeta en Nueva York allá cuando ambos éramos jóvenes. Tu siempre habilísimo análisis, tu exquisita sensibilidad ante la percepción de esos artificios que hacen posible la obra de arte, me reconcilió con la literatura en un momento en que las malas influencias estuvieron a punto de dar al traste con todo el amor por la poesía que había desarrollado desde casi niña. Ahora vuelves a hacerlo, echarme otra mano tuya, abriendo este poemario con tu capacidad, tu nombre y tu afecto por mí. Desde luego no podría haber comenzado el año más y mejor arropada. Gracias por estar conmigo.
(Ayer, poco antes de las doce campanadas, me llegó el prólogo que solicité a mi amigo Manolo Moya para "Suroeste".)
miércoles, 31 de diciembre de 2014
La bandera
La bandera
Fría como las piedras
de invierno muda
como nada en el mundo
tan quieta
como suelo suelta
me izo.
¿Busco el viento que me ondee?
Fría como las piedras
de invierno muda
como nada en el mundo
tan quieta
como suelo suelta
me izo.
¿Busco el viento que me ondee?
Feliz año de la niña bonita, feliz 2015
No es que sea amante de la numerología ni de asuntos esotéricos, al menos como comúnmente entendemos este vocablo, pero reconozco que el 15, me puede. Es un número tan bonito que hasta el refranero lo advierte: el de la niña bonita. No sé de dónde llegará la expresión, pero resulta cierto que con tan solo verlo plasmado en su grafos, ya me hace sonreír. Si a ello le añado que, realmente, en la vida cotidiana, este año comenzará entre mis seres queridos y yo misma con una perspectiva gozosa, reconozco que tengo motivos para homenajearlo como merece. Número que hace sonreír, niña bonita que veo... No, no despido al 2014 con rencor. Pobre mío. Solo es un año. La medida con la que los humanos fragmentamos el devenir. Hoy intento acoplarme a estas manías de la costra dura de la nomenclatura y celebrar la despedida de un año viejo y la entrada de un año nuevo. Desde aquí, desde donde siempre, mi sitio, y desde él necesito expresar mis mejores deseos para todos los lectores de este blog.Hace tanto frío que hasta las piedras cantan, lo cual no es mala cosa. Ellas con sus quejidos afinados por la dureza de sus carnes emiten música que calienta, si no el aire, al menos el ánimo que nos habita.Que el 2015 os llene de cosas buenas, queridos amigos. Simple y llanamente.
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