La bandera
Fría como las piedras
de invierno muda
como nada en el mundo
tan quieta
como suelo suelta
me izo.
¿Busco el viento que me ondee?
La fuente (Diseño para pañuelo)
Hace 4 semanas
En esta mañana me ha conmocionado la noticia de la muerte de un antiguo y querido profesor, Rafael de Cózar. He recordado este pequeña entrada que le dediqué en mi antiguo blog "La fuente", ya en desuso y cerrado al público. Sirva mínimamente para homenajearlo, por sus enseñanzas y por su actividad como poeta y también pintor.
(Contemplar el intento de acoso y derribo con la más basta de las demagogias pertrechadas que los "prohombres" de lo que yo consideraba el ala progresista de esta sociedad están realizando contra esta formación política, me ha retrotraído a esos tiempos anteriores a la transición española, esos en los que se condenaba a todo aquel que proponía o luchaba por un intento de democratización de este país. Vergüenza ajena y hasta arcadas me están provocando tanto ejercicio de superchería y arcaísmo, los mismos que utilizaban los fascismos allá por los años treinta del siglo XX para lograr imponer su voluntad, y que algunos consiguieron. No es el fascismo más que la transposición a tiempos "actuales" de estructuras y modelos basados en el Antiguo régimen. De ahí la imposibilidad de considerarlo como ideología. De ahí las subsiguientes hecatombes sociopolíticas que conllevaron. Pero la sociedad de aquellos tiempos, muy débil democráticamente, constituía el mejor caldo de cultivo para ellos, una sociedad burguesa o aburguesada cuyo subconsciente colectivo se anclaba en los miedos. Hoy no vivimos aquellos tiempos, pero al parecer algunos consideran que sí. Así que, como mínimo, y como individuos (solo el individuo puede realizar el ejercicio de voluntad, nunca la masa), hay que liberarse de esos condicionantes. Yo peleé cuando tan solo era una adolescente para que ellos, los miedos, jamás volvieran a esta sociedad, a este país.)
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AQUÍ en grande en Meridiana claridad |
Habituados a casi solo dar en la vida con personas que, tal como coloquialmente nombramos, solo nos complican la existencia, cuando la "facilidad" considera el momento oportuno de regalarnos con su presencia en nuestro tiempo, nos emocionamos hasta límites insospechados. Hay que estar preparados para cualquier tipo de suceso que nos acontezca, pero sobre todo para reconocer que la felicidad que podemos sentir en determinados momentos, viene provocada por la aparición de seres humanos muy concretos en nuestra existencia. Algo así me sucedió al conocer a Manny, el poeta miamense Manuel A. López. Algo así me sucedió cuando un buen día y sin esperarlo apareció por Sevilla, algo así me sucedió cuando ayer me obsequió con este homenaje en su casa internaútica.
Él no lo sabe, pero las lilas, esas florescencias del mismo nombre que mi color predilecto, esas diminutos botoncitos abiertos en pétalos de color lila de los que provienen el perfume que durante décadas ha sido el que me ha identificado, son mis flores preferidas. Muchas gracias, querido Manny, por ese ramo de alegrías que tu persona me ha regalado.
(Leer, y ver, AQUÍ)
Pasada cierta y densa marea (la verdad es que comenzó sobre el 25 de julio) de comentarios procedentes de máquinas, al parecer, noruegas y estadounidenses, vuelvo a dejarlos tal como siempre han estado en este blog ( y el de fotografía), libres hasta para los anónimos. Incluyo el captcha tan solo por no tener que andar las 24 horas comprobando si cualquier tontería se ha colado al spam del mismo blogger.
Gracias.