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martes, 17 de diciembre de 2013

El mayor nigromante


—Editor: Sofía, lo siento, tenemos cerrada la planificación del próximo año.

—Yo:  XXXXX, ¿sabes que siempre se obtiene la misma respuesta cuando se envía a editoriales?
y yo siempre pregunto, o digo: pues decidme cuándo envío para que mi original pueda entrar en el cupo del siguiente año...
entonces ya no responden
¿lo harás tú?
¿Imaginas el proceso kafkiano al que es sometida una mente con esta dinámica de respuestas que todas, absolutamente todas, las editoriales dan?


Este es el esquema por defecto, el patrón de diálogo habitual con una editorial a la que una se decide a enviar sus originales. Sin excepciones. Durante dos semanas, creo que ya tres, en más de una treintena de ocasiones, el diálogo se repite una y otra vez.
Es evidente que con esa respuesta, aunque pueda ser sincera, se ocultan todas las demás posibles: no tenemos dinero, no nos interesa publicarte porque vives lejos de aquí, no perteneces a la tribu, etc.
Por supuesto el original no se lo leen (yo sí sé lo que es leer 70 originales al mes). Normalmente lo eliminan.
Hoy he decidido seguir las recomendaciones de mi psiquiatra (gratuito, es de la familia, y quizás la mejor psiquiatra de Andalucía) y me tomo el primer tranxilium del día.
Mi hijo me da la respuesta: "... la necesidad de tu poesía para verse en papel, de que pueda leerse en físico, incluso de  poder contemplar como un "objeto" en la mano aquello a lo que te dedicas no puede verse sometida por el estado al que te lleva. Es contraproducente, no ya para tu poesía, sino hasta para tu propio bienestar físico."
Y concluyo. Son incompatibles de por sí. Siempre lo he sabido, ese es el concepto que siempre he desarrollado y en el que creo. La poesía es incompatible con la costra dura de la nomenclatura. El acto del negocio, de la tesitura, de la competición (por ejemplo los premios), son ética y estéticamente incompatibles.
Yo, como soy de nervios a flor de piel, quiero decir, estado de transparencia summa lo mismo para exponer que para  absorber, sufro mental, emocional y hasta físicamente el encontronazo que el roce entre estos dos mundos conlleva.
No soporto ni la incongruencia, ni la desinteligencia (¡cuánta torpeza, falta de habilidad y de conocimiento en tantos personajes que se deciden a montar una editorial!), ni las tapadillas, ni los subterfugios, ni la arrogancia (¡cuántos presupuestos de ignorancia sobre el autor con los que coronan su testuz algunos editores!), y aún menos, los fraudes. Cuántos libros de "buenas" editoriales publicados al socaire de gravísimas situaciones personales de los autores, cuánta mentira cuando una editorial se decide a apostar por algunos equis libros, cuánta, en definitiva, negación del ocio que presupone la hechura del arte.
OCIO, sí, que no significa falta de esfuerzo, sino todo lo contrario, un infinito esfuerzo hecho sin la pre-tensión de obtener un beneficio, sea el que sea.

Después "hablan" de los políticos, de los banqueros... Este mundo, el editorial, es el mayor nigromante.
Juega con lo único puro que le queda al ser humano.

Por tercera vez en mi vida decido dejar de enviar en este mismo instante originales a "editorial". Hace ya más de dos años de la última.

viernes, 13 de diciembre de 2013

Lectoescritora II (Chupada hasta los huesos)

Lectoescritora II

Si me hubiera dejado llevar por el enfado o la frustración cada vez que se me ha perdido algo hecho a lo largo de estos doce años (refiriéndome tan solo a trabajos en el ordenador) y hubiera decidido parar por ello mismo, no habrían sido escritos casi dos decenas de poemarios ni hechas no sé cuántas miles de fotografías, ni publicado algún libro mío y no sé cuántas decenas de los demás tampoco.

Para que luego el editor amigo me diga que mi poesía no encaja en su isla porque parece que está hecha "a trocitos". Cuando aún recuerdo una leyenda que encabezaba este blog que es solo parco reflejo de mi constante trabajo: "Este blog no es un escaparate de lo hecho sino un continuum del haciendo". Nunca me ha molestado que no le gustaran los poemarios que le he ido enviando. Jamás nuestra amistad y sincero cariño se ha visto alterada por algo tan nimio, tan relativo. Pero una interpretación así me lleva a pensar que no sabe leer entonces, y entonces, entonces, se me caen los palos del sombrajo. Yo no amo a las personas, sino a sus actitudes y aptitudes. Si no hay coherencia, no puedo amar. O sigo amando con todo el dolor del mundo. Porque me pueden los afectos.

O para que contemple cómo la editora amiga, a la que le diseñé su sueño, a la que le acerqué mis poetas buenos y queridos, para la que me llevé maquetando dos joyas durante el tiempo más doloroso del duelo por  el fallecimiento de mi madre, solo ha estado chupándome hasta los huesos hasta el punto de tener que decidirme a renunciar a publicar Nueva Biología en la misma editorial que yo ayudé a crear. Ahora un diseño transmutado se pasea por estos mundos. Un adefesio. La gente cree que las tipografías se eligen al azar, que la posición de un título o una imagen en una cubierta no influyen en la armonía, que da igual unos milímetros más allá que acá. Que las horas de trabajo sobre una imagen o una portada son por puro gusto. Que un libro se hace por arte de magia. Sin esfuerzo ni conocimiento, mucho esfuerzo, mucho conocimiento.

Quizás mi único problema es que aguanto demasiado.
O tal vez que los demás aguantan, soportan, muy poco, y, así, necesitan comer de los demás.
O probablemente, que apenas nadie sabe leer.
Y así me siento, así estoy, así me han dejado, chupada hasta los huesos.

Lectoescritora I

Lectoescritora I

Get thee to a nunnery: why wouldst thou be abreeder of sinners? I am myself indifferent honest;but yet I could accuse me of such things that itwere better my mother had not borne me: I am veryproud, revengeful, ambitious, with more offences atmy beck than I have thoughts to put them in,imagination to give them shape, or time to act themin. What should such fellows as I do crawlingbetween earth and heaven? We are arrant knaves,all; believe none of us. Go thy ways to a nunnery. (Acto III, escena I)

Siempre en mi vida reaparece. En él, en ella, la obra, está todo lo que yo fuera, o viviera o pudiera suceder o pasarme. U observar o contemplar o vivir de los demás, no a su costa, sino de la mía, pero siendo incapaz de interpretarla correctamente, como si nunca encontrara las llaves, como si jamás pudiera dar con la pieza clave que arma el puzzle. Me persigue o yo la sigo a ella. Nunca el consuelo. Siempre el solaz, la paz, si mi mente se desplaza y es capaz de situarla en su espacio tiempo como algo alejado. Alguien que escribió para que la locura que me llega pudiera encontrar freno, distanciarse de mis sienes, al asimilar que unas palabras fueron escritas para que yo las leyera.
Porque para qué escribimos sino para que cualquier otro ser humano pueda leer en cualquier momento de su vida, de nuestra vida, de la vida de todos. Para qué si no...

lunes, 25 de noviembre de 2013

Sin apatía

Me sobrepasa este estado depresivo. Siendo habituales las crisis entre los dedicados a la escritura artística en cualquiera de sus formas (qué es un dibujo sino un grafos), no le encuentro medida a esta. Me sobrepasa. Una vez más lo digo, me sobrepasa. Con un poemario recién maquetado, listo para llevar a imprenta, continuo frenándome. No lo envío. No, no tengo miedo. No hay dudas sobre su contenido, o solo las inherentes a estos procesos: Nunca se está completamente seguro de nada, y, sin embargo, se sigue para adelante. Además, a mí el miedo no me paraliza. Justamente me provoca lo contrario, el arranque, el impulso bestial, el lanzarme sobre la barrera de tocones puntiagudos.
No hay enemigo más que esta propia paralización a la que me veo sometida. Solo puede llegar a su causa desde dentro mía, pero por más que me inspecciono, o que descanso (¿descanso?), no logro dar con el motivo.
Y soy tremendamente racional. Hasta que no encuentro el porqué, no sé combatirlo (o asumirlo, que es lo mismo). Ni intuitivamente me nace. Ni emocionalmente.
Solo el llanto en silencio ante mi propio contemplarme.
Y contemplar el todo.
Y ante el todo, el freno
Solo el freno.
¿por qué "mente" en griego (frenos-ou) se nombra con este vocablo que comúnmente significa algo tan material e inadecuado para el continuum que practico casi instintivamente?
¿Por qué solo el campo y tu beso de hoy en mi mejilla me hacen sonreír? ABIERTAMENTE. Como si el corazón se me derritiera-se me licuara-se me evaporara...
Como sin voluntad... Pero con pathos.

sábado, 16 de noviembre de 2013

La clave está en los árboles

El árbol que me suministró sombra durante muchos veranos, hoy me calienta. Mañana de noviembre tan fría como los huesos de los muertos, como el propio árbol seco.

viernes, 15 de noviembre de 2013

La mirada dividida

No solo cuido el jardín. El bosque necesita mis manos, si es que quiero poder seguir siendo. Me agradece la intervención de hace seis años, y hasta me recompensa con un acebuche nacido sin mi cuidado. Los peligros son nimios. El cordón umbilical une mi mirada.

jueves, 14 de noviembre de 2013

miércoles, 6 de noviembre de 2013

Sobre la Agencia Estatal de Administración Tributaria

...Vulgo conocida como "Hacienda", ella, la AEAT practica la connivencia para con los delitos de fraude fiscal de grave calado.
Dicho queda. Por mí. Sofía Serra.

martes, 5 de noviembre de 2013

lunes, 28 de octubre de 2013

Por qué he desenlazado el blog de Javier Sánchez Menéndez

... y el de su editorial "La isla de siltolá".

Cualquiera que haya podido seguirme en casi los dos últimos años ha podido detectar mi admiración por su obra poética y por su proyecto/realidad editorial "La isla de Siltolá". Él es una persona a la que en muchas ocasiones admiro y por encima de todo a la que me siento unida por un gran afecto que le tengo. Creo que nos une una verdadera amistad basada aparte de en el afecto, en la más absoluta de las franquezas.
Nada de eso cambia con este sé que mínimo gesto. Mínimo pero completamente necesario desde mi posición como ser humano.
Retiro sus enlaces de mi blog por este artículo suyo de anoche:

http://jsanchezmenendez.blogspot.com.es/2013/10/linchamientos.html?spref=fb

En facebook acabo de comentárselo. Es la explicación.
Estoy segura que has visto el film "la jauría humana". Si existe un acto humano que no soporto, que intuitiva, inconsciente, consciente y racionalmente no soporto por lo de que antihumano conlleva (irracional, ése donde el individuo deja de ser individuo para convertirse en elemento de una masa informe, y la masa no tiene ni cerebro ni corazón) es el del linchamiento, sea contra quien sea. Sabes que siempre respeto, y habitualmente comparto, tus opiniones y tus palabras, pero ante estas tuyas no puedo más que expresar mi total desacuerdo, aunque mi naturaleza me lleva a hacer algo más, todo lo que pueda, desacreditarlas, no darle la mínima posibilidad de extensión que con mi mínimo poder puedo otorgarles.

viernes, 25 de octubre de 2013

Yo maqueté "Medición de la pampa", de Juan Carlos Sánchez Sottosanto

Yo maqueté "Medición de la pampa", de Juan Carlos Sánchez Sottosanto

Dando, dando y dando. Más de cuatro años han pasado desde el momento en que descubrí su blog. Más de tres disfrutando de su amistad. Casi cinco años de constantes regalos que me llegan desde la generosidad de su espíritu, del compromiso de su humanidad, de sus vastísimos conocimientos, de su casi inabarcable inteligencia y sentido poético de las cosas.

Traductor, ensayista, articulista, escritor de una novela que más que novela es una joya poética, sociólogo, casi doctorando en Teología (ha abandonado los cursos de doctorado harto de las raseras políticas educativas), bibliófilo expertísimo, inconmensurable lector, bibliotecario y POETA.
Y mi amigo.
Mi tesoro.

Logré encontrar hace esos años la figura que perseguía hallar desde creo que mi más tierna infancia, ese padre cultural, un autor con todas las letras que fuera capaz de llenar mi hasta insidiosa búsqueda de la unión en un ser humano de lo mejor de él según mi punto de vista: la capacidad creadora, la analítica y racional y la ética. Lo hallé en él. En Juan Carlos Sánchez Sottosanto. Para mí es mi hermano pequeño y, a la vez, me siento como su hija.
Haber podido maquetar su Medición de la pampa ha sido otro de esos dones que la confianza de su amistad me ha regalado.

La pampa es como el campo, el campo es la pampa, vuelvo a repetir como un soniquete esas palabras de algunos de mis versos. Salvo por su medida, digo ahora. La casi infinitud comparada con la pequeña extensión por donde yo me muevo y a la que me siento unida. Las fuerzas telúricas son las mismas. Y hasta los árboles (esos dos pequeños ombúes que este verano he sembrado queriendo sustituir al otro que ya se perdió). La tierra gobierna más allá de todos los avatares humanos.

Quien tenga la valentía de acoger este libro entre sus manos detectará fundamentalmente algo: Juan Carlos logra medir la pampa. Lo consigue haciendo lo único que un poeta puede hacer, navegando por sus propias profundidades (subterráneas, submarinas y hasta culturales). JC logra establecer tan exacta medida de la pampa, así, con exactos también y exquisitos versos, que hasta puede despedirse de ella. De sus raíces, de su Dolores querida y hasta de su madre.

Se ha de disponer de un corazón y un espíritu in-mensurable para haber podido medir la pampa desde un grafos tan pequeñísimo como es el de una letra escrita, como estas que se juntan para intentar hacer llegar a quien esto lea la medida del valor de este libro.

Como creo en Juan Carlos como persona, como creo en él como poeta, como es mi amigo, mi queridísimo amigo, todo lo que yo pueda decir sobre el libro más que favor le hará daño. Así, hoy por hoy, funciona este mundo socio-literario. Quiero pelear siempre contra ello, por eso me resistía a hacer una entrada sobre un libro en el que creo desde todos los puntos de vista. Pero al final no puedo hacer otra cosa que esto que hago, serme fiel. Ser fiel a mis necesidades. Intentar hacerle justicia desde mi mínimo poder.

Este libro es una corona que su amistad me ha regalado. Haber podido participar en él y poder anunciarlo conociéndolo casi tan bien como el propio autor, mi cetro.
El poder.
No deseo otro.

Ya habrá ocasión de compartir algún poema del mismo. Hoy termino este anuncio con el final del libro, su colofón, escrito por mí, claro, hace poco más de un par de semanas. Allí en el campo, sí. Allí en la pampa.

Este libro, Medición de la Pampa,
publicado por ICE,
se terminó de editar
el día 7 de octubre de 2013,
una apacible noche
de blancas encinas, grises olivos,
y dos verdes ombúes.



El libro se puede adquirir AQUÍ

jueves, 17 de octubre de 2013

Arte y lectura en primera instancia

Con este libro, publicado en 1959, entré por primera vez en contacto con el mundo del Arte. Me recuerdo de pequeña, y no tan pequeña, hojeándolo con fruición, ávida no sé de qué, satisfecha en esos ratos antes de que mi madre me llamara, con cierta dulzura pero con autoridad maternal, al orden del horario familiar: "Sofía, deja ya el libro y ven de una puñetera vez a cenar!". Normalmente a la tercera, ya me enteraba de qué significaban esos sonidos que, con el mínimo de ser consciente posible, mis oídos detectaban. (punto y aparte) hace pocos días q le pedí a mi hijo que me lo trajera de casa de mis padres. Conozco sus láminas de memoria. Al tenerlo delante hoy he comprendido ciertas capacidades, el porqué de alguna menor dificultad en la comprensión de las expresiones humanas. Mente infantil, tabula rasa. ( punto y aparte). ( Probando lanzar entrada en el blog a través del móvil vía app para android de Blogger).

martes, 1 de octubre de 2013

Por cierto...

...  Si algun@ necesitáis correctora de estilo, maquetadora, diseñadora de portadas, redactora de textos para la contra o algunas de mis fotografías para vuestros libros, sean del tipo que sea, nada más que tenéis que poneros en contacto conmigo. Como estoy hecha a hacerlo gratis casi siempre, por no decir siempre, el precio por el trabajo será más que razonable.

Dirección de correo electrónico:

sfserra@gmail.com

Asunto: correcciones, maquetación, portada, etc según el servicio que se solicite.

Gracias.

miércoles, 25 de septiembre de 2013

Adiós a las palabras

Leo que la Universidad de Atenas suspende sus actividades, que no hay inicio de curso académico a causa de las restricciones impuestas por la troika (la troika, la troika, ¿quién coño es la troika?, el nuevo tirano la nueva dictadura que soporta Europa). Me horrorizo. Pero el horror llega al TERROR cuando compruebo que en ninguna red se está hablando de ello, que en ningún periódico aparece un titular con la noticia. 
¿QUÉ ESTÁ SUCEDIENDO? ¿ES QUE NADIE LO VE?


¡¡A LAS BARRICADAS!!

domingo, 22 de septiembre de 2013

Como un árbol

Como un árbol

Entre las múltiples variedades de formas con las que suelo autoflagelarme destaca una con respecto al hecho del mundo y la sociedad en sí. Consiste en declararme como inútil para el emprendimiento, nula capacidad emprendedora. Sin embargo, hoy se me ha hecho la luz con respecto a dios. No es que yo sea incapaz de emprender nada, sino que tengo los pies en la tierra (y hasta más abajo, sí, allá, allá por el río sin sombra ni cauce) y la cabeza en el aire. No vivo superficialmente. No vivo con la mentira de “aquí”.

martes, 10 de septiembre de 2013

NADIE

Nadie, absolutamente nadie merece este esfuerzo de dos personas. NADIE.
La pregunta es, ¿acaso la literatura lo merece?
¿Acaso el Arte?

Tampoco. Presunción en grado sumo. La literatura, el arte, seguirá su rumbo sin este o aquel esfuerzo.

¿Acaso nosotros lo merecemos?
Descansar, sí.
Lo contrario es tortura.

No lean, amigos,  y, por favor, no escriban. Vivan, duerman, sueñen, mueran.

Yo haré lo mismo.

jueves, 29 de agosto de 2013

Aunque digas (the game)

Aunque digas (the game)

Estoy cansada de que la poesía me confirme. De nada me sirve prever. Ni a mí ni a los demás. Terminaré odiando la escritura de poesía. Me resuena como una carcajada siniestra, un “ya te lo dije”. ¿Y qué?, le espeto. Sólo fuiste palabra. No tienes ni idea de lo que es la vida. Soy yo la que la hago posible. Mi cuerpo. Mi física. Mi tiempo. Tú no existes hasta que yo te hago inmanente VIVIENDO.
De nada sirve que me avises. La vida es otra cosa. La vida soy yo y mis semejantes y todo lo que nos rodea y hacemos. Jamás podrás alcanzarnos. No llegas antes. Simplemente no llegas. No te haces hasta que yo no vivo. Aunque digas antes. Y yo vuelva a escribirte después.
dos tiempos para un acontecer,
uno dado
y canica,
ambos rodando.

domingo, 25 de agosto de 2013

Ahora los muros




Quiero irme al campo a vivir. Lo deseo con casi toda mi alma. Pero sé que aún no ha llegado el momento. Esta es la segunda oportunidad que tengo para poder hacerlo bien. Ahora comprendo que en la primera me precipité, me precipité o no estaba preparado, el resto del mundo. Quizás por eso se volvió en contra. Y con el mundo en contra, una vivencia casi paradisíaca terminó tornándose en hecatombe psicológica.
Hasta qué punto me adelanto. Hasta qué punto se retrasan. Hasta qué punto cualquier pensamiento, deseo, intuición, práctica individual, no pertenece tan sólo al individuo. Se concatenan las reacciones del rededor hasta convertir una decisión en casi crimen con su respectivo castigo.
¿Castigo?, hasta qué punto si no hubiera sido por aquella decisión, no me encontraría ahora con este deseo que es casi fuego interno de estar viviendo en el campo.
Allá escribo todos los días sin ordenador ni plumas ni papel. Mi mente es la página en blanco. No queda registro salvo en las abstracciones de mi alma. Los tordos no me dejan viva ni una sola suculenta de las que siembro. Son tordos. O tardos, o prestos ladrones estos pájaros, que no son pájaros-pájaro como decía Bambi.
Como no lo eran los otros ladrones. Entraron pensando encontrar Jauja, el palacio de las mil y una noches, cuevas con baúles repletos de monedas de oro y piedras preciosas: pero sólo encontraron un cuchitril. La conversación por escrito que el segundo de la banda mantuvo con su superior así me lo confirma. Cuchitril. Un cuchitril.
Allí aprendí a construir pozos artesianos. Y a mantenerlos. Hay tantos hoy que mi paso sobre la costra se convierte en el paseo por la esencia, nado en el río sin sombra ni cauce. El sueño que tuve en el 2003 así me lo pronosticó. Ahora he llevado el agua hasta arriba. Me falta poder distribuirla, hacerla llegar a esos lugares donde puede resultar especialmente valiosa. Después de taladrar la costra dura de la nomenclatura estoy aprendiendo a horadar los muros que los hombres construyen sobre ella.
Hay que llevar el agua, hay que llevar el agua. Taladrar los muros.
Nunca pensé que podría con la potencia de semejante herramienta. Ya no le temo.
Ahora ya tengo agua corriente en mi propia cocina.
A lomos del infierno construyo mi propio poema, mi poema para mí. Un grifo.
Un grifo con el que poder limpiar los alimentos.
También mis manos.

martes, 6 de agosto de 2013

Agostando (Poema para Agosto)

Agostando

Ayer supe por qué lo escribí. Agosto no existe, o hacen que no exista en este hemisferio norte. Qué mal nos portamos con él, y qué casi carcajeante paradoja. El mes con nombre de emperador, de César, de casi omnipotencia, no puede nada. Simplemente porque en él, hacemos que casi nada de lo que nos condiciona, exista. Salvo alguna barbaridad y algún alumbramiento casi divino. Agosto es el mes virgen, por poblar, por llenarlo de fundamento, de bienes y bondades.
Creo que ayer supe por qué escribí este poema para un futuro, aunque naciera de un pasado en el que Agosto, como siempre, fue tratado injustamente.
Los hombres, cuando mal actúan, cuando mal-dicen, pervierten el nombre de lo más puro. Agosto y virgen, te sembraré de milagros y hermosuras.

Poema para Agosto

siniestro e indoloro cautivando
el obsequio, madreperla
benevolente culminando
la hechura de la vasija
desde el barro, limo y centinelas
bajo las palmeras de este oasis
zurdo y regalado.
Las chumberas multiplican
higos verdes: este justo verano
terminará por endiosarse
con la aureola del agosto
arenoso y libre.

Y cuánto sueño duerme
bajo las ojeras de tus testículos
tan jadeantes. Ellos piensan púdicos
y sosegados por la espera
de mis manos, y no habrá
un solo vino que desechen
cuando sed a solas manen,
cuando yo te hable
del fango y de la sangre
volverán las heladas fuentes
a derretir el blanco mármol
en la verdina fresca de mi pozo,
esa luz redonda que cultiva
el agua liberando el milagro
de los panes y los peces
en el desierto.

(De La dosis y la desmedida)

El ser de poeta

El ser de poeta
No es el amor a la palabra el que hace al Poeta, sino el amor al hombre, y por ese amor al hombre, busca lo verdadero, para sí mismo y para llevarlo a sus semejantes. El poeta de la palabra lo buscará a través de la herramienta más importante que el mismo ser humano ha construido: la palabra.
Percibo en la mayoría de los poetas actuales, y no tan actuales, la mayoría con estudios de filología como arranque para sus pretensiones poetizadoras, una falta de “formación”, de conocimiento de la historia del ser humano y hasta de unos mínimos conocimientos de antropología. El poeta debe estar formado en todo ello. El saber del poeta debe ser universal, pero sobre todo de aquello a lo que atañe más concretamente al hombre en su devenir y su realidad aquí encima de la costra dura de la nomenclatura. ¿Cómo si no hablar-le? Debo insistir, no es el amor a la palabra lo que hace al poeta, sino el amor al hombre.
El componente sustancialmente abstracto, per se, de la palabra en sí es lo que diferencia al poeta de la palabra de cualquier otro artista. El otro artista, el otro Poeta, tiene que “modelar” la herramienta que use para traspasar a la realidad una pretendida abstracción. El poeta no, a él le viene ya dada por la misma esencia de la que está hecha la palabra, la abstracción. Ahora bien, al igual que en las otras artes puede distinguirse entre artesanía y arte (el cantero y el escultor que talla la piedra, pongamos por caso), entre los que usan la palabra como herramienta o como material, también puede establecerse la distinción. Está el oficio de escritor y está el ser de poeta. El escritor es el artesano de la palabra. El poeta es el artista de la palabra. Entre los mismos que denominamos poetas también puede establecerse la diferencia entre artesanos y poetas. El artesano-poeta es el versificador, el artista-poeta traspasará el verso para componer la obra de arte total de la palabra.
Sólo sucede que como el componente de la herramienta usada es la abstracción que logra la mente humana con la simple invención de la palabra, parece como si ese vuelo ya estuviera implícito en el hecho de usarla. Cuando no es así. Hay “poetas-escritores” que someten al verbo hasta cortarle las alas, hasta cercenarle su abstracción, su propia esencia.
El poeta de verdad es aquel que logra, permitiendo a la palabra ser ella misma, traspasar el umbral de la cosificación que implica el hecho de nombrar. Este es el verdadero vuelo de la poesía. El logro del Poeta de la palabra. Duplicar, podría decirse, el componente abstracto del verbo.
Así logra llegar a lo verdadero, así logra transmitir lo verdadero a sus semejantes, traerlo acá, escarbando con la palabra hasta hacer brotar el pozo artesiano con el que regar toda la superficie de la costra dura de la nomenclatura.
Verdea. Ama.
Ese es el ser de poeta.
 
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