domingo, 30 de junio de 2013

La cueva clara



Al volver del campo, las perras hibernan como un par de oseznos durante un par largo de días. Mi cuerpo tiende a lo mismo. Es lo natural. Como la osa en Nueva Biología. Pero no lo quiero. Es la querencia.
La voluntad y la inercia señalan los extremos paralelos. Me quedaría todos los domingos en el campo. Hasta siempre. Rompo la segunda y ejerzo la primera.
No descanso.
¿Hasta cuándo?
Volver para aunque sea
no tener que volver.

viernes, 28 de junio de 2013

La dama de noche

La dama de noche

Sofía alejada
de dios siempre.

la dama de noche persigue
otros mundos,
pudiera ser que la locura
haya hecho mella,
alguna sustancia química
corrosiva se ha multiplicado
o se ha desprendido
el ebrio azul nocturno,
y yo ya, infinitesimal gota

me de-canto por las flores
que ya tampoco nadan
un cuánto o un dónde
o un cómo siquiera.

la depravación de la poesía,
la dama sin flores
de noche.

Nueva Gracia Sevillana

Nueva Gracia Sevillana

Yo no estoy en la verdad, pero desde luego los demás tampoco.
Tras la lectura de una nueva (muy reciente, apenas tres números) revista poético literaria, me reafirmo en la foto que empecé hace días y esta mañana retomé: tirar la toalla. No hay forma. Ni contenido. Si esta es la ejemplaridad del atisbo intelectual de esta sociedad, apaguemos y vayámonos.
Lo peor, lo peor de todo es el nombre de la tienda enfrente de la cual se presenta el número de este trimestre.
Menos mal que el rincón de la calle que sirve de albergue al comercio que aún vende planchas de gomaespuma de todas las medidas sirvió para taponar la dejadez de una propietaria y madre. Al menos el ser joven, el ser aún joven, ya no pasa frío.
Porque tras la lectura de esta revista creo que hasta a las copias del Diadúmenos o semejantes esculturas griegas que posan en el patio de arte se les habrán puesto las carnes (no marmóreas, sino de escayola) de gallina.
Provoca frío, destemplanza, desazón, el panorama. La intemperie. Se me asemeja la sensación a la misma que percibo cuando contemplo los toldos de hojas de palmeras que los pseudohippis del huerto del rey moro construyen espero que para dar sombra a los arenales (sic) donde permiten que sus hijos posen sus culitos sin pañales ni siquiera bañadores que reserven las partes más vulnerables de nuestros cuerpos. Porque aquí, a hortelanos urbanos y demás apósitos se lo recuerdo, no hiela. Pero sí hay mucha mierda. Y ellos lo saben. O deberían saberlo, si es que el sueldo del ayuntamiento no les nubla el entendimiento. Y por eso se conforman con especies de revistas literarias que sólo en su panegírico evocador encuentran cierta razón de ser, aunque para mí en fraude de usufructo aprovechada: Nada pagan.
Y casi me la pegan.
Sólo casi. Benditos PE-DE-EFES.

jueves, 27 de junio de 2013

Todo y a ti (el domos)

(Escrito hace un año, avanzaba lo que estoy haciendo ahora, mi vuelta al campo)

Todo y a ti (el domos)

Y pude ver al ruiseñor
de día cada tarde
sin espinas se posa
entre los pinos y las rosas.


He estado allí, he recordado, voy a ir, tengo que ir, quiero ir. Quiero verme allí allá.
Es el durante, el mientras llego y no, romper la inercia lo que cuesta esfuerzo.
Se acaba de fundir la bombilla del humo, tan fría y azul como algunas sienes. Si todos hablamos de lo mismo, ¿por qué no nos ponemos de acuerdo?
Desde luego este siglo, este comienzo de siglo, se caracterizará para la mirada de futuras generaciones por la proliferación de filósofos de cuchara. Entre los que me incluyo. Filósofos domésticos. ¿Es que acaso puede existir el filósofo no doméstico? Domos, tal vez la única palabra pura y naturalmente humana. La casa, el hogar, el fuego, lo que nos cubre y protege. La naturaleza es dura para el hombre, cuerpo tan vulnerable, piel tan fina. Necesitamos el domos. Construimos el domos, nos nace naturalmente el domos para protegernos de la inclemente naturaleza, de la inclemencia de la intemperie. La misma esencia de la naturaleza propicia nuestra necesidad de crearlo; ésa es la contradicción y la paradoja, pero natural, y por tanto, somos naturales, mal que les pese a algunos.

Espero que nadie
Lo dude a estas alturas.
Lo Es-pero
Sé que no es así.

Me he ido al campo
A vivir la yerba seca.
Me he ido aunque no esté allí.
Me he ido a presenciar
Mi propia ausencia.

Lloraré cuando compruebe
Que no he estado,
Pero al menos podré
Reconocerme en mis antiguos
Brazos hoy aún más broncíneos
Y potentes. Y el dorado
Me hablará de su nostalgia
Por mis manos.
Al menos oiré
Su pecho sin ira.

Me he ido al campo
Para redibujar mi silueta
Desparramada
Sobre tantos adoquines
Hirvientes y sucios, MUY SUCIOS, de negro
Polvo. El biergo o bieldo introduzco
En el montículo de compost,
Las malvas se han secado ya,
Sé que el ruiseñor me observa
Aunque durante la madrugada
Yo ya pueda dormir
En la cama de urbe
Y algún confort
Que sólo
Yo entiendo.

Todo y a ti.

miércoles, 26 de junio de 2013

Maitines II

Maitines II

Mejor sin nombre
Y dulce estalla.
*
La línea me separa
De dios a dios
Gracias así
No lloraré
Al morir
De nueva.
*
Me he encontrado
Con el hombre
Perpetuo.
*
Todavía hay quienes confunden la sombra con la oscuridad.
Debe ser
Que no son
Como yo
De otro sur.
*
Cetina me ha influido
Enormemente Cetina
Ha mayusculado
Mis comienzos
Más pequeños
Serán final y caída.
*
Nada que saber
Y poco por decir
A estas bajuras.
*
De pronto
Esto es
Todo hasta
Que mueras
O vivas.
*
Puedo esperar la eternidad
Si Ella lo dicta, si Ella me dicta
Puedo por no hacerla esperar.
*
Los palabras se desvanecen
En cierto estado de luces.
*
Sé que no
poseo por eso
no lloro.
*
B(i)endecir
Hasta que cese.

martes, 25 de junio de 2013

El éntasis

El éntasis

¿no os perdéis en este mundo
de bosque ordenado
como el peristilo de un templo griego?

Hasta la bola
de tanta palabra hueca,
hueco absurdo de dicen
palabra llena de prosa
y poesía hablan los palurdos,
los jóvenes hombres
de medio pelo en la axila
de la entrepierna entre
su pensamiento — qué sabrán
de eso— y el suyo mismo.
De ese ente
profiláctico como
los condones envasan
con goma transparente,
se deslizan gimos ausentes,
¡grima! me provocan
sus sandeces, dichos
de diarios, nachos
picantes, onanismos
seglares o seniles orgasmos
en carnes letradas con bacantes
y vacantes huesos presidiarios
¡y hasta cantes! esgrimen
con pseudonombres—tú enarbolas
y a ti te hago un caso—, la casa,
mi casa sólo la cosifican
mis muertos, tus muertos,
nuestros muertos,
nuestros siempre vivos
árboles tan clásicos,
una encina, un olmo seco
o vivo, un sauce, una rosa
en su tumba, el pino
desde donde el mundo
continúa girando sin éntasis
ni chilis verdes o rojos.
la mirada del poeta sin nombre
toma nombre de estómago
de rumiante, de carnívoro,
de omnívoro que soy, te amo,
sin ser literato que no hallo
más que en la pradera
manitú o tu mano
u hombre nuevo aún
porque no te conozco
vivo eres
muerto ya
hace siglos
que eres nuestro.

Y por lo tanto mío.

Pero qué difícil, qué
difícil dar
contigo, dar-
te con-mi-
go con otros tantos
como yo,
como tú,
como nadie.

domingo, 23 de junio de 2013

Working

Working

Si no quiero ya descubrir
donde te escondes.

Estaba allí,
En el entresuelo entre
La cerca y el cielo de goma
Hablando con su rabo
Nocturno y balbuceante
Entre los cajones y los paños
Y las pipas de girasol
Y mis ojazos,
Mi hermana, la sibila
De los adioses, la vespertina
Visitante, la suministradora,
La compañera,
La leal habitante:
La rata
Y su cola y su madriguera
De vetustas y pavesas cáscaras,
La habladora,
La angio
Esperma
Retirada
Del mundanal oficio
Del ser, la ontológica
Corporación. Junio y rosas.
Las adelfas no duermen
Nunca en los laureles.

El acto natural: La vie en rose

El acto natural: La vie en rose

Nunca ha sido el color rosa uno de mis preferidos. Los celestes y marrones conforman el ala del sombrero con la que me cubro. La copa, los lilas. Al rosa le debo sin embargo la comprensión. Siempre lo contemplo como un rojo iluminado desde el dentro: por eso, por eso mismo, nace el rosa. Porque se comprende. Pero para comprender, primero hay que aprehender. Hacer de una lo otro.
Hace ya más de siete años hice una fotografía titulada “La vie en rose” (¿cuánto hemos manoseado el título de tan hermosísima canción?). Me autofotografiaba en el reflejo de unas gafas de sol que servían de velo a la muchacha que retrataba, yo, con una blusa rosa.
La ATS viste de rosa. Le pregunto, y no sé si es que no me explico bien o prefiere no enterarse: “No, no, no son nuevos los uniformes”. “Pues no lo he visto nunca, pero es precioso, y alivia este ambiente tan duro y triste”
De qué esta hecho el rosa lo sé muy bien, aún recuerdo las mezclas con líquidos resultantes del desteñido de las minas de los rotuladores intentando hacernos foulards con las gasa que mi madre nos traía de allá del hospital, cuando aún no se usaban pañales de celulosa para los recién nacidos. Prematuro fue mi conocimiento de la esencia del rosa.
El rosa como la previa nomenclatura, como el anterior acto al hecho de la liberación del tabú. El rosa como la lengua madre, el latín: rosa-rosae
La vie en rose usa el rosa acertadamente. Es buenísima su iluminación interna, sólo hay que mirar las fotografías de su página para comprobarlo. Esas habitaciones, más propias de películas de “alta” ciencia ficción que de refugios donde practicar nuestras necesidades sexuales con el otro, definen un compromiso con lo que yo entiendo como avance en arreglar las meteduras de pata de esta historia de la costra dura de la nomenclatura.
Pero no debemos confundir. La nomenclatura de “un hotel del amor” no está reñida con la recomendación de chicas escorts. He tenido que buscar el significado del vocablo inglés en tal contexto, por más que mi padre tuviera en sus años ha un Ford escort color café con leche. Enseguida he comprendido. ¡Bendito escort!, de los primeros armazones de hierro que pululaban por las carreteras españolas, salvó a mi hermano y a mi padre de morir estrujados entre las chapas cuando se salió dando vueltas de campana de la autovía camino de la Cuesta del Caracol, bajando para Sevilla. Buena compañía la del escort, ¡muy buena, sí señor! No está reñida con la recomendación, no. ¡Pero sí con el Mal Gusto!
Resulta curioso comprobar cómo en esta civilización (¿occidental? Los hoteles del amor derivan de un concepto oriental. Ya somos de todo menos una civilización partida en puntos cardinales, salvo a efectos económicos, claro) todo lo que tiene que ver con el eros en su clave más puramente física, está íntimamente relacionado con la aplicación del mal gusto en su exhibición, su muestra, su socialización. La culpa de esta disfunción (porque disfunción es el Mal Gusto) no es de quienes van van dando los pasos; la culpa la tiene la no nomenclaturización, el no nombrar, es decir, el tabú. La culpa la tiene el tabú. Si no se puede aceptar lo natural como integrado en la ética, resulta imposible que llegue la estética.
A la creación del tabú se han dedicado durante generaciones quienes han considerado todo lo relacionado con las relaciones sexuales del ser humano como algo sucio, indigno de mostrar (que no de practicar a escondidas). Confundir la intimidad con el pecado. Confusión, siempre, confundir, el ejercicio de los deshonestos. En el preciso momento en que lo natural se oculta, emerge el negativo del caos, es decir, la falta de nombre, no el no-nombre, y con ello, que, una actividad natural, placentera y físicamente saludable, pase a engrosar la lista de las actividades “contranatura”, cuando lo único contranatural es el tabú. Porque lo natural en el ser humano es nombrar. Y se nombra categorizando. Se nombra compartimentando. Se nombra especificando. Se nombra asociándonos por más que practiquemos actividades que podrían ser tildadas de privadas o íntimas, propias de cada individuo (comer, beber, excretar, por ejemplo). Se nombra para poder cruzar el abismo.
Se nombra creando esta costra donde poder vivir.
Un tabú es un puente en negativo, tan sólo un engaño, un puente inexistente, un vivir bocabajo, un rojo convertido en antirrojo (no en rosa). Un esperpento. Un monstruo.
El monstruo, el tabú.
Debe saludarse con beneplácito a establecimientos como La vie en rose. Da un paso como otros tantos lo procuran en otras vertientes. Nombra, normaliza. Su ISO 9001 así lo demuestra. Ése es el camino. Nombrar para humanizar. Porque la acción natural del hombre es ésa, construir la costra dura de la nomenclatura, y en este ejercicio humano y natural de nombrar, hay que tirar por la borda las piedras, el lastre de los que otros (los pervertidores de la natura) han llenado la bodega de este barco que es el camino del ser humano por su historia.
Queda mucho. Pero llegará, llegará el día en que el buen gusto, es decir, la estética, pueda relacionarse con la actividad sexual del hombre. El día que la ética pueda entrar de pleno en el negocio que la necesidad sexual humana puede procurar.
Pero como quedó dicho más arriba, no debemos confundirnos. No son hoteles del amor. Son hoteles para practicar el sexo. No contribuyamos a la perversión de los conceptos, porque así no se destruyen los tabúes.
Claro que sin tabú no habría surgido nunca el negocio, lo que, en el fondo y sobre todo en la superficie, no es más que otra forma de nombrar.

jueves, 20 de junio de 2013

La diáspora

La diáspora

Como cuando donde
ya tú no eras.

Eu pusilánime te escribiré
el poema que nadie pueda traducir
salvo tu lengua y la mía
pusilánimes también
absortas ellas
en aquel pasado de un río
que permitió florecer
en la piedra cenotafios.
¿A quién se le ocurre
sembrar el grano
sobre el granito
sino a los celos?
Tan injustas patrias para sus hijos,
las madres, ya sabemos,
también lo son por mucho
que cueste creerlo,
recrearán la conjura
de luces pájaros en el aire
de la mañana olvidando
que de gasa y azul
borda la nube pinta
los perales asomados
a tus ojos como pétalos de mariposas
durmientes al calor del mediodía,
sus flores a la luz de la madrugada,
al sueño y la evaporación de un silencio
hecho migas para las aves
blancas y el murciélago de la encina
asaeteando el azul índigo del anochecer
cuando tú vuelves a la escena
bajo el emparrado.
Florecerán los lilos silvestres
y la música de un violín
asomada a la puerta de tu habitación
escribirá tratado de luces
en el almíbar de la mañana.
Porque ya somos dioses
puedo hablar como los poetas cúrsiles
—y la truculenta diáspora
de la noche —. Se marchan, todos los invitados
luminosos se marchan, caminan
en pos del sol de poniente, olvidan
los velos de seda,
los segundos que los mantienen
como vivos.

martes, 18 de junio de 2013

El prejuicio

El prejuicio

Me sugieren bebedizos
sanos la muerte y la lluvia,
se obcecan en perseguirme
lamiéndome los talones
del abandono:
patria matriz
de mi propio desagüe
me hago de mí misma
con todos vuestros dones
me habéis enseñado
a ser
egoísta
al fin por fin
en presente toma
el pasado nombre
de justicia.

"contra nadie", poema de Blas Muñoz

contra nadie

a la memoria de mi madre
y a las madres de nuestra posguerra,
a quienes se les secaron los besos y el llanto


dame vértigo y humo
bajado hacia la altura
del escabel del llanto
               para mí
niño de invierno y de dedales
de despiadado estío
               dame
la tizne de tus nazarenos ojos
llovidos nunca
desde cuándo

               naneábamos
pan negro de posguerra
y tildes africanas
sobre gritos esdrújulos
bajo incólumes palios
              en la cumbre del pío de poniente
se suicidaban
de incógnito los pájaros

dame el secreto pulidísimo
              la ternura
de tus ayes de madre
              que escondías
en cajitas de hielo
para que nunca comprendiéramos

cuánta dureza cupo en tu brega incansable
en tus nudillos nuestros
de zozobra y lejía
cuánto amor nunca dicho
cuántos besos no dados

                  mamá
fragilísima linde amurallada
contra qué contra quién
contra quienes querías sin decirlo

contra nadie

(Blas Muñoz Pizarro)

(Un poema que necesito apadrinar, con el permiso de su autor.)

viernes, 14 de junio de 2013

Buenos tiempos para la lírica



El viento

El viento

el cuerpo cortado
la nariz sangrante,
para el arrastre
tantos troncos
de hombres huérfanos,
molido y si tú,
negado y si yo,
re-sentido espacio
inútil este
o norte del bien
estar como bandera
eres extendida
al viento.

Y qué es el viento sino el mal
estar de dos masas de aire
que se encuentran...

miércoles, 12 de junio de 2013

Aman(i)ta caesarea

Lloré y me lamenté viendo el lugar infrecuentado (Empédocles)

Aman(i)ta caesarea

muerto el hombre se domestica
la raíz el agua-fuerte levanta
la tierra aflora la adormidera
huevina, tanta yema, tan color
como el bokeh de Venus
cuando esta noche ha pasado
por delante del sol.
Como Afrodita, aunque sin quemarse.

Las tanas me recuerdan de dudas
la siembra de mis añadas mozas,
cuando aprendí a deletrear
m-a-d-r-e-s-e-l-v-a
tras haberme perfumado
en los maitines de mi madre
cuando ella llegaba del trabajo
con su vestido de enfermera
para echarlo a la lavadora
según yo dudaba y sembraba
pequeñas setas en el aire
de mi habitación a oscuras hasta hoy.

Si la yema, si la flor
sobre  la tierra,
un hongo puede ocupar kilómetros
bajo el  suelo y yo no me mido,
encuentro sol y me desnuco.

Así que no soy Venus.

Miro siempre de frente,
¿no veis mi tez morena?

martes, 11 de junio de 2013

Extinción de ruina II

Extinción de ruina II

Habitantes somos
de un resto de palacio esparcido
como escombros de la luna,
como si ella hubiera ido derrumbándose
desde las alturas oficiantes
de la noche y su capa caída
de negro onanismo.
Blanco el eje y los cascotes
de caliza blanca se amontonan
bajo la lumbre también blanca
del hueco de su círculo
plano, todo es plano
en la noche averiguada
de silencio oscuro.

Porque para qué
hacer o seguir negando
que todo es para nada.
La luz termina con un simple
punto, un punto final
.

lunes, 10 de junio de 2013

Poeta en Flandes

Poeta en Flandes

Antiguamente los poetas
sabían de mapas y rocas
y mares y guerras,
y hasta de amar.
Hoy hablan de ladrillos
teñidos de verde y algún
revolcón sobre el asfalto.
¿Dónde clavan su pica?

A los hombres les bastaba el silencio
en blanco hasta la última huella.

Me restan pocos años,
así que debo enmohecer
o fermentar,
aña-(d-i)-rme ya.

domingo, 9 de junio de 2013

La actitud

La actitud

He de levantar
la mirada me hace
parecer aún más
pequeña de lo que soy.

desde aquí ensimismada
en la junta del día sin noche
que despide a cómodos adversarios
como la almohada y la sábana
no escatimo ni versos ni recursos
para tratar de averiguarme dentro
de una piel que se ablanda,
la camicaze no se obstruye
con la estrella, sueña bajo tus dientes
tu aspereza de animal lejano
asociado a mis ideas, que tú y yo
culminemos como un darte y un goce,
una representación de nosotros
bajo el día que se enciende
sin interruptores. la luz natural,
la prostituta más vieja del mundo,
rejuvenece todos los días
para envejecer mis lamentos.

en depresión inquieta de voces
llegan malas dudas quebrando
el supuesto trampantojo, justificando
una absoluta serenidad, un manto
de dios inasible sobre mis hombros
deslucidos, afilados, desgastados
por tanto uso. murió a manos
de la espada del beneficio
inmediato, voy a la contra
de su sólida estela y pesado
cargo sobre mis riñones.
los soldados de los bronquios
redoblan su guardia de día.
Nunca toso. ellos me permiten
respirar para que no me ahogue
por tanto peso de mundo o peso
mío.

Es el tiempo que no hace vida,
pero la tuya fabricó andanadas
de segundos. hoy se equilibran
sobre la cuerda floja
que extiendes en el cielo
entre las dos torres: la de la
vanidad, la de la impaciencia.

viernes, 7 de junio de 2013

Camino del solsticio

Camino del solsticio

el mediodía

junio llegó como
un día común de
abanico rojo
al fregar el patio.

las girándulas de los extractores
—de esencias de cocina,
no de llantas de bicicleta—
batían las paredes del mediodía.
Los rieles del aire
descorrían el calor
mojando el lienzo
transparente de la vista,
de mi vista.

¿dónde estás eje mío?
¿dónde te arguyes
o te hincas
mis dos manos?

la mañana

leve así nace
la flor del jazmín
en el pezón
de la asustada
aurora. Me vengo
con ella y su aroma
extrayéndome.

la impresión fue traumática.
cede el filamento.
la catapulta lanzará
márgenes y aberturas
como islas grandes.

jueves, 6 de junio de 2013

Follar

Follar

“Follar” es una palabra muy bonita, nunca he entendido que la acusen de inelegante.

Follar suena a hoja
de papel o verde
y roja y gris y amarilla
y por tanto a-canto,
y por tanto y tanto
a árbol,
y árbol es
resonando
dos unidos
por el nivel,
el ras
los separa y los une.

Follar significa
hoyar y ollar.
Como el árbol:
la raíz y la copa,
lo mismo por arriba
que por abajo.

Con distingos
sin igual.
Al par.

En paz.

Mis dedos en tus párpados

Mis dedos en tus párpados

Hoy se me han abierto los ojos, hoy precisamente, hoy, que ha sido cuando precisamente he pronunciado una y otra vez un “¡Pero, mamá, abre los ojos, abre los ojos!”, haciéndoseme evidente al final que quien tenía que abrirlos era yo. Luz blanca y salvaje. Luz sin piedad, como la luz verdadera, luz con amor. Luz de despertar.
Mi madre muere, así, en continuo. Se extingue, se va ocultando, como el sol de poniente (espectáculo tan hermoso, tan verdadero), como una velita que se apaga, según otros lenguajes. Y yo vivo el duelo. Después, probablemente, no lloraré. Yo ya sé que llega la noche, y la noche pre-vivo en esta tarde de Junio hacia su solsticio. Aquí, cuando el sol más feroz lanza sus rayos directamente, donde el caminante solar cercena sus fauces estrellándolas contra la tierra, justo rompe el cauce una vida que se desborda. Porque si comenzamos allá en un pasado multiplicando, se termina en un presente haciéndolo igualmente. Llega la resurrección del día. La marisma. El estuario.
Ahora que su cuerpo se extingue, se van extinguiendo otros. Necesidades y contraduelos.
Somos lo que hemos sido multiplicado por cada recuerdo que nos re-tiene. Doblarte me regala Ella, La Verdad. Tú, tus ojos verdes esforzándose en esta mañana de junio. Yo, dejarte descansar en esta tarde.
“Ea, mamá, es verdad que no puedes, ea, pues ya está… Duerme tranquila.”
Mis dedos en tus párpados.

miércoles, 5 de junio de 2013

La ciudad sitiada (A Sevilla)

La ciudad sitiada
(A Sevilla)

El paralelo se ha colmado de inmundicia.
Las calles aparecen.
Ahora las veo porque
sobresti
mo-mi-mi-
rada sobre
el suelo el papel
dibuja
la mancha blanca y alada,
que se desplaza
y obtiene tierra.
Quisiera yo deshacerlo,
reivindicar su aroma origen
sembrar sobre el adoquín
el árbol con ciruelas
pasas prestas para
ingerir,
limpiar los intestinos
de una ciudad de carne y hueso
gris. Bella sin alma. No tiene a nadie.
No tiene manos.
No tiene pies.
Ojalá nos abandonara
(pero tampoco es nadie)
como el alma abandona
los cuerpos cuando
ya inertes.

Y nosotros, tantos
muertos de carne
y hueso blanco,
nos evaporaríamos.

El hueco. Lo limpio. La libertad
de Ella.

Ah-ora(ción de una atea)

Ah-ora(ción de una atea)

Antes:
un sino com-un sol
donde quemarnos vivos.

Después:
Un sendero amplio y umbrío,
un suelo tierno y el aire verde,
una sumisión a nuestra vida lenta,
un pacífico rededor que nos ama y nos abraza,

un dios

que nos calienta,
que nos cuida,
que vela por nuestra
valiosa existencia.

lunes, 3 de junio de 2013

El poeta es un Factor

Es que la poesía escrita no existe. Existen los versos, los poemas, los poemarios, la más o menos hábil asociación de palabras que la hacen evidente, o la manifiestan, pero no son la poesía en sí. La poesía en sí es un acto, el “traimiento” de lo verdadero a esta costra, el echar la otra mirada a las cosas o el hacer visible lo invisible. Evidenciar, hacer ver lo que no se ve. Ni siquiera el acto poético es poesía, la poesía es posterior y anterior a él, no es la obra, no está en ningún lado, sólo es mientras se percibe, por el creador o por el espectador. Eso es la poesía, un proceso por el que lo verdadero se hace evidente ante unos ojos distintos a, por ejemplo, los del que padece el apercibimiento. Bécquer decía “poesía eres tú”. Sin el tú la poesía no podría ni nombrarse para cada en sí mismo. El cerebro no encontraría accidente que llamar con esa palabra. El tú es la clave poética; por eso el poeta tiene que desdoblarse (honestamente siempre, na-tu-ral-men-te —El poeta no es un actor. El poeta es un factor. Hace—).

domingo, 2 de junio de 2013

El árbol del rosario

El árbol del rosario

A un hombre que lleva las cuentas

Te asomas al puerto
de este cuerpo
como cuando
llego al campo,
rujo bienvenidas
de caracoles y morados
cardos como las estatuas
del parque —se engarzan
con cadenetas de bombillas
blancas—.
la luz verde te atestigua
en ocasiones te asalta
la desdicha te persigue
nada sueños solo
una mujer con dos brazos
y algunas frutas en clave
de madura canícula.

Levántate y anda,
química valencia escandida,
septiembre generoso siempre
volverá por sus fueras, somos
vademécum de solitarios
rosarios de aroma
extendemos
sobre la yerba amarilla,
uno a uno ella
pasta cada misterio
de estar y seres vivos.

Las cuentas lleva el paraíso
con su propio árbol, los rezos
y el amén de los otros,
que no cantan ni cuentan.

Recogiendo peras (de colores)







¡Con lo hermoso que era!

Como inauguro nueva etapa en el blog, acudo a las bombillas de colores y a la parra. Extinción de ruina contendrá el gobierno que ella desee, más o menos como los rabilargos azules y el águila que ayer cruzó el cielo. Quise alcanzarla con mis brazos, pero dos alcaudones se encargaron de desviarla. Son muy valientes los alcaudones. Espantaron a la culebra amarilla del pie de la encina, a picotazos. No es un recuerdo. Pasó hace mil años pero todos los días contemplo la escena. Lupita se encarga de ladrar a los únicos conejos que han querido habitar allí. No me dio lugar a encontrar la escopeta de perdigones. ¡Con lo hermoso que era! Enorme.
 
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El cuarto claro by Sofía Serra Giráldez is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-No comercial 3.0 España License.