Déjà vu (al autorretrato de un amigo)
El rosal trepaba, la ciudad se expandía, las ajorcas de tus collares
relucían al verte y no verte venir.
Tropezabas levantando areniscas desde el asfalto cada vez que el tobillo enguantado culminaba uno de esos sobresabidos rituales por el que a cada uno de éstos que somos se nos conoce por el nombre de bípedo.
No me preguntéis por qué uso el intro;
cada vez que más pulso
menos comprendo
menos, suerte es un jaculatorio
sobre voces encendidas sobre los cristales.
Que claudicaron.
Paquebote abierto.
Así, la humedad, el polvo,
la hojarasca toda que cae desde el blanco techo
lo cubre todo…qué universo, qué universo tan solícito.
Y el frío llegando a los cristales,
y el jazmín crecido,
y la muralla…
Qué difícil, qué difícil jugar al límite.
Sofía Serra, Noviembre 2010
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Es que es muy dificil jugar al límite.
ResponderEliminarSiempre un lujo leerte Sofía y una cruz dejar comentarios en los blogs.
Qué torpeza la mia.
jaja, Ángel, qué alegría leerte. tú no te preocupes, si así me pasa iguá...yo te leo, pero me hago la muda, o la torpe, que no hace falta hacerme, que lo mismo da, :DD
ResponderEliminarUn besazo, amigo, y gracias
o sea, quería decir "a mí", no "así"..ya te digo que esto no es pasajero, lo de mía -la -torpeza, ;)
ResponderEliminarUn beso
Y lo móviles que son algunos límites, límites que nos ponemos o nos ponen...(aunque los que nos ponen los reafirmamos nosotros también, o los sobrepasamos, quizá consista en eso lo del libre albedrío)
ResponderEliminarVivir bordeando los límites...siempre, o casi siempre, de este lado, claro.
Un placer leerte
..de este lado del cielo, ;)...un placer verte por aquí, Lino, gracias.
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