martes, 3 de julio de 2012

Las eses de Manuel Moya (y otros blancossss)

Este me lo traigo pa'cá, al cuarto claro. Por todos los lirios blancos, digo, por los colibríes blancos y hasta los mirlos del mismo color, va por ti, guapo mío. Treinta años que hace que vi tus ojos por primera vez creo que me conceden el privilegio de llamarte así en público, por muy autor reconocido que seas, y si no, me lo autoarrogo. Porque Sí, con essssssssse. De Sevilla por cierto. Y de Seni.


Fotografía extraída del blog del autor del relato abajo transcrito, Manuel Moya




LAS ESES

Seni seviyorum

Qué hacer con tantas eses, me preguntas: sestear, asestar, asesorar, desesperar, socorrer, sisear, desear, siempre siempre soñar... La ese es plural, erógena, desprendida, gregaria, multiplica las cosas. La ese suele colocarse casi siempre al final, porque es discreta y no le gusta andar molestando. En caso de incendio la ese es la primera que salta, la última que llega a la escuela, la que se queda soñando al final de la cola; la ese se sienta siempre en el último vagón, y es una marca antigua de detergente, un adjetivo demostrativo (y a veces despectivo), el gancho de una cesta, la pieza rota de un scalextric, la silueta de una mujer embarazada esperando el bus, lo que engancha la jaula. Eses es lo que uno hace cuando anda piripi y la razón, pudorosa, nos espera en casa con las pantuflas puestas y los ojos acribillados de reproches. La ese es lo que distingue una democracia de una tiranía, aunque suele ocurrir que el tirano se crea rodeado de eses. Ese es el símbolo del dólar antes de que un tipo de Queens le raje en canal. La ese es una jota que el viento o Van Gogh han retorcido, la mitad de un ocho, la zona de sombra del infinito (aplíquese también a la cinta de Moebius), el Tourmalet, un beso a oscuras. Ese es primero Jesucristo y luego el Iscariote, protagonista y villano de una ópera de romanos interpretada por ese artista americano, cuyo nombre se me escapa. Pero no todo es bello en la ese. Hay que tener sumo cuidado con la ese. Cuando se juntan dos eses la lían y quieren montar Auswitch y gasear al primero que se ponga por delante, la triple ese es otra cosa que no caigo ahora, pero no sé, no sé. Yo me quedo con la ese turca -la que másss mola- esa ese que une las cosas, mueve las montañas y agita las palmeras que beben del lago sin barcas del corazón. Las eses que hacen eses. No lo puedo evitar: me gustan las eses. Dar y recibir eses. Si son tuyassss, claro, mucho másssssssss.

(Manuel Moya, de su libro Caza mayor, próximo en  Ediciones de La isla de Siltolá, desde esta entrada de su blog "La isla de la sed")




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