jueves, 23 de junio de 2016

Crown para "El año de la coronación"

(Aunque no sea una corona de tortilla de patatas, esta fotografía de ayer
me ha recordado este poema
 algo extraño y muy autobiográfico, pero que me encantó me saliera.)



El año de la coronación

A mi madre, que hasta justo antes de morir sufrió la más cruel orfandad.

Sucedió en su fecha, el año
del descubrimiento, el año
en que me colon-
izó el huevo
claro
con el que me coronó
mi madre trigueña
clara
con la tortilla de patatas.
De allí llegó la desarrollable,
el conocimiento de lo inexplicable,
la opacidad del agua,
el brillo de los ojos oscuros
de los dos amantes, la vergüenza
de mi desnudez limpia
en los brazos amorosos
de mi madre, que me coronó,
sí, me coronó con su amarilla
tortilla de patatas servida
en el plato de plástico azul.
La hermosa y bella mía no sabía
que la asaeté todo el día
con el capricho y las flechas
de los celos de mi prima
tan sólo por hacerle justicia:
¡qué no, que mi madre
hace las tortillas mejor
que tu madre, mi tía!
Mi prima se iba donde los alemanes,
rubia, siempre princesa,
se la llevaban sus padrinos
muchos días a un lugar
que hasta 40 años después,
tan alta me quedaba mi prima,
no pude conquistar,
ya mediante otras armas
y otro color, el verde
de la higuera, o de La Higuerita.
Yo, como no
los tenía,
o sea, sí,
pero como eran mis abuelos,
como si no los tuviera,
así que ni disponía de animales,
digo, padrinos que se iban
donde los alemanes,
ni siquiera higueras
con las que matar
a las cañas, como Afrodita
sí las tuvo luego.
Me bastaban mis hermanas
y el calor del cuerpo de mi madre
cuando me arrebujaba en la toalla
tras el baño de por la tarde
en el agua clara de los manantiales
donde mi piel quedaba limpia
de sal y de arena y de calor.
Dulce y fresca quedaba yo.
Mi madre, mi madre
siempre me limpiaba,
siempre me endulzaba.

Pero llegó el fatídico día,
el de la coronación
del huevo pasé a la espina,
no del huevo, no, el huevo
es fruto, comprendí
las otras de mi madre
justa en el instante.
Las que no supe asimilar
fueron las de la mirada
sonriente—¿por qué sonreían?—
de la pareja justa y junta
que me observaba cuando,
por las manos amorosas de mi madre,
mis piernas entreabiertas en el mar
les mostró lo que ellos
nunca pudieron tener
ni antes
ni después:
un hijo,
una hija
con un
culo limpio,
un pimpollo de carne blanca
entre tanta piel morena
fruto de su bajo vientre,
llorando o riendo
según amanecieran
el día o la noche, jugando
en la playa con su padre
a construir murallas de arena
para que la suave ola
las lamiera embebiéndolas
y desaparecieran, acompañando
a su madre con la leche
de la más pequeña o asaeteándola
todo el día con el capricho
de una tortilla de patatas
hecha en aquella cocinita
cuidadosamente dispuesta
entre cartones decorados
con tazas de chocolate
bebido por un niño sonriente,
que la aislaban de los vientos
de levante o de poniente.
Ni los diseñadores suecos de Ikea
han aventajado las ideas de mi padre,
ni mi tortilla a la de mi madre,
comistrajo que no me gustaba
por entonces, el huevo sólo
me entraba pasado por agua,
el agua dulce de los manantiales
de agua clara —la clara clara
sólo por el agua me gustaba—
pero es que su prima, o sea, mi prima,
la prima,
tan de los alemanes, había osado
cuestionar el buen hacer
de las manos
de mi madre.

Claro, era princesa.

Fue un año fatídico
para una que ya no
recuerdo, o sí.
Ahora me ensordece su voz
anunciadora, nuncia
profética del nacimiento
del disfraz de la mesías:
la india.
Y mi madre la mandó retratar,
vestida de blanco,
tan ingenua,
pero muy morena,
había nacido desde el peor
mal de nuestros males:
La codicia.

Nació la india en septiembre
en la ciudad tras la playa
el año del descubrimiento
de un continente imparable:
Amar aunque la maten.

Aunque me maten
o me mate
yo misma.

Total, yo ya estoy coronada
con espinas de madre,
con tortilla de patatas
y hasta con plumas de aves,
niña blanca o india nave
con alas como las
que salieron de esa orilla
hacia la otra.
De la menudencia, la pequeña
violencia, el sabotaje,
a
las catástrofes, las hecatombes,
los holocaustos,
de más o de menos
millones de inocencias,
tienen siempre el mismo origen:
el capital de las legiones
que nos oprime y nos convence,
ya provenga de celos de princesas,
de ausencia de justicia
o presencia de alemanes,
de la codicia de hueros amantes
o del amor de una
dulce madre
que padeció
espinas
de
orfandad
y de
hambre.

(De "Los cabezos amarillos".)

viernes, 17 de junio de 2016

Vesstiart: Un proyecto que quedará en un sueño

Fotos de un proyecto-sueño que me rondaba por la cabeza ya en el año 2001 cuando empecé con la fotografía digital, el vestido como soporte de Arte (Vesstiart, aunque aún dudo si escribirlo mejor con "B", de "bestia", sí), harta de ver fotos y cuadros en las paredes, para el que no tengo ni dinero ni tiempo. Porque el tiempo lo uso en intentar ganar dinero para comer/subsistir, es obvio. Y así España dicen que va bien. Genialmente bien, Maravillosamente bien. No comprendo de dónde escarba la gente, la verdad. Resulta un abismo de conocimiento insondable para la que suscribe).

La foto original



El diseño


 Pasos intermedios





Resultado final



martes, 14 de junio de 2016

La BCC rueda en La esperada

La BCC, la novísima productora de vídeos, con canal propio en youtube cuyo nombre responde al de "Better Call Carmen", y con el magnífico afán altruísta de acercar la legalidad vigente al ciudadano común español, me ha ofrecido una oportunidad única, la de rodar algunos exteriores en este lugar donde vivo, el paraíso que los lectores de mis poemas y los veedores de mis fotografías identifican, el que yo misma también identifico como metáfora del paraíso interior que todos llevamos dentro, un paraíso construido a base de lágrimas, sudor y mucho amor, un paraíso  regalado por nadie.

Me emociona que este lugar sea visto por otros ojos que los de mi cámara, y me sorprende, gratísimamente, que alguien dedicado a algo tan aparente frío como la ley, haya sabido transmitir a sus seguidores y fans el verdadero paraíso de este mismo paraíso: la ternura y la alegría.

Gracias BCC, con productoras como tú,  España SÍ IRÍA BIEN.
Y el mundo entero.

Te como a besos.

lunes, 13 de junio de 2016

Los zapatos rojos


Calzas para un orden

¿Qué delirante poema renace sobre tus mejillas?
No quiero ser aguafiestas, nunca.
El agua me traspasa, la juventud me reclama y yo no soy leña
apilada en la penumbra del helero,
asomo gris en las tinieblas.
Es sólo que la irrealidad se impone a veces.
Un zapato rojo se extravía sobre los adoquines,
dos zapatos rojos sobran
sin pies que los calcen.
Proust aprieta pero no ahoga,
la memoria desescombra
las sancionados abismos excavados a pico y pala:
los señoríos, las señorías.
Los antifaces.
El anti-faz,
el negativo de los rostros desojados.
Los timbales sobre los que tamborilea
el brillo de nuestra mirada y tú
y yo convencidos preguntamos
a lomos de la enjaezada estirpe,
a horcajadas sobre la sima:
Mundos virtuales. Siempre hipócritas calmas.
Pereza.
...Y los zapatos rojos.

No quiero ser aguafiestas, nunca
pero aquí no se establece nada.
Si lo deseamos, se aposenta y hasta se habita,
pero no sin tierra, no sin agua.
Ni sin adoquines o los zapatos rojos.

¿Qué hacen los que no saben cantar?
¿Sólo digerir o gritar sobre la faz del interpuesto?,
¿pelotear sobre sus propios pulmones
para que no los asfixie la roca desorbitada
por las regurgitaciones de los morosos,
de los olvidos del tú,
de los recurrentes sobre el acaso que arrastra
la inmundicia de la incomprensión
hasta al corazón más rojo?

Zapatos rojos.

¿Cómo olvidar a los que no cantaron?
¿Cómo no intentar habitar en sus bocas
como altavoz o mascarón de proa
delante del mudo
que les enclaustró la cólera?
Abastecer hasta en los muertos,
colmar el hueco sellado hasta moldear
la alada suerte, la blanca alzada
desde su yo hasta el más nosotros.
Hacer pervivir lo que no obtuvo recuerdo,
ultrasonar un cántico,
reivindicar los sordos bramidos
de los que se fueron sin apenas dormida,
sin gloriosa voz, sólo porque el orbe los confió a las afueras.
Fuera de sitio,
fuera de tierra,
fuera de todo.
Como a mis zapatos rojos.

(De "El deshielo", 2009)

martes, 7 de junio de 2016

A mi sombrero renovado



A mi sombrero

Una voz con muy poco tiempo
me habla de nueva ultranza,
un más allá de rostro lento,
una continua confianza
en el suceso silencioso,
en la mesura, la distancia
que por bien de la ligereza
transita sobre esta muda,
esta piel ya de vuelta
de aquella estrecha circunstancia
donde nos vimos abocados:
como el mar se hace pequeño
cuando a mis pies se aviene,
moja y venga todas las durezas
con sus leves caricias,
siendo tan potente
y tan grande, no me asusta,
así te vengo yo y vienes
al gozo de mis sienes
cuando menos lo espero.

Sin disgustarme.

Como el vino, con tilde
que elido. Como bebo
para ti, sin acento.

(De "Extinción de ruina")

lunes, 30 de mayo de 2016

Ya llegaron




A un girasol

Hay ocasiones en las que una
debe vestirse de largo,
cubrir sus piernas
y procurar dejar de ser
cariátide de arena
para pasar a ser
columna o fuste almidonado,
tronco de madera
ya pasado por el clave, la honda
disculpa que una debe a la tierra
por haber nacido lejos
de su capa, ajena a los mirlos,
distinta de la lagartija,
del erizo, del renacuajo…
Hay ocasiones en las que menudeo
tras los dientes que me abarcan
solicitando la venia
para no enmascararte,
para orar porque siempre seas,
girasol, la corona que me cubra,
el templo que me refugie,
recuperar la osada costumbre
de repetirme y hasta bilocarme,
multiplicar este mástil
que hoy me nace afirmando
la conquista de haberte hallado,
señor del mediodía, ser capaz
de construir el peristilo
que custodie tu aureola
de consigna franca, pura
alegría amarilla
de origen y hallazgo
del dios de mis días
de poeta
o lo que sea
que sea. Que seas tú,
es lo que cuenta.

Y será contado.

(De "La clave está en los árboles")



martes, 24 de mayo de 2016

La rosa eterna


La rosa eterna

se me rompe
un poco todo
solo un poco,
eso es bueno.

mas la quiebra siempre mide calores
y yo no soy
de medidas desmesurada
siempre atiendo
alcauciles en invierno,
rosas en verano,
dónde el verano, dónde
la longitud del estero, la sombra
del árbol la juventud
de la herida la vejez
de la flor el crecimiento
del fruto me alimento
con adioses como otros osos
se alimentan de hormigas,
pero mi lengua sólo sabe lamer
y escarbar hasta el paladar.
con ella vadeo
algunos cursos del surco
que y qué solo
me vale denso
donde intento remontar
el barrizal de este barbecho
arando algo con mi boca
a su lengua y sus dientes.
la tarea es compleja y, sobre todo,
indigesta, pero no hay bien
que sin malestar
llegue.

me colmo en tu vaivén,
por eso sé
que la risa como la rosa
volverá a brotar
desde esta boca abierta,
como la hierbabuena allá
en las azoteas de blanco, allá
donde mi abuelo Salvador
construyó todos los mayos
levantándome rosas en la mirada.










lunes, 16 de mayo de 2016

Faenador de orilla



Faenador de orilla

Y ella me ama, cuánto me ama…

cómo osar animal tan bello
transformarte, faenador
de orilla, con tus pies
enfangados en las olas lentas
con su piel en la de tus pies
limados por la arena oscura
con sus dedos como aves
de manos tiernas
expertos en hallar
verdades amarillas y verdes
lacadas y curvas y pulcras
como cuentas (y contabilizas)
o semillas rojas
para el trueque.

O para el dolor de estómago,
que desconsuela como la mentira.

Prefiero servir a dios,
que no soy yo, antes que adorar
la costumbre de lo evidente.
Sus trucos los reservo
para los alacranes y sus oleosas
y alegóricas tradiciones:
mato como puedo
el veneno no vendo
amor solo regurgito
lo que en la orilla encuentro:
¡Coquinas, coquinas!
¡¿Quién quiere coquinas?!
Cambio coquinas
por cubitos
de hielo para hidratarme
tras el vómito…

tanto dado,
tanto cúbico dado
en la tan cuadrada ruleta
de los que juegan a la meta.

jueves, 12 de mayo de 2016

Poner techo flixelina (DIY). Fotos y vídeo

PONER TECHO FLIXELINA

Lo primero que debe quedarnos claro es que no es lo mismo poner un techo de escayola que uno de flixelina, que como todos sabemos se trata de un tejido muy liviano. Techar con flixelina es un procedimiento solo apto para profesionales, ya que necesita de un proceso muy específico y del manejo de utensilios que no están al alcance más que de un conocimiento profundo de este tipo de técnicas. Incluso puede requerir que tus techos sean trasladados al taller del especialista, puesto que se requiere en ocasiones que se introduzcan en unas máquinas de coser muy especiales. Con el techo de flixelina tus habitaciones ganarán en luminosidad y perfecto acabado puesto que este proceso consigue que las superficies queden casi con un aspecto ¡como de tienda mora! muy mona, sin que poros o agujeros del hormigón de las bovedillas (que hicieron los antiguos escayolistas, habrase visto barbaridad, romper para techar) se perciban y un tacto extra-suave lo cual redunda en la facilidad de limpieza en tiempos posteriores, independientemente de su indudable estética. Además, cuando te ” jarteh” de él puedes rajarlo tranquilamente. Sin remordimientos.
Si tu vivienda está en Silver Creek (Sevilla) y has pensado en techar tus habitaciones, en el cuarto claro podemos ponerte en contacto con los mejores profesionales del sector, los cuales te asesorarán sobre qué conviene más a tus techos, ya que muchas veces, al no ser de gran calidad o que su estado se halle muy deteriorado, resulta más rentable cambiarlos por unos nuevos. Caso de que te decidieras por techar con flixelina, ellos te pasarán el precio o te harán el presupuesto sobre el que tú ya decidirás.
No debemos olvidar que techar con flixelina las habitaciones de una vivienda siempre contribuirá tanto a su mejor mantenimiento como a la mejora estética y funcional de las mismas.
En este enlace te dejamos una estadística elaborada por nuestros analistas que puede orientarte sobre el precio de techar con flixelina en algunas provincias españolas, entre las que se incluye Sevilla. Puede servirte de acercamiento a precios aproximados para que tu decisión la lleves a cabo con más conocimiento. No tenemos enlace, pero da igual.
te dejamos fotos del antes y del después de techar con flixelina, que conste.
Y ya sabemos que todo lo que se hace con conocimiento termina resultando poético. Coser un techo es una tarea complicada, y hasta arriesgada (por ejemplo corres el peligro de que te hagan una foto vestido de novia aunque seas varón, con velo y todo), por eso siempre te sugeriremos que recurras a profesionales techadores con flixelina. Total, ellos ya están acostumbrados al cachondeo subsiguiente. Que para eso se les paga, y no hay más que hablar. Bueno, sí, lo mismo das con una mujer techadora con flixelina, y entonces hasta igual le da igual redundando (depende, claro, de su buen humor).
Ah, sí, la poesía. La lluvia, tantos días de lluvia sin poder trabajar en el campo. La lluvia. El techo del cuarto del niño. Dos años ya y eso que España va bien aunque caigan las cataratas del Niágara en tu casa y el sector de la construcción se está reanimando. Bueno, es posible que él sí, pero los otros sectores como por ejemplo el de los parados mayores de 45 años, el de las paradas mayores de 45 años, el de los estudiantes… Sí, sí, la poesía, la lluvia, que no se nos olvida. El techo. Ahí estábamos. Ella nos lo quitó, ella nos lo devuelve. Como el mar.

En ese vídeo del final, nuestra experta en comunicación, te acerca a los resultados finales de poner un techo con flixelina. míralo, míralo, ¡vas a alucinar! (ABAJO FOTOS, y ya está bien de ayuda online, si quieres techar tu casa, hazlo tú mismo o DIY, joé, que tó hay que darlo hecho).

















miércoles, 11 de mayo de 2016

La estatua de mármol



La estatua de mármol

Querer desentrañarte
o desentrañarme,
dejar que el dolor aflore
como los manantiales
desde el pecho de los cabezos amarillos.
Las cañas habrán de ser verdes
dedos que enraícen
en cada uno de mis huesos.
Así, en vez de mamas, ves
florecer aulagas y quejigos,
arbustos costeros cubiertos
de flores blancas y grises.
Sus hojas decimonónicas
tan aromáticas endulzan
el aire tibio que emana
el sentimiento de haberme
descubierto viva aun
enterrada bajo tantos estratos
de arenas fósiles.
la lluvia verdea las lindes
—es invierno en este sur—
de la casa que cada año
estrenamos: a nuestros pies
la estampa de la playa
y la escritura sobre ella
con el cálamo de la caña
más dura, ya reseca
y quebradiza.

Qué me pedirá a cambio la naturaleza
ahora que olvido el granito
y las arcillas calizas de las encinas
sino mi misma vida
que despierta con el dolor
conquistando cada espacio
intercostal
marmóreo,
las caderas
y mi pecho
horadado.

fundir en la misma empresa
la baja-amar y el desentierro
de la estatua con sus brazos
blancos.

martes, 10 de mayo de 2016

Poema y vídeos "En un clarito del día" (y me dicen elegante)


Las lomas

un mundo en desorden por nacer
arquea el vientre de la tierra.
Conjuros y otras hienas
abocados a la suerte de la encina,
éxtasis sucinto,
exacto, precisa
linde unitiva
entre el amarillo del sol
y la fragante rosa excavadora.

la verdad toda
la verdad nada
más que la verdad
hace tiempo no
despierta mi cuidado.

verso nieblo o duda
en la espesura del bosque
circunvalo el gesto, el armisticio
del poblado caminante
y solitario ecúmene entre las fieras
y el óbito de la noche.
… Tan rosados sus laureles de día…

Abre brecha la gozosa
y los cantores prestan
su niquelado silbo
al aire sutil y candente
carmen de mis flores
y la nauseabunda gracia
de tantas lágrimas dulces
sobre los silos de las hojas…

A mis pies mojados,
ni el cuero de las botas
los enternece.

…Y me dicen elegante.

(De "El hombre cuadrado")
















lunes, 9 de mayo de 2016

Nana



Y al décimo día despertó (nana)

Un paso atrás significa
despedida.
Y yo siempre permanezco.


Despierta,
despierta día diez,
alboroto de la noche y juez
que duerme y vela la locura,
tan mía como la sirena
del barco
de pesca
de bajura.

¡tu-tuuuu!, decía
el barquito de dos motores
que traería el menú
para las tres del mediodía,
me avisaba, tú-tuuuuu,
las noches no son largas,
la pesca se faena de madrugada.
A la misma hora que sigo despertando,
a la misma hora que sigo escuchando
todos los días el pronombre
que me cuadra, el círculo
de cuatro lados que me hace.

¡Tú-tuuuuu!, me arrullaba
el mar, su barco y la noche.
Y la niña ya no duerme
esperando despierta
la luz de un día
redondo.

seis— ¿a quién se le ocurre
siete— componer una nana
ocho— con la sirena de un barco
nueve—a las cinco de la mañana?

miércoles, 4 de mayo de 2016

Alergia



Alergia

voy a llorar un poco para
des-congestionar
las fosas pudientes
de mi inmersión
ajena
a toda externa luz

obligo a perpetrarme:
des-vanecerme,
des-aparecer,
des-vivir,
des-ser
quizás.

(De "Suroeste". Ediciones en Huida, 2015)

jueves, 21 de abril de 2016

La corriola del pozo

(Escaneo de dibujo de Dolores Giráldez, mi madre, 1947.)


La corriola del pozo

¿qué papel el del amor?
el del amor es el de la fuerza,
solo tan sólo
por sí mismo
creado y creador
de todas las cosas
en verdad, en verdad
nos dice que hay que usarlo
para que nuestra vida se haga
indecible es decir,
inefable
o infabulada.
No dicha.
No matada
por tanto
sino viva.

El mal de los sargazos,
el mar de los abrazos,
la santa onomatopeya
que libera blancas
y medias arenas del revés
dispuestas con un sol,
el dado para el suelo,
con un dicho, el dado
para el muerto
de hambre de amor de
no somos nada más
que ese cuerpo de cal
tornasolada con todos
los colores del universo.

y yo sin ti qué seré
si ni dios llega
a la doble entente
del aire y el fuego
que son la luz, la luz,
la tierra, nosotros
y el agua, el barro.

Con él y la luz
fabrico los candiles
de carburo hidrogenado,
esos que espantan a los alacranes,
esos que todas las noches
enciendo con una gota de agua.

siempre el agua,
siempre el amor
el que logra sacarla.


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viernes, 15 de abril de 2016

Huerto



Huerto

Tierra soy y no me tumbo,
sombra canto y no te entierro,
senda clavo, luces sudo,
soy huerto claro
y clamo al cielo
agua, sol y vino
el viento que me inflama
de norte duermo al sur
predico mi sueño,
de pie me inclino
a tus pies, me hundo
en el barro de tu sino,
tierra o suelo. Manos.


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miércoles, 13 de abril de 2016

Y los lilas volvieron



Que vuelvan los lilas

Como las lilas de ultramar.
Así me posé sobre la yerba
cercana a tu estanque,
convertí cañas en siringas
hasta inundarte
de ti. Canto y taño.
En honor de las letras me hago sangre,
despedazo cada labio por ver
si al nombrarlas consigo oír
el descanso. Anhelo el otoño
sin que haya nacido el verano.

¿Y si me dejas en reposo?
No morirás aunque duerma,
la luz se hace luz sin el tiempo:
hay algo más.
En el vacío interestelar
coexiste la anti-materia,
¿por qué yo no puedo auto-extinguirme?
Ser capaz de perpetrar deicidio
contra estas cansadas manos,
estos pesados brazos más tuyos
que míos: deja que duerman.
Al parecer, sólo el aire me mantiene
viva, ventana y lumbre,
al parecer, el sonido no ondea
sobre el agua, puerta y límites.
Al parecer, los lilos florecen
sólo una vez al año.

¿Qué tal si me permites apoyar la cabeza
aunque sea en la nube de espinas?
Ahuyentarme. Dejarme en paz de mí.
Auto-ventilarme en un sol,
en una punta,
en un nítido y exento atisbo
del negro sobre el blanco:
¡Puff!, y permitir...
No ser.
Auto-inhibirme en el altar
de las lilas abiertas a lo que sea.
Al blanco.

(Los parasoles de Afrodita. Ed. Baile del sol.)




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martes, 5 de abril de 2016

Cuatro descartes lluviosos



1. Llueve obedeciendo el cielo
mi deseo de humedad.

2. dormir junto a la ventana,
desear transformarme
en una planta o una piedra
a quienes —son personas,
ambas son personas—
el agua alimenta o limpia.

3. dormía al llover tan solo el suelo:
Que el amor recorra las calles
y caliente la tierra con su agua
celeste —cae del cielo, ella cae del cielo—.

4. todo cambio de estado
implica un cataclismo. la lluvia,
aunque caiga suavemente,
destroza el cuerpo del aire,
agujerea la atmósfera.
¿No le dolerá a ella toda
esa metralla atravesándola?

(De "Los cabezos amarillos")

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lunes, 28 de marzo de 2016

Los cabezos amarillos


AQUÍ se pueden ver más fotografías referentes al poemario y al mismo paisaje

Los cabezos amarillos

De los rizomas aguados
al venerable panorama
de los iris sumergidos
como aflora el manantial
desde la tierra hunde
la llama vertical
del suelo de los cabezos,
las peinetas de la pleamar
azul, el blanco y el amarillo
solicitan un acebuche de sal
como las cañas verdes y dulces,
la arena de mi tierra y mi muralla.

Así fue aquel paisaje
donde me extendí ante tu vida,
o para ti.
Aún brotan
los siete colores terrenos,
la luz y el agua se encendieron a tu paso
para que yo recordase ahora.

Llega el mar a la playa
como llegaban desde el pueblo blanco
el cuaderno, los lápices, la bombona
de gas butano, los cuentos y sus regalos,
como si de las Indias vinieran,
y como india tan morena
como la torre que me guardaba.
No tan roca.
No tan alta.
Sí tan rota.
Sí tan permanente-
mente en la orilla.



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El cuarto claro by Sofía Serra Giráldez is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-No comercial 3.0 España License.