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sábado, 3 de enero de 2015

Paseo por la antigua judería de Sevilla

Paseo por la antigua judería de Sevilla

De esa esquina y la pared
blanca o barro hay que hablar
aunque se llame piedra o desierto
ni para las hormigas, cómo
no ahuecarla entre mis brazos,
morder, mamar
de sus pezones de pintura, ladrillo,
cables, sombra, sol quemado
y yo tan suya de todas y todos,
el suelo, el cielo, la torre
el naranjo, la casa pintada de azul
y mi cansancio de piernas
extendidas sobre los adoquines.
De esto, el cuerpo con su amor
por mí, se nutren mis ojos velando
porque los quicios se unan,
las orillas de la calle con las orillas
de la torre, tantas fachadas,
ninguna falsa, cocinera de cada fuego
me hago hueco entre los geranios,
y de pronto, el rayo de sol de invierno
columbra mi propio gesto:
ah, qué roja la flor aun en enero.
tanta sombra y ningún judío,
tanta luz y ningún hebreo,
tanta sevilla y ningún sevillano,
ni yo misma, ¿o sí?, ¡¿o sí'?¡
¿sevillana soy? Madre del mundo
cuando la voz timbra extendida
llamándome: ser o no ser, ¡pero soy!

a pesar del sueño y la alegría
debo dormir, dormir
como lo hacen los cantores
ebrios de necesidad de ti
y tus ubérrimas ubres,
morir, tal vez soñar dejando
de existir. no cesar nunca
en esta cóncava habitación
que me ubica como si fuera un jazmín
trasplantado antes del tiempo tardío:
todos florecen en el perfume
de nuestras manos.

viernes, 2 de enero de 2015

Almendra japonesa

Almendra japonesa

Los restos y tanto frío
que me acosté a dormir
la penumbra del estómago,
lo que restaba y tanto frío
a dormir como si cielo
fuera el cenizo rojo y verde
de invierno que está triste,
muy triste con sus restos,
como las luces anglosajonas
bajo la niebla tan triste
como un suelo mojado
por la niebla,
algo sucio
nada puede
quedarse
asentado en él,
tan triste ese suelo
como la luz de las almendras
cuando se hielan y las hojas
de su árbol ya han caído,
ya han caído como las cortinas
del aire empujan mis brazos
como hojas caídas
hasta el suelo gris o verde
de la noche y el lamento frío
de la esperanza métrica
como ese fruto encerrado,
como esa cáscara dura
que no hay quien la rompa,
ni mis manos ni mis ojos, y quién,
qué si no debe romperla
sino yo, o yo dentro de ella.
Para qué, se pregunta el boreal
que la congela.

rumbo o derrota o victoria,
o intransigencia o victoria,
ser capaz, quizás solo
la nobleza del antiguo samurai
me delata. Con su espada
y su coraza.

miércoles, 31 de diciembre de 2014

La bandera

La bandera

Fría como las piedras
de invierno muda
como nada en el mundo
tan quieta
como suelo suelta
me izo.

¿Busco el viento que me ondee?

miércoles, 24 de diciembre de 2014

Mi tino (entrada por mi cumpleaños)

Siempre querido Amor, tengo mucho que celebrar contigo hoy. Complacerme en que he llegado a estos 52 sintiéndome querida y amada por muchos seres como yo, o sea, humanos. Felicitarme por poder continuar escribiendo poemas y haciendo fotografías. Alegrarme por la buena salud de los seres que amo. Poder sonreír aún, y hasta llorar,  ante la desdicha o la tristeza. Sentirme fuerte como para poder estar aún viva. 
Tú sabes que te abstraigo en todo, y que de todo te extraigo para alimentarme de ti, así que de alguna forma, lo único que deseo en este día es agradecerte que nunca me hayas abandonado, que aún a esta edad pueda sentirte como, efectivamente al igual que con el tiempo me sucede, mi compañero. Ese ha sido mi tino, que siempre estás conmigo.


Noname

Dónde estás que hasta las piedras
cantan tu nombre, cómo,
cómo no sucumbir ante su límpida
melodía que atraviesa pulmones
de espanto cercenando, de un tajo,
cielos oprimidos por el peso
de un norte o un sur, un oriente
o un poniente centro se me centra
el amor entre mis pies clavo
la dicha, lo dicho
con tantas vicisitudes
que se funden en el olvido:
Vuela, vuela alto el pájaro entregado
al aire matutino, las hojas perennes
le devuelven el mudo devenir
de la luz entres sus alas, gobiernan
sin que ellas sepan ni sus músculos
adviertan el sistema nervioso
que las nutre de libertad,
paz para los hombres
de ancho vuelo amor
para amarse a ellos mismos
siendo solo siendo
mirlos, tórtolas, ruiseñores o buitres
poderosos que sobre el aire,
caliente o frío, clavan andando,
vuelan rotando la superficie de un mundo
sobre la que hoy camino
con estos pies ya desnudos:
Huelga el cielo, huelga la tierra
así como el infierno, huelga
el camino huelga estando sola
la luz y su paciente espera
a que el horizonte gire
para inclinarse o levantarse
según disponga ella, yo,

tú. Tú no tienes nombre.
Infrinjo sueño,
nido sobre hojas verdes,
obtengo suelo donde me poso

a pesar del llanto del rocío
del ciprés eterno extraigo
el supremo clavo con el que centro
el mundo sobre el que la luz
girar puede no olvidar
su ser
de cerca y dentro.

De qué hablaré ahora
que ya no sé decir
nada porque todo
muero y vivo.

En Meridiana claridad


miércoles, 10 de diciembre de 2014

Con nombre de futuro

Me salió una verboluz el otro día...

AQUÍ en grande en Meridiana claridad


Con nombre de futuro

Aún no el hueco hecho,
aún no tan distante,
pero sí ya el suficiente espacio
como para poder retratar
el vano de la calle y lo que no es
la calle y un pasado y lo que no es
pasado y un reflejo y lo que no es
reflejo ni dislate,
un helecho en el que se abre
mi cuerpo en verde que es
entrega una poeta que es
sin cubrir una mujer que es
sin piernas por tanto
tiempo tan poco tiempo
tardan en crecerme:
las esporas que aventé
siembran la placa
de una carne con hueco
para el presente un futuro
sin plagiar tal
como merece su nombre
de adobe.

miércoles, 3 de diciembre de 2014

Estrella de seis puntas

Estrella de seis puntas
(para un árbol de navidad)

Nos queremos más allá
de lo que somos
parte el alivio, la ternura
el consuelo, la naturaleza de estar
vivos más allá de lo que lo estemos,
la sapiencia del deseo
de no pertenecernos
porque ya nos poseemos
desde cada uno y su cuenta
atrás en este camino
de barro y piedra que es la vida
y su milagro, y nuestro milagro,
un amor esencial
que se reparte por sí mismo.
Un amor doble multiplicado
por nuestras dobles
extremidades, los cuatro
punto cardinales que oferenta
la rosa de los vientos
que no necesita veleta
que señale nuestro sino

ya tuyo y mío.
Somos dos más
para marcar

los rumbos de la ubérrima derrota:
una tierna estrella de seis puntas
con lo que de su cumbre nos proceda.

viernes, 28 de noviembre de 2014

Noche iluminada

Noche iluminada

Así, sin imaginar la luz,
como un deseo batiente,
como abrigo en mí
tu amanecer de lobo joven
aullando alegre,
como la selva anudando el paso
de tantas vías que se extienden.

No cesa la noche de verter
lágrimas lloviendo el cielo.
Pero no las nubes grises, sino rosas,
no la tristeza roza el suelo
recio de adoquines. Sana
la lluvia haciendo
reír al aire como mi boca
se abre a la sonrisa blanca
de un día que aún no se conoce
ni a sí mismo.

Juegan las gotas a juntarse
para lamer la calle y las farolas
a divertirse vistiendo
de lamé dorado a las paredes.
Roto el silencio de la nube parda
canta el aire bajo el agua:
un infierno de alegría,
un cielo negro tan natural
como la vida misma asoma sus ojos
a mi alma también dorada,
llueve izando el día nuevo
con la escena satisfecha
de un sueño que canta
por bulerías mojadas
al compás de las palmas
de lo dicho y la dicha
presentida.
Con los barros y las piedras,
con el agua, con el aire,
con mis oídos
dibuja el cielo el suelo
que me ilumina y me hace,
si no más tuya, sí más blanda,
más fuerte y dura,
más brillante, más licuada
más alada con pies más bellos,
o sea, más de ti, más del cielo,
una especie de milagro
que solo acontece
al sonreír la noche
al sonreír a mi alma
que sonríe al futuro día
y la lluvia que él depare.




miércoles, 15 de octubre de 2014

Las naves de Babilonia eran redondas (No echar de menos)

Las naves de Babilonia eran redondas
(No echar de menos)

Echar
de más al menos
tirar
del hilo al sol
por la borda
el lastre
masacrar
el recuerdo
liquidar
la luz y así
marear
el horizonte o sueño
inclinado
hacia el presente,
como la noche azul, que nunca se detiene,
como el día del olvido
de ti,

o mi nave,

algo babilónica la verdad
todo hay que decirlo
hasta en un poema.

sábado, 6 de septiembre de 2014

el año perplejo

el año perplejo

qué distinto comenzar alegre
cuando todos pierden la alegría,
hasta los niños veneran la tristeza,
la caída de las hojas
del calendario,
valientes se rasgan
a solas
olvidadas
por los dedos rugosos,
severamente renegridos
por el sol y el alquitrán
de las playas,
aquellas, tan permanentes
siempre recuerdan
su misión:
despertarse
aunque todos duerman,
levantarse
ante el momento creado
por los que agostan,
dar su espalda a la pared:
miran de frente
dando la cara
a aquellos requemados que calcinan
lo único que nos acompaña,
nuestro tiempo, sea el
que sea síntoma
de que estamos vivos
y seguimos.

martes, 1 de julio de 2014

Sobre una acuarela de Isabel Gutiérrez

Durante todos estos años de escritura de poemarios siempre he soñado, o pensado, en intentar alguno sobre obras de arte, archiconocidas o no, poemas en concreto escritos inspirados por ellas en particular. Aún ni linea, ni dirección ni trasfondo preciso o concretado, pero bien sé que todo poemario comienza por poder comenzarlo (aunque suene a redundancia no lo es). Hoy ha dado el primer paso. Ya se verá por dónde camina.

La acuarela pertenece a la serie de la autora "Arquitectura del sentimiento". La pintora, Isabel Gutiérrez, querida amiga además. 

Éste, su blog:

ESPACIO Y COLOR




Nada procura ya un abrir
y cerrar de ojos, el pestañeo,
la bastarda luminosidad de las paredes
atraviesan obscenamente —
tanta lentitud en sus sombras de colores,
tanta avidez en su geométrica historia—
el paisaje. Los grises rosas me abandonan,
las cúpulas verdes se afanan en gobernarme,
la mirada escondida de la oscuridad
me descubre la rendija por la que atisbo
todo misterio tras las fachadas,
una obra de arte, así el negro,
abre el camino hacia el fin
de la pérdida.

lunes, 30 de junio de 2014

El círculo cerrado

Eldorado

En el principio todo fue polvo
y vino de la esfinge, el humo se cercenó
en palabras, las rocas emulgieron
luz de inercia escondida
bajo la tierra el palmito
y el hombre que ya no era hombre
ni barro ni polvo ni humo
ni nada salvo luz
y las rocas atrayentes,
en el principio fue luz
y miseria, durante el entreacto,
sopor y miseria, en el fin
polvo dorado,
la entelequia y sus tierras pardas
de duras rocas. La ecuación
que nos hace felices.
Eldorado.

El círculo de la mesa

El círculo que se cierra aunque sus piedras yazcan rotas y arrancadas de su lugar, hayan rodado ladera abajo o, transformadas en tábulas cementarias, sirvan de mesas donde tumbar al cerdo o al chivo antes del sacrificio expiatorio. El círculo cerrado más allá de la sangre vertida, de la fósil mácula, hoy liquen, o del oro derramado.

El círculo dorado

Y qué más da que la luz y el agua se ordenaran como garantes de la vida.
Y qué más da que las piedras refulgieran ante el brillo de tu mirada.
Y qué más da que cielo y tierra se autoconvocaran para adorarte,
hombre mío, hombre siempre, hombre, si ni la luz, ni el agua, ni las piedras, la tierra o el cielo tienen nombre de dioses.
Todo lo que somos lo debemos a lo que hicimos y no hicieron.
Todo lo que dejamos de ser se escribió en el círculo dorado.
él te devuelve la palabra.
él te devuelve lo robado.
él fue construido para ti.

sábado, 21 de junio de 2014

Poblamiento

Poblamiento

Todo horizonte es siempre el vacío de un rostro.
(Edmond Jabès)

A todos los oídos silencio
con este secreto ya sellado,
de todas las bocas deduzco
la mudez, la controversia
analizada por tantos dioses
como jueces obsoletos,
el mísero canto del ronco
gravitar sobre el par de ojos
de tu frente, la corona nasal
de la mirada ciñe este rostro
que describe la línea
del horizonte que se aclara.

Ya no árboles enviados
hacia los arcenes del camino,
ya camino solo y despejado
con ambas orillas
semovientes que danzan
ligeras a la par que el trigo
encanece, ya maduro,
ya siendo él mismo
vello de la tierra
en este junio cansado
de sol y espera lenta,
el mes infantil del verano
que se abre como el camino
se abre ya sin márgenes,
sin orillas, a la vega
naciente de los hombres
tiernos, almidonados ya
solamente por sus rostros
amables, ya vacío el horizonte
de vacíos.

lunes, 9 de junio de 2014

Desaforada

Desaforada

En la extensión seca
del comunicando con aristas
de hierro y falanges
armadas hasta las yemas
de los dedos que resbalan
por la sutura y su postilla
se doblan las tercias mansedumbres,
el hueco y las casualidades,
la vida en definitiva de un terco
diapasón que suena a nada
y a nadie que estuviste
en mi siento, en mi perfil
de dama negra por mi duelo.

Levantaste el velo sin soplo
de tus pulmones, débiles
globos nada rosas,
sólo simientes moradas
de olvido de lo que fuiste
y recordaste solo nada solo
al mediodía de la tarde,
cuando el asfalto se dilata
y las calles se amplían
por falta de tráfico
entre tus ojos y los míos,
esos que siempre evadiste,
esos que ya abiertos hoy
se cierran solos y solo
a las monarcas tinieblas
de tu fuero.

miércoles, 7 de mayo de 2014

Discoverer

Discoverer

Si he perdido la palabra,
¿qué me queda?
Si he perdido la mirada,
¿qué me queda?

Me queda lo inaudible,
me queda lo ilegible,
me queda lo invisible,

me queda todo
lo importante

por descubrir.

martes, 6 de mayo de 2014

Asolada

Asolada

Tú y yo nos pensamos como la yerba
a sí misma se piensa brotando
de la tierra y, entonces, el verde
se hace, nace y crece como
la linde que une el cielo con el suelo,
sueño presente de un futuro
ya nacido sin pasado que recurra
la sonrisa sobre el recuerdo
trascendente: bendecir
haber cruzado el río de yerba
con soledad es decir
con tu compañía. Un a-solas
conmigo misma y tu razzia
de viento de levante,
o de locura.

jueves, 17 de abril de 2014

Son de un día




La muerte la mentira

como no me quedan
palabras dejo a falta
de besos sobre las tuyas
mejillas y tus labios
y tu lengua, mi escarcha
pronuncias tu helada
sobre la flor en vida.

Me he quedado
tan delgada como el hilo
de plata labro la rosa
que lo une como un alma
desencontrada.

Desacuérdate de mí,
mi estirpe y tus ojos
que se funden
han sido sino roto
en amplias guedejas
de seda tibia,
de metal la parca
que esgrime el hacha
de hielo.
Aún me queda la duda:
el instante que tarda
en romarse el filo
no sé si al calor de la vida
o la verdad.

Cuerpo helado

apenas árboles, todo
cielo hablando, rompiendo
moldes con azules
y nublados mandobles
de certezas,
contradichos bajo el techo
que nos cubra cuando vuelva
la cama tersa y limpia, esa
que nos acoge mientras me piensas
aun tan cerca tuya, solo la luz,
la luz de la penumbra
de tu pecho —y el techo—
guarda el calor tu cuerpo
para mí para el invierno
donde estoy:
tal como soy
a la intemperie
del no.

Son de este día

Días como aquellos
me persiguen aminorando el lecho,
la sentencia de la densa muerte
de lo malhadado,
porque toda huella
se vuelve sobre sí misma
proclamando la blandura
del barro, la tierra grande,
a donde todos también volvemos
como huellas tiernas
sobre el tiempo o sobre el celeste.

Son de un día
como ese son
tus avenidas circundantes.
Así, como sin pausa
ni marca, llega la alegría.

miércoles, 16 de abril de 2014

Esperanza

Esperanza

Ahora ya te dejo
disfrutar de tu año-
ranza, espe-
ranza, años
sin espera
de mí.

Me falta un atisbo de ti,
me clavo la uña en la carne
y la carne se me hace
hueco
y vacío sobre sí
y yo y lo otro
y mi lleno
nace...
Ella nace.

Pero no se llama añoranza.

martes, 15 de abril de 2014

El tiempo solo

El tiempo solo
A nadie perjudicó el haber guardado silencio. (Catón)

Casi sin nada,
tras declamar la posición
todo se hace irrefutable.
Lo sustantivo se mece
suavemente al compás de lo sencillo,
la amigable dependencia recoge
su lugar de nuevo, se sitúa
equidistante entre el porvenir
y la huella. Jamás ya
soportará un adiós. Se limitará
a cantar en primavera
como cualquier pudor
de las verdes flores.
Su luminosidad barrerá
las barreras que interponen.

No guarda silencio
el ave, ni los árboles
ni la escarcha,
ni siquiera el aire —él entabla
diálogo con su semejante
aunque sea el contrario—,
ni la luz —hasta las estrellas
campanillean en el cielo
raso y negro de invierno—,
ni la roca —ella se lamenta
cuando el calor o el frío

la arrecia—, ni un muerto
guarda silencio crepitando
en las llamas o bailando al son
de esos diligentes seres
que nombramos como gusanos.

El silencio no se guarda, se da
lo que solo tiene nombre
de vacío, un ni siquiera el no,
un rostro sin boca, un alarido
sin ondas sónicas.
Un no ser ni estar, ni la nada
que es origen de todo.
El silencio solo se habla
a sí mismo: Una muralla
sin espacio ni valles verdes
poblados de jaras y manantiales
que defender, un exento imposible,
un tiempo sin su natural compañía,
la nuestra, la de los hombres.

viernes, 4 de abril de 2014

La obsesión

La obsesión

Descerrajarte de un solo tajo
como si solo miembro fueras
de un cuerpo que se tensa
y se cierra como un candado
de ferretería, como un maniqueo
porvenir donde no hay más que dos
posturas, una lucha sin cuartel
ni refugio de primavera,
un amago de amor, una guerra
intestina sin escudo
ni armas que me traspasen,
un doble nudo de nada
con cadenas de anclas,
el alambre de espino clavado
desde las púas silentes, dos fuerzas
desgajando mi tierna carne
en direcciones opuestas
hasta lograr la perfecta herida,
la infecta, la desangrante,
la sin cicatriz posible.
 
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El cuarto claro by Sofía Serra Giráldez is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-No comercial 3.0 España License.