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jueves, 3 de abril de 2014

Síndrome de Stendhal

Síndrome de Stendhal

Todo de vuelta, todo
arrumbado en el hueco
claro del cielo curvo,
todo tiempo lleno de sí
mismo y yo, fuera,
toda rosa ciega
cercana a la esfera
todo devolviendo
el consuelo encontrado,
la curva de mi vida,
las lágrimas ante la belleza
y su música cierra
la temporada-de-opera:
todo dolor al percibir
todo más claro,
todo más lejos,
todo más sordo,
todo fuera de mí
salvo yo misma
y el obsceno silencio
de lo feo.









(Se reproduce el reloj de mi niñez, herencia de mis abuelos y después de mis padres, el reloj ante el que me recuerdo por primera vez rompiendo a llorar al oír, también por primera vez, al menos conscientemente, "una música clásica". Aún percibo hasta los hipíos y los saltos del corazón al oírla, hasta el punto de que mi padre tuvo que quitar el vinilo del antiguo tocadiscos de mi abuelo, todo asombrado ante mi enorme desconsuelo. No tenía dos años y aún me recuerdo. Probablemente el reloj marcaba esa misma hora. También se reproduce la portada y algunas páginas de un programa de la temporada de ópera que se desarrollaba en el Teatro Lope de Vega (Sevilla, claro), Abril del año 1956, el que mi madre conservaba porque había conseguido los autógrafos del tenor Alfredo Kraus y el barítono Manuel Ausensi. Fotos de ayer en instagram.)

miércoles, 2 de abril de 2014

El muro florido

El muro florido

Y es que el muro se socava
tan lentamente pero se socava
como un jardín descubierto
por el índice que con su yema
blanda acaricia cada guijarro
de la argamasa tierna
que une a las piedras
que levantan la muralla.

Y a dónde irán tantas piedras
cuando nada las una salvo
el viento azul y salobre
de esta primavera despoblada.

Soy un tú que se arrecia
combatiendo cada semilla
que siembro, no me quedan
dedos para escribir
en tu barbecho, retiro
cada piedra con la boca,
de tanto esfuerzo, mis dientes
se han destrozado, solo
me quedan labios, ya endurecidos
por el sabor del frío
de una primavera tan fría
como el silencio de norte
derrumbado, algo así
como el muro que se puebla
de verdina, hojas y flores,
como construido con palabras
a falta de manos y de tierra
y de luz, o de suelo
o de cielo sin
consuelo posible.

domingo, 30 de marzo de 2014



Cómo nublar el sentido
del cielo raso y sin nombre,
cómo ocultar la luz
sino es con mis manos
cómo poder no poder
defender lo que es cierto
y me atora la garganta
si el aire y mis pulmones
son lo mismo cuando lloro
como el cielo llueve cuando se nubla
el sentido de las cosas y se ve
holgazanear al tiempo
que no me ayuda pasando
deprisa como las nubes huyen
ante la presencia de los rayos
del sol y tu luz cómo nublarla
sino es con mis manos
y con mi lluvia.
Cómo no llorar con ellas
y ser agua que recorre las calles
hasta tu avenida hacia
mí.
Cómo no llegar a dormir
mientras la ciudad despierta
y así no llorar, ni llover
ni huir de mí misma.

Cómo negarme.
Cómo negarte.
Cómo negarlo.

Cómo no
decir sí.

viernes, 21 de marzo de 2014

El reencuentro

El reencuentro

Me resuelvo hallándote
en el abrazo de todos
los años y la vergüenza
me abandona habilitando
la estancia clara de la luz
en el agua y el fuego
quemando todos los días
de abandono de mí
desde tu brazo
me acojo palpitante
y viva en la paz, en el amor
y en el reencuentro con el paraíso
imperdible.

Los días grises

Los días grises

de los vapores nace la flor
de la retama se ensucia
hasta evaporarse más allá
de los adioses vespertinos,
como un nido de letras
garabateadas en la mancha
negra del orifico en la pared
tan desconchada, ¡sin venera!
que la sujete ni la entibie
tan sólida y marmórea
ruina que se extingue
desde los terceros
a los jamases definitivos
tu cuerpo se evade
como el humo de la sombra
en la tarde de los días grises
que nos conquistaron.
Y ya ni somos
ni estamos ni tú ni yo
ni ellos, que nos adoraron
hasta consumirme.

Me consumieron con tu ayuda.
Ya sé que la filantropía te apremia
como a mí la mala idea
de derrotarme.

Como una afrenta te sostengo
en esta noche sin día
ni día sin noche también
tuyo y tuya
y tuya me sostengo
sin verbo tangible
que me explique tu cómo,
tu porqué,
tú siendo
mi enemigo.

Y te sigues y me persigo
mientras se evaden
los grises días.

miércoles, 12 de marzo de 2014

La muralla

La muralla

Recordando el hilo el alma
blanda se dispone
abierta sobre el albero
del paseo. ¿Y mi avenida?,
¿dónde queda mi avenida?
Hiela el contacto febril
de la piedra, madre, ¿la muralla
también la construiste?

Soportar el peso de los árboles
entre las almenas engarrotadas
como si el cielo se mancillara
con solo mirarlo: los días grises
permanecen obscenamente,
son las bocas de los que aúllan.
El grito, el dolor, la muchedumbre,
la agitación de la argamasa,
los merlones derrumbándose, algo así
como el desvencijamiento del amor
y sus nanosegundos de imposible
olvido.

¿Puede un hombre encarecer el porvenir?
¿Someter a sus fueros lo inocente?
... ¿Y el viento, madre, dónde está el viento
que hasta al mismo frío ya congela?
El hielo en este pacto sin tacto
sugiere a la paloma sueños
de descoyuntura.
Se atesoran las sienes de la muralla:
obedece izándose como la vida
ya se muere, a pico y pala
y con la tumba.

Enquistamos adioses como el mármol,
pero la yedra siempre ablanda piedras
y los muros caen mecidos
naturalmente por el estremecimiento
de lo vivo. De la caricia.

Convaleciente

Convaleciente

Suavemente asoman
los dardos verdes, caen
a plomo sobre el iris
clavando la preñez
de un estado de esperanza.
Convaleciente convengo
con mi vientre en el réquiem
por un pasado tan lejano,
los errores cometidos
ahora nacen remediados.

Remedo con mi sombra,
que sí me pertenece
y a la que domino,
cuantas veces entorpezca
el camino el cansancio
por la desventura, el exilio
desmesurado de tu cuerpo
en estas noches mías y de mi sombra,
tan quejosas, tan enfermizas, tan a luces
del alba que renace. No hay dolor
que por gozo no llegue. La partida
vuela siempre el ave de retorno.

Como las cigüeñas de un norte.

Del amarillo al rosa escribo
tiñendo los días grises
de negro y rojo,
nuestros jóvenes colores,
de duelo por el ayer
que vivos hemos muerto,
de amor por un hoy,
que ya nuestro y no yerto.

lunes, 10 de marzo de 2014

El abrazo (audio)

El abrazo
Nacer desde ti al olvido
de la nula compañía,
provocar dolor
en los pétalos de la rosa,
que, como es flor, ni siente
ni padece, venerar tus ojos
mientras verdeo muros
tejiendo adoquines
de mullida seda
para que tu paso tierno
baile al son de tus oídos,
tu flexible equilibrio
de hombre mío y mutante,
de amor caliente a frío
mudo espacio reinante
entre tú y yo
y el aire.

(Hace tiempo que no subo audios, pido disculpas si no se oye.)

jueves, 6 de marzo de 2014

El imposible olvido

El imposible olvido

Así como así
te has ido
desprendiendo
de cada velo o vuelo
unido a ti
de mí te vas
olvidando
de ti.

martes, 4 de marzo de 2014

Así

Así

La tarde llorando
me recuerda mi pesar
pesando sobre este frágil
bienestar, tan breve,
tan ligero tanto suyo
o mío tan liviano
como la afilada brisa
de la incertidumbre
o la certeza de saber.

¿Dónde estaremos cuando
tú y yo nos amemos?
Dónde sobrevivirá el descanso,
el consuelo, cuando mis lágrimas
tumben tu pecho,
cuando la virtud de la vida
aparezca en nuestras vidas,
cuándo...

Cómo...

Así dejo sellados mis labios,
como un hueco de presente
u obsequio de silencio
para el futuro y la muerte
del dolor.
Sin pasado alguno.
Sin porqués.

sábado, 1 de marzo de 2014

Licencia de caza

Licencia de caza

Es decir todo humano,
tan humano y vivo
todo como yo
vivo la misma muerte
llegando junto a ti.

En esta circunstancia intransitable
, porque no se camina ni se cruza,
solo hace viable el paso
por las manos, con los ojos
de esta implícita tesitura
en la que me descompone la vida
sin saber qué me añade
o me sustrae la desmedida
de tu mesura bien traída

o mal, que para el sí
adviene tu santa compostura,
¿cómo necrosar tu santa especie?
describir sin ánimo
por qué, por ventura o suerte,
en las que no creo,
pero
no soy nadie más
que tú. Y tu galgo
rezuma liebres. Y yo,
no soy más que ser
persiguiendo la gacela
con mis ojos y mi amor.

Licencia de caza
a la que aspiro:
ser más libre o liebre
sola que me las piro
por el barranco
hasta esconder
de mí. A tu mirada.

tras tantos ya siglos
que la duración de los años,
los días que pasan
pernoctando en el cuarto
de la luna menguante,
te suprimo para reivindicarte.
No fueron amos, solo flores,
libre me las siento
a todas ellas
y es todo este
mi medio siglo de vida
levantando

mi conciencia de ser
amante, mi condena
de pasantía a todos
extendible: nada gobernable
la vida a la que yo llamo
muerte que a todos nos hace
seres. Valientes
los menos. Como tú.

jueves, 27 de febrero de 2014

Puesta de sol individual

Puesta de sol individual

a esa puesta de sol
aspiro, cuya mañana,
ya desdibujada, me depare
la lumbre del pacífico
despertar a la sombra
del árbol del amor
y sus rosas transparencias:
la muerte bajo sus flores,
mi negativo sobre la pared
amarilla y suelta
de un pensamiento sin luces,
de paz ataviada
y de nadie y nada.

A esa puesta
de sol des-
comunal muriente yo
a la luz del sol
que yendo yo
o él
me ilumine, exangües
él y yo.

Y solo tu suelo
vivo.





martes, 4 de febrero de 2014

Papá estado

Papá estado

Tengo que trabajar,
¿me echan una mano?
Las fuerzas eternas se desgastan
con vuestra mera presencia
donde no deberíais estar,
cada cual con su mentira,
cada cual con su hipócrita miseria,
cada cual con su nula vergüenza
o conciencia de corderos.
mejor de cabritos:
ninguno somos inocentes
—¿qué hago aquí?—...
Pero a todos los que habéis pasado
por delante mía os distingue una medalla,
la de corcho, la de humo, la de aire...
Salvo a esa muchacha
a la que le dolía la costura en su vagina
por su reciente maternidad mientras
que ninguno de vosotros,
¡parados, terquísimos parados!,
os levantasteis para ofrecerle
vuestro asiento re-caliente.

Vuestro el dinero de la prestación,
vuestra la culpa si ella tiene que volver al hospital.
Lo pagaréis con vuestra propia asignación.

Me da igual que digáis que paséis hambre:
no me lo creo. Habéis tenido la oportunidad
de alimentaros y no habéis querido hacerlo.
Habéis querido pasar por el aro
de papá estado a costa del dolor.

Ella no necesitaba un papá.
Ya su hijo lo tenía.

Vosotros sí: al tirano,
al sin nombre.

No debe extrañaros
que os llame bastardos.


domingo, 2 de febrero de 2014

anselmiana

anselmiana

de creer solo querría creer
en un solo dios sin figura
ni nombre poder
arrodillarme,
entrelazar mis manos
en ademán suplicante
y espetarte,
dios, dios
mío,
por qué no puedo
creer en ti si a ti te pregunto
el motivo,
¿cómo no existes?

domingo, 26 de enero de 2014

Noche a ciegas

Noche a ciegas

qué es lo que quiero,
me preguntan las ojeras
de la noche que amanezca
te pregunto como si todo
fuera un continuo
día negro y desteñido
por la ausencia de la aurora,
que no abre los ojos,
que no los abre
ni para
desearme la pesadilla
de no saber qué quiero.

Al pasar por la desgana
me dijo el barquero,
vieja, tienes sarna
y no tienes dinero
ni lo vas a tener,
pero se te hunden
esos pudientes
dedos en tu carne
rozando los tuétanos
de tus huesos y no lloras
ni gritas de dolor.
de qué estás hecha,
vieja, sino de siete
pieles de papel
ya quemado, ya pavesa
ya espectáculo que vende
la risotada perpetua
de tu organismo sediento
de saber qué quieres
además de rascarte
al ritmo de tu carcajada.

Atardecer con la aurora,
bostezar durante el día,
alimentar con la noche
la dormición de la querencia.

El desamor todo lo puede.

sábado, 25 de enero de 2014

A miracle

A miracle

Los pájaros vuelan por encima
de nuestras cabezas anestesiando
la angustia de no poder volar.

no sé vosotros pero yo
no quiero morir anestesiada.
Sin embargo, ahora
que lo pienso, mi madre
pedía a gritos
¡sedadme, sedadme!
bendita seda
bendita sea
la angustia que te cesó
y que yo deseo sentir
mientras viva
no quiero
sedarme, vivir
anestesiada bajo la angustia
que me atormenta sin saber
su cese, su muerte, su fin.

viernes, 24 de enero de 2014

Inmaculada

Inmaculada

Blancas máculas
desprende el azulado
corazón del fuego
que me abrasa el ombligo
nevado de tanta abertura,
tanta dulzura que transita
por el callejón del amargo
dolor al abrirse el día
y la noche a la intemperie
de ya no, ya no encontrar
mi cordón umbilical.

ardió agujereándome
hasta la columna.

cómo me sostendré
ahora sino sobre la luna
de valencia estrellada,
cómo me llamaré
ahora sino inmaculada.

viernes, 17 de enero de 2014

Incineración

Incineración

Porque tú no necesitas nadie
te reclama el doble
de tu peso, mi son
de tu alba, tu lumbre
destruida por las gotas
celestes humos airean
la doble vida de tu fuego.

voy a caminar un tiempo
junto a dios, que no es suyo
ni mío, él me descontará
algunos pasos puede
que hasta sus silencios
me llenen de huellas
y logre yo eludir los míos,
callar los tuyos estremecer
al caos ardiente de deseo
de sí mismo puede
que hasta se obstaculice ese dios
en el que no creo creyendo en sí,
en mí, en ti sin acento.

Nos despoblamos de nosotros,
¿qué es la muerte
sino sino
deseado?

viernes, 3 de enero de 2014

Doble juego

Doble juego

A la vista está
cómo la pelota nunca rueda
por sí misma, por no ser
independiente ni modo
tiene de volver a tus pies
la lanzan
a patadas o a golpes
con lo que amamos,
el pecho, la cabeza
sube para despedirla,
que llegue o vuelva
solo depende de su amo.

Ay de quien la busque,
ay de quien posea
esa efímera tenencia,
¡ay de ella
que vuela porque quieren
aquellos que gobiernan!

Sin alas luce
como un pequeño planeta
en la órbita de los sinluces:
no hay sol que la ilumine
ni es por sí misma estrella.
Nada suma la pelota
más que un vuelo roto
por una red que la detiene,
o por una mano que la hace
ya pasar por el aro.

lunes, 30 de diciembre de 2013

En la cima

En la cima

me propongo celebrar el fin
de un año impedimento,
una especie de suerte
cercada, un instrumento
de tortura, qué nos preguntaron
que no supimos contestar
porque no sabíamos, no sabíamos
que la suerte estaba echada
por la banca rota
donde
los hados se sentaron
y cayeron ya que viven
sobre nuestras cabezas
encima nuestra,
en la cima
de este año que se acaba
amo el precipicio
de celebrar un amén
de discurso, roto
el cauce yo lo sigo, freno
el pathos y me venzo,
a ver si así consigo
llevar a su infierno
doce meses de infierno
nuestro.

y lo hundo y lo hundo
y lo entierro y en su cima
nuestros pies pisotean
su cabeza hasta ser nosotros
la cima sobre su ruina.
 
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