Los pájaros vuelan por encima
de nuestras cabezas anestesiando
la angustia de no poder volar.
no sé vosotros pero yo
no quiero morir anestesiada.
Sin embargo, ahora
que lo pienso, mi madre
pedía a gritos
¡sedadme, sedadme!
bendita seda
bendita sea
la angustia que te cesó
y que yo deseo sentir
mientras viva
no quiero
sedarme, vivir
anestesiada bajo la angustia
que me atormenta sin saber
su cese, su muerte, su fin.
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