lunes, 7 de marzo de 2011

Un poema que se ha hecho carne

El otro día, 24 horas después de que naciera mi pequeña nueva sobrina (aquí pueden verse las primeras fotografías que le hice), cuando justo supe el nombre que los padres por fin habían decidido sería el que la nombrara como persona nueva recién nacida, y ante las bromas anteriores a raíz de  lo que tardaban en hacerlo (se va a llamar "la niña sin nombre", ¡por dios, decidiros ya!) recordé este poema de "La presencia por la ausencia", el poemario que tengo publicado en papel. Y me sentí  aún más feliz. 
Este poema llegó además desde una fotografía titulada "No Name".


Hueca

Esto es el mar.
Sin perversión, sólo trasplantado de tu mano a la hechura plana.
Sin tiempo, sin nombre, sin tierra que lo delimite,
sin bebedizos insanos que auguren nuestra muerte.
Esto es el mar desde el no nacido,
la suerte sin quebrar,
la justicia por descubrir,
más allá de los tiempos y el olvido de las premuras que la tierra cincela sobre sus márgenes.


Habitó solo, encontrado y dando nombre a quien cubre como velo de jaspe azuleando la negra bóveda infinita.


Mellizo de mi alma que lava las heridas terrenas, ¿por qué no exististe siempre así?


Uno y blanco, sin nombre y sin el lugar a dudas sobre tu medida.
Atemporal, sucinto en su misma esencia, sobre el vacío.
Sólo existiendo como creador de todas las cosas bellas.


Ojalá volviera a nacer en ti.
Sumergida en tu penumbra me hallaría vestida como una reina,
me encontraría cálida con el no-tiempo insondable,
la luz pura,
el color limpio,
al agua sin rostro,
la nube con agua,
el cielo azul... y
NADA
MÁS.


Para crear, para volver a ceder,
para no sucumbir,
para no mancillar tu fondo blando,
para pulir con tu bendita lengua el acantilado doloso de nuestra existencia,
para volar sobre tus alas cristalinas,
para reír soñando con la compañía futura,
para, en vez de primer hombre, nombrar la especie nueva.
De Eva.
Desde tu sin nomenclatura.*

Sofía Serra, 2005

*La negrita es de ahora

1 comentario:

  1. Desde que lo leí, qué ganas de estar en ese momento-lugar sin nombre, cuando todo es nuevo y posible.

    Un beso muy grande, Isabel

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