Cuando abarco súbitamente
al dolmen y a la espiga,
algo tuyo y mío queda dentro
de este pecho palidecido
que yo no sé,
sólo huelo ahuyentando humo
depositado en las arterias.
La calma se hace calma,
la hoja verde se pronuncia en la hoja verde,
la ventana gira sobre sí
y yo puedo contemplar el paisaje.
Todo está en su lugar sin que el orden lo haya puesto,
sin rodaderas, sin caminos,
sin voy o llego con los pasos.
Sin bicicletas que me atropellen.
Pudiera ser retorno
a la infancia,
a la infancia
antes de ser
accidente
de tu boca.
Sofía Serra. Marzo, 2011
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Me encantan tus poemas!! Fluyen.
ResponderEliminarBesos,
Ana Lucia
.
Muchas gracias, Ana Lucía, :), creo que es lo más bonito que podría oír, eso de que mis poemas fluyen.
ResponderEliminarPor cierto que hace ya bastantes días que no visito el tuyo y quiero poder hacerlo.
Y otro por cierto, cada vez que leo tu nombre se me viene que con una "d" intermedia nombra a la tierra donde vivo..ambos nombres tan bonitos, el tuyo y el de esta tierra...
Muchos besos
Gracias Señora Sofía, pues que el nombre tuyo nos refiere hacia Ella. Son hermosos los nombres mirados desde sus significados o desde los aires que nos permiten evocar.
ResponderEliminarUn beso,
Ana Lucía
.
Intuición que se adivina certeza, en estos hermosos versos.
ResponderEliminarHola Sofía. El placer es mío.
Sí, soy de Sevilla, de Tomares concretamente.
Gracias por tus palabras y por así haberme traído hasta tus fotografías y versos.
Un abrazo
¡Qué bonito!
ResponderEliminarSensibilidad por los cuatro costados.
Había visto tus fotos pero tus poemas son parejos.