lunes, 12 de enero de 2015

Galeradas de Suroeste y yo

Galeradas de Suroeste y yo

Terminadas de revisar las maquetas/galeradas, señalados los pequeños ajustes pertinentes de última hora, mi cuerpo intenta verbalizar, a través de este acto de escribir, su estado anímico. Desde el día q que me llegaron hasta hoy, hasta ahora mismo, el ademán que me sostiene es el de la beatífica placidez. Jamás, nunca, nunca, nunca he sentido algo parecido en mi actividad humana relativa al hecho de editar, ya sea para mí, para otros autores y/o editoriales, o que me editaran. Y toda la culpa la ha tenido, la culpa de este beatífico estado, la visión del diseño y el trabajo realizado por esta pequeña editorial que para colmo tenía tan cerca. Nunca me he sentido así, repito porque, para unos, dado mi carácter extra-exigente, y para otros, dada "su escasa exigencia", la sensación que siempre me quedaba era la de angustia permanente, y, sobre todo, inentendimiento sumo.

Pero debo añadir que no hablo tan solo porque esa visión se realizara sobre mi poemario. Conozco muchos trabajos editoriales (no solo por "lecturas"), conozco bastantes editoriales, algunas de las cuales se pavonean con la cola bien abierta por sus grandezas (sic) cuando en realidad al abrir el libro te encuentras con el despropósito por bandera. Un libro es un objeto. Se diseña, se fabrica algo que va a ser contemplado por otros ojos con un contenido al que esos ojos tendrán que enfocar sus luces para desentrañarlo y para disfrutarlo. Cualquier detalle redundará en el beneficio (o perjuicio) no de la obra en sí, sino de la relación lector/libro, que al fin y al cabo es el propósito principal de una editorial y de alguien que escribe con vistas a que esas palabras sean leídas por los otros.

En este caso el propósito único, aunque compartido, de editorial y autor, ha adquirido carta de naturaleza, inmanencia absoluta, realidad compartida.
Respiro pues en paz.

Me saltó al pecho (tal como me suele suceder con una fotografía que me salte al pecho), me emocionó. Así, simple y llanamente: la exquisitez y el mimo con el que todo lo piensan, como toda obra que pretenda formar parte del acervo cultural de los hombres, debe hacerse.
Bendita la hora en la que se me ocurrió contactar con Ediciones En huida.

Sí, me siento muy contenta. Pero sobre todo me siento muy orgullosa de poder formar parte de su catálogo. Y me siento muy orgullosa de haber encontrado toda esta plácida alegría en una editorial sevillana. Cualquiera que mínimamente me conozca a través de este blog sabe que no hablo gratuitamente, pero aún menos sobre este tipo de asuntos, para mí muy serios.

viernes, 9 de enero de 2015

Qué sino Abril

(En enero suelo presentir a la primavera...)

Qué sino Abril

qué paz se venga sino
la de soldados muertos,
qué derrota navega
bajo mis sienes delante
de tu ancestral boca
de tiempo ingenuo, qué
soledad magnífica revienta
en tu sueño de solsticio sino
la primavera.

Lo vamos a dejar,
tú, estómago, y yo.
cualquier palabra
es cadaverina de su silencio
por muy vacía que vuele
su sin palabra cualquiera
es más poesía.

sabes cuándo no necesito creer,
¿verdad?,
cuando me hace oportunidad
me sobra cualquier
libro cualquier poema
cualquiera lectura me embarga
el arreglo del nido me aligera
costumbres me calientan
el sueño resulta
tan reconfortante
fregar un suelo aquí
no hay género sino
de novela, poesía, teatro
sino puro
número de candilejas
en las encinas. Sus flores
vertebraré hasta que pueda.
Me parece
tan-razonable,
tan-verdadero,
tan-profun-damente
serio como la máxima
y refleja actividad humana
de respirar.

hoy no soy poeta yo
gracias a la Poesía.

jueves, 8 de enero de 2015

El hombre a-corralado

El hombre a-corralado

Dicen que abrazaba el aire
intentando encontrar
la medida de sus brazos.
Pero solo daba con el hueco de su pecho.


huérfano del día y de la noche
que en el día se vela
y en la noche se cierra
el cristalino agrietado
en puntiagudas gotitas de rocío
mientras su brillo de bestia
proclama, soy yo, astuta
sien, por ti alboreé todo
mi discurso, olfatea
y sucumbe ante tu fulgor,
tu onanismo sagrado y profundo
tan débil como el cuerno
embebido del ternero vacilante,
de Ío vestal y defenestrada
cayendo desde tu manantial carnoso
a la tersa planicie de las lomas.
el maquillaje hace estragos
sobre el terciopelo de tu lomo

nieva en las castañas
y peludas ubres
de tu pecho.

préstamo de sueño,
terca mula viviente
sobre el adoquín de la feria
trashumante con ganado das
por perdido tu botín de corsario
pobre y cojo y menesteroso y venido
a una patria que ya no huele,
ni siquiera huele tanto
tiempo que se hizo polvo
su cadáver si víctima
hay verdugo en tus ojos
puede estar naciendo
el basto que te refleja quedó
a dos cuartas del agua salina
cuando aún no has vuelto
de tu asombro feriante
vagas,
inhóspito transeúnte
sin salida.

miércoles, 7 de enero de 2015

Alisos en enero

Alisos en enero

Súbitamente acompaña la ojeriza
del primer plomo abatido
desde la torre albarrana,
las gaviotas puntiagudas
retozan presentes regalos
de picotazos en la basura de las muelas
del molino de aceite. las verdes olivas
granjean por levantar el vuelo
de los mirlos que aletean a golpe
de tendido eléctrico y sostienen
con sus plumas las tijeras
con las que cortarás la nube
de la melancolía, la extraña fiera
muda, con lo que te gusta
el rugido de los nobles leones
del espacio interior de los troncos
viejos, nudosos y huecos.
beberás solitudes magníficas,
germinarán brotes de saliva
verde sobre las flores
que ya duermen buceando
amnióticamente en busca
de la primavera dormida.
Perséfone llorará por sí misma
sin tesitura de aire circundante
al malvavisco, triunfará
la pradera en lozano despertar
de aullido
de lobezno
feliz.

sábado, 3 de enero de 2015

Paseo por la antigua judería de Sevilla

Paseo por la antigua judería de Sevilla

De esa esquina y la pared
blanca o barro hay que hablar
aunque se llame piedra o desierto
ni para las hormigas, cómo
no ahuecarla entre mis brazos,
morder, mamar
de sus pezones de pintura, ladrillo,
cables, sombra, sol quemado
y yo tan suya de todas y todos,
el suelo, el cielo, la torre
el naranjo, la casa pintada de azul
y mi cansancio de piernas
extendidas sobre los adoquines.
De esto, el cuerpo con su amor
por mí, se nutren mis ojos velando
porque los quicios se unan,
las orillas de la calle con las orillas
de la torre, tantas fachadas,
ninguna falsa, cocinera de cada fuego
me hago hueco entre los geranios,
y de pronto, el rayo de sol de invierno
columbra mi propio gesto:
ah, qué roja la flor aun en enero.
tanta sombra y ningún judío,
tanta luz y ningún hebreo,
tanta sevilla y ningún sevillano,
ni yo misma, ¿o sí?, ¡¿o sí'?¡
¿sevillana soy? Madre del mundo
cuando la voz timbra extendida
llamándome: ser o no ser, ¡pero soy!

a pesar del sueño y la alegría
debo dormir, dormir
como lo hacen los cantores
ebrios de necesidad de ti
y tus ubérrimas ubres,
morir, tal vez soñar dejando
de existir. no cesar nunca
en esta cóncava habitación
que me ubica como si fuera un jazmín
trasplantado antes del tiempo tardío:
todos florecen en el perfume
de nuestras manos.
 
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