miércoles, 14 de diciembre de 2011

Guerrera del arco iris




Guerrera del arco iris

Tras visionar el documental "Tierra"


Voy envejeciendo a ojos vista
de nariz para adentro.
Mi alma me parece la misma,
terca y rebelde para el con todo
por sí misma, como si ya no me perteneciera,
como si hubiera cobrado existencia
impropia.
Puedo observarla aun sin encontrarla,
Como si la luz sólo iluminara las partes viejas,
ésas que ya no se asombran ni ante la belleza.


Muda en mi silencio quedo
como la nube blanda que combate
el muro torpe y seco de la presuntuosidad
como medida de nuestro ego.


¿Qué será de mí si no puedo disfrutarte más?
¿Qué será de mi ser humano
si no puedo volver a emocionarme con tus fundamentos?
¿En qué orbita pasearé esta noble vida que me fue regalada?
...Azul,
planeta de todos,
juramento preciso sobre la fraternidad,
equidistancia exacta entre los océanos y la pléyade con inteligencia.
¿Hasta cuándo asomaremos sólo nuestro riñón, oficiante de excreciones,
al baile conjunto del universo palpitante?


Intrépida premura de la que nacen las cosas quietas
suspendidas sobre el aire
como gárgolas domésticas habituadas al no devenir de la lluvia.
A la sequía.
A la ingrata adolescencia de las atmósferas con perfil de entelequia humana.


Inestimable cohabitante:
¿Qué será de mi ser humano si no estás?
Mas… ¿qué importa eso?
¿Qué será de ella si, siendo otra, ya no puede alimentarnos, ni habilitar nuestro sobresalto, o nuestra injusticia, nuestra vida, porque su risa habrá muerto con otro nombre? ¿Qué será de nuestros ojos si el azul arbolado de su manto se convierte en transparente tumba de nuestros hermanos? ¿Cómo podremos mirar si no existen ya los otros páramos, los inocentes? ¿A qué mirada responderemos, tú y yo, si no nos perdemos en el mar salado de las no-lágrimas?


Albura como la nada,
semejante paraíso inconcebible hasta para mi agente.
Orden de animal alegre y vivo,
orden de sustancia en nuestro beneficio,
orden sin intenciones.
¿A qué me asomaré sino a la ruina
cuando tus columnas se inclinen
dejando caer el templo de tu audacia,
cansada ya por la distancia,
enorme distancia,
que separa con nuestra culpa
tu agua de tu agonía?


Inestimable madre elefanta:
Bordo un arco iris para ti y para tu cría,
que el arco iris se tiende
con hilos de color verde.


Sofía Serra (2009, El paraíso imperdible)

lunes, 12 de diciembre de 2011

La puerta II

Tengo distintas "puertas" en distintos poemarios, a ver si soy capaz de ir dando con todas ellas:


(Correcciones "Nueva Biología")


La puerta II


¡Ostras!
Bi-valvas.
Bib-al-buceantes,
al ajeno enmadran.


Y la perla se hace.


Sofía Serra ( de "Nueva Biología")

Soleá (Al baile, Irene la serranilla)

En el cuarto oscuro I

(Correcciones "El muriente")


EN EL CUARTO OSCURO I


Fotómetro


Porque ya se disparó, no necesita banderas.
Ahora sabe cómo la piedra siente
en el destajo que la comprime
entre la tierra y el cielo.


Es la medida.


Velocidad


Estoy confusa,
está difusa
aquella fusa
se ha frenado
en la lectura
que atraviesa
las traviesas
y frenopáticas
pautas de la nomenclatura.


Pausa.


Obturación


Que no desaparezcan tras nuestros pasos
las breves puertas. Atemorizan
tantos vientos ocupados
por la manzana del juego
sutil,
sí,
de la guerra
abierta al carro de combate,
son
las panteras negras que asoman
sus grandes ojos verdes, verdes,
demandan luz estival
milimetrada
por el ojo de la cerradura.


Viajo por mí misma y me pierdo.


El Uni-verso debería ser bivalvo.


Sofía Serra, de "El muriente"

sábado, 10 de diciembre de 2011

La puerta III

(Correcciones "El muriente")


La puerta III


Quiero de ti
agua.
Desde esta tierra luna y nueva
levantan sus ramas negras
los árboles  bajo el cielo frío
(yo te oigo),
el cielo les cuelga transparente
por sus flancos,
flancos negros
que dibujan y mueren
el justo día,
día sol,
de húmedas raíces y francos vuelos


encendidos en la noche.


un gladiolo enhiesto
y curvo me deshace la boca
amainando el huracán
que me desplaza.
Un derribo junto a la cerca
me acompaña
cuando estoy sola y viva,
cuando los ojos de las lechuzas
se asombran
                    ineludiblemente
cantan para mis oídos
no si el miedo bulle,
                    sólo sí,
sólo sí de canto y llanto libre:
tanta presencia
en la fresca brisa
de embestida.


Sofía Serra, "El  muriente".
 
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