Bienvenida tu salud de océano
redondo y lleno
de todas las plegarias
en tu melisma acordonada
con blando hilo de seda
caliente, no hay sin un tú
que averigüe cuando se ha de volver
a la carga para merecernos todos
sobre los hombros de la lluvia,
yo
me quedo
donde tú
allá
lejano
a mi vientre
a la estratosfera
en una densa
y caliente, cálida niebla,
porque para
qué ver
nada más.
Curiosamente
este blanco blando
no es el Frío.
Será que las esquinas
se redondean
adeptas me encarnan
en tu ombligo.
A este profundo
valle y nido llego:
mi desembocadura.
Sofía Serra (Suroeste)
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