Resulta inquietante comprobar que una simple fotografía en la que no se pretendió más que jugar con las disposiciones geométricas y las sombras y la luz de este tipo de construcciones, a la vez que con el ritmo casi sólo insinuado por el instante captado de las dos figuras, nos lleve a tal cúmulo de reflexiones. Inquietante, porque a fuer de comprobarlo, la autora es consciente de que la mayoría de las veces se lee y se mira sin usar más que los ojos, como si apenas tuvieran contacto con el nervio que los convierte en ventanas al o del cerebro, como si tan sólo fueran cristales líquidos sin fondo.
Según el D. R A. E.
Compás: - 3. En algunas partes, atrio y lonja de los conventos.[...] - 7. esgr. Movimiento que hace el cuerpo cuando deja un lugar para ocupar otro -11. Ritmo o cadencia de una pieza musical[...] - 2. (de espera) fig. Detención de un asunto por corto tiempo En la fotografía se retrata al compás del Convento de Santa Inés, situado en la calle Dª María Coronel, aquélla que según la leyenda se quemó el rostro con aceite hirviendo para no ser objeto del amor del rey D. Pedro (1350-1369) , el cual pasó a la Historia con el apelativo de "el cruel", normal si tenemos en cuenta que fue asesinado por orden de su hermanastro, futuro Enrique II, primer rey de la dinastía de los Trastámara, (casado con Leonor de Guzmán, perteneciente a la nobleza castellana feudal y que tan provechosamente se asentó en el reino de Sevilla), que tantas "glorias" y desdichas trajo a la Historia de España. Nunca principios malos traen buenas cosechas. Curioso por cierto, ahora mismo acabo de darme cuenta, la fecha de su muerte, 1369. Cambiando el orden de los dígitos, tenemos la de 1936, espero que a TODOS, incluidos los infantes, es decir, aquéllos que no sobrepasen los veinte años, les suene. Desde luego, es para preguntarse si "aquello" no fue "aviso" de lo que habría de llegar. Aquellas riadas trajeron estos lodos.
Ahora, como dato anecdótico comento que no he conseguido comprobar si las fechas referentes al rey Don Pedro señalan su nacimiento y muerte, o tan sólo su llegada al trono y, lógicamente su fallecimiento, pues si fuera lo primero resultaría que murió con tan sólo 29 años, lo cual resulta bastante extraño, a pesar que por aquel entonces fuera habitual el nombramiento de monarca a las más tiernas edades.
Sugiero o recomiendo lecturas sobre la guerra de los 100 años entre Francia e Inglaterra, el auge de las ciudades con sus movimientos burgueses, la codicia y avaricia de los nobles feudales y los status eclesiásticos y la política llevada a cabo por el rey Pedro I. La frase que tradicionalmente se le atribuye el causante de su muerte, Beltrand du Gleusquin, resume certeramente las éticas basadas en el más puro mercantilismo, usado este vocablo en su más común acepción (no la histórica): "Ni quito ni pongo rey, sólo sirvo a mi señor".
La desidia moral posibilitada por el egoísmo económico y materialista continúan siendo males de nuestros días, y así nos siguen luciendo estos vestidos cubiertos de lodo.
¿Hasta cuándo continuaremos siendo sólo mercenarios?
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