domingo, 30 de junio de 2013

La cueva clara



Al volver del campo, las perras hibernan como un par de oseznos durante un par largo de días. Mi cuerpo tiende a lo mismo. Es lo natural. Como la osa en Nueva Biología. Pero no lo quiero. Es la querencia.
La voluntad y la inercia señalan los extremos paralelos. Me quedaría todos los domingos en el campo. Hasta siempre. Rompo la segunda y ejerzo la primera.
No descanso.
¿Hasta cuándo?
Volver para aunque sea
no tener que volver.

viernes, 28 de junio de 2013

La dama de noche

La dama de noche

Sofía alejada
de dios siempre.

la dama de noche persigue
otros mundos,
pudiera ser que la locura
haya hecho mella,
alguna sustancia química
corrosiva se ha multiplicado
o se ha desprendido
el ebrio azul nocturno,
y yo ya, infinitesimal gota

me de-canto por las flores
que ya tampoco nadan
un cuánto o un dónde
o un cómo siquiera.

la depravación de la poesía,
la dama sin flores
de noche.

Nueva Gracia Sevillana

Nueva Gracia Sevillana

Yo no estoy en la verdad, pero desde luego los demás tampoco.
Tras la lectura de una nueva (muy reciente, apenas tres números) revista poético literaria, me reafirmo en la foto que empecé hace días y esta mañana retomé: tirar la toalla. No hay forma. Ni contenido. Si esta es la ejemplaridad del atisbo intelectual de esta sociedad, apaguemos y vayámonos.
Lo peor, lo peor de todo es el nombre de la tienda enfrente de la cual se presenta el número de este trimestre.
Menos mal que el rincón de la calle que sirve de albergue al comercio que aún vende planchas de gomaespuma de todas las medidas sirvió para taponar la dejadez de una propietaria y madre. Al menos el ser joven, el ser aún joven, ya no pasa frío.
Porque tras la lectura de esta revista creo que hasta a las copias del Diadúmenos o semejantes esculturas griegas que posan en el patio de arte se les habrán puesto las carnes (no marmóreas, sino de escayola) de gallina.
Provoca frío, destemplanza, desazón, el panorama. La intemperie. Se me asemeja la sensación a la misma que percibo cuando contemplo los toldos de hojas de palmeras que los pseudohippis del huerto del rey moro construyen espero que para dar sombra a los arenales (sic) donde permiten que sus hijos posen sus culitos sin pañales ni siquiera bañadores que reserven las partes más vulnerables de nuestros cuerpos. Porque aquí, a hortelanos urbanos y demás apósitos se lo recuerdo, no hiela. Pero sí hay mucha mierda. Y ellos lo saben. O deberían saberlo, si es que el sueldo del ayuntamiento no les nubla el entendimiento. Y por eso se conforman con especies de revistas literarias que sólo en su panegírico evocador encuentran cierta razón de ser, aunque para mí en fraude de usufructo aprovechada: Nada pagan.
Y casi me la pegan.
Sólo casi. Benditos PE-DE-EFES.

jueves, 27 de junio de 2013

Todo y a ti (el domos)

(Escrito hace un año, avanzaba lo que estoy haciendo ahora, mi vuelta al campo)

Todo y a ti (el domos)

Y pude ver al ruiseñor
de día cada tarde
sin espinas se posa
entre los pinos y las rosas.


He estado allí, he recordado, voy a ir, tengo que ir, quiero ir. Quiero verme allí allá.
Es el durante, el mientras llego y no, romper la inercia lo que cuesta esfuerzo.
Se acaba de fundir la bombilla del humo, tan fría y azul como algunas sienes. Si todos hablamos de lo mismo, ¿por qué no nos ponemos de acuerdo?
Desde luego este siglo, este comienzo de siglo, se caracterizará para la mirada de futuras generaciones por la proliferación de filósofos de cuchara. Entre los que me incluyo. Filósofos domésticos. ¿Es que acaso puede existir el filósofo no doméstico? Domos, tal vez la única palabra pura y naturalmente humana. La casa, el hogar, el fuego, lo que nos cubre y protege. La naturaleza es dura para el hombre, cuerpo tan vulnerable, piel tan fina. Necesitamos el domos. Construimos el domos, nos nace naturalmente el domos para protegernos de la inclemente naturaleza, de la inclemencia de la intemperie. La misma esencia de la naturaleza propicia nuestra necesidad de crearlo; ésa es la contradicción y la paradoja, pero natural, y por tanto, somos naturales, mal que les pese a algunos.

Espero que nadie
Lo dude a estas alturas.
Lo Es-pero
Sé que no es así.

Me he ido al campo
A vivir la yerba seca.
Me he ido aunque no esté allí.
Me he ido a presenciar
Mi propia ausencia.

Lloraré cuando compruebe
Que no he estado,
Pero al menos podré
Reconocerme en mis antiguos
Brazos hoy aún más broncíneos
Y potentes. Y el dorado
Me hablará de su nostalgia
Por mis manos.
Al menos oiré
Su pecho sin ira.

Me he ido al campo
Para redibujar mi silueta
Desparramada
Sobre tantos adoquines
Hirvientes y sucios, MUY SUCIOS, de negro
Polvo. El biergo o bieldo introduzco
En el montículo de compost,
Las malvas se han secado ya,
Sé que el ruiseñor me observa
Aunque durante la madrugada
Yo ya pueda dormir
En la cama de urbe
Y algún confort
Que sólo
Yo entiendo.

Todo y a ti.

miércoles, 26 de junio de 2013

Maitines II

Maitines II

Mejor sin nombre
Y dulce estalla.
*
La línea me separa
De dios a dios
Gracias así
No lloraré
Al morir
De nueva.
*
Me he encontrado
Con el hombre
Perpetuo.
*
Todavía hay quienes confunden la sombra con la oscuridad.
Debe ser
Que no son
Como yo
De otro sur.
*
Cetina me ha influido
Enormemente Cetina
Ha mayusculado
Mis comienzos
Más pequeños
Serán final y caída.
*
Nada que saber
Y poco por decir
A estas bajuras.
*
De pronto
Esto es
Todo hasta
Que mueras
O vivas.
*
Puedo esperar la eternidad
Si Ella lo dicta, si Ella me dicta
Puedo por no hacerla esperar.
*
Los palabras se desvanecen
En cierto estado de luces.
*
Sé que no
poseo por eso
no lloro.
*
B(i)endecir
Hasta que cese.
 
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