domingo, 20 de noviembre de 2011

El Dis-Curso

(Correcciones Nueva biología)


El Dis-Curso


Duelan las patrias: Suelen.
Padecen las matrices: Hagan.
Penen los enseres sobre los que vacilamos,
si discurrir sí…,
si pensar no…
Ajustamos el estómago a las curvas
ciñendo nuestro patri-monio, o matri-monio,
a meras huellas de partidas. O llegadas.
De nacimientos o defunciones
(de cualquier tipo, hechura o estilo, todo hay que decirlo)
están los archivos saturados,
colesterol engrasando
ácidos que nos ayudan a digerir
que no somos ya
ni tan siquiera un disimulo divino.
Ni siquiera amor,
ni siquiera pabilo.
Si acaso sombras,
mía sombra y tuya sombra más
la del edificio o la del sol al ocaso,
sombras juntas, sombras
hechas sombra una
sobre el suelo.


Él nos redime de los límites.
¿Qué nos impide entonces?


Sofía Serra (De Nueva biología)

viernes, 18 de noviembre de 2011

Entre fantasmas (domésticas tele-visiones)

(Correcciones "El muriente")


ENTRE FANTASMAS (domésticas tele-visiones)


una mirada desde el más allá


Desde tu fotografía
desde tan lejos llegas
y tan certero en mi herida clavas
dolor en el hueco de plasma, ya
agua lenta sin ambages,
marea baja.
Aquí bandera o isla
en tu recuerdo,
un soldado en alguna cueva
bajo la manta de piedra.
Lía un cigarrillo entre sus dedos
mientras yo intento acariciar una mejilla.
¿Con qué tocar lo que nos separa
si a este arrastre de abandono
añado alguna gota de lluvia desvirgada
(ya con tierra donde engendrar),
morrenas y riachuelos de grava
y piedras que avanzan rodando con estrépito?
¿Cuánto habitáculo celeste nos corresponde?


mientras más caminas
hacia delante
más se acerca la memoria
desde atrás


en el borde del precipicio.
Y el mar brota desde la sima.


Se resquebraja aquella lasca
como agrietó mi frente
tu mirada vítrea de soslayo,
de ni un atisbo de tu latido
que ya no bate.
Suelto y al mar.


Así te fuiste.


El soldado permanece liando un cigarrillo en su cueva.
Se ahueca la tierra y yo enmudezco.
Conquistó el alba como
conquistó la bandera en Iwo Jima
tu soldado,
corazón, verde y extracorpóreo corazón.




la(bo)res


(La pala)
En la televisión
en media hora
se ve el final
de una segunda
guerra mundial
en media hora.
Hace 55 años y pico
que murieron 50 (¿por qué no cincuenta y cinco?)
millones de seres humanos
a manos de otros iguales.


(El pico)
1. No sé cómo aún quieres ser letal
    para el ser vivo que te mira.
2. No sé cómo aún tienes valor
    para cobrar dinero por un poema.
3. No sé cómo no deja paso
    la vieja joven a la vieja anciana
    en la cola de la caja del super-mercado.
4. No sé cómo puedes juzgar
    sin conocer.
5. No sé cómo puedes no poder
    morir a diario.


Hoy pagamos hasta para morir
fueron dioses efectivamente
fueron nuestros ante-pasados.


Sofía Serra (De El muriente)

A la aurora (Gutierre de Cetina)

A la aurora


Horas alegres que pasáis volando
porque a vueltas del bien mayor mal sienta;
sabrosa noche que en tan dulce afrenta
el triste despedir me vas mostrando;


importuno reloj que, apresurando
tu curso, mi dolor me representa;
estrellas con quien nunca tuve cuenta,
que mi partida vais acelerando;


gallo que mi pesar has denunciado,
lucero que mi luz va oscureciendo,
y tú, mal sosegada y moza aurora,


si en vos cabe dolor de mi cuidado,
id poco a poco el paso deteniendo,
si no puede ser más, siquiera un hora.


Gutierre de Cetina (1520/ 1557)

martes, 15 de noviembre de 2011

La novia cadáver

La novia cadáver


No, creo que no hubo
amniocentesis.


algunos hombres y mujeres
cocean, vocean aullidos
de sus trancas y pezuñas
castañas.


Caminar, tanto caminé
sobre las ortigas
como terminan los pies
en dedos de costumbre
en la yerba
y sus flecos punzantes.
Consumisteis un porvenir
de solaz indiscreto,
oculto lo más bello
ahora como siempre
trabajan los dioses.
Y yo lloro,
lloro.


ese habitante cuadrado
habla verdes por tu nuca.


Si más deseo
avarientos jamelgos
y otros cuadrúpedos
Himalayas
como techos andróginos
donde todo es posible
en el vaso boca abajo
y la salud requerida
por tu lengua escalando
el cuello de los olvidos, timbres
del arco trilobulado que abre
son, sentido y mecha
hasta la escafandra.


he pretendido adioses
cuando sólo he casado              con mis muertos
estas manos y tu boca
qué soy sino
tan sólo
una
sola


(Sofía Serra)

En recuerdo de Tomás Segovia


recuerdo


D
Esplazar el contenido de este verbo,
Para así detenerte en mi frente.


                                           
Hasta ayer mismo no me he enterado que había muerto. Un poeta cuyos textos me acompañaron más asiduamente la primavera pasada tan sólo porque tuve la suerte de dar con su blog. Un poeta que aún seguía creyendo en la poesía y en la necesidad de compartirla, necesariedad para unos y otros.
Tuve la fortuna de cruzar con él un par de breves correos. Me impulsó a escribirle el hallazgo de un poema, entre sus últimos, que hablaba de lo mismo que  había ido descubriendo desde que comencé "El paraíso imperdible" allá por 2009. Sonrío ahora porque tuvo la amabilidad de contestarme (¿cuántos poetas actuales se dignan contestar, aún siendo amigos, de una a un correo?) nada menos que agradeciéndome mi "palmadita en la espalda", como si alguien con esa monumental obra a las suyas pudiera necesitar el ánimo o la felicitación producto de la admiración de una lectora cualquiera: tanta humildad en tan poco contenedor usado, un breve correo de los, imagino, cientos que podía recibir y contestar a diario.
Cuando tuve noticia ayer de su muerte, me pregunté que qué clase de mundo vivimos, y entre todos permitimos, rebosante de información, de posibilidades de conocimiento, de bombardeo de datos, aconteceres y voces que sin embargo no me permite enterarme de la muerte de un poeta al que admiro y con el que tuve la entrañable suerte de contactar personalmente.
He estado releyendo poemas suyos  en su mismo blog, hay también muchos más expuestos en cualquier lugar de internet, pero no voy dejar aquí ninguno. Me reservo uno de ellos con el que dado casi por casualidad (sic) para una entrada muy personal que llevo pensando desde Agosto. A cambio dejaré una de sus cartas, tan actual como su misma muerte. Él lo decía, que de lo que tenía nostalgia era del futuro. Yo me identifico con sus palabras.
Dejo tan sólo el enlace a su entrada en wikipedia, para los más despistados: TOMÁS SEGOVIA

(Nota personal:Cuando se comience a leer el texto que abajo dejo se comprenderá por qué he incluido ese tango flamenco en esta entrada. La busqué el otro día porque es una de las que más me gustan de las con que ensayamos en las clases de flamenco. Pienso que a Tomás le gustaría oírla y verla bailar.)


CABALES 
TU EDUCACIÓN O LA MÍA
          Querido Matías Vegoso:
Es claro que tú y yo, cuando decimos modernidad, no pensamos en la misma cosa. Para empezar, yo no comparto tu entusiasmo incondicional por una época que nos ha dado a Bush, a Berlusconi, a Putin –y no sé si tú colocas en esa misma época a los no menos encantadores Hitler, Mussolini y Franco. Tampoco soy necesariamente entusiasta de una época que ha llevado al paroxismo a Madonna o a Michael Jackson (gringos, por supuesto) y ha ignorado en cambio a Miguel Poveda o al Mono Blanco –y no me digas que no sabes quiénes son, porque con esa confesión me das del todo la razón. Esa ignorancia, en contraste con la fama de los gringos mencionados, en alguien de lengua española no es sólo falta de información; es perversión de la información. Es indudable, para decirlo del modo más impertinente, que por muy estimables que sean esas famosas figuras, la desproporción monstruosa de su fama no se debe a que sean monstruosamente mejores que los otros dos mencionados, sino a que su país es monstruosamente poderoso y tiene monstruosamente más cañones.
Además, la perversión de la información se ha vuelto especialmente mortífera porque en la modernidad (o tal vez fuera más exacto decir en la posmodernidad) la información usurpa casi enteramente el lugar de la educación. Acabo de leer en un artículo serio esta frase elegantemente escéptica: “si bien la alta cultura se empobrece, la sociedad no se derrumba: sólo se transforma.” Hombre, es obvio que la sociedad siempre se transforma, pero ¿es que da igual una transformación que otra? ¿Da igual que la sociedad, aunque no se derrumbe, se transforme en un hato de predadores despiadados o en una comunidad de ciudadanos solidarios y responsables? Y el artículo concluye: “Distinto es que la dirección que adopte ese cambio –las consecuencias de la libertad– pueda disgustarnos.” Si he entendido bien, el argumento es éste: puede que la sociedad que estamos preparando sea asquerosa, pero qué quiere usted, así es la libertad; no querrá usted pedirle cuentas a la libertad y arriesgarse a que la sociedad se derrumbe. Y nadie nos oculta de qué libertad se trata aquí: la libertad de empobrecer la cultura superior.
Pero que la sociedad se encamine en una dirección o en otra depende de la educación más que de cualquier otra cosa, sobran los estudios que lo demuestran minuciosamente. Y no sólo la educación básica, porque sólo una auténtica educación superior puede resistir frente a la tendencia posmoderna a reducir la educación, en el mejor de los casos, a mera información, y cada vez más en mera formación y capacitación. A eso los ideólogos posmodernos lo llaman una educación funcional: educar para los puestos de trabajo. ¿De trabajo social? No, hombre, ni que fuéramos comunistas: de trabajo en las empresas. Las cuales (liberté liberté chéri-e) son libres de empobrecer la cultura superior, que no sólo les sirve de maldita la cosa sino que más bien induce ideas raras en las mentes inquietas, y de requeteempobrecer la educación básica quitándole sus anticuados resabios educativos.
Que en las llamadas democracias la educación está en crisis es algo que salta a la vista. A Obama le ha puesto a parir, en sus proyectos educativos, una derecha oligofrénica con argumentos delirantes que nos parecerían de la edad de piedra si no fuéramos tan posmodernos. En España sigue enseñándose religión en las escuelas, sigue vociferándose contra la enseñanza de los valores democráticos en clase, y hay regiones donde casi la mitad de los colegios son o privados-privados o privados-concertados. En México la más avanzada corrupción (y ya es decir) es la del sindicato de maestros, de los cuales las dos terceras partes no pasaron la prueba de capacitación, más del 80% de los estudiantes son gravemente deficientes en matemáticas y los libros de texto obligatorios, si no tienen que retirarse antes de utilizarse, reciben las críticas más amargas de los conocedores. En Francia, madre de la educación laica y de la consiguiente separación de la Iglesia y el Estado (condición necesaria de toda democracia, por lo menos a juicio de todo el que no sea posmoderno), el neo-lo-que-usted-quiera Sarkozy ha declarado que su país es laico pero no tanto, a la vez que propone una “autonomía” de las universidades sobre el modelo de la autonomía de las empresas.
En medio de todo esto, comprenderás que yo no pueda dejar de preguntarte: ¿es moderna, o es posmoderna, la idea de que la libertad es esa cosa que se paga con desigualdad, injusticia y deterioro de la cultura? No me irás a salir con que los estalinistas tenían razón cuando describían así la “libertad” de las democracias capitalistas. Porque en fin, mal que nos pese a todos, empezando por El País y la cadena SER (pregúntale a Oliver Stone), los únicos países hispanohablantes que han desterrado el anafalbetismo son la España posfranquista, Cuba y Venezuela. ¿No sería interesante la idea de que en más de un aspecto posmoderno quiere decir antimoderno? A mí por ejemplo no me parece muy moderno diluir la laicidad del Estado como en el siglo XVII, favorecer la enseñanza privada como en el Antiguo Régimen, apuntalar al patronato y contener los derechos laborales como en el siglo XIX, confiar la salud a iniciativas privadas como antes de las guerras mundiales y otras menudencias de este calibre. En fin, creo que mucho de lo que tú llamas modernización yo lo llamaría demolición (derrumbe) de lo moderno. Y no sólo en lo político y social, porque ¿tú crees que Andy Warhol avanza en otra cosa que en demoler a Picasso o a Modigliani?
Un moderno abrazo de tu demolido amigo
                                                                                                                                         T. S.
 
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