martes, 10 de enero de 2012

Días de Reyes y Magas (poema final de "el hombre cuadrado")

(Relanzo esta entrada para poder introducirla en twitter, ya que por fin he podido activar los comentarios, ver nota al final)


Con este poema doy por cerrado el poemario con el que he estado los últimos meses, "El hombre cuadrado". Creo que ya ha empezado a germinar  "algo otro" que se podría titular "suroeste", en este parece que me ha llegado el título antes. A veces pienso en a ver si de una vez dejo de escribir nuevos poemas y dispongo de tiempo para, además de corregir poemarios, poder hacer algo con ellos, aunque sea imprimirlos por mi cuenta (lo que supone maquetarlos, etc, etc), pero no sé, no sé cuándo llegará ese momento, ni siquiera si llegará.


Día de Reyes y Magas

Artesonado o techo
en el quinto espacio de tu muñeca,
bebe tu pulso la arena del reloj
y se alimenta vago
de la especie de torta china
con la que regalas al mundo
tus miserias de bienhechor
escondido, de gaspar entretenido
en sus labores. Fuiste a saltar
y se abrió el precipicio bajo
su abertura del canal
se suspenden senectudes
del tercio de tu lágrima,
beber y hacer desaparecer
la única marca de tu nombre.


Con la venia y el desecho
te opusieron, feliz dama
de la noche luenga.
El parasol trama juncos
en tus pestañas se balancea
la púa del sol matutino.
Vence la diosa de la luz
llamada aurora de rizos
perpetuos como el hambre
que te sostiene.


vente a mi limbo de entretelas
y llanto dando tumbos,
ven desgranado y salvaje
apático de la tormenta
venga dormido
el verde de tus mejillas
como planta embrionaria
de enebro con agujas y sus luces
por donde el aire del hilo ajeno
encuentra hueco y pasas.
Grande el sol y grande tu boca
lenta y sumisa amante
de mi escafandra blanda.


la camella gime con sus ojos
de hormiga llorando por las nubes,
vándalas acompañantes
del cielo amaneciendo.


se descomprime
el corcho
de esta piel terca.
Y sorda.
Y cuadrada.


Sofía Serra (El hombre cuadrado)


(AQUÍ se puede ver fotografía de la camella que trajo la descompresión del hombre cuadrado, ;))



lunes, 9 de enero de 2012

Epata

Epata

Serán las hormiguitas de tus sienes
las que remonten la escalada
de prueba cisalpina. Convendrán,
aunque algo cansadas, en que no hay más que
galvanizar para que las huellas de sus patitas
queden grabadas en el acero de las escafandras
que te esperan tan extrañas y duras y tan ciegas
y mecánicas hormigas ferreteras de un mundo
tan duro y yerto y frío sin ti.


Sofia Serra (El hombre cuadrado)

domingo, 8 de enero de 2012

Mujer fuego o nieve (Mujer dragón)

(Correcciones Nueva Biología)


Mujer fuego o nieve (Mujer dragón)

No invento los nombres,
dibujo esa anatomía
a ritmo con el aire.
No importa nariz, pelo lacio,
cuerpo breve, mano tierna y recia.
Mi casa es pequeña.
Su luz, no sabe.


ábreme en canal
de cauce y embarque.


Qué poco aprendiste
mi cuerpo
fue laurel de invierno
con soldados de lluvia,
frío y montanera apagada.
Leves.


En este abandono ni la escarcha se llama.
Allá por los candiles posee un no saber
que me aplasta el pecho y comba
el hueco posterior a mi espalda
—mundo-fuego o mundo-nieve—,
eso soy:
un tú y un yo compatibles
en la noche redonda
que ni siquiera imagino.


Así, a dentelladas de dragón
te guían las manos
de la que ni brazos tiene.


(Sofía Serra, Nueva Biología)

Cojera (suroeste)

Cojera (suroeste)

Como una reivindicación de futuro
pasó por tus manos la joya de la corona,
o el secreto de estado,
y no supieron luces ni a tres cuartos
si el membrete del sobre que llevaba
grabado tu nombre o el de los cinco
juegos que se inventaron sobre la marcha
de la dulce, la dulce mujer y tierna.
Allí me quise, y ver taimada,
cuando sopló el simún desde el estrecho,
las paredes se clavaron en el río tinto
y en el grande y solo,
qué solo tan solo se quedaba
este Hércules no dios ni vivo hombre,
solo una estatua de piedra en la cochambrosa
ruinera que lo vio nacer. Toreando llegó
Gerión y a sus pastos hizo ganado
de Flora. No quiso forjar Hefesto
no el yunque rojo ni el duro hierro.
Continuó su paso
bailando, amando
al son de su entrañable cojera.


(Sofía Serra)

sábado, 7 de enero de 2012

El hombre acorralado

El hombre acorralado

Abrazaba el aire
intentando encontrar
la medida de sus brazos.
Pero solo daba
con el hueco
de su pecho.


huérfano del día y de la noche,
que en el día se vela
y en la noche se cierra
el cristalino agrietado
puntiaguda gotitas de rocío
mientras su brillo de bestia
proclama, soy yo, astuta
sien, por ti alboreé todo
mi discurso, olfatea
y sucumbe ante tu fulgor,
tu onanismo sagrado y profundo
tan débil como el cuerno
embebido del ternero vacilante,
de Ío vestal y defenestrada
cayendo desde tu manantial carnoso
a la tersa planicie de las lomas.
el maquillaje hace estragos
sobre el terciopelo de tu lomo
nieva en las castañas
y peludas ubres
de tu pecho.


empréstito de soñado,
terca mula semoviente
sobre el adoquín de la feria
trashumante con ganado das
por perdido tu botín de corsario
pobre y cojo y menesteroso y venido
a una patria que ya no huele,
ni siquiera huele tanto
tiempo que se hizo polvo
su cadáver si víctima
hay verdugo en tus ojos
puede estar naciendo
el basto que te refleja quedó
a dos cuartas del agua salina
cuando aún no
has salido de tu asombro
feriante vagas,
inhóspito transeúnte
sin salida.

(Sofía Serra)
 
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