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martes, 17 de octubre de 2017

Extinción de patria





Extinción de patria

vivir en el mismo mundo,
poder
mirar desde el otro
y no poder
hacer
nada más que escribir,
matar, es decir,
vivir lo invivible.

quien nadie que vea
esto asuma que no
tiene derecho más
que a permanecer ciego.

Flaquea la noche tibia,
se adelgaza entre las tullas,
las riego y florece el fresco
entre mi mejilla y tu mirada
se oculta el campo
alargando una estrella.

En la apuesta nos jugamos
el escondite averno
del corazón anhelante:
somos dos más uno
soñando ser
trío del espíritu
santo y seña
de alguna patria:
cualquier ruina
sobre-llega-sobre
lo que no se poseía.

Y se extingue.

(De "Extinción de ruina")

sábado, 7 de octubre de 2017

Volverán



Extinción de tiempo

Al final de estos años
de lentas paciencias poso
mi esperanza en Dios,
en el que no creo.

De un proceso artístico preciso
a la juventud del día que dicta
el cable sin medida del canto
de los vencejos y los mirlos
ya durmientes, ya cansados
de tanto ser oídos por mí.

Ni el paraíso posee nombre
de médula o lavatorio
de esquinas donde apoyarme,
abaratadme, por favor,
dioses y hombres,
abaratadme para que pueda
morir lejos de mí, sin carne,
sin espíritu, sin aire de mis días,
sin suelo, sin tierra
donde medirme, sin mente
que me barrene, sin noche
clavada en el entresuelo
de goma del momento
que no pasa ni sucede.

¿Hasta cuándo volver
aunque sea
para no tener que volver?

(De "Extinción de ruina")

lunes, 2 de octubre de 2017

Verdades como sangre



Hervales

Hierve la sangre al roce
de las yerbas con las venas
guías se sostienen
colgadas del suelo
y de su boca llena
de dientes y de sangre.

La carne que domesticamos
huye de otras bocas,
pliegan alarido al comprobar
que no somos verdes sino rojos,
—tan sabia la naturaleza, tan sabia—
congénitamente congelados
en esta puerta de escape.

El campo pose
e el
don-de la
anti-mate
ria.
Nada es lo que parece.
En lo muerto hay vida.
En lo vivo hay suerte
de extinción de ruina
o de muerte. La carne
es verde y la verdad
bien
roja como la sangre.

(De "Extinción de ruina")

jueves, 28 de septiembre de 2017

Huéspedes



La huésped

Ya fotografié en Su tiempo,
ya escribí junto al tiempo
mediante la letra pura,
mediante la letra armada,
ahora tendría que derogar
los actos vandálicos de la inocencia
—¿inocencia o inconsciencia?—,

para ser fiel al oportunismo de esta costra.
Quién sino ella,
la más amada,
la más mimada,
la más consentida,
para ejercer el mandato
equivocado,

repostar y consolarme
mediante la pequeña multitud,
de huéspedes está mi vida llena.

a quién sino achacar
a quién sino reprochar
a quién sino culpar

sino a la huésped que me habita.
en este eterno ejercicio hospitalario
— cómo abandonarla a la intemperie,
— cómo no albergarla entre mis calientes,
— cómo no suplirme con ella,
y así
poder
culpar
eximir-
me de mi misma
decadencia.

(De "Extinción de ruina".)

martes, 19 de septiembre de 2017

Dos balances (o balanceos) tras una onomástica




El balance-0

Lo paso muy mal.
Quiero irme a la Gran Puñeta.
Estar siendo
hilo y forma
del encaje
de la bocamanga
de la vestimenta
de los gigantes.
Dejar de estar
para figurar-
-me seda
su altura
y la falta de oxígeno.
Dejar de estar, dejar
de estar dejar de
estar de ser
dormir
de ser
Sofía.

(De "Extinción de ruina")

martes, 12 de septiembre de 2017

Dos despertares (mejor, tres)




A un girasol multiplicado en un lienzo

Y dijo dios: hágase el sol.
Después pensó que el hombre
necesitaría una flor que le recordara
la estrella que le daba vida
e hizo germinar la semilla
humeante. La leña dio paso
a los cotiledones de mayo
o de verano. El hombre
prescindió del sagrado aceite
y cultivó el jardín de la alegría
con perfiles mirantes. Siendo
los únicos que pueden enfrentarse
cara a cara con el brillo
del luminoso astro amarillo
concibieron su vestimenta acorde
con los rayos de luz que visitaba
la grama por la tarde.
Tan precisos, consiguieron
detener el tiempo y, así,
nació la fotografía.
El óleo pasó a formar parte
del revelado. Sobre el lienzo
se estampó la esencia
primaveral, la luz
inunda el dormitorio
donde gira el sol
aun de noche en invierno.
Vida cobra, no paga
por el espectáculo
al que todas las mañanas asiste:
nuestro despertar.

(De "Extinción de ruina")

viernes, 8 de septiembre de 2017

Dos mares de humo



Mar de humo

el mar que se hizo
tierra por toda
parte escapa camino
de la permanencia
de su mansedumbre.


Densidad y dolor de escape
en las primeras vueltas de las horas
netas, y recia podredumbre
del agua en su vertical sonido
de hambre de aire, la tierra
ensimismada y loca
abunda lacerando,
gime adventista,
niega su pasado
de ola amarilla
rompiendo en la orilla
del camino. Así se abastece
el ayer de tus sentidos:
ellos reniegan un abuso,
ellos se visitan desde la marea
vieja de un viajante
por los humos del recuerdo,
y ambos de nuevo viejos,
campo y yo,
de viejas soledades,
ambos nuevos amigos
compartimos techo
como si el nido se hubiera hecho grande.

Y tú tan nuve y nuevo,
y yo tan bieja y nube.

como siempre los árboles
viejos y nuevas sombras
—siempre luces
nuevas, siempre viejos
y luces—, o no sé
si agonía o vida
u olvido de la tumba
o, quizás, de su muerte.

(De "Extinción de ruina")

martes, 5 de septiembre de 2017

Estados Unidos Naturales



Estado natural

La yerba cortada, los árboles
y sus sombras nada fugaces,
y la solvencia de tantos años.

Camino vamos
de reconvertirnos
en los más perros
salvajes merodeadores
por las montañas del exilio,
casi alobados de hambre,
casi alocados de hambre
de justicia de la vida
con nuestras manos.

Llega el trabajo sincerando
los huesos con la estirpe
de la carne, la tierra, los palos,
el verde, el dolor, la herida,
al cansancio descanso
la palabra acudiendo,
la columna ablandando,
la mano traduciendo
fuerza en limpia y cálida
escarcha del sol
sobre el verde ya seco
de un natural
verano.

("De extinción de ruina")

viernes, 1 de septiembre de 2017

Dos escenas de caza


Licencia de caza

En esta circunstancia intransitable
, porque no se camina ni se cruza,
solo hace viable el paso
por las manos, con los ojos
de esta implícita tesitura
en la que me descompone la vida
sin saber qué me añade
o me sustrae la desmedida
de tu mesura bien traída

o mal, que para el sí
adviene tu compostura,
¿cómo necrosar tu santa especie?
describir sin ánimo
por qué, por ventura o suerte,
en las que no creo,
pero
no soy nadie más
que tú. Y tu galgo
rezuma liebres. Y yo,
no soy más que ser
persiguiendo la gacela
con mis ojos y mi amor.

Licencia de caza
a la que aspiro.
ser más libre o liebre
sola que me las piro
por el barranco
hasta esconder
de mí. A tu mirada.

tras tantos ya siglos
que la duración de los años,
los días que pasan
pernoctando en el cuarto
de la luna menguante,
te suprimo para reivindicarte.
No fueron amos, solo flores,
libre me las siento
a todas ellas
y es todo este
mi medio siglo de vida
levantando

mi conciencia de ser
amante, mi condena
de pasantía a todos
extendible: nada gobernable
la vida a la que yo llamo
muerte que a todos nos hace
seres. Valientes
los menos. Como tú.

(De "Todo más claro")

miércoles, 30 de agosto de 2017

Cuatro años

Boceto para "El velo" (ver AQUÍ)


Verde y blanca

A mi madre, que se llamaba Dolores

mi madre era blanca,
una variedad de trigo
que no se disculpa.
blancas sus manos, sus uñas
su pecho, sus hombros,
blancas sus cejas
sus piernas verdes
ya sé que sus ojos
pero su voz verde
que confunden, ellos,
con la mía blanca
y despojo de yerba
verde su tez inmaculada,
su albatros de amuras
cobijaban mi
corazón
verde tan verde
corazón
la semántica piel
vestido
mi duelo de esperanza.
mi duelo.

No lloro por mi madre.
Verdeo por mí teniéndola
cerca dolores, Dolores,
dolores de desconsuelo
blanco.

(De "Extinción de ruina")

lunes, 28 de agosto de 2017

Arqueología



Despertar arqueológico

A-penas tener nombre
de hueco o suma
de melancolías que se escalonan
                        unas
           sobre
otras
se admiten pisándose
los talones
hasta que forman la falsa
bóveda o cúpula del túmulo
enterrado con su verdadero
túnel abierto al campo claro
del día. me vi en la yerba
blanca del agreste agosto
meditando sobre la máscara
agamenónica de tu fecunda
risa, tu ara votiva a la alegría
de la mañana.

Despertar y estremecer
al calor, la tierra, aun gris
y naranja, me avisa
de tu urgente destino
de hombre feliz
y en calma,
y yo contigo,
como los amantes esposos
etruscos retratados
en su tumba.

(De "Extinción de ruina")

martes, 1 de agosto de 2017

Me voy de viaje



La diletante
(De viaje visitando monumentos)

En este simulacro exilio
me permite el lienzo
reconocer mis pasos.
Hasta en los canales crece
para recordarme de donde vengo,
nunca hacia donde vamos.

En esta sutil agonía
que es la vida venero
tus tristes luces de hojaldre
que se hunde. Tan pesada la carga
que soportan tus láminas, tus
mil palacios de carne, tu
luz de los esperados
puentes beben de mi
aire maternal y el afrodisíaco
perfume de su celo
de hembra, mar de tu alumbre
y de mi ausencia sobre ti.

Colmo leones como
blando espada
blanda contra
las dulces venencias
de las gotas de agua
sobre la yerba,
el monumental —se erige
todos los días— nutriente
que la naturaleza nos favorece.

El verde es su color.
También el de la vida.

De "En-clave de árboles")

jueves, 27 de julio de 2017

Des-poblamiento


Poblamiento

Todo horizonte es siempre el vacío de un rostro.
(Edmond Jabès)

A todos los oídos silencio
con este secreto ya sellado,
de todas las bocas deduzco
la mudez, la controversia
analizada por tantos dioses
como jueces obsoletos,
el mísero canto del ronco
gravitar sobre el par de ojos
de tu frente, la corona nasal
de la mirada ciñe este rostro
que describe la línea
del horizonte que se aclara.

Ya no árboles enviados
hacia los arcenes del camino,
ya camino solo y despejado
con ambas orillas
semovientes que danzan
ligeras a la par que el trigo
encanece, ya maduro,
ya siendo él mismo
vello de la tierra
en este junio cansado
de sol y espera lenta,
el mes infantil del verano
que se abre como el camino
se abre ya sin márgenes
a la vega naciente de los hombres
tiernos, almidonados ya
solamente por sus rostros
amables, ya vacío el horizonte
de vacíos.

(De "Todo más claro")

lunes, 27 de junio de 2016

De viaje visitando monumentos


La diletante

(de viaje visitando monumentos)

En este simulacro exilio
me permite el lienzo
reconocer mis pasos.
Hasta en los canales crece
para recordarme de donde vengo,
nunca hacia donde vamos.

En esta sutil agonía
que es la vida venero
tus tristes luces de hojaldre
que se hunde. Tan pesada la carga
que soportan tus láminas, tus
mil palacios de carne, tu
luz de los esperados
puentes beben de mi
aire maternal y el afrodisíaco
perfume de su celo
de hembra, mar de tu alumbre
y de mi ausencia sobre ti.

Colmo leones como
blando espada
blanda contra
las dulces venencias
de las gotas de agua
sobre la yerba,
el monumental —se erige
todos los días— nutriente
que la naturaleza nos favorece.

El verde es su color.
También el de la vida.

sábado, 31 de mayo de 2014

El éntasis

El éntasis

¿No os perdéis en este mundo 
de bosque ordenado
como el peristilo de un templo griego?

Hasta la bola
de tanta palabra hueca,
hueco absurdo de dicen
palabra llena de prosa
y poesía hablan los palurdos,
los jóvenes hombres
de medio pelo en la axila
de la entrepierna entre
su pensamiento — qué sabrán
de eso— y el suyo mismo.
De ese ente
profiláctico como
los condones envasan
con goma transparente,
se deslizan gimos ausentes,
¡grima! me provocan
sus sandeces, dichos
de diarios, nachos
picantes, onanismos
seglares o seniles orgasmos
en carnes letradas con bacantes
y vacantes huesos presidiarios
¡y hasta cantes! esgrimen
con pseudonombres—tú enarbolas
y a ti te hago un caso—, la casa,
mi casa sólo la cosifican
mis muertos, tus muertos,
nuestros muertos,
nuestros siempre vivos
árboles tan clásicos,
una encina, un olmo seco
o vivo, un sauce, una rosa
en su tumba, el pino
desde donde el mundo
continúa girando sin éntasis
ni chilis verdes o rojos.
la mirada del poeta sin nombre
toma nombre de estómago
de rumiante, de carnívoro,
de omnívoro que soy, te amo,
sin ser literato que no hallo
más que en la pradera
manitú o tu mano
u hombre nuevo aún
porque no te conozco
vivo eres
muerto ya
hace siglos
que eres nuestro.

Y por lo tanto mío.

Pero qué difícil, qué
difícil dar
contigo, dar-
te con-mi-
go con otros tantos
como tú,
como nadie.

martes, 20 de mayo de 2014

La ausencia y la presencia

La ausencia y la presencia

La encina I

se hacen transparentes
venga sino dulce
a la lengua del verte
y mover tu venir
como un río de estrellas.
así la luz diabla de tu entredós
luces flamea la bandera
de espigas del campo de trigo
en abril y sola la encina
sujeta el suelo al ras
de la tierra cimentando
el cielo alimentando
el futuro
pan.

La encina II

Sin interferencias salvo
la de la esquina
donde la torre que
cómo hila, cómo afina
sus cuerdas de luz rozando
la encina ya se me figura
un tierno echador de lombrices
a la tierra, que
cómo oréase, cómo ablanda
la suya muerte que sola
existe en los agujeros iracundos
del gusano de las mil cabezas.
sonríe al aire,
porque el aire reconoce
las sonrisas de la tierra
evadiendo y duplicando
lo que ella modela, la raíz
elevada al hueco del lleno
del aire que el aire esculpe
hasta que se hace el doble:
el tronco y la copa
de la vida la raíz
omitida.

La encina III

El repertorio
anula cualquier objeto
de apatía.
cerca y lejos.
las ventanas se cierran
caldeando los interiores
de tantos hombres vagos
por el mundo deambulando
y yo qué soy, qué soy sino
tan puro y sola quijada
de boca anulada,
de boca adamita,
de boca dolorida.
enquistar, así nacen
los secretos, la piedra injusta
sobre los dientes, la lentitud
del coma profundo
de mi tronco.

lunes, 19 de mayo de 2014

Oración excretora

Oración excretora

Señor, estoy deseando dejar
este mundo, no a mis seres
queridos, no, ni a los árboles
ni al cielo, con nubes o despejado,
ni siquiera al invierno tan cruel
para mis manos, tampoco
deseo perder de vista a las flores
ni a mis perras, ni siquiera
a la mala película de televisión,
o, menos aún, al libro que tengo
sobre la mesa. Pero, sinceramente,
Señor, sí tengo mucha necesidad
de dejar este mundo ya
en las manos de quien lo posea.
No deseo pelear más
por lo que en realidad no es mío,
allá cada cual con su propiedad,
el piso, el negocio, la empresa,
el automóvil, los hijos salidos
de madre, de cauce, quiero
decir, la ironía —las flores
ya te he dicho que no, ellas
no se visten de sarcasmo
ni otras negaciones—, el prestigio,
las ventas, los noes, los imposibles,
las incapacidades en suma
el desconcierto palpable
de tanto mono bajado
de los árboles.

Te los nombré casi en primer lugar,
ellos son la clave de este infortunado
azar que en vez de mona
me ha hecho mujer, hembra
de una especie que no sabe callar
ni trepar por el cuerpo
de su semejante. Rasca, rasca,
quítote las pulgas o las liendres,
te hago mimos con mis labios
de homínida asilvestrada, hecha
cuero de un municipio, de una
civilización que hace aguas
duras o blandas y no,
no sabe llevar pañales.

Señor, llévame contigo
a las nubes redondas y verdes
de mi selva o a las dunas
cuadradas del desierto,
al hielo de los polares mares
o al fuego de las chimeneas
de los volcanes, al pasado,
al futuro o a mi presente,
pero no me dejes más en manos
de su tiempo, que no es mío,
que no, que yo aún sé trepar
por el pecho de mi amado,
que yo aún sí sé despiojarlo
desnuda a la luz del sol,
pedirle que me lo haga
y no avergonzarme
de mis pelos enredados
entre las ramas y las hojas
o caídos sobre el suelo
de allá abajo que ellos pisan
y construyen para no caerse
al abismo.
Y yo sólo me fijo, sólo me fijo,
y no quiero imitar lo que hacen.

Y si no, si no me llevas,
cúrame estos lacrimales
si es que quieres
que pueda seguir mirando.
Si es que quieres
lo que pasa
sobre un tiempo
que no es mío.

Ni Tuyo.
 
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