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lunes, 28 de septiembre de 2015

El sacbé



El sacbé 

un diccionario del diablo inventan
sobre la marcha del derretido tren,
descompuesta su chatarra como
si árbol generacional fuera,
como si veinte pútridas crías
de no-me-olvides olvidados
caminaran por las férreas
paralelas que dan forma
a tus hombros camino del accidente
sobre el desatino, mendaces,
lúbricamente escorados
sobre la mampara del futuro
que se acera en el alto horno
de un municipio que ni es munífico
ni principia un tercio siquiera del sol
cuando en su mediodía resplandece.
venerarán depositarios
de alhajas marinas ennoblecidas
por los corales, pero al final—
del mar y la escollera de su columna—
no serán más que óxidos
nitrosos en la estela de nuestro barco
que veloz dará la vuelta al mundo
con su enorme vela blanca.

Y todas las estrellas mirarán a la Tierra,

Y en algún microsegundo del Big-bang
una voz detendrá el cerebro de Einstein
mientras él, escribiendo,
ha citado tiza en mano a la magnífica,
energía es igual a masa
por aceleración
al cuadrado, como el hombre:
no hay nave con vela más veloz,
más científica ni amasada,
más certera y cuadrada.

Pero yo soy elipse abierta,
un nautilus quizás,
con flecos de algas marinas
y pozos hemisféricos
y estelas curvas.


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lunes, 21 de septiembre de 2015

Tus piernas


Tus piernas

En esta distraída tesitura
en la que te encuentro anudado
a tu sombra y tus dos piernas
relevándose
quisieron
juntas ser
cánticos de ti
hálitos de dios
que te nombra
cada vez que tus luces
siniestran el incendio
del sol de la mañana

como mis dos juntas
alas se te engarzan
en las caderas y dejo de ser
savia o suerte por donde cabalga
la yegua hasta llegar
mi terreno
al tuyo.
que restallen las estrellas
cerca de tus sienes
sólo tiene una salida
de ti en mí.

Y aún así y tus reflejos
sendos deshonro
al verte transparente
y lento
y denso manantial
de blanco hueso
lúcido y líquido
de la luz de las estrellas
en tus pozos cristalinos
de simientes. Para mi asombro,
tu mirada oculta bajo los párpados
célebres del misterio
de tu caída al gozo
y a mi pozo el bien
de oírte en mis sienes.

mañana, como un día cualquiera
que yo no busco ni hallo
en el calendario de la dulce estampida,
tú y mi sentencia sobre ti
de cuerpo amado,
tú y la venda de mis ojos
lavando la costra
de tu mar
que yo hablando lamo
un rostro que deseo
entre mis manos y tu acierto
de cielo azul entre tus negros.

me sostendré insana hasta
que tú decidas verte y no verte
venir cuando te vengo
una gota de saliva sana
que se descuelga
de tu labio
mentón
mi fino
paladar la divide
en dos
sendas
piernas de ti
juntas
para que nunca yo
vuelva a tener sed
de tu caminar
viéndote
llegar.

(De "Solenostemon", ciclo Suroeste)
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miércoles, 16 de septiembre de 2015

Oído

Oído

Me he quedado muda
al amarte transparente
tus fresas cuelgan como macetas
de mis balcones de mayo,
es mi pecho el que se asoma
a contemplarte,
verte y verte venir
como si no los muros ni el cemento,
como si tus ojos libres
me hubieran con-vida-do
a un almuerzo, a la ruina de la bilis,
al sorbo del mágico poi-
son que inventa menta
verde y limpia la mucosa
de mi estómago, un trago
de yerbabuena en los brazos
de tu abrazo o esos fuegos mojados
mientras yo intento no abandonar
mi fe en mí y en tu oído.

Para mi son, tu deseo
de hombre llegando
a ti y a lo tuyo.

(De "Solenostemon")




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lunes, 14 de septiembre de 2015

La luz de los días

(De un poema escrito en 2013, emergen ahora fotografías con su mismo título).

La luz de los días (com un arbre nú)

Ya los gavilanes se sumergen
en el río de las horas.
Romper el tiempo siempre
fue lo nuestro, aunque construir
catedrales no se nos diera
bien sabemos hacer
el amor entre sus pilares
y la luz de las vidrieras y la piedra
nos tallan como flores maduras
que robustecen el estallido
de los transparentes en otoño.

Y jamás nos sonrió la suerte.
Aunque el membrillo, sí.

Ahora que los árboles se desnudan
columpio su ocaso
en tus pupilas tú me ves
como si nunca me hubieran mirado
como un árbol vestido
de pájaros azules y voces
como la suma del bien
y tu longitud de hombre libre
como un árbol desnudo
y mi latitud de mujer
como un árbol desnudo
con sus hojas
ya transparentes
somos.

(De "Solenostemon". Ciclo "Suroeste")






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viernes, 4 de septiembre de 2015

Purificación

Purificación

cualquiera sabe
lo que dirías si en tus esquinas
y en tus dóciles sombras pudieras hablar
como el centelleante avispero.
santa faz de mi tiempo enquistado
y hoy grande y vivo santa
penumbra de la fe
en dioses
de pan
de oro,
karma, bendito karma.

Llega y me alumbra,
si una vez
fuiste, dos serás
por dos veces hermosa
la conquista del lugar
deshabitado por la falta
de mis ojos ya cerrados
que la olvidan,
esa circunstancia pasajera
por la que qué más diré yo
que cómo no querer verte,
cómo no hablar
de este preludio asombroso
de fantasía gratis
aunque me aboque
la costumbre del silencio
de hacer pausa y olvido.
Yo te quiero, amor mío,
sin nombre.

A pesar de que amé,
computé el quebranto
de tu mejilla
como si me hubiera caído
por la baranda,
el celaje deslizado
sobre la azotea azul,
tan perenne y vacía
que no me explico
quién ha podido escribir
sobre sus paredes.
algo así debió suceder
el primer día de después de la historia,
un arma inservible,
la letra en el vacío,
las gargantas blancas
ya no existen
salvo en mi centro,
las colgaron como bombillas de colores
al lado del platanal auténtico
que vive de hambre
y de amarillo
la-vanda de
mis fiebres,
qué haré yo
sino llorar por mí sin ti.

la rosa blanca se desmelena en dos:
nacen la tiara y la corona,
el alto y el bajo río,
los geográficas,
las verdaderos.
mi hándicap se ha vuelto mi ventaja:
a mi otra parte, he llegado tan tarde…
Y tan más viva.

Convertir la debilidad en fortaleza:
sola se ha hecho ella sola
transmuta
la arena
en agua mis pies
en la grama mojada
cuando tu refresco llega
como el quemador de velas
de sal del Himalaya,
un fabricante de iones negativos
que purifican el aire de mis neuronas.
voy a descansar estas vértebras
en el sofá entre el té,
las dos onzas de chocolate
y el recuerdo de tus palabras
o lo que escribes o piensas o chapurreas
como los periquitos del vecino,
qué más da,
así, aunque tú
ya no estuvieras,
el humo de tu escape
plantaría verdes en mis fosas
y yo te distinguiría
entre toda la niebla todas las nieblas,
todas las nubes y los mohos
de cualquier mendrugo de pan
que perpetrara un sonido más acuoso
que el de tu oído en mi mejilla
cuando, corazón sembrado en la tierra
de los arriates, mis ojos auscultan
la plenitud de tu pulso,
esa sangre corrida
por los cauces raigales
de la tierra y yo,
la zahorí verde y roja,
con mi traje de india
ululando como el búho:
Ven aquí conmigo
hasta donde yo llegué
cuando aún no existías,
no eres hijo ni tuviste padre,
compañeros somos
a partir del ayer y el hoy
un uno hacia delante.

(De "Solenostemon")


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viernes, 28 de agosto de 2015

Maná de carnívora

Maná de carnívora

Siempre te relacionaré
con mi estómago,
tú ya lo sabes.

El nudo se me ha hecho un silencio.
Desde él hablo al ente
sumergido bajo el barro negro
de la injusticia sobre ti.
¿Qué ibas a hacer sino imperar?,
¿cómo si no cazar cervatillos
mamuts o bisontes?
La hembra en el nido
curtía tu armiño.
De noche en descanso
el sol ahuecaba el día
para hacer lugar
a tus ancas de jilguero
recolector de las semillas
que introdujeron algunos manes
en tus testículos.
Cómo no averiguar
su color y su forma
si las zinnias ya florecían
allá por el pleistocénico
deseo de abrir la trampa
y la broma de los metales
que escanciaron sobre tu frente,
y yo, la orfebre y bruñidora,
cómo no tallar
con mi lengua
el blando relieve
de tu isla y su palmera,
cómo no pulir
con mi boca,
muñequilla de lienzo
nacarada por los pinceles
de la historia blanca
abrillanto en círculos
la longitud de esos canales,
mis ríos de legítima abundancia
de ti y tus simientes,
cómo no soñar sobre su color
y tu sonrisa de perfil
al cielo
mana
la densa y líquida niebla
que abruma mi hambre
y me alimenta con tu salida
en busca de la carne
que nos hizo más inteligentes.
Simplemente,
mejor alimentados.

Como yo.

Qué dibuja las circunvoluciones
de mi cerebro
sino el silo
grande de tu glande
y mi enorme deseo

de justicia
sobre
ti.


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domingo, 23 de agosto de 2015

tormento seco

tormento seco

esto para el amor
al que pertenezco
apenas significa más que un rayo
que le deslumbra en la comodidad
de su silla con las lentes tumbadas
sobre las blancas muelas de otras bocas
oídas, mas, te señalo, relámpago
de tierra adentro, las encinas azules
de octubre se transparentan en la loma
negra de las siete de la mañana,
el aguacero engendra sus hijos
en la matriz de la noche duda
y mis dos manos sujetan las aras
pontificales y redondas
como el volante del coche
que nunca desertó.
las direcciones posibles
las decide el viento y su alarido
pequeño y mi miedo,
siempre el miedo
en la tumbona del río crecido
que cabalga lejano
a nuestro sueño de calma.
yo lloré
ayer, las gotas corrieron
hasta encontrar el vaciadero
de la cuneta, y se me perdieron,
se me perdieron, Amor,
y ya no sé Tú,
ya no sé de dónde llega mi llanto,
si del encuentro con la tormenta,
o de la cotidiana ausencia
de agua, de lágrimas.

¿dónde estás?
ni en las lomas terrizas
ni en las monteras de la lluvia
te hallé. tras los troncos
de las encinas, escondida
te dibujo.


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sábado, 22 de agosto de 2015

mes-escato-lógico

mes-escato-lógico

Un mes crucifico
aunque ya no tiene brazos.
Se los arrancaron todos
camino de la gran vía del otoño
y la niebla prematura
de estrechas sienes.
Ahora fatiga al viento
con su rostro de molino
gigante, con su boca de piñón
enlutado, con sus ojos asimétricos
y pequeños. Lo dejaron solo
encima de la loma,
enquistado en la dureza
de la piedra entre yerbas secas
sin harina y soldados
de polvo haciendo mutis
por el foro cuando la reina
lluvia se digna aparecer
escandalizando al suelo.
Agosto me extraña
en su soledad de quicio
y yo me vengo odiándolo,
¿cómo se puede amar un mes?

No hay sistema con cerebro
ni brazos ni piernas, no hay
sistema malo o bueno
para nuestras fenómenas
preces. Sólo tú, o yo, individuos
de tomo y lomo y pan, abrimos
el hambre a la culpa.
Y al calor de este agosto
que se venga
y se aviene
agostando mis sacies.
Allá en la loma del año
me tumba las sienes
que ahora abandono
a su ancho reproche.

Si una sanguijuela puede agostar una vida,
¿de que no será capaz un ser humano?


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viernes, 13 de marzo de 2015

Son del Sitio

En ocasiones, los poemas que escribo están íntimamente ligados con piezas musicales (y estas con fotografías) que se me quedan grabadas en todas las fibras de mi ser, forman parte de ellas y hasta casi las conforman. 

Encina y cobre (El Cabrero. Bulerías)






Son del Sitio

Son del Sitio la encina
y la voz
del eco
al sur
oigo la sierra de Aznalcóllar
con su boca y con su pecho
—es el mío de mi frente, y lo era—
de mi norte que imanta
mi cabeza buscando
la enana blanca del día
recién levantada
la mañana de su son
de la noche y yo
una sombra de nostalgia
y un aullido de mi centro
que cabalga solo
sobre mis piernas
y el olor que no se pierde
en las fosas sino-ideas
de la lumbre en la candela
y el humo y la llama
y el olor a tierra
y a rostro del mundo
poniendo su culo
por montera delante
de mi cara. La cabra
reseca y borracha
de nostalgia de nada,
nada más que adelfas
y yerba dura y recia
de falta de agua,
y el aroma verde
de verdad de amor
de un mundo y de yo,
y yo, y yo y la tierra
sin nombre, y yo sin nada
salvo él,
su eco.

(De Solenostemon)



domingo, 8 de febrero de 2015

La isla mínima

Llevo años, muchos más años que estos trece que hace que me inicié en el decurso de la fotografía digital, queriendo recorrer  casi a pie la geografía física que habilita la desembocadura del Guadalquivir para fotografiarlo, mejor dicho, visualizar a través de mi cámara el delta que no es delta, porque aparecen cabezos que impiden que ese lago Ligustinus antiguo se extendiera quizás inundando todo el suroeste de la península ibérica, ese terreno que mirado en cualquier mapa, desde los antiguos atlas, pasando por los ya también antiguos mapas de carreteras y centrándonos conforme a las posibilidades actuales en las imágenes que a través de google se pueden encontrar de una vista desde el espacio de sus dibujos su orografía, también humana, una especie de espacio imposible para mí por lo difícil que resulta adentrarse en ella, no existen apenas carreteras: un espacio sin lugar, un lugar ignoto pero archiconocido en pensamiento por mí. De Sevilla a Sanlúcar de Barrameda creo que no hay más de ochenta kms en línea recta (si no hubiera sido por la división provincial llevada a cabo en el siglo XIX, la provincia de Sevilla contaría con playa marítima). Sin embargo hay que armarse, tal vez de poesía, para lograr atravesar el territorio.
Me alegra muchísimo que la película "La isla mínima" haya obtenido tanto reconocimiento en la gala de los Goya de anoche. Confieso que cuando la vi hace un par de semanas me satisfizo por completo. Como siempre en los últimos años me evado (o al menos lo intento, me sustraigo, me desentiendo, en definitiva abomino, me esfuerzo por taparme los oídos aunque no lo consiga) de las noticias diarias y cotidianas, ni siquiera sabía que andaba nominada, todo lo concreto o circunstancial se me pierde en el laberinto de las marismas de este Suroeste. Pero, de alguna forma, este siempre me devuelve la flor del cantueso (o los tomates de verano, o los alcauciles de invierno. O mi lugar, mi mínimo lugar, o tus besos como hojas verdes).



La isla mínima

La corazón es el órgano del poeta.
La poesía manifiesta la corazón.

Las dos palmeras sembradas y creciendo.
El camino mayal que me señala la luna.
La tierra recién arada tal como
el nuevo lirio predica.
Pronto llegará la primavera,
la siembra de los alcauciles
para el futuro invierno,
las rosas verdes tras los rojos
tomates como tus hojas verdes.

Proclamo sin ambigüedades
mi falta de corazón y de razón.
Soy poeta, mi órgano es
la co-razón.

(De "Solenostemon" (Ciclo Suroeste))









lunes, 21 de abril de 2014

Dos a falta de uno, para Medusa



Medusa

Nadie me ha regalado un ramillete
de flores que llevarme al pecho.
No sé, la vida
sucede tantas ocasiones
tan injusta con las diosas
que no son de mármol…

Pero en Carrara triunfé.
Me aplastaron la ingle
como una lengua
de sapo. El príncipe
afiló su cincel
y el bloque de una tonelada
se desprendió de la cantera
limpia y mansamente.
Entonces llegó Miguel Ángel
y encontró su David
y su fama.
Pero tampoco me regaló ninguno
un ramillete de flores.

Siempre estoy sola
y aún no sé
en qué consiste la soledad
salvo en estar
sola, algo descabellada
—cada vez menos
sierpes me quedan—
y hacer Arte con mi mirada.


Aquí su ramillete desde dos ópticas (máquinas distintas, móvil y cámara)


Un ramito de flores para Medusa (I)

Un ramito de flores para Medusa (II)


AQUÍ un mínimo sobre el mito. A destacar una interpretación: No nace de ella el terror, sino que es ella la que nace del mismo. Curioso... O quizás exacto. El miedo del ser humano provoca la "fealdad".


viernes, 21 de marzo de 2014

La luz de los días (com un arbre nu)

La luz de los días (com un arbre nu)

Ya los gavilanes se sumergen
en el río de las horas.
Romper el tiempo siempre
fue lo nuestro, aunque construir
catedrales no se nos diera
bien sabemos hacer
el amor entre sus pilares
y la luz de las vidrieras y la piedra
nos tallan como flores maduras
que robustecen el estallido
de los transparentes en otoño.

Y jamás nos sonrió la suerte.
Aunque el membrillo, sí.

Ahora que los árboles se desnudan
columpio su ocaso
en tus pupilas tú me ves
como si nunca me hubieran mirado
como un árbol vestido
de pájaros azules y voces
como la suma del bien
y tu longitud de hombre libre
como un árbol desnudo
y mi latitud de mujer
como un árbol desnudo
con sus hojas
ya transparentes
somos.

viernes, 10 de enero de 2014

Corazón encogido

Corazón encogido

Hoy es un día descarnado,
las palabras no rompen mi inquietud,
ni siquiera los regalos del alba,
hasta los sonidos de la calle
se han puesto de acuerdo
en desafinar esta sinfonía
no sé si de adviento o retirada,
partida avecilla de retorno
estrellándose contra las paredes
de alambre. Se cuartea la fina capa
de piel endurecida que me describe
tu presencia en el mundo,
un espasmo quieto
que no ilumina la estancia
donde te ocultas,
el dónde está se sienta en mi silla
y me desplaza a otra geografía,
una geografía demasiado apaisada
para este día que averiguo estrecho
para la medida de mi querencia
por ti.

Hoy es un día muy serio.

martes, 31 de diciembre de 2013

Los cuatro sentidos (y el quinto)

Que el 2014 que llega os depare desde el primer momento lo mejor. Que nazca inocente y jubiloso como un pequeño que tiene donde dormir y comer, que crezca como un adolescente disfrutando de las lozanías de la vida, que viva  como un ser adulto dándoos sus mejores frutos y después, al paso de su año, muera como un sabio y dulce anciano en paz con él y sus compañeros, nosotros.

Los cuatro sentidos
ese amor lento y acuoso
que no reconozco.

olfato

No tienes ojeras, la salud
te hace inmortal tras la mesa de mármol.
La fresca medida de tu sorbo
oscurece el devaneo de la luz,
que se tiende a escucharte
como yo
me asomo al deseo
impuro
de oler
a nada

tacto

Cómo corresponder
al tacto me duda
la esquina de tu casa,
como si tratara de desplazar la acera
por donde yo camino hacia ti
y centra mi frente en tu balcón
la mirada brillante
de una mujer bebiendo
en paz pendiente
del cielo y el reflejo
del cristal de tu puerta

gusto

me ha pasado
un haz de luz
por la garganta

vista

tus ojos
como pozos de estrellas.
ya se acerca el día
de la gran derrota,
el rumbo del oriente
a mi amanecer
de pozo donde estrellar
tus ojos.



El quinto

la sensación de estar terminando
con un ciclo de advertencias, tu bandida
esperanza me sitúa justo
en el solo de tu contrabajo
cuando la tierra comienza a verdear
bajo los sones del invierno.
Ni sé cómo te tienes,
o siquiera te posees,
así que no puedo
hurtarte a ti de ti
tu oído te obliga
a llevar los hombros
hacia delante.

No me irás a decir
que un sentido
te domina:

estás
en tono

de nuevo.

viernes, 27 de diciembre de 2013

El no prisionero de (la) Senda

El no prisionero de (la) Senda

yo solo esperaría
a que anduvieses
con tus ojeras en tu boca
sonriendo morada
y profundamente
y si así fuera
ni siquiera mi esperar
sería torpe sino
o cruzarme de brazos
solos —y tan solo—
sino deseo
de trabajar
por tu alegría.

No te quiero más
que a la verdad,
porque sin ella
tú no eres.

jueves, 19 de diciembre de 2013

A los cuatro vientos

A los cuatro vientos

amor de ojos al sol
y de sombra, si me dejas
la presbicia en mis bases,
¿de qué pie cojearé yo
sino es de ti, de tus tobillos
y tu orgullo?

no me abandones en esta primavera
blanca tan llena de lo mío.
mira tú, que no necesitas gafas,
que yo sin lo tuyo, claudico.

Al sur te necesito,
y a los tres que no se nombran
les pido tu mirada:
que un punto convergente
de luz atraigan el frente
de tu perfil a mi escena.

todo es extraño:
río aunque llore mares.
todo permanece salvo la espera.
Ella se va. Yo me quedo
en la rosa de los vientos.

martes, 17 de diciembre de 2013

Pudiente

Pudiente

Antes del ayer
Escribí un poema
Para celebrar
Tu adviento voy
A seguir pidiéndote
Para así poder darte
Un final feliz
Herrumbroso y seco
De navidad o diciembre
Sin ninguna carga
De misterio: el amor
Todo lo puede.

miércoles, 11 de diciembre de 2013

El continuum

El continuum

Cada vida es
una cada trecho
no tema el siguiente
se asocia a los gerundios
de infinitivo:
hacer y subjuntivar
corriendo el hilo
como el de Ariadna
sino sin
laberinto por donde volver.

viernes, 6 de diciembre de 2013

A una letra manuscrita

A una letra manuscrita

tras leer la garganta
se hace un nudo
entre los trazos y la certeza
de tu posicionamiento
sobre los renglones.
El papel practica ausencias
que me llaman a convidarte
al misterio de la vida,
la letra o la tuya confunden al autómata
impasible yo me asumo y sumo
tu porte de generoso ente plenario
de dádivas que otorgas,
aunque se te pida.

Una caligrafía
que es un mundo
que eres tú.

miércoles, 4 de diciembre de 2013

mi noche

mi noche

todo más denso
cuando la espada vuelve amor.
Todo más lleno y libre,
libre, sí, como un astro
de aire azul, libre nube blanca
sólo dueña suya
y de algún viento que la meza,
suave y ondina vigorosa,
decadente mar, posible lluvia,
sensación del bien y tus labios
mirando el celeste aguacero
de la dicha.

porque yo creo en tú
y el beso no dado y el por dar
cedidos a ese tierno mundo
que es tu forma de mi mundo
de mi amor,
la posibilidad de ser
en ti.

El habitáculo blanco
se detiene humeante
de chirrido de estrellas.
Vuelven difusas las cosas
en los oídos de la lumbre
de mi alma, tu alma,
veneración de dioses,
los halcones se posan a escondidas,
nadie les hace ruido,
nadie los mata, nadie osa
descomponer el silencio vital,
la muerte ajada,
ya tan fea y antigua, se duerme
a descansar,
la rosa nace desde la promesa
del tallo verde
un brote, una alegría
futura y mientras
lo verdadero, la ilusión,
la espera, el manantial
del alma, mi alma, y dios
dice que la tuya.
 
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El cuarto claro by Sofía Serra Giráldez is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-No comercial 3.0 España License.