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martes, 3 de diciembre de 2013

toda tu noche

toda tu noche

vívida luz que no me asombra
y sol y espejo de dicha
a las tres de la mañana te llamo
en mi oído, plácida
te umbro para que no te disuelvas,
pensamiento cálido
de ti y mi sonrisa
acaricia la almohada
con la mejilla de tú,
tan tierno y seguro y cándido
pensamiento mío en ti.

densa y menudamente
la noche paraliza lo más bello,
lo detiene y lo deposita
en mis brazos, lo llevo
a mi pecho y no se pierde.

ahora dormirás seguro
y cansado como un pequeño
hombre que duerme todos
sus pesares y descansa
en la noche toda
que yo velo
para hacerla día
con su alegría toda
despiertas y todo
te vea más claro
como el aire limpio
y el fresco de la mañana
mira tus ojos ambos
como pozo de estrellas
todas.

lunes, 2 de diciembre de 2013

Al Sur, filo-sofía

Al Sur, filo-sofía

(a una traducción)

apenas deseo saber si
acaso llover sobre los terrones
antes de removerlos

con la lanza de mi suerte y el
cabo de tu amor en este
cielo blanco de abril.

o noviembre, lo mismo da,
primavera doble
sobre el escudo del año.
así de fértil siendo
duplicas la existencia
de lo hermoso,
tal como Empédocles
enseñaba
en su filosofía.

domingo, 1 de diciembre de 2013

Cultivo hidropónico

Cultivo hidropónico

ella

¡qué bien llueve!
qué bien lo hace todo el agua
tan sonora y rica,
mente sin ordeno
y mando tan libre
sin imposibles,
como ella sola,
sin
embargo
qué perfecta y bella
sabe amoldarse,
encauzarse sin sufrir
deterioro ni ella ni sus ellas,
siempre suya y de todos,
siempre una y millones,
¡el agua clara!


él

descanso y arcano hueco
para que él pueda
sentarse si lo desea
reposar sobre el agua
clara:
dorada emerge la roca
liviana y nube que construye
la hermosa cueva donde descansa
viendo acostarse la luz en el techo
y las sombras en el mar
sin oleaje.

sus ojos se cierran como dos banderas
a punto de quemarse, de hacerse fugitivas
del camino de estériles esmeriles,
las raederas clavan sus romos
dientes en la roca dura y fría.

Mas tú eres un mundo
tierno, nuevo y libre.

martes, 26 de noviembre de 2013

Fundido en blanco

Fundido en blanco

Estos días son perfectos
para desprotegernos, arriar
el duelo e izar la conquista
del suelo, levantar el velo
del luto en nuestros ojos
descubrir
ante nosotros vivos
y colonizar con yerba
la orilla, fundir
en el blanco de la arena
nuestros pies
mojados, lanzar
la jabalina allá donde
no pisa nadie ni un nadie
siquiera que nos quisiera
a su lado, romper el escudo
en el horizonte vestido de blanco
tan ancho a todos nos hace blanco
de todos y uno y solo
nada ni nadie ha muerto
si quedamos haciendo vida
con lo que nos queda de vida
en blanco.

jueves, 21 de noviembre de 2013

El sacbé

El sacbé

un diccionario del diablo inventan
sobre la marcha del derretido tren,
descompuesta su chatarra como
si árbol generacional fuera,
como si veinte pútridas crías
de no-me-olvides olvidados
caminaran por la férreas
paralelas que dan forma
a tus hombros camino del accidente
sobre el desatino, mendaces,
lúbricamente escorados
sobre la mampara del futuro
que se acera en el alto horno
de un municipio que ni es munífico
ni principia un tercio siquiera del sol
cuando en su mediodía resplandece.
venerarán depositarios
de alhajas marinas ennoblecidas
por los corales, pero al final—
del mar y la escollera de su columna—
no serán más que óxidos
nitrosos en la estela de nuestro barco
que veloz dará la vuelta al mundo
con su enorme vela blanca.

Y todas las estrellas mirarán a la Tierra,

Y en algún microsegundo del Big-bang
una voz detendrá el cerebro de Einstein
mientras él, escribiendo,
ha citado tiza en mano a la magnífica,
energía es igual a masa
por aceleración
al cuadrado, como el hombre:
no hay nave con vela más veloz,
más científica ni amasada,
más certera y cuadrada.

Pero yo soy elipse abierta,
un nautilus quizás,
con flecos de algas marinas
y pozos hemisféricos
y estelas curvas.

miércoles, 20 de noviembre de 2013

La estatua de bronce (en dos palabras)

La estatua de bronce (en dos palabras)

Claro hueco de día en el que la noche
nos hace más bellos. En ese hueco
perenne cabe el silencio blando
como un puro derrame de amor lento
abriendo paso a lo inexpugnable.
La sonrisa del camino despeja
la abertura por donde te encuentro
como un freno sincero y entusiasta
enciendo mientras tanto mi antorcha
que prende alegre al paso
de la corriente clara, un camino luz
y mundo y tu silueta recortada
al filo del brillante pozo:
tus ojos como estrellas.

Qué más me da amarte
sino mi propio yo, para qué
más que mi propio amarte.

Confieso que el bronce
de la estatua recorrió avenidas,
y no deseo transmutarlo.
Su verde esmeralda entrena
de esperanza el movimiento
de sus manos, verte lejos
derretir el asfalto como un sonoro
campanario de bruces tu boca
y un tañido callado—el de tu voz—
que reproduce mi propio nombre.

A veces me quedo dormida
y quieta para que no se rompa
el silencio que me ama.

Esta geografía sin dulce
de paño caliente o fresco almíbar
sella el agua en mis labios.
Me faltó la fotografía de un hombre
armado y tierno, algo mío que duerme
y murió tranquilo y mudo al verte.

En esta sintomática pausa,
que no adivino, echan raíces
los potos, los coleos y la parra virgen,
yo aún no he acabado mi tónica,
la velocidad del cierto mundo
centrifuga tus ojos lejos míos
son el silencio y la calle
por donde te veo caminar lentamente
sin cerca o más grande,
sin lejos o más pequeño
sin mi saber si vienes o vas.
Pero mi antorcha no se apaga.

Y tú duermes y despiertas
en dos palabras
que no pronuncio.

lunes, 11 de noviembre de 2013

Tus piernas

Tus piernas

En esta distraída tesitura
en la que te encuentro anudado
a tu sombra y tus dos piernas
relevándose
quisieron
juntas ser
cánticos de ti
hálitos de dios
que te nombra
cada vez que tus luces
siniestran el incendio
del sol de la mañana

como mis dos juntas
alas se te engarzan
en las caderas y dejo de ser
savia o suerte por donde cabalga
la yegua hasta llegar
mi terreno
al tuyo.
que restallen las estrellas
cerca de tus sienes
sólo tiene una salida
de ti en mí.

Y aún así y tus reflejos
sendos deshonro
al verte transparente
y lento
y denso manantial
de blanco hueso
lúcido y líquido
de la luz de las estrellas
en tus pozos cristalinos
de simientes. Para mi asombro,
tu mirada oculta bajo los párpados
célebres del misterio
de tu caída al gozo
y a mi pozo el bien
de oírte en mis sienes.

mañana, como un día cualquiera
que yo no busco ni hallo
en el calendario de la dulce estampida,
tú y mi sentencia sobre ti
de cuerpo amado,
tú y la venda de mis ojos
lavando la costra
de tu mar
que yo hablando lamo
un rostro que deseo
entre mis manos y tu acierto
de cielo azul entre tus negros.

me sostendré insana hasta
que tú decidas verte y no verte
venir cuando te vengo
una gota de saliva sana
que se descuelga
de tu labio
mentón
mi fino
paladar la divide
en dos
sendas
piernas de ti
juntas
para que nunca yo
vuelva a tener sed
de tu caminar
viéndote
llegar.

jueves, 7 de noviembre de 2013

My country song

My country song

No me apetece absolutamente
nada seguir haciendo, para qué
dejarme guiar por mi propia inercia,
continuar componiendo documentos
como si fueran potingues mágicos
o la solución a todas las enfermedades
que pueblan la tierra
¡Enfermedades! Las llaman
enfermedades.

Yo sólo sueño con vivir
allá en un rancho extraño
al oeste de un río grande
donde pueda dedicarme
a escribir la memoria lejos
de este terreno de reflejos
donde hasta los sueños sueñan
con exiliarse. La lotería me tocó
el hombro el día que decidí
no habituarme a tanta lengua
insana, a tanto escondrijo
de rata, a tanto roto
de hambre de libertad,
igualdad y fraternidad y sueño
con vivir allá en el rancho lejos
de los secuaces que hacen polvo
del brillante que con tanto esmero
fue puliendo la historia peleando
ella sola siempre contra
tanta carga inútil,
tanto peso muerto,
tanto zócalo, tanta reciedumbre…
Escribir y olvidarme de

sucumbir u olvidarme.

Voto por el olvido.

Sin memoria allá en el rancho
cerca y al oeste de un río grande
escribiré sobre el futuro incierto
sin apetencias ni dolores
pero ciertamente segura
de que cualquier suelo
al oeste de ese río grande

acogerá al hombre y su leyenda
al oeste, al oeste yo me voy,
lejos de la tapia de tanto sordo,
aún más lejos de tantas bocas
renegadas por el ademán,
el gesto impostor
de tanta huelga
de brazos caídos
de pura impotencia
hasta el suelo,

ese por donde yo cabalgo hasta allá,
el rancho al oeste del río grande.

miércoles, 30 de octubre de 2013

La otra

La otra

Un continuo malestar
digo como cuando
tiemblo ante el frío
súbito.
Él me impide permanecer
callada.

¿y si todos sois fantasmas
y os presiento pero no puedo
veros?



¿Y si soy yo el fantasma?

El frío en la cintura
me da razón
y escalofrío.

lunes, 28 de octubre de 2013

mi noche

mi noche

todo más sereno
cuando la espada vuelve amor.
Todo más lleno y libre,
libre, sí, como un sol
de aire azul, libre nube blanca
sólo dueña de ella
y de algún viento que la meza,
suave y ondina vigorosa,
decadente mar, posible lluvia,
sensación amorosa del bien
y tus labios mirando
el celeste aguacero de dicha.

porque yo creo en tú
y el beso no dado y el por dar
cedidos a ese tierno mundo
que es tu forma de mi mundo
de mi amor,
la posibilidad de ser
en ti.

El habitáculo celeste
se detiene humeante
de chirrido de estrellas.
Vuelven difusas las cosas
en los oídos de la lumbre
de mi alma, tu alma,
veneración de dioses,
los halcones se posan a escondidas,
nadie les hace ruido,
nadie los mata, nadie osa
descomponer el silencio vital,
la muerte ajada,
ya tan fea y antigua, se duerme
a descansar,
la rosa nace desde la promesa
del tallo verde
un brote, una alegría
futura y mientras,
lo verdadero, la ilusión,
la espera, el manantial
del alma, mi alma, y dios
dice que la tuya.

domingo, 27 de octubre de 2013

Ríes aunque llueva

Ríes aunque llueva

Llueve y el agua limpia
tu reserva de gesto escondido
a las mieles del triunfo.
Por un puñado de monedas
que no coges,
conquistas el favor del cielo
y de la amante, mas, lo sabes,
tú siempre lo sabes, no hay favor
que necesite gesto
de tu honrada boca ducha
en vociferar cuando el gentío
te escinde y esconde una y otra
vez las monedas almonedan
el aire, lo subastan
al mejor deporte:
¡qué perpetro observado
sobre tu risa centelleante!,
duermen los armónicos sonidos
de la lentitud del agua cayendo
sobre las piedras y la verdina
aún por nacer, tan someras.
Es decir, tan ciertas.

Vierto caudal
sobre tu honrosa
costumbre de saludar
a la gota de lluvia
que se desvanece (vuela,
ella vuela aunque caiga).
No hay mejilla más alegre
que la mía cuando se deposita
en tus labios untados
con deslices otoñales:
un dorado y sabio verdor
que enrojece al cielo nublado:
la ciudad nos puso límites
de tejados, pero tus dos aguas,

esa una sobre tu mejilla derecha
y esa otra sobre la izquierda,
continúan silabeándome
el lenguaje que comienzo
y no termina cuando callo
mi continuo
no dejar de
mirarte.

jueves, 24 de octubre de 2013

Arbólcrata

Arbólcrata 
(a un acosador internáutico y a Cristina Peri Rossi)

Donde yo veo un árbol,
un tronco hermoso, una enhiesta
sonrisa de la tierra, un borboteo
de vida manando desde
las rocas cálcicas o cuarzos
que se abovedan protegiendo
acuíferos y ahuecando cuevas,
un chupinazo de alegría
que estalla en un paraguas
de sombra donde los alevines
de flores y yerba verde crecen
más espigados y mi propia sombra
se desdibuja y confunde
con las de las copas y así, ellas y yo,
en un terrenal acto de amor
sin arados ni espadas
pasamos a formar parte
de la hojarasca que la encina
lanza en junio al vacío
(el levante tiene mucho que ver),
como queriendo proteger al suelo,
mi suelo y su fiel,
de los rigores injustos
y estiados del calor
del sur, así su espejo
bajo tierra podrá extraer
aun cuando ni gota de agua
queda arriba cierto cc
de sal
de blanda humedad
que
le permitirá permanecer
viva
aunque casi todo se agoste
ella se mantiene fresca
con sus verrugas
como de adolescente
tierno y supuroso de acné
y otras erecciones, perdón,
(amar significa saber pedir)
erupciones padecidas,
cuando yo, decía, me asombro
al contemplar a los valientes
alcaudones meridionales
lanzarse en picado desde dos
metros tan sólo de alzada
contra la culebra amarilla de dos
metros tan sólo de larga
que sesea su cuerpo
por la tierra lija, la tierra dura, la tierra raedera
de mis rodillas oteando las posibilidades
de acercarse al nido
para así poder alimentarse,
en el bosque que he desbrozado,
un cuerpo bello y asombroso
como la sonrisa de la tierra y el géiser
de vida y el chupinazo de alegría
donde yo
veo una encina, como decía,
otros y otras
ven un falo.

No quiero ni pensar
qué harán
cuando se encuentren
con el falo de verdad,
unas y unos.
Al menos las encinas
son
especie protegida
y hay que
Pedir Permiso Pagar Podarlas
cada siete años,
y ni aún enfermas se cortan
ni arrancan de sus carnales
raíces, no hay huevos como sí
en mis solenostemon del alma
fecunda creo
que por eso
a ellas
no les escribo
poemas.

Pero los falos, los falos,
los phalos,
ay, temo
por ellos
no
temo a
los palos.

Nunca imaginé por ti
tener miedo de nuevo,
leñador de mis sueños,
pirómano y bombero
de tus mismos fuegos
y el natural deseo.

viernes, 18 de octubre de 2013

El estante, no el ente

El estante, no el ente

No hay más.

Te alejó lo mismo
Que te acercaba
A mí
Me acercó lo mismo
que me alejaba

de ti.

martes, 1 de octubre de 2013

Fondeadero

Fondeadero

no es necesario el soplo
ni la condena de tus lentos
y grávidos paisajes que se ausentan
a babor y a estribor olvido el acicate
de este verte y no verte venir
hacia el pozo de estrellas.
me pregunto dónde,
me pregunto cómo,
me pregunto ostiones
adheridos a tu casco
cuando llega al fondeadero
hacia donde caminará
la lenta acogida de la arena ahora
que planeo sobre el mar abierto
como mis piernas se abren
como el compás que abarca
el ancho de la mesa donde
los mapas del tiempo
se extienden sin caer al piso
de madera.
Y yo todo veo a través del ojo de buey…

Me descuello en graveros
de senderos habituados
al paso de las naves de agua
sobre la cubierta de esta sentencia
adosada a la quilla de las estrellas.
Que también se cansan.
hace tiempo que me despertó
el estallido de tu llegada,
mas no debatí con tus ojos
la medida y ahora
los fuegos fatuos
iluminan los mástiles
del aire azufrado:
poemas queriendo dejar de escribir
poemas en el suelo
de un día que se sienta
en la borda de mi vida.

Reivindicación del gris

Reivindicación del gris

el silbo de la mañana
que se abre gris, es decir, lleno de matices,
con las alas de la tórtola
borboteando en el plumón
mullido del aire no ausente
de ti.
Y un especial interés
domestica mis sienes juntas en su ojo
de aprendiza de la verdad del amor
a esta edad tan serena
como el mar grisáceo de la tarde
sureña en la playa de invierno.
bienvenidos tus jamelgos
juntos y ataviados
de lo que no sé vestirme,
porque una insignia de rosas
cuelga de tus dedos
que duermo en mis labios.
Y callo para no entoldar
semejante acervo de bien
y venida de tu sien
en esta mañana gris
de septiembre.

lunes, 30 de septiembre de 2013

Escribiente

Escribiente

al no ser nada
ni nadie el don
exánime acude
a mis brazos de doña
ningún poder
salvo salvar
al pensamiento
de la oxidación natural
de ser viviente
grafista
o escribiente.

miércoles, 25 de septiembre de 2013

La ordenador-a

La ordenador-a

I Incompatibilidad con el sistema

tiene un gran conflicto
de instalación:
sea ser por-
que no po-sea.

II El programa

esto es producción tuya
y sentado estableces
las prácticas del regimiento
de infantes, niños soldados
que besan el polvo de las eras
como si hubieran nacido
de pie, ya cuadrados ante las fauces.
Y mientras, el niño judío muere
de hambre en la calle del gueto
como un perrito más, sin llamar
la atención ni de tus ojos
ni de sus padres que hoy inventan
la guerra y matan a inocentes niños
que portan fusiles de madera.
porque de madera es el cerebro gigantesco
del abuso y la locura de un hombre
que nadie creó y a sí mismo
se forma odiando
su razón de vida
sobre la faz de la tierra.

Alguien habrá que te saje
el cuello de tus lombrices,
alguien cortará la yugular
que te enhebra a la demencia,
alguien beberá de tu sangre
destilada
en agua. Purificaré
un arcano
inmediato que me permita
convertirme en ameba,
recomenzar el proceso,
renunciar o morir.
Reiniciarte.

III Modo a prueba de errores

habituada,
tu nombre
se eterniza
vencido ni te hallo blanca-
mente
no te olvido.

lunes, 23 de septiembre de 2013

La luz de los días (com un arbre nu)

La luz de los días (com un arbre nu)

Ya los gavilanes se sumergen
en el río de las horas.
Romper el tiempo siempre
fue lo nuestro, aunque construir
catedrales no se nos diera
bien sabemos hacer
el amor entre sus pilares
y la luz de las vidrieras y la piedra
nos tallan como flores maduras
que robustecen el estallido
de los transparentes en otoño.

Y jamás nos sonrió la suerte.
Aunque el membrillo, sí.

Ahora que los árboles se desnudan
columpio su ocaso
en tus pupilas tú me ves
como si nunca me hubieran mirado
como un árbol vestido
de pájaros azules y voces
como la suma del bien
y tu longitud de hombre libre
como un árbol desnudo
y mi latitud de mujer
como un árbol desnudo
con sus hojas
ya transparentes
somos.

sábado, 21 de septiembre de 2013

Medusa

Medusa

Nunca me han regalado un ramillete
de flores que llevarme al pecho.
No sé, la vida
sucede tantas ocasiones
tan injusta con las diosas
que no son de mármol…

Pero en Carrara triunfé.
Me aplastaron la ingle
como una lengua
de sapo. El príncipe
afiló su cincel
y el bloque de una tonelada
se desprendió de la cantera
limpia y mansamente.
Entonces llegó Miguel Ángel
y encontró su David
y su fama.
Pero tampoco me regaló un ramillete
de flores que llevarme al pecho.

Siempre estoy sola
y aún no sé
en qué consiste la soledad
salvo en estar
sola, algo descabellada
—cada vez menos
sierpes me quedan—
y hacer Arte con mi mirada.

jueves, 19 de septiembre de 2013

Los jaramagos

Los jaramagos

Qué sola y triste se queda
la mentira
cuando la verdad la oculta.

A pesar de pesares
como tú, nos florecen
vejigas en las plantas
, leviatanes escondidos
como pequeños duendes
que nos hacen las cosquillas
necesarias para poder seguir
continuando vivos
maltrechos, o tú, sino
o penuria de tu sino
es el menos
de ti, y no importa hallazgo
si bebo del manantial.

Ellos admiten dádivas, generosas
pulsaciones sobre el terreno frío
de la mula andante y negra.
Ella aplasta con sus herraduras
las flores amarillas
cultivadas como especia.
 
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El cuarto claro by Sofía Serra Giráldez is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-No comercial 3.0 España License.