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martes, 15 de noviembre de 2011

En recuerdo de Tomás Segovia


recuerdo


D
Esplazar el contenido de este verbo,
Para así detenerte en mi frente.


                                           
Hasta ayer mismo no me he enterado que había muerto. Un poeta cuyos textos me acompañaron más asiduamente la primavera pasada tan sólo porque tuve la suerte de dar con su blog. Un poeta que aún seguía creyendo en la poesía y en la necesidad de compartirla, necesariedad para unos y otros.
Tuve la fortuna de cruzar con él un par de breves correos. Me impulsó a escribirle el hallazgo de un poema, entre sus últimos, que hablaba de lo mismo que  había ido descubriendo desde que comencé "El paraíso imperdible" allá por 2009. Sonrío ahora porque tuvo la amabilidad de contestarme (¿cuántos poetas actuales se dignan contestar, aún siendo amigos, de una a un correo?) nada menos que agradeciéndome mi "palmadita en la espalda", como si alguien con esa monumental obra a las suyas pudiera necesitar el ánimo o la felicitación producto de la admiración de una lectora cualquiera: tanta humildad en tan poco contenedor usado, un breve correo de los, imagino, cientos que podía recibir y contestar a diario.
Cuando tuve noticia ayer de su muerte, me pregunté que qué clase de mundo vivimos, y entre todos permitimos, rebosante de información, de posibilidades de conocimiento, de bombardeo de datos, aconteceres y voces que sin embargo no me permite enterarme de la muerte de un poeta al que admiro y con el que tuve la entrañable suerte de contactar personalmente.
He estado releyendo poemas suyos  en su mismo blog, hay también muchos más expuestos en cualquier lugar de internet, pero no voy dejar aquí ninguno. Me reservo uno de ellos con el que dado casi por casualidad (sic) para una entrada muy personal que llevo pensando desde Agosto. A cambio dejaré una de sus cartas, tan actual como su misma muerte. Él lo decía, que de lo que tenía nostalgia era del futuro. Yo me identifico con sus palabras.
Dejo tan sólo el enlace a su entrada en wikipedia, para los más despistados: TOMÁS SEGOVIA

(Nota personal:Cuando se comience a leer el texto que abajo dejo se comprenderá por qué he incluido ese tango flamenco en esta entrada. La busqué el otro día porque es una de las que más me gustan de las con que ensayamos en las clases de flamenco. Pienso que a Tomás le gustaría oírla y verla bailar.)


CABALES 
TU EDUCACIÓN O LA MÍA
          Querido Matías Vegoso:
Es claro que tú y yo, cuando decimos modernidad, no pensamos en la misma cosa. Para empezar, yo no comparto tu entusiasmo incondicional por una época que nos ha dado a Bush, a Berlusconi, a Putin –y no sé si tú colocas en esa misma época a los no menos encantadores Hitler, Mussolini y Franco. Tampoco soy necesariamente entusiasta de una época que ha llevado al paroxismo a Madonna o a Michael Jackson (gringos, por supuesto) y ha ignorado en cambio a Miguel Poveda o al Mono Blanco –y no me digas que no sabes quiénes son, porque con esa confesión me das del todo la razón. Esa ignorancia, en contraste con la fama de los gringos mencionados, en alguien de lengua española no es sólo falta de información; es perversión de la información. Es indudable, para decirlo del modo más impertinente, que por muy estimables que sean esas famosas figuras, la desproporción monstruosa de su fama no se debe a que sean monstruosamente mejores que los otros dos mencionados, sino a que su país es monstruosamente poderoso y tiene monstruosamente más cañones.
Además, la perversión de la información se ha vuelto especialmente mortífera porque en la modernidad (o tal vez fuera más exacto decir en la posmodernidad) la información usurpa casi enteramente el lugar de la educación. Acabo de leer en un artículo serio esta frase elegantemente escéptica: “si bien la alta cultura se empobrece, la sociedad no se derrumba: sólo se transforma.” Hombre, es obvio que la sociedad siempre se transforma, pero ¿es que da igual una transformación que otra? ¿Da igual que la sociedad, aunque no se derrumbe, se transforme en un hato de predadores despiadados o en una comunidad de ciudadanos solidarios y responsables? Y el artículo concluye: “Distinto es que la dirección que adopte ese cambio –las consecuencias de la libertad– pueda disgustarnos.” Si he entendido bien, el argumento es éste: puede que la sociedad que estamos preparando sea asquerosa, pero qué quiere usted, así es la libertad; no querrá usted pedirle cuentas a la libertad y arriesgarse a que la sociedad se derrumbe. Y nadie nos oculta de qué libertad se trata aquí: la libertad de empobrecer la cultura superior.
Pero que la sociedad se encamine en una dirección o en otra depende de la educación más que de cualquier otra cosa, sobran los estudios que lo demuestran minuciosamente. Y no sólo la educación básica, porque sólo una auténtica educación superior puede resistir frente a la tendencia posmoderna a reducir la educación, en el mejor de los casos, a mera información, y cada vez más en mera formación y capacitación. A eso los ideólogos posmodernos lo llaman una educación funcional: educar para los puestos de trabajo. ¿De trabajo social? No, hombre, ni que fuéramos comunistas: de trabajo en las empresas. Las cuales (liberté liberté chéri-e) son libres de empobrecer la cultura superior, que no sólo les sirve de maldita la cosa sino que más bien induce ideas raras en las mentes inquietas, y de requeteempobrecer la educación básica quitándole sus anticuados resabios educativos.
Que en las llamadas democracias la educación está en crisis es algo que salta a la vista. A Obama le ha puesto a parir, en sus proyectos educativos, una derecha oligofrénica con argumentos delirantes que nos parecerían de la edad de piedra si no fuéramos tan posmodernos. En España sigue enseñándose religión en las escuelas, sigue vociferándose contra la enseñanza de los valores democráticos en clase, y hay regiones donde casi la mitad de los colegios son o privados-privados o privados-concertados. En México la más avanzada corrupción (y ya es decir) es la del sindicato de maestros, de los cuales las dos terceras partes no pasaron la prueba de capacitación, más del 80% de los estudiantes son gravemente deficientes en matemáticas y los libros de texto obligatorios, si no tienen que retirarse antes de utilizarse, reciben las críticas más amargas de los conocedores. En Francia, madre de la educación laica y de la consiguiente separación de la Iglesia y el Estado (condición necesaria de toda democracia, por lo menos a juicio de todo el que no sea posmoderno), el neo-lo-que-usted-quiera Sarkozy ha declarado que su país es laico pero no tanto, a la vez que propone una “autonomía” de las universidades sobre el modelo de la autonomía de las empresas.
En medio de todo esto, comprenderás que yo no pueda dejar de preguntarte: ¿es moderna, o es posmoderna, la idea de que la libertad es esa cosa que se paga con desigualdad, injusticia y deterioro de la cultura? No me irás a salir con que los estalinistas tenían razón cuando describían así la “libertad” de las democracias capitalistas. Porque en fin, mal que nos pese a todos, empezando por El País y la cadena SER (pregúntale a Oliver Stone), los únicos países hispanohablantes que han desterrado el anafalbetismo son la España posfranquista, Cuba y Venezuela. ¿No sería interesante la idea de que en más de un aspecto posmoderno quiere decir antimoderno? A mí por ejemplo no me parece muy moderno diluir la laicidad del Estado como en el siglo XVII, favorecer la enseñanza privada como en el Antiguo Régimen, apuntalar al patronato y contener los derechos laborales como en el siglo XIX, confiar la salud a iniciativas privadas como antes de las guerras mundiales y otras menudencias de este calibre. En fin, creo que mucho de lo que tú llamas modernización yo lo llamaría demolición (derrumbe) de lo moderno. Y no sólo en lo político y social, porque ¿tú crees que Andy Warhol avanza en otra cosa que en demoler a Picasso o a Modigliani?
Un moderno abrazo de tu demolido amigo
                                                                                                                                         T. S.

miércoles, 12 de octubre de 2011

La presencia por la ausencia: Balance de "ventas" de un libro de poemas.

Leer a la vez que se escucha lo siguiente, se sugiere y se recomienda


Pregón por bulerías "El Frutero".

Esta pieza musical flamenca me la ha regalado una persona, a la que comienzo a querer, para la fotografía del camión "mercado". (Verla  aquí). Le ha dado la vuelta a la negrura que destilaba en mi mente todo lo que tiene que ver con la publicación de ese libro.


La editorial me ha enviado el balance de ventas del poemario que publiqué en Octubre del año pasado, "La presencia por la ausencia".

- Se sacaron 200 ejemplares.

- 110 ( o 120, no recuerdo bien) me los regaló la editorial. Deferencia, acababa de comenzar a trabajar con ellos ya pagándome. Durante el previo verano estuve trabajando corrigiendo, valorando decenas de originales, aprendiendo a maquetar  y haciendo o pensando alguna portada para "pagarme" los 600 euros con los que se estimó debía colaborar económicamente en su edición y que yo desde el primer momento me negué a pagar (no dispongo de ellos, ni los quiero para eso).

- De los 80 con los que se quedó la editorial se han vendido 13. No estoy muy segura de si han metido los 8-9 (menos, no...) que vendí  el día que firmé en la Feria del libro de Sevilla. Ya lo he preguntado, ya me responderán.

Mi balance. Se ha "vendido" bien, teniendo en cuenta que:

- Hice una sola presentación por mi cuenta y riesgo en el quinto pino, es decir,  Madrid, el único lugar donde podía contar con cierto conocimiento de ambiente poético, conseguido a través de este medio. Sólo contaba con alguien en quien verdaderamente confiaba y confío como amiga más allá de relaciones de "gremio": la poeta Eva Márquez (ÉSTE su blog).

- No se envían libros a librerías de la zona de influencia física de la autora, casi siempre por culpa de los distribuidores, que no se mojan con autores desconocidos, aunque yo no desestimo "la mayor", falta de implicación, de "poder" o de tiempo por parte de los editores.

- No existe promoción por parte de la editorial de ningún tipo, ni la mínima que este medio a través de las redes sociales u otros soportes puede ofrecer.

- De los 110 o 120 ejemplares que me quedé, me restan dos o tres.  15 o 20 vendió mi marido en su trabajo el primer día. Con ese dinero "extra" me pagué el viaje a Madrid para la presentación.
El resto los he ido regalando todos, el 95 % a amigos  y conocidos de este medio. Yo les pedía su dirección postal caso de no saberla y se los enviaba por correo físico. Es decir, casi los obligaba a hacerse con él. Muchos pueden atestiguarlo.

Así, me siento muy contenta de que ese libro haya llegado a Argentina, a Francia y hasta a Turquía, Estambul, y desde luego a  muchas zonas de este país, la mayoría muy distantes de Sevilla, mi ciudad.
Ah, algo que me satisface también mucho. Un ejemplar está en la Biblioteca de la fundación José Saramago (alguna entrada en este blog tengo hecha al respecto).

Total balance: muy positivo. Se ha vendido muy bien.

¿En números?, ah, sí, se me olvidaba.  Al parecer tengo 28 y pico de euros en "positivo".

;)
:)

miércoles, 5 de octubre de 2011

Luna, flamenco y otras perlas












Tango
lección primera,
gratis, golpe y banda fea.
Arguye el doblón sellado
de tu fardo.


un dos tres pie,
un dos tres pie,
un dos tres pie,
no puedo, no puedo. no debo, sí quiero. un millón de euros mal comidos, ¿cómo si en el dinero todo negro?, está tirao de precio para ser flamenco pero no puedo, no puedo, quién me mandaría llamar al número del cartel, un dos tres pie
un dos tres, pie
un dos tres, pie
no puedo imposible, manolo y el niño lo quieren, me quieren, yo no quiero, no me queiro, sí quiero,
no puedo,
toda la vida culpable de nuevo siempre lo mismo, mi conciencia,
mardito parné que por tu curpita… ¡no, joder! soy yo!
un-dos-tres pie, un-dos-tres pie, un-dos-tres pie, con mis tacones del chino imposible, unos zapatos de flamenco, tengo un pie tan pequeño, un millón de euros más lo que cuesten los zapatos, una falda apropiada, yo siempre igual, como no me cuadre estéticamente, no funciono, me la hago, no tengo tela, seguro que algo encuentro para apañar, que no me dé calor como la de ayer, no puedo, no debo, hombros arqueados dobladas ligeramente las rodillas, me caigo así, ¡si yo sé bailar sevillanas!, me caigo, perla, al menos sé medio mover las manos, no conocía el abanico de los dedos, qué bonito, y necesito cerrar los ojos, tanta luz, necesito cerrarlos, cómo los cerraba y oían mis ojos desde dentro, perla, qué difícil es, parezco un pato mareado, no, un palo tieso, mi miedo, se me envara hasta la cara, qué fea en el espejo, ¡por dios!, mi puñetero sentido del ridículo, no me miro, miedo tan tímida, tengo que mirarme, necesito conocer , un millón de euros, me suelto, cierro los ojos, entonces sí que me suelto, ¡entonces sí que me suelto y bailo, ¡y bailo!, ¡y bailo!...¡puedo!, el algo menos del millón de euros que cuestan las pistas de tenis en el mes, el niño, las pistas, ¡eso es!, lo uno por lo otro, el niño ganó ayer su primer campeonato, de consolación, sí, vale, pero es la primera vez, y lo ganó, ganó, el trofeo de cristal, como los que nos trajo de sierra nevada, una señal, ¿será una señal?, no debe perder el tiempo conmigo, ay, mi niño, qué grande, así tiene el viernes más libre para él, es más dinero que el tenis pero también es más en mi cuerpo y en mi mente, el flamenco, sudé como un pollo, mis brazos se afinan mis costados se alivian se estiran mi vientre se encoge domino mis piernas no las varices a mi cerebro, luna tan fina, ese estilo, luna, y el correo tan inesperado de anoche con tantas fotos de la luna, ¿será otra señal?, cadera no tengo, pero la de verde del video tampoco, ya volará, ya dará el guantazo al aire tango flamenco tengo que comprarme los zapatos, tacones más gruesos, no se me clavan en el empeine, mi alergia, verde, el mar, el mar, ¡eso es!, ¡la foto!, esa foto de la serie de la playa, la bulería de camarón, no es tango pero es flamenco… y tan blanco, tan blanco, esa foto tan mía, tan mía,
¡ay, luna!...


Zapatazo, zapatazo, zapatazo.


marcar,
un dos tres pie, un dos tres pie, un dos tres pie


cuenta conmigo, luna


ay, luna que habitas en los mares oscuros




y yo conmigo


Ya Puedo.
Arte con mi cuerpo.


luna... que ya nos vemos.


Sofía Serra, 5 de Octubre de 2011


(Sigue en mi blog de fotos: "Ay, luna que brillas en los mares oscuros")


(Nota de la "redacción": esto no ha nacido con intención de poema. Quería dejar constancia exacta de circunstancias. Son retales de vida, en "prosa" de mi mente, de los que tal vez podría haber salido un poema escrito, casi seguro, es decir, obligada a no llegar a resultar poema, me atraía más la otra posibilidad: poder decidir conscientemente que sí voy a ir a las clases de baile flamenco. ¡Estoy loca de contenta! Emocioná hasta los tuétanos. Se me hace realidad un sueño de hace décadas y décadas.)

jueves, 19 de mayo de 2011

Del rojo al rosa (las barricadas misteriosas)








Le petit trianon 


 (A Sofía Coppola,  por su "María Antonieta")

I

Van saliendo cortos, será que conjeturan
el breve tiempo del verano aún leve,
o tal vez sólo reconcilian medida,
aclimatación al ritmo taquicárdico
que el calor crea entre tu piel y la mía.

II

Vuela alto, vuela vida

Casi transparente eres, niña rosa,
casi transparente madreperla
que atavía la piel de tus nalgas.
No ha desilusión en las rosas rojas:
hoy más pálidas, sólo suscriben el escarlata de tus mejillas
cuando la perpetua alumbra tu interior,
ufana y vehemente como un ángel muerto de hambre.
Transitó el frío espasmo del pie helado,
la esponja de las lágrimas sanó las llagas,
y tu planta, niña hermosa,
testigo infrecuente de la dicha
decantadora de la bebida de los dioses,
vuelve a caminar con sus sandalias.
Esta vez por la ciudad de la lumbre que te vio nacer:
Parió tu madre a la alegría.

III

Puerta del sol
abierta al hemisferio
rielante.
Isó-topo conjeturado,
corrimiento hacia el rosa,
silogismo impecable de la ley de Hubble.

Sofía Serra, 2010

miércoles, 27 de abril de 2011

Yamoré

Sólo un par de veces lo habré hecho, hacer una entrada con"tan sólo" una canción.
Esta es mi canción con-suelo y hoy quiero poder acostarme oyéndola y dejar mi blog, que como un querido amigo el año pasado me dijo, es una extensión de mí, palpitando con ella.
Recuerdo ahora también, al hilo de esta canción y su autor e intérprete, unas palabras que ya publiqué en este blog y que encontré en uno de los libros que estuve revisando en mi trabajo en la editorial. Al leerlas me dieron la clave de 47 años de vida, me grité por dentro, "¡ah, por dios!, ¡es que soy africana!, ¡qué alegría!". Ésa es la clave de cualquier día de mi vida.
Las dejo aquí. Son palabras del catedrático de Antropología José Luis Caramés Lage, en su libro (junto con otros autores) "Pensamiento, magia, literatura, lengua y cine en el África subsahariana de habla inglesa" AQUÍ
Que no se pervierta lo poco puro que queda en este mundo, siempre por desconocimiento, por superficialidad, por no memoria sobre la esencia. 
"En este mundo de la filosofía africana habría que sustituir la idea clásica que propone Descartes en el Discurso del Método (1637), “Pienso, luego existo”, por la siguiente: “Soy porque vosotros sois y ya que sois, yo soy” cambiando lo que sería la moralidad del ser en Descartes por la moralidad de la conducta en la ética africana (James K. Kigongo, 2000). Es, por tanto, la sociedad la que dicta la cultura, no la autonomía del ser o del yo. El ser es un ser social que apoya a otras personas y se apoya, a su vez, en ellas.
La existencia grupal significa responsabilidad de todos"...

lunes, 1 de noviembre de 2010

Un pequeñísimo homenaje a D. Francisco de Quevedo (Republicación)

(Del 16 de Agosto de 2009)

(Pequeño porque su Arte fue demasiado grande para cualquier acción que yo pretenda, aunque sea homenajearlo)


No he de callar, por más que con el dedo,
ya tocando la boca o la frente,
silencio avises o amenaces miedo.

¿No ha de haber un espíritu valiente?
¿Siempre se ha de sentir lo que se dice?
¿Nunca se ha de decir lo que se siente?

Hoy, sin miedo que libre escandalice,
puede hablar el ingenio, asegurado
de que mayor poder le atemorice.

En otros siglos pudo ser pecado
severo estudio y la verdad desnuda,
y romper el silencio el bien hablado.

pues sepa quien lo niega y quien lo duda,
que es la lengua la verdad de Dios severo,
y la lengua de Dios nunca fue muda.


[...]

Comienzo de "Epístola satírica y censoria contra las costumbres presentes de los castellanos, escrita a Don gaspar de Guzmán, Conde de olivares, en su valimiento". Francisco de Quevedo



Hace escasos días, visitando una de la miríada de redes sociales culturales que existen por este panorama actual de Internet, aprovechando por supuesto que ya dispongo de buena conexión que me permite navegar con prontitud, "asistí" a una "sesuda" discusión en la que se planteaba si en el arte, en ese caso la literatura, era mejor lo poco o lo mucho. Aturdida , y algo perpleja ( aún, debo reconocerlo, me dejan descolocada estos "encuentros" con disquisiciones que YA el Hombre ha dejado más que solventadas a lo largo de su Historia como ser capaz de fabricar Arte) la leí, para terminar, como siempre suele sucederme, escandalizada (no termino de acostumbrarme) por, simplemente, la supina ignorancia que destilaban las opiniones allí vertidas, y no por falta de posibilidad de acceso a la cultura, al conocimiento), y que ronda todavía por este ser humano que pretende, intenta, no lo logra y encima se cree. Me entraron unas ganas casi imposibles de controlar de registrarme en la red sólo para añadir a la discusión la siguiente pregunta:

¿Han oído hablar alguna vez de D. Luis de Góngora y de D. Francisco de Quevedo, del culteranismo y el conceptismo ?

Era una pregunta dirigida a todos, o al menos a la mayoría, recurrentes seres humanos expertos en la escritura, y, sobre todo, en la acudida a intensos y, por lo leído, serísimos talleres literarios, todos no gratuitos. No tengo nada en contra de ellos, los talleres literarios, salvo el hecho de que me parecen solamente negocios experimentados en el arte de sacar dinero a, la mayoría de las veces, inocentes, o ignorantes, personas que piensan que por acudir a lecciones sobre el arte de escribir, pueden automáticamente convertirse en escritores, y aún peor, negocios, su mayor parte, no puedo generalizar, además de que vaya por delante mi desconocimiento, pues nunca he accedido a ninguno, ni virtual, ni físico, pero existen realidades que se pueden juzgar tan sólo por los resultados que producen, que se dedican a exprimir a personas que, por padecer graves o leves transtornos psicológicos, acuden a ellos para intentar aprender una técnica que puede resultarles positiva como tratamiento para su enfermedad. En resumen, SACAMANTECAS. Eso es lo que considero que realmente son los llamados talleres literarios que tan de moda se han puesto actualmente.
Me pregunto siempre ante la contemplación del panorama actual que el arte de la escritura y la literatura presentan en este mundo mediatizado por la ingente globalización y consiguiente y pandémica desindividualización del ser humano, y por consiguiente, y valga la reiteración, la inquietante incapacidad del mismo para ubicar las cosas en el propio sitio que les corresponde, si, estas personas, que por casi cualquier circunstancia, como  seres humanos que somos, sienten en algún momento la necesidad y el gusto de escribir, han empezado por leer. Es la pregunta primera, la originaria, la más simple que acude a mi pensamiento. A partir de ella podemos concluir en, como si de un cono de deyección se tratase, una casi inundación, por la gran cantidad que a continuación me sobrevienen.
Desde mi punto de vista, de lectora, es muy grave el daño que se le está haciendo a la literatura en particular, y al arte en general, desde este medio que es Internet, aunque hace años contemplé esperanzada sus inicios por, exactamente, todo lo contrario. Hoy pienso que no correrán ríos de sangre (aunque gotas de la misma, poéticamente hablando, se deslizan ya) y que de alguna forma, como siempre sucede con todo lo humano, las aguas volverán a su cauce.
Recuerdo cómo leyendo la novela "Juliano el Apóstata" (Gore Vidal), me encontré con las reflexiones que el propio hacía, por boca de alguien cercano al futuro emperador, sobre el problema de enseñar a leer a lo que entonces llamaban el pueblo. Recuerdo cuánto se ha luchado a lo largo de los siglos, por parte de algunos seres humanos, por hacer extensivo el acceso a la cultura a todo Hombre independientemente de su condición social ( e incluso de género); recuerdo cómo yo misma abogo una y otra vez por que es sólo la cultura (el conocimiento por parte del ser humano de lo que ha hecho y lo que es) lo que nos puede ayudar para intentar lograr un mundo mejor, más justo para y con todos; recuerdo como en una época como aquella que se conoce como la de la Paz del imperio, la Pax Augusta, cuando Augusto llegó al poder en Roma, existió una especie de afán escribidor que se manifestó en la abundante literatura que conservamos de su época. Y, por último, hoy mismo he recordado, pasando a mp3 una canción de Paco Ibáñez en el Olympia, cómo el propio Quevedo satirizaba sobre las modas por el arte literario que en su propio siglo se desarrollaban.

Resulta de sobras conocida la interpretación por la cual, en épocas de crisis, esto es, en épocas de cambio, el ser humano necesita viva y ardientemente dejar manifiesta expresión de sus sensaciones, afanes, sentimientos y pensamientos, ya sea mediante la palabra o mediante cualquier otro lenguaje. Esto normalmente repercute en el logro de una abundante producción artística que conlleva la contemplación de la citada etapa como una ídem dorada de la cultura.
Esperemos que resulte así, y que el cernidor de los años no tarde demasiado en actuar, o que los puros negocios mercantiles, por siempre y para siempre reñidos con el Arte, y entre los que incluyo a la mayoría de las editoriales actuales, de cualquier tipo, ya físicas, ya "virtuales", no estropeen las supremas intenciones de un ser humano que puede y debe hacer las cosas BIEN.
O que los seres humanos no se dejen ensuciar, tentados por el engaño al que el exceso de vanidad les lleva.

Este post quiere ser un pequeño homenaje a Quevedo, pero igualmente podría hacerlo extensible a cualquiera de los miles de escritores, esos que llamamos clásicos, que, lamentablemente, por mucho que sus nombres suenen, y a la vista de lo que se contempla, pocos seres con pretensiones de ser escritores han leído en su vida (que se atrevan a confesarlo o no, resulta ya cosa distinta)

Decía Quevedo al final de su soneto "Receta para hacer soledades en un día" (Obvio que iba dirigido contra Góngora, pero hasta esta enemistad resulta hermosa de contemplar a la vista de lo que manifestaron artísticamente uno y otro poeta):

[...]

Que ya toda Castilla,
con toda esta cartilla,
se abrasa de poetas babilones,
escribiendo sonetos confusiones;
y en la Mancha, pastores y gañanes,
atestadas de ajos las barrigas,
hacen ya cultedades como migas.


(Francisco de Quevedo)


De más está decir que sólo habría que sustituir los nombres de los lugares geográficos por uno más "global", ya sea el de nuestro propio planeta o el de esta misma red, o los del tipo de estrofa y otras "modo/as" en las formas para trasplantar esos versos a nuestros días sin que perdieran ni un ápice de actualidad.
Un clásico, eso es lo que faculta a un "clásico". Su a-temporalidad.

(Sofía Serra, Agosto 2009)

viernes, 30 de julio de 2010

Un año hasta el sol



Hace justo un año regresé a esta ciudad donde vivo. Apenas un par de días antes había comenzado el poemario "Canto para esta era" aún viviendo en el campo. Anoche me sentí escribiendo un poema que, una vez terminado, entreví que constituía el final del que con el que estaba (probablemente se titulará "Cae el cielo"). Sus versos finales nombran, sin conciencia prevista, igual, casi exactamente igual que uno de los primeros versos de aquel otro que hace un año comencé: el manantial salado de tu abrigo. Su poema se titula "Canto de egoísmo", lo subiré tal vez mañana o pasado en formato de audio. Entre uno y otro, conjuntos de poemas, se deposita la cifra de 37.884 palabras, contadas por el word lógicamente . Me picó la curiosidad, y sonreía al pensar, ¿tantas palabras para terminar diciendo lo mismo? Y sigo sonriendo. Sé que cualquiera con inteligencia sabe que siempre cantamos lo mismo, como siempre fotografiamos lo mismo, que ése es el camino de por sí.

Reflexiones numerológicas aparte, creo que con este poema se cierra una especie de ciclo; no creo en ellos , o creo del todo más bien, pero siempre abiertos, siempre círculos abiertos avanzando en progresión a razón tal vez del valor numérico de una "fi" o de una "cualquiera sabe qué". Poco importa. Se avanza, se recoge, se hace y "solas", las cosas CUADRAN, como en el ortógono del formato de una fotografía.

Treinta y tantas mil palabras, casi cuarenta mil, cuatro poemarios, no sé cuántas fotografías para un año creo que no está mal. Lo que subyace a todo desde luego, no tiene dimensión posible de atisbar ni por mí siquiera por muy "mío" que sea.


Título de la fotografía: Autorretrato de un año




El amor mío

Hoy mi voz se rinde abrumada, leve canta/
arrullos, tiernas competencias de niñas que juegan al sol de mediodía,/
levante en plena tan solazada./
No sé ya cuando te acuné./
A veces las penumbras vacían pantanos de dicha logrando regar/
los grandes valles poblados de jaras./
Otras nos someten en su letargo de luces fabricando no se sabe qué incómodo saco de plumas,/
cañones clavados/
sobre las nalgas/
como si la caricia se desprendiera de su porte/
para asomar por las otras perchas./
Sin embargo, hoy, el ya que es ahora sin después, rosa,/
la noche alegre rosa/
canta tornasolando las esquinas./
No es tiempo de vino./
Aún./
Agua salada brota ahora del manantial/
de esta cueva clara./
Un beso en tu nuca,/
un beso en tu pecho,/
un beso en tu alegría./
De despedida./


¿ Y cuándo no hay amor?/
¿Qué si no es paz, verano o suerte a escondidas o a luz/
en las niñas que se atormentan o en los hombres que temen?/
Ni el vino, ni la rosa, ni el papel/
terminan por pervertir./
Hoy brota de mí el manantial salado de tu abrigo. Hoy nació el amor mío./

Sofía Serra, 29 de julio de 2010

sábado, 13 de febrero de 2010

Guitarra

Voy a intentar hacerme con esta partitura.

Dedos como vasos, alma como la del cántaro




Recuerdos



Sonido al vuelo y la guitarra:
los acordes,
el punteo,
el olor a humanidad y madera que humea desde mis dedos
hasta resonar en el blanco mármol de la escalera.

Diatribas,
diablillos infantiles, tan ruidosos en sus carcajadas bellas
que obligan a convertir las aulas en jardín,
en compás, en Américas recién conocidas.
Sonido tan quebrado,
tan conocido por mis recientes uñas,
tan alondrado
que mi alma solventa los aires negros
y suspira, respirando en quietud
esa paz de orilla,
de mar atlántico,
de horizonte resucitado
de rasante salinidad.

Suena en tu olvido,
en la pared familiar,
la mano cálida y corta,
tan presente y quieta ya,
que espera en reposo volver a la raíz de su tronco,
árbol de santo,
de frutal sonoro y arisco a mis cuidados.

Y en vaivén, en tu risa
de seis surcos
labras el aliento del alma con la aldaba de la aldea...

Viven ferias y primaveras que me alimentaban.

Sofía Serra, 2001

jueves, 4 de febrero de 2010

Pets cemetery

(Modifico la entrada de anoche, que elimino, y le agrego esta canción de "La Frontera")






Pets cemetery


I

Sí.
Ya no se abaratan los días en las tristezas de esa especie de vertederos que abandonados sumergen en sus lodos la pestilencia de lo obsoleto, lo sin puertas, lo negado./
Tú tienes un orden, hermano./
Tu estómago se sitúa bajo los pulmones/
y sobre tu cabello/
florecen margaritas, también amapolas, algunos lirios.../
Tu orden se establece a fuerza de sangre limpia, como la que recorre/
las venas de los titanes sumergidos no sabemos aún por qué cataclismo./
Subyace entre tus sienes, bajo tus axilas, gobernando/
la risa fresca de la fuente./
Mi hermano tiene nombre de dios innombrable./
Tan justo como el aire, no reserva su desmedida para el ataúd./
Jalona con su aliento la mar embravecida/
convirtiendo el gozne que chirría en vuelo de gaviotas terrenales...tan breves, tan leves,
tan presenciales./
Mi hermano viste de negro, como Hamlet,/
pero yo no moriré como Ofelia diluida entre las flores y el agua./
Mi hermano no existe,/
mas yo reiré cuando asome la dicha desde su nuca hasta su sonrisa de tierna boca,/
de almacén de dios, que ya viene siempre presente./

Expele, jardín mío, expele, no si soles o señales,/
que de tu estómago llegan las primaveras./

II

¿Qué seré yo?, ¡qué seré?/
Tan viva, tan discorde, tan rayana en la espesura,/
tan fragmentos,/
¡tan una!/
¿Qué seré dios mío?, ¡qué seré?/
Y a quién llamo ya para poder vaticinarme si sola conmigo y tan repleta me absorbo casi hasta matarme y todo me cabe./
¡Qué soy?/
Barco desmedido para laguna tan en las afueras, tan concreta, tan justa en el enorme paisaje de esta blanca y nunca eterna noche./
Tan pura, tan pura./
Tan sucia, tan sucia./
Tan informe, tan invalidada, tan certera sin asomo de nombres.../
¿Qué seré, qué seré sino tal vez sólo imaginaciones mías?/

III

Ha de haber suerte felizmente encontrada./
Ha de existir la rosa que genera aberturas, la del gozo publicado, la del sol sin sueño más que allá, justo cuando atraviesa el lindero de la montaña azul./
Deben persistir el lapsus, la gramínea, la flor nacida bajo las lavas, las marismas/
sobre el generoso estero,/
los pies mojados deambulando entre tu posición y la mía bailando al son de los jilgueros que entonan el aire de este parque renacido tras el invierno apocado,/
el tembloroso y estéril,/
el que renueva, gimiente, el fulgor de las estatuas de la noche, los hambrientos silos de las almas que vagan./

(Sofía Serra, febrero 2010)
 
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