Voy a intentar hacerme con esta partitura.
Dedos como vasos, alma como la del cántaro
Recuerdos
Sonido al vuelo y la guitarra:
los acordes,
el punteo,
el olor a humanidad y madera que humea desde mis dedos
hasta resonar en el blanco mármol de la escalera.
Diatribas,
diablillos infantiles, tan ruidosos en sus carcajadas bellas
que obligan a convertir las aulas en jardín,
en compás, en Américas recién conocidas.
Sonido tan quebrado,
tan conocido por mis recientes uñas,
tan alondrado
que mi alma solventa los aires negros
y suspira, respirando en quietud
esa paz de orilla,
de mar atlántico,
de horizonte resucitado
de rasante salinidad.
Suena en tu olvido,
en la pared familiar,
la mano cálida y corta,
tan presente y quieta ya,
que espera en reposo volver a la raíz de su tronco,
árbol de santo,
de frutal sonoro y arisco a mis cuidados.
Y en vaivén, en tu risa
de seis surcos
labras el aliento del alma con la aldaba de la aldea...
Viven ferias y primaveras que me alimentaban.
Sofía Serra, 2001
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sábado, 13 de febrero de 2010
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