soy partidaria
de que no haya diferencias
entre tu espiga y mi tallo
así como el sol longitudinal
se mece en tus góndolas
como no sé qué decir a estas alturas
que se agigantan como cascadas
de nieve sobre el cielo azul
de un día y un paisaje de invierno
que no conozco,
que no conozco
tus dedos de barro,
supuestamente tu perfil
precisa e instantáneamente
recorrió el lado soleado del mundo,
donde todo está ya dado,
donde todo está ya dado,
menos tu rostro fungible
soldado al amante que de día
recorre con escalofríos mi cintura
y su nuca
y tu rostro y un alivio sin medida
ni dolorosos partos, presente y pasado
estrellándose entre sí
estrechando el hueco de la tristeza
y el soplo de poniente
en esa orilla de arena lamida
que al fin y al cabo
marítimo es tu cuerpo
de hombre a mi costa
de geografía
en esta noche marina
u oriental.
Sofía Serra (De Suroeste)
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Y pudo sentir y ver que no había inercia(1), ni tiempo huraño y frío, ni siquiera bostezo; que andaba y que lucía.
ResponderEliminar(1): pero no siempre las fuerzas a-inérticas preconizadas son las adecuadas, a pesar del mentiroso adorno,de la falsa elocuencia.
Robín o Robin (De poemas cortos explicados al alcance de cualquiera)