lunes, 20 de junio de 2011

Palabras de Proust...

...con las que anoche concilié el sueño.

[...] Pero entonces, ¿acaso no revela el arte de Vinteuil, como el de un Elstir —al exteriorizar en los colores del espectro la composición íntima de esos mundos que llamamos individuos y que sin el arte jamás conoceríamos— esos elementos, todo ese residuo real, que nos vemos obligados a guardar para nosotros mismos, que la conversación no puede transmitir ni siquiera de amigo a amigo, de maestro a discípulo, de amante amante, esa sensación inefable que diferencia cualitativamente lo que cada cual ha sentido y que se ve obligado a dejar en el umbral de las frases en las que no puede comunicar con los demás salvo limitándose a puntos exteriores comunes a todos y sin interés? Aunque dispusiéramos de alas y otro aparato respiratorio que nos permitiesen atravesar la inmensidad, no nos servirían de nada, pues, si fuéramos a Marte y a Venus conservando los mismos sentidos, revestirían con el mismo aspecto que las cosas de la Tierra todo lo que pudiéramos ver. El único viaje verdadero, el único baño de juventud, no sería ir hacia nuevos paisajes, sino tener otros ojos, ver el universo con los ojos de otro, con otros cien, ver los cien universos que cada uno de ellos ve, que cada uno de ellos es, y podemos verlo con un Elstir, con un Vinteuil, con sus pares volamos de verdad de estrellas en estrellas.


En busca del tiempo perdido. La prisionera. Marcel Proust.

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